La derrota sin fin XXL: Milei y el karma de la mancha venenosa

Paliza en Diputados y un mercado desorbitado. La elección nacional como única variable ante la parálisis oficial. Traiciones, vetos y un desierto de 35 días. La pelea en y por el PRO. Caputo (S) a la campaña.

Javier Milei se anotó un récord. Se convirtió en el presidente que sufrió la peor derrota legislativa en la historia criolla cercana. A las 17:09 de este miércoles, 181 diputados votaron en contra de su veto a la emergencia pediátrica. El 75% de los legisladores sentados en el recinto rechazaron la propuesta de la Casa Rosada. Una masacre que trafica un mensaje político sobre la debilidad libertaria.

La dimensión de la derrota enfrenta a Milei a un karma: se convirtió en una mancha venenosa. La votación en Diputados se explica por las fugas en las filas de La Libertad Avanza (LLA), una fractura expuesta en el PRO que le diezmó el apoyo, votos reacios de aliados electorales como el mendocino Alfredo Cornejo y distancias, de autopreservación, de gobernadores como Rogelio Frigerio.

En el fallido intento de blindar el veto a la emergencia pediátrica, solo le quedaron 61 soldados, la mínima expresión de un gobierno paralizado que no acierta el truco para escapar de la derrota sin fin. El latigazo electoral del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires sigue en el aire con los reveses en el Congreso, que seguirán en el Senado, y con un mercado desorbitado al que ningún médico brujo logra calmar.

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Octubre queda demasiado lejos

La única variable que puede darle un respiro queda demasiado lejos: faltan 35 días para las elecciones del 26 de octubre que, si funciona como estiman en Casa Rosada, podría otorgarle una victoria nacional modesta, en el orden de los 35 puntos. Pero que, ante la falta de una marca nacional, le garantizaría ser la fuerza más votada e, incluso, pintar de violeta varios territorios: CABA, Mendoza, Entre Ríos, Chaco, quizá Córdoba y Salta, mientras que los provincialismos de, entre otros, Rolando Figueroa en Neuquén o Carlos Rovira en Misiones, ayudarían a que el color predominante sea el libertario.

Legisladores que integran el interbloque LLA, como la tucumana Paula Omodeo, la mendocina Pamela Verasay o los radicales con peluca como el correntino Federico Tournier y el tucumano Mariano Campero, que supieron integrar el club de los 87 héroes, esta vez votaron contra el veto de Milei. De los 34 diputados del PRO, solo 22 se alinearon con la postura que bajó Cristian Ritondo. Hubo un espadeo público con Silvia Lospennato, que reporta a Mauricio Macri, y votó en contra.

La factura interna contra Ritondo refiere a que en el cierre de listas, en particular el bonaerense, el diputado usó la franquicia PRO para quedarse con los lugares entrables. “Se le están escapando los votos a Cristian”, deslizaron en LLA el miércoles poco antes del mediodía. Pareció un movimiento para coparticipar al post macrista de la derrota que se coronaría unas horas después. En el recinto un cruce entre Fernando Iglesias, Lospennato y Alejandro Finocchiaro, visibilizó esa crisis de familia en descomposición.

Pero hubo más: el fracaso de Ritondo para sumar más votos del PRO –hubo 9, al final, que votaron contra el decreto de Milei por el Hospital Garrahan– estuvo precedido por una promesa incumplida según la cual Ritondo podía ofrecerle a sus pares del bloque, y además tentar a diputados que reportan a Frigerio y Cornejo, que apoyen el veto universitario a cambio de un anuncio sobre fondos para universidades que nunca llegó.

Votos y vetos

Como si tuviese una guerra con la e, y no del lenguaje inclusivo, Milei se fantaseó sumando votos para encarar el segundo tramo de su gobierno con un bloque poderoso que podía aspirar –incluso tener quórum propio– pero ahora debe corregir su hoja de ruta y hacer números finos para ver si logra, al menos, llegar al tercio propio, imprescindible, para blindar futuros vetos. Soñaba sumar votos y ahora se reduce a tratar de defender vetos.

La Sastrería de Raúl Timerman y Juan Carlos Malagoli hizo un seguimiento de cómo fue el comportamiento de los diputados oficialistas y filo oficialistas respecto a los vetos.

Al caer el miércoles, Martín Menem logró levantar la sesión y que varios temas no se puedan tratar porque no había quórum. Aprovechó un hueco e hizo una picardía para intentar moderar, en algo, la masacre legislativa. Hubo algo más determinante y que pasó casi desapercibido: LLA ganó una elección y fue la que buscó 2/3 para tratar en el recinto la reforma del régimen de DNU que ya aprobó el Senado.

El formato, que se instauró con Néstor Kirchner por iniciativa de Cristina Fernández, establece un régimen distorsionado porque dispone que un DNU debe ser rechazado por las dos cámaras para perder vigencia y si no llega al recinto sigue indefinidamente vivo, como ocurre con el mega decreto 70 que firmó, a días de asumir, Milei. Si eso se modifica, un presidente con debilidad legislativa, pierde un recurso esencial.

La oposición no juntó los votos y se tuvo que contentar con votar un emplazamiento para que la semana que viene las comisiones emitan dictamen. Con eso, Menem cree que ganó tiempo: aunque en 15 días llegue al recinto y se apruebe, después Milei tiene diez días para vetarlo y con ese rulo podría evitar que se trate antes de las elecciones. Si ahí cambia el clima, podría ir con mejores chances a una nueva discusión por un veto.

El 26 de octubre, esa elección para la que falta una eternidad –sobre todo en medio de una economía real frizada y un mercado cambiario estresado y temeroso– ofrece un ancla de expectativa todavía imprecisa. Este viernes, Milei irá a Córdoba con la intención de salir del barro de las derrotas electorales y legislativas, y de inyectarle algo de energía a una campaña electoral incómoda.

Migración mecánica

¿Reaparecerá el Milei gritón en Córdoba, el más conocido, o seguirá la versión soft de la cadena nacional del lunes? Santiago Caputo, que el lunes se reunió a solas con el presidente y Karina, la hermanísima, quedó como estratega de campaña. Es lo que hizo este año en las elecciones, incluso en aquellas donde, según su criterio, hubo mala praxis política en los armados de listas y acuerdos territoriales.

La elección del 7S en PBA, donde los análisis posteriores verifican que Milei perdió voto en sectores bajos y medio bajos, y retuvo el más ideológico, procedente del PRO o antiperonista, supone un desafío en el diseño de campaña. En la elección de octubre, LLA pretende aspirar buena parte de los 12% que se fueron a terceras fuerzas como Somos y Hechos el 7S. Los datos que miran en el PJ le dan la razón: la diferencia se redujo a 7 puntos.

Es lo que se llama migración mecánica: Provincias Unidas, la lista que encabeza Florencio Randazzo, solo lograría retener la mitad que lograron Somos y Hechos, que tenían el soporte de intendentes de peso. Mientras que por el lado del peronismo aparecen varias listas bis, desde Fernando Gray hasta Alberto Samid y Fernando Burlando, que pueden atomizar parte del voto peronista que el 7S se concentró en una sola boleta.

Con esa lógica, en PBA parece agotado el recurso “kirchnerismo nunca más”, pero en la mesa de campaña nacional de LLA creen que todavía puede ser eficaz en el interior, como Córdoba o Mendoza, territorios de alto contenido anti K en sangre.

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.