La caída de Milei, la última bala de Macri y la exótica pelea peronista

El auxilio de Trump y el FMI, la guerra con CFK y la copia del libertario a la estrategia –fallida– de Macri. La pendiente negativa de Milei y el mapa de ganadores y perdedores del modelo. CFK y la Corte. La orfandad del voto peronista. Las derrotas culturales de Milei.

Gerardo Werthein viajó a Washington para regar en persona la promesa de Donald Trump de agasajar con una bilateral a Javier Milei. Pasaron casi 40 días del encuentro donde, en una parte de la cumbre de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el republicano le dijo al libertario que “en 60 días” lo recibiría en la Casa Blanca. Lo que en ese momento era un premio, ahora es una necesidad: la diplomacia presidencial aparece como un atajo para el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El canciller quizás percibió el clima hostil que expresan ciertos inversores de Wall Street con Luis “Toto” Caputo. “Su palabra vale cero. Tiene suerte porque allá [por Argentina] todavía le creen un poco”, describió a Cenital un consultor que se instaló en Estados Unidos para calmar a asesorados suyos que preparan un sell out de sus posiciones en bonos argentinos. El diagnóstico es simple: dudan de que el acuerdo con el Fondo esté cerrado y advierten que el engranaje político con Trump está menos ajustado de lo que vendían en Casa Rosada.

“Toto no es bueno hablando”, admite un operador de La Libertad Avanza (LLA) sobre las fallidas intervenciones del ministro. Dice esto como si la crisis no se reflejara en los más de USD 1500 millones que quemó el Banco Central en diez ruedas. Los feriados como el del 2 de abril son un respiro porque sirven para interrumpir la corrida que arrancó el 14 de marzo –en el Gobierno insisten en apuntar contra un banco en particular– y obligó a Milei a hablar.

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Sin “relación de WhatsApp”

Werthein se verá con el secretario de Estado Marco Rubio, que diez días atrás firmó una resolución para prohibir el ingreso de Cristina Kirchner y sus hijos a Estados Unidos. Sin vínculo directo con Trump, tal como le dijo a The Washington Post, Milei explora las vías formales y burocráticas. Esto lo diferencia de Mauricio Macri quien, según Francisco “Pancho” Cabrera, tenía una relación personal “de WhatsApp” con el republicano. Esta cercanía fue determinante para destrabar el mega préstamo del FMI en 2018.

A 14 meses de asumir, en una pendiente lenta pero continua, Milei quemó su biblia libertaria y adhirió a los mandamientos de la religión macrista: recurrir al FMI, pedir un auxilio de Trump y entrar en una polarización brutal con Cristina Kirchner, incluso con una amenaza que Macri evitó pronunciar: el encarcelamiento de la expresidenta. Para ser el nuevo Macri, Milei debe borrar al viejo Macri, idea que alimentan hace meses Santiago Caputo y Karina, la hermanísima.

La postal del despoder del jefe del PRO es el cierre de listas de la ciudad de Buenos Aires. Juntos por el Cambio (JxC) se bifurcó en cuatro líneas y la lista “oficialista” no solo terminó con una oferta floja, como Silvia Lospennato, sino que ni siquiera unificó el discurso de campaña. Macri quiso poner un norte cuando cuestionó la falta de “institucionalidad” de Milei –suena paradójico escucharlo de quien, entre otras cosas, hizo operaciones en la Justicia– pero María Eugenia Vidal, como jefa de campaña, dijo que seguirán apoyando al gobierno libertario. El afiche de campaña podría ser el meme de la mujer confundida.

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Sin brújula, el PRO no termina de definir a qué votante le habla. El desorden macrista cruza a muchos sectores porque en la elección porteña no son precisas las fronteras de oficialismo/oposición. La consultora Proyección midió esas tendencias y detectó un 54% de opositores a Milei y un 53,2% de opositores a Jorge Macri. Pero cuando se cruzan los universos, el núcleo de opositores absolutos, que rechazan tanto a Milei como a Macri, se reduce a 39%. Sin embargo, Leandro Santoro, el candidato de lo que fue Unión por la Patria (UxP), solo captura 22 puntos.

Horacio, la mejor estrategia libertaria

Si se suma lo que pescan Juan Manuel Abal Medina y el morernista Alejandro Kim, hay 10 puntos de opositores plenos que se fugan a otras expresiones. Proyección y ARESCO coinciden en que 5 de cada 10 votos de Horacio Rodríguez Larreta vienen del PRO, y que entre 2 y 3 en el 2023 fueron a Sergio Massa. Larreta, con su eslogan del olor a pis y una agenda municipalista, es hasta acá la mejor estrategia electoral del laboratorio de Santiago Caputo, la haya craneado/financiado o no.

Él y Karina aplican una regla de oro: no pactan con el PRO en los territorios. En Chaco, donde LLA negoció con el radical Leandro Sdero –al que el Gobierno le dio un anticipo de $120.000 millones–, los libertarios pusieron como condición que el PRO no fuera un partido integrado a la alianza local y el gobernador lo vendió como un acuerdo suyo con Milei. Aunque el juego tuitero abunda de consignas contra el kirchnerismo, el oficialismo está más enfocado en erradicar al macrismo del mapa político.

Hay una explicación científica: la persistente, aunque lenta, caída de Milei presenta rasgos particulares que muestran que el votante que soporta al Gobierno es el más puro del PRO: sectores ABC1, hombres y mayores de 60 años. Martín Romeo, investigador y docente de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, armó un cuadrante de niveles de apoyo y rechazo según edad, sexo y sector social que puede leerse como un gráfico de “ganadores y perdedores” del modelo de Milei.

La desaprobación a la gestión libertaria registra ratios negativos entre las mujeres –que en un momento habían girado hacia la neutralidad y ahora volvieron a un rechazo amplio–, sectores bajos y cada vez más jóvenes. Romeo cruza ese dato –con base en la encuesta de la Universidad de San Andrés– con el último informe del INDEC sobre desocupación: repasa que se crearon 500 desocupados por día y que uno de cada dos desocupados abiertos es adolescente o joven menor de 30 años, segmento donde la desocupación es el doble del promedio. El estudio es interesante porque detecta rechazo en sectores que fueron determinantes para la victoria de Milei en el 2023.

Se ensambla con un informe muy sustancioso de Analía Del Franco (que se aborda más abajo), que aporta una radiografía de los disgustados de Milei, donde hay “arrepentidos” sobre todo en jóvenes de 18 a 28 años de sectores bajos en el gran Buenos Aires, pero también en el interior y “decepcionados light” en sectores medios que ven un panorama con mucha incertidumbre.

En Casa Rosada sobreactúan calma, pero hay temblores. La urgencia por subir a Manuel Adorni a la lista supone que no todo está resuelto y la decisión de apurar el anuncio antes de que se lanzara Ramiro Marra es otra pista de incertidumbre. La elección porteña es un festival de segundas marcas, donde cada sector tiene dos o tres ofertas, por lo que se vuelve un ejercicio fascinante saber quiénes son los sponsors de los candidatos sueltos.

El viernes, Oscar Zago se bajó de la alianza con el PRO porque no le dieron lo que pedía y el sábado presentó a Ricardo Caruso Lombardi como candidato del MID. Macri y el “Tano” Angelici trataron de que no se desmarcara, pero Zago tenía listo un plan B con candidatos y toda la logística para ir solo. Es una carambola quíntuple: ¿a quién daña el MID, que es aliado libertario, con una boleta propia? ¿Se peleó con los Macri o fue un acting para disputar voto libertario? Marra, que parece competir con Adorni, dice que encaró una cruzada contra Karina Milei, pero la biopsia de sus votantes indica que comparte votos con el PRO.

En ese caos, el viernes trascendió el malestar de Karina Milei con Cristian Ritondo porque, en la reunión que habían tenido en Casa Rosada, el jefe del bloque de diputados del PRO “prometió” que no jugaría para el macrismo en CABA, pero al final puso a Rocío Figueroa como número cinco en la lista. La hermanísima lo entendió como un desplante en medio de la negociación por las listas en la provincia de Buenos Aires. Karina, en la construcción del nuevo libertarismo, premió con una banca a Nicolás Pakgojz, que llegó a la Administradora de Bienes del Estado (AABE) por sugerencia de Eduardo Elzstain.

El titular de IRSA, junto a –entre otros– Marcos Galperín, será anfitrión de Milei el viernes próximo en el foro de Llao Llao que, esta vez, será totalmente restringido para la prensa y alrededor del que se montará un amplísimo operativo de custodia. Parece explicarse solo por el extremo recelo de Milei a moverse en ambientes no controlados. La poca predisposición del presidente a la exposición pública atenta contra la pretensión de convertirlo en un actor con presencia territorial en la campaña de este año con recorridos, por ejemplo, en el conurbano bonaerense, destino que visitó menos veces que Estados Unidos.

El destructor y la brújula peronista

Macri promete que se pondrá al frente de la campaña porteña y hace una lectura benévola de una eventual derrota: sostiene que si la división de LLA y el PRO facilita la victoria del peronismo con Santoro, eso mejorará su posición para una negociación global con Milei en la provincia de Buenos Aires. Macri agrega un diagnóstico que comparte con Sergio Massa: Milei tiende a deteriorarse y su fortaleza será en octubre menor que la actual por un progresivo aumento del malhumor social. Los estudios de marzo de ARESCO, Hugo Haime y Alaska-TresPuntoZero coinciden en que la expectativa económica futura se deterioró.

Cinco meses con inflación en más de 2 puntos –algunos pronostican que en marzo se arrimaría a 3%–, el sacudón del dólar y una economía que no arranca, con el trasfondo de que el “mercado” –tan fan de Milei– parece haberle sacado el banquito. En cambio, política todavía no lo hizo, pero aparecen dos mojones que pueden modificar esa percepción: el 3 de abril, el Senado se prepara para voltear los pliegos de Manuel García Mansilla y Ariel Lijo y designar a tres integrantes de la Auditoría General de la Nación (AGN) –ninguno de ellos libertario–. En paralelo, hay una matemática fina y silenciosa para juntar los 129 para el quórum en una sesión en Diputados que trate los temas vinculados al criptoescándalo. Podrían intervenir, en ese proceso, legisladores del PRO y marcar un quiebre con LLA. Un fantasma sobre Karina Milei y sus coroneles.

“Para destruir, Mauricio es el número uno: es un killer”, dice un exfuncionario que, como muchos, dejaron de verlo. La última bala del expresidente puede servir para dispersar el voto filo Milei y facilitar una victoria del peronismo en el territorio bonaerense en la medida que este llegue unido a las elecciones.

Hay un actor que trabaja para impedirlo: el propio peronismo que escaló la interna entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof. El vínculo está roto y es difícil imaginar que pueda resolverse sin heridas. “Axel tiene la certeza de que ya no es el candidato a presidente de Cristina”, dice un entornista y teoriza que, en algún punto, antes sabía que “ser el candidato de Cristina” podía ser un obstáculo para ser presidente. Un veterano dirigente bonaerense muy anti K reconfigura la frase que patentó Alberto Fernández en 2019: “Sin Cristina no alcanza, con Cristina es imposible”.

Kicillof tiene decidido desdoblar y el peronismo camporista, junto al massismo, pueden restarle apoyo y no darle número para eliminar las PASO. Hay un escenario insólito: que haya primarias y elecciones desdobladas. Para las mayorías, incluso para muchos militantes o adherentes cercanos, la interna entre Axel y Cristina es una cuestión exótica, incomprensible. En distintos focus group sobre votantes peronistas, Hugo Haime detectó que no comprenden la pelea pero, además, reclaman que el peronismo no solo se niegue a lo que expresa Milei, sino que también exponga un plan y algunas ideas.

“La gente se enoja con Milei hasta que aparecemos nosotros, ahí vuelve a darle crédito a Milei”, dice un dirigente que accede a diario a macrodatos de opinión pública. Una imagen de lo que ocurrió en los últimos meses muestra un electrocardiograma, con saltos y recuperaciones del libertario, aunque con una clara tendencia a ubicarse un escalón más abajo, más cerca de los 40 que de los 50 que tuvo hasta enero pasado.

Haime, en su estudio de marzo, encontró otro factor de alerta para la Casa Rosada: una caída en la imagen positiva de Patricia Bullrich y un rechazo amplio de la represión contra la marcha de los jubilados. Si bien suma respaldo en sus adherentes duros, la represión genera resistencia entre los adherentes moderados al Gobierno y mucho rechazo en sectores sociales bajos, al igual que entre jóvenes.

El viernes pasado, Haime compartió con Mariana Acosta (Analogías), Raúl Timerman (La Sastrería) y Analía Del Franco. El encuentro fue organizado por la Escuela Néstor Kirchner y el PJ para evaluar las demandas de los votantes peronistas. Haime se detiene en el detalle de que hace tiempo, incluso desde el primer gobierno de Cristina y aún con Néstor Kirchner vivo, había una demanda creciente en tres segmentos: inflación, inseguridad y trabajo en negro. Y en que esa insatisfacción nunca se resolvió y fue medular en la oferta de Milei candidato.

“El verdadero que se vayan todos fue con Milei”, asegura Haime a Cenital y plantea, de fondo, que el dilema de los dirigentes políticos es restituir el “mito de Argentina como país rico”, algo que prometió Milei, pero que no está cumpliendo. No logra tampoco –hace tiempo– plantearlo el peronismo, que para amplios sectores quedó atado al mal concepto de ser un partido que perdió la cultura del trabajo y defiende “a los vagos”.

Las batallas culturales que pierde Milei

Algo similar encontró, en sus focus group, Analía Del Franco que hizo estudios cualitativos de votantes sub-40 de LLA y de UxP. La mirada crítica sobre los planes y “los vagos” se repite, pero aparecen otras cuestiones de fondo: casi no hay dimensión de los conceptos de “derecha” e “izquierda”, y, en ambos universos de votantes, hay una similar demanda de seguridad asociada a un concepto de firmeza/mano dura. Además, se vincula el concepto de seguridad con el de justicia social. Es un trabajo profundo que expone, también, el cambio de mirada sobre el trabajo. “Si todos ven en su casa que los hijos cambiaron, son distintos a lo que eran ellos cuando eran jóvenes, ¿por qué van a pensar que no cambiaron la forma de ver el mundo y la política?”, se pregunta, retórica, Del Franco.

La consultora pone la lupa sobre los que llama decepcionados de Milei, pero lo cruza con la falta de oferta y de actualización del peronismo que no parece adaptarse, todavía, a las nuevas demandas. La orfandad de los simpatizantes del peronismo, o de entorno peronista, es un factor accesorio que beneficia a Milei incluso cuando se enfrenta a derrotas conceptuales muy fuertes. Del Franco anota dos: la idea de romper la democracia y la de destruir el Estado.

Si bien hay objeciones sobre la democracia y existe una demanda de Estado “eficiente”, en los sectores jóvenes de ambos universos –votantes de Milei y votantes de Massa– hay coincidencia respecto a que el Estado debe existir y prestar servicios básicos como salud, educación y seguridad. Según el informe, la “batalla cultural” sobre el topo que vino a dinamitar el Estado desde adentro no permea entre los votantes.

¿Puede haber un 280 para Cristina?

El lunes, el abogado de Cristina Kirchner Alberto Beraldi subirá al sistema online de la Corte Suprema el escrito –diez páginas de 26 renglones para una serie de documentación anexa– para elevar un recurso extraordinario de queja y que el tribunal revise el fallo de la causa Vialidad que le aplicó una condena de seis años de prisión. Primer dato: en estos años, CFK hizo “decenas” de recursos y la Corte jamás le aceptó uno.

Lo más cerca fue en 2019, cuando el tribunal de la causa Vialidad puso fecha para el juicio, pero en el apuro se “olvidó” de hacer los peritajes. “Es como si quisieran juzgar un asesinato y no le hicieran la autopsia al muerto”, señalan en el equipo de CFK. La Corte pidió el expediente y parecía que lo iba a revisar, pero luego lo devolvió tras “fotocopiar” sus cientos de cuerpos. Es decir, la estadística indica que el recurso será rechazado, pero aparecen dos factores: el tiempo que se tomará la Corte para hacerlo y que esta vez, a diferencia de todos los casos anteriores, el rechazo implica la ejecución de una sentencia, la prisión de una expresidenta.

Eso aleja la teoría de que la Corte podría, como ocurrió muchas veces, invocar un 280 –rechazar sin fundamentar el rechazo–. Si el tribunal activa el procedimiento y gira, por caso, al Procurador, el trámite podría demandar unos dos meses y después ya quedaría a disposición de una resolución del tribunal que, como se sabe, no tiene plazos. Una vez que un escrito como el que presentó el viernes el exsecretario de Obras Públicas, José López, ingresa a la Corte, entra en el túnel del tiempo.

“Acá la ansiedad viene de afuera”, dicen en Talcahuano y señalan que los dichos de Milei respecto a la prisión de Cristina no merecen opinión ni –dicen– suponen ninguna presión. “Sobre los nuevos jueces o la ampliación de la Corte nunca fuimos consultados. Tampoco sobre los tiempos para tratar los expedientes”, aseguran. El tic tac es de orden político: en un año electoral con Cristina como hipotética candidata, ¿no pondría a la Corte a jugar en el terreno de la política si la sacara de la cancha con su fallo?

En el mundo K dan por hecho que será así y pronto. Algunos hablan, incluso, de un 280 inmediato. Un dirigente peronista recibió consultas de otros del exterior, vinculados al grupo Puebla, que le dijeron que “están ayudando a buscar casa en Buenos Aires y en El Calafate” para la eventual detención domiciliaria de la expresidenta. Sobre ese clima se desarrolla la exótica interna peronista en la que la búsqueda de unidad, para no facilitarle la elección a Milei, aparece contaminada por traiciones, enojos y destinos feroces. Cada hecho suma malestar: Kicillof entendió como una afrenta personal los considerandos del proyecto de Teresa García y Máximo Kirchner y peinó, uno por uno, a los intendentes que firmaron un documento a favor de desdoblar las elecciones. No fue para mandarle flores.

Otras lecturas

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.