Jorge Capitanich va por el milagro, la segunda reelección inmediata en Chaco

Además, lo que dejó las elecciones en Santa Fe: la UCR vuelve a la Casa Gris.

Hola, ¿cómo estás? 

Así como quien quiere la cosa, ya tenemos casi todo el mapa político argentino definido. Quedan 6 gobernaciones por definirse en los próximos dos meses (Santiago del Estero y Corrientes cierran el ciclo en 2 años para completar las 24) y la nueva configuración que tendrá los poderes electivos nacionales. Siempre pasa en septiembre: qué rápido pasó el año. Y vos que pensabas que no llegabas vivo. 

Hoy, entonces, te voy a hablar de dos provincias. Salimos con ensalada y con fritas. La primera es un mix de percepciones sobre lo que dejaron las elecciones generales de Santa Fe, el sexto distrito del país que alterna de color político (más de un tercio de las 16 elecciones celebradas hasta ahora). Las segundas todavía no están listas, pero saldrán crujientes: el domingo que viene se renuevan cargos provinciales en Chaco, así que vamos con su historia y contexto.

¿Postre? Tablas con colores.

Una provincia a contramano

El tercer padrón más grande del país terminó su proceso electoral el domingo pasado. Se repartieron los dos cargos ejecutivos provinciales, 19 senadurías departamentales y 50 bancas de diputados. También las 46 intendencias y las cabezas comunales de 60 ciudades y 305 pueblos, además de los concejales de cada uno y una. Una elección grande, sin dudas, con algunas lecturas posibles.

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El primer punto para resaltar es que la Unión Cívica Radical (UCR) volverá a sentarse en la Casa Gris después de 20.985 días, cuando lo hizo el último boina blanca santafesino. Maximiliano Pullaro, joven dirigente que integra el espacio liderado a nivel nacional por Martín Lousteau, llenará los zapatos de Aldo Tessio, el último que estuvo en su lugar y que fue destituido por el golpe de Estado del 28 de junio de 1966. Este es un dato destacado para la historia de la provincia porque, como te había contado en esta entrega, a la UCR le costó liderar los procesos políticos post transición a la democracia. Acompañó y formó parte de los gobiernos del Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS), sí. Pero ahora será la cara de Unidos para Cambiar Santa Fe. Tendrá la botonera. Y los fierros.

Un segundo punto tiene que ver con la capacidad que demostró el exministro de Seguridad de Miguel Lifschitz de retener el voto no peronista de la provincia, además de sumar una porción de votantes extra entre PASO y generales. En la siguiente tabla podés ver un sintético cálculo al respecto. Ahí detallo la cantidad de votos totales que sacó cada espacio político (Unidos por Santa Fe y Juntos Avancemos) en las PASO y en generales. También especifico cuántos votos obtuvo Maximiliano Pullaro (Unidos) y Marcelo Lewandoski (Avancemos) en cada instancia electoral. A estos valores les sumé unos cálculos que muestran el crecimiento de cada espacio político entre contiendas y el crecimiento personal de cada uno. 

Fuente: elaboración propia en base a datos del escrutinio definitivo (PASO) y provisorio (generales). Crecimiento electoral coalición = votos generales – votos PASO. Crecimiento electoral coalición (%) = crecimiento electoral coalición / votos PASO. Los cálculos de crecimiento electoral personal son los mismos, pero tomando el voto a cada candidato en PASO.

En síntesis, Unidos creció un 4% entre julio y agosto. Esto nos dice que el de las primarias fue su techo para este proceso electoral. El peronismo, en cambio, sumó un cuarto adicional de votos. Lo cual, cabe destacar, no fue para nada suficiente para poder revertir la historia. Donde sí aparece la contundencia de Pullaro es en la capacidad para mantener el voto opositor en su figura. Entre los votos que obtuvo el 16 de julio y los del domingo pasado, hubo un crecimiento del 102%. Doble o nada para volver. Lewandoski también creció en una proporción similar, pero imposible emparejar la cancha dada la ventaja que había sacado la oposición santafesina. El peronismo sintió en carne propia los fallos de gestión, de la inseguridad y de las internas.

El tercero se relaciona con la dinámica competitiva del distrito. En esa entrega de julio, Mariano D’Arrigo y Lourdes Lodi analizaron conmigo el giro santafesino de los dos a los tres polos, a contramano de como viene ocurriendo en el juego nacional. Si el bicoalicionismo polarizado en forma de grieta inundó el espacio político argentino a partir de 2015, Santa Fe se mantuvo distante con tres carriles: el Frente, el PJ y Cambiemos. Ahora, cuando arriba empiezan a formarse las tres bandas, en el tercer distrito más grande del país la dinámica pasó a ser de dos. En este sentido, la lectura que hizo la dirigencia política para armar el Frente de Frentes fue acertada. Los números dan la razón.

Fuente: elaboración propia en base a de escrutinios definitivos y del escrutinio provisorio de 2023. Fragmentación se mide a partir del número efectivo de partidos, que calcula cuántos espacios políticos son competitivos a partir de la proporción de votos que obtiene cada uno.

La tabla anterior muestra las elecciones en las que comenzó a tomar forma el tripolarismo santafesino (2011) hasta las últimas celebradas de bicoalicionismo local (2023). De 2011 a 2019 inclusive, el promedio de voto obtenido por cada uno de los tres espacios políticos muestra los tres carriles de manera nítida y clara. A eso hay que sumarle el dato de fragmentación, que calcula cuántos espacios políticos importantes compitieron en cada elección. Salvo en 2019 que está un poco por debajo de 3, en las restantes el número está cerca o por encima. Ese mismo valor baja hasta casi 2 con las elecciones del domingo pasado, lo cual nos dice que el electorado santafesino concentró sus preferencias electorales en dos espacios políticos principales. Los negociadores del Frente de Frentes no contaron con estos datos sobre la mesa, pero sí con un olfato afinado y preciso. Acá vuelvo a coincidir con Mariano.

Sentido y cálculo que tuvo, además, su correlato institucional. Ha sido una práctica no deseada de los últimos gobiernos provinciales tener gobiernos divididos o minoritarios. ¿Qué quiero decir? Generalmente clasificamos los tipos de gobierno a partir de la relación de mayorías que se da entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo. Uno mayoritario es aquel en el cual quien tiene la botonera, controla también la mayoría de una Cámara (si es unicameral) o de las dos (si es bicameral). El dividido es aquel en el cual ese gobierno no tiene el control de una de las dos (cuando es bicameral). Finalmente, en el minoritario, el ejecutivo no tiene mayoría en ninguna de las dos, recintos donde reina la oposición. Bueno, así las cosas, desde 2003 que un gobierno de la provincia no ganaba con mayoría en las dos cámaras del Poder Legislativo santafesino. Mirá.

Fuente: elaboración propia.

Unidos, al reunir a la UCR, al PRO, al PS, al javkinismo y a otras fuerzas menores no peronistas, tendrá por primera vez desde las elecciones de 2003 el control de ambos recintos. Una mayoría a la que costó darle forma y que tendrá que ser administrada, pero que no tuvo la fortuna de armar ninguno de los gobiernos del Frente Progresista Cívico y Social. Espacio del que, por cierto, formaron parte 3 de los 4 socios que integran la flamante y victoriosa coalición santafesina. 

A esta lectura se le agrega otra relacionada con el apoyo electoral recibido por la coalición opositora, que devendrá en oficialismo a partir del 10 de diciembre próximo. Como te comenté en varias ocasiones, Santa Fe utiliza como instrumento de votación la Boleta Única Papel (BUP) por categoría. El mal llamado “modelo Santa Fe”. Cada cargo en juego tiene un tramo específico donde van todas las candidaturas de todos los espacios políticos, separado de los otros tramos. No hay pegados. Con este formato de boleta, que la lista de diputados provinciales de Unidos haya salido primera en la competencia por el cargo es un voto de confianza del electorado santafesino. Los integrantes de la Cámara de Diputados de Santa Fe se eligen con base provincial y no departamental como los senadores. Es igual a la elección de gobernador. Lo que implica que, si bien sacó 453.348 votos menos, la nómina liderada por Clara García (PS) fue localizada y tildada por mayor cantidad de votantes que los que privilegiaron otras opciones, como la peronista o la celeste de Amalia Granata. Lo mismo ocurrió en 13 de 19 departamentos para la elección de senadores: ganó Unidos. Con boletas despegadas, mayor cantidad de santafesinos y santafesinas eligieron darse a sí mismos un gobierno mayoritario para los próximos cuatro años. Uno de color naranja, no azul.

Pero esto trae sus comillas como adicional. Esta conjunción de fenómenos novedosos deja una enorme pregunta. ¿Cómo gobernar todo esto? Tanto Mariano como Lourdes alertaron al respecto dos meses atrás. Es posible que veamos en Santa Fe un formato de coalición tripartita con un pie en cada poder, y con nombre y apellido. Maximiliano Pullaro será el gobernador y el radical de la mesa. Gisela Scaglia, la vicegobernadora, presidirá la Cámara de Senadores de la Provincia y la representante del PRO. En tanto, Clara García, al ganar la elección de diputados provinciales, estará a la cabeza de la Cámara de Diputados de la Provincia y será la socialista de esa mesa. A estas tres podemos agregarle una cuarta, la de Pablo Javkin, intendente reelecto de Rosario, la principal ciudad del distrito (y un trampolín hacia la Casa Gris por tradición). Será la cara, claro, del javkinismo de CREO. Será una coalición que, de base, tendrá posicionamientos a lo largo de todo el espectro ideológico desde la izquierda hasta la derecha. En un momento donde estas fórmulas políticas aparecen en el ojo de la tormenta por las experiencias nacionales de 2015-2019 y de 2019-2023, el desafío para los cuatro líderes provinciales será la convivencia con reglas de juego claras. Dadas las urgencias que tiene el distrito en materia de seguridad, educación y desarrollo, habrá que empezar por el comienzo: qué hace cada uno, cómo tomarán las decisiones y cómo resolverán las disputas.

Mi aporte a ese debate está acá. Es humilde, pero concreto. Apología de las coaliciones. Que, aunque hayan fallado, no han muerto.

Una de las provincias con apellido Perón

Chaco tuvo pocas elecciones en su corta historia como provincia. Por la sencilla razón de que, hasta mediados del siglo XX fue un territorio nacional. Fue creado en enero de 1872 por un decreto del presidente Domingo Faustino Sarmiento y su capital era Villa Occidental. Hoy es una ciudad de Paraguay. Porque, digámoslo en pocas palabras, al momento de firmar el decreto no había mucha claridad de los límites ni del ejercicio del poder de policía por el Estado argentino. Eso implicó una serie de campañas militares contra los pueblos originarios de la zona y una serie de acuerdos con Paraguay para definir hasta dónde llegaba cada uno. En 1884 la Ley N° 1532 estableció que el Gran Chaco se dividiera en dos gobernaciones: Formosa al norte del río Teuco-Bermejo y la de Chaco al sur. Su primer gobernador designado fue Manuel Obligado.

Así siguió la cosa, con militares como delegados del Poder Ejecutivo nacional para administrar el territorio hasta los primeros años del 1900, cuando entraron los civiles. Martín Goitía, por ejemplo, fue el primer político sin fajina en hacerse cargo de los asuntos públicos del distrito. Era del Partido Liberal de Corrientes y abonaba a nivel nacional a lo que en ese momento era el Partido Autonomista Nacional (PAN). Al igual que tantas otras provincias del norte y de casi todo el país, como te conté durante este año. Goitía solo estuvo unos meses y tuvo la mala fortuna que después recaló en la Gobernación de Corrientes para terminar destituido por la Legislatura menos de un año después de haber asumido. Hombre de contratos temporarios.

Hasta que se provincializó el distrito, Chaco tuvo 22 gobernadores designados. Todos más o menos con el mismo tiempo de duración, salvo contados casos. En agosto de 1951 el gobierno nacional de Juan Domingo Perón sancionó la Ley N° 14.037 que decretó su provincialización. Como te conté acá, fue junto a La Pampa. Si el distrito central tomó el nombre de Provincia Eva Perón, Chaco agarró el de Presidente Perón. Así fue desde el 20 de diciembre de 1951 hasta que los militares del golpe de Estado del mismo año dejaron sin efecto la ley sancionada con el decreto ley N° 4.145. Fue el 17 de octubre de 1955. Ironías, simbolismos o venganzas.

Durante el corto lapso que la provincia recibió el nombre de Perón se celebraron sólo unas elecciones generales. Fueron las de 1953, que pusieron como gobernador electo a Felipe Gallardo, quien venía de la Juventud Radical en los ’30 y fue un activo militante por la provincialización del distrito. Le ganó a Carlos Alberto Moglia del Partido Comunista de Argentina (PCA). Moglia fue el único candidato que se enfrentó al peronismo porque los radicales y conservadores chaqueños decidieron no presentar a nadie, y convocaron al voto en blanco. Fue paliza 96,17% a 3,83% entre unos 144.144 votantes que concurrieron por primera vez a las urnas. Lo del comunista argentino, igual, fue un digno y destacado papel: en las elecciones presidenciales de 1951 el candidato presidencial del espacio, el histórico y reconocido Rodolfo Ghioldi, había sacado solo unos 1.000 votos. Moglia logró casi 5 veces más. 

El otro dato de color de esas elecciones no fue tanto quién ganó, sino quien lo secundaba. Un tal Deolindo Felipe Bittel. Sobre él te conté en esta entrega dedicada a la Multipartidaria. Chacho siguió activo en política en el distrito después del golpe del 1955. No se presentó a las elecciones de 1958, cuando el acuerdo Perón-Frondizi llamó a votar por los candidatos de la Unión Cívica Radical-Intransigente (UCRI), lo cual llevó a que en Chaco ganara Anselmio Zoilo Duca frente a Julio Acosta (Unión Cívica Radical del Pueblo-UCRP). Apoyo que fue clave para que casi lo doblara en votos y le garantizara una mayoría de 16 bancas sobre 30 en la Legislatura provincial. En las de 1962 Bittel sí decidió jugar y ganó por unos casi 4.000 votos ante Arturo Lestani (UCRI). Tercero quedó Luis León (UCRP) ahí nomás, un viejo zorro radical que llegó a ser senador nacional entre 1983 y 2001. El segundo gobernador peronista electo en la historia de Chaco, sin embargo, no llegó a asumir porque Arturo Frondizi decretó la intervención del distrito al día siguiente de las elecciones y unos meses después vendría el golpe de Estado de 1962.

Pero Chacho no era de brazos bajar. Tuvo su segunda y su tercera. En 1963 acordó con el Partido Conservador, que puso a Nilson Franchisena de vice. Juntos armaron la Unión Popular Conservadora del Chaco y ganaron con el 40% de los votos (casi 60.000 chaqueños y chaqueñas). Esta vez compitió con el sello de Unión Popular, uno de los partidos neoperonistas de la época dada la proscripción del PJ aún vigente. El golpe del 66 lo eyectó otra vez, pero volvió con las de 1973, ya en forma de PJ y de FREJULI. Sacó el 57% de los votos, unas 134.000 voluntades atrás  y 20 de 30 bancas. Segunda la UCR unificada y tercero un grupo que mantuvo el sello de Unión Popular. Los conservadores, también fueron solos esta vez.

El dominio del peronismo chaqueño se mantuvo con el retorno a la democracia en 1983, luego de la larga noche militar. Bittel había jugado a nivel nacional con Ítalo Lúder como candidato del PJ unificado, lo que llevó a que en la provincia los compañeros y compañeras eligieron a Florencio Tenev como candidato en elecciones internas, otrora ministro de Chacho en el gobierno provincial de 1973. Chaco siguió pintada de azul en una elección tan peleada como la de 1962. Tenev venció a León (UCR) por casi 4.000 votos y la historia se repitió otra vez. Bittel quedó como senador nacional, que en ese momento eran todavía designados por las Legislaturas. Siguió en el cargo hasta 1987, cuando decidió renunciar para competir por la intendencia de Resistencia, en manos de los radicales desde 1983. Ganó y fue, casualmente, el único cargo ejecutivo que pudo culminar en su carrera política. Esas mismas elecciones provinciales confirmaron la continuidad peronista con la victoria de Danilo Baroni sobre, otra vez, León. A quien la gobernación se le hizo esquiva toda su carrera política. Abundancia de sangre en el ojo. Esta vez la ventaja fue más amplia: casi 15.000 votos de diferencia y un 50% sólido para confirmar la mayoría propia en la Legislatura provincial.

La llegada del menemismo trajo cambios en Chaco. El PJ no logró continuar con su supremacía electoral y la culpa la tuvo el Partido Acción Chaqueña (PACH), de corte conservador, que está vigente hoy en día y que forma parte de La Libertad Avanza en la actualidad. Fue fundado por José Ruiz Palacios, militar de profesión y el último gobernador de facto que tuvo el distrito luego del golpe del ‘76. Una experiencia similar a las de Salta y Tucumán. En la región se copian. Resulta que el rígido Palacios ganó la intendencia de Resistencia en 1989, ocho meses después de fundar el espacio, y apuntó a la Casa de Gobierno desde ahí. No pudo ser candidato por no cumplir el requisito de residencia previa en la provincia, lo que llevó a que Rolando Tauguinas dejara de ser candidato a vice para ser candidato a gobernador. Y si Chaco nos tiene acostumbrados a finales para el infarto, 1991 también fue uno: terminó ganando por unos 1.400 votos frente a Jorge Morales (PJ). Tercera la UCR con Livio Lataza Lanteri. Esta alternancia, igual, no vino de la mano de un apoyo legislativo sustancioso dado que PACH sólo obtuvo 9 bancas sobre 32, en tanto el peronismo se quedó con 14 y los radicales con las 9 restantes. Una gobernabilidad complicada para el debut.

Así llegamos al período de predominio radical, a mediados de los ’90. La reforma constitucional de 1994 copió en la provincia el sistema electoral nacional para el Poder Ejecutivo en el distrito, tanto el formato de reelección como la fórmula. En las primeras que se aplicó en 1995, Ángel Rozas (UCR) salió segundo en la primera vuelta contra el conocido Florencio Tenev (PJ), pero pudo darla vuelta en el ballotage. Con el 50,48% de los votos sacó casi 7.000 de ventaja en un electorado que ya rondaba el medio millón. Fue una de las primeras experiencias de la Alianza en el país entre radicales y frepasistas, y se llamó el Frente de Todos. Originalidades. En 1999 pudo repetir, pero no necesitó la segunda vuelta. Le ganó al primer intento de Jorge Capitanich (PJ) de acceder a la gobernación. Fue 63,35% a 35,9%, con Rozas repitiendo sello y alianza. ¿PACH? Apoyó a Coqui y nunca más volvió a jugar solo. La última fue en 1995 con un digno tercer lugar.

Post 2001 cambiaron algunas cosas y otras no tanto en Chaco. Las elecciones de 2003 confirmaron a la UCR con su tercera consecutiva cuando en todo el país se desplomaba. Roy Nikisch, quien terminó como vice de Rozas, revalidó el dominio de la boina y le ganó, por segunda vez consecutiva, a Capitanich. Fue otra vez en primera vuelta, con un 53% ante el casi 41% del peronismo. A partir de acá, PACH pasó a jugar con la UCR local, junto a otro partido local que has visto en elecciones nacionales apoyando a distintos candidatos presidenciales random: Bases y Principios de Chacho. Ventajas de la legislación electoral argentina, que da trabajo.

Lo que sí cambió fue el color político de la provincia, que volvió al azul de su provincialización y del retorno a la democracia. Fue la vencida de Capitanich, la de 2007, con el Frente Chaco Merece Más, sello que mantuvo hasta 2015 inclusive. Y si yo te digo que en la provincia se gana por poco, esta no fue una excepción. El escrutinio provisorio de la noche del 16 de septiembre de ese año arrojó una ventaja de 0,39% sobre el candidato peronista. La UCR, que fue con el regreso de Ángel Rozas, no reconoció el resultado en primera instancia. Sin embargo, el definitivo confirmó el 1° de octubre siguiente la victoria del peronismo chaqueño por 0,23% (unos 1.200 votos en un electorado de 700.000 y chirolas). Capitanich fue electo con el 46,48% de los votos y accedió al sillón gracias al sistema electoral copiado. Respiró aliviado. 2011 fue su reelección, esta vez por más margen. En ambas instancias llevó como vice a Juan Carlos Bacillef Ivanoff, quien hoy compite por afuera del oficialismo con el sello del Frente Integrador.

2015 fue la tercera al hilo del PJ, quien le tomó el gustito al predominio. Coqui tuvo que dejar el cargo porque la constitución provincial sólo habilita dos mandatos consecutivos y le cedió el espacio a Domingo Peppo, que venía de ser ministro de Gobierno provincial en 2008 e intendente de Villa Ángela, locación que funcionó como su catapulta al Ejecutivo desde 2003 hasta 2015 inclusive. En esta oportunidad no hubo muchos suspiros sobre el final y el oficialismo lo siguió siendo con el 55,45% de los votos. Más atrás, la UCR en la coalición Vamos Chaco con Aída Ayala y un 42,29%.

Capitanich quiso volver a la provincia en 2019, lugar desde donde no quiere salir ni volver a sentir el gusto de la derrota. Para esas elecciones, la provincia suspendió la celebración de las PASO, vigentes desde 2015. El dos veces consecutivas gobernador de la provincia llegó al 49% de los votos y doblegó a Carim Peche de la UCR. La victoria, esta vez, vino con nuevo nombre: Frente Chaqueño, con el que compite para las de este próximo domingo.

Cuando buscará obtener la segunda reelección inmediata en su historia política personal y en la historia de toda la provincia. Nunca antes nadie logró hacerlo desde la reforma constitucional de 1994. Nunca antes, tampoco, nadie controló tantos años la gobernación chaqueña. Coqui es, sin dudas, el hombre a vencer en estas elecciones. Pero las primarias fueron un doble dolor de cabeza. Primero, porque el Superior Tribunal de Justicia de la provincia declaró inconstitucional la su suspensión ante un reclamo de la oposición. Segundo, porque las perdió. Unos casi 30.000 votos de ventaja de Juntos por el Cambio entre las dos fórmulas que compitieron lo hacen correr con desventaja numérica. A eso se suma que dos jugadores fueron por afuera. El otra vez rebelde Ivanoff, que repite con el Frente Integrador, y el ex gobernador Peppo, que va con Unidos por la Gente. Ambos sacaron pocos votos en las primarias del 18 de junio pasado.

Pero, quién te dice, son claves para que Capitanich logre estirar el récord. En una provincia que era de apellido Perón y donde, cuando se gana, a veces es por muy poco.

Algunas random

  • México tendrá su primera presidenta mujer para el sexenio 2024-2030. Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México hasta junio pasado cuando decidió competir por la nominación presidencial del oficialista MORENA, fue la elegida en un novedoso proceso de encuesta interna. Logró el 40% de los votos. Del otro lado, Xóchitl Gálvez ya estaba confirmada como la candidata de la coalición juntemostodoloquepodamos, Frente Amplio por México. Reúne el apoyo de toda la oposición de izquierda a derecha: PAN, PRI y PRD. La contienda, salvo un cataclismo, se reducirá a una disputa entre ellas dos. En este interesante artículo recorren la historia de las mujeres en la política mexicana. Desde acá, aplausos por el proceso de selección y por su resultado.
  • En otro capítulo de “elecciones que nunca pediste pero que acá te cuento”, votaron para presidente en Maldivas. Queda por acá. En este hilo te cuentan bastante del contexto actual y de su historia. Me pareció atrapante. Y habrá ballotage. Fijate, los paraísos también votan.
  • El fin de semana pasado votaron en Rusia para cargos regionales. En medio de una guerra y con escasas credenciales democráticas, todo sigue su curso. No se si normal, pero sigue.

Bueno, te volví a escribir largo. La historia política tiene algo divino. No es mi culpa, es de ella. Si llegaste hasta acá, entonces te mereces ser parte del círculo de Mejores amigos de Cenital. Y si esto te llegó por WhatsApp, Twitter o Ig y querés seguir recibiéndolo, es por acá

Un abrazo electoral y te escribo en dos semanas,

Facu

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy lo encuentran dando clases en UBA y UTDT. Le encantan las elecciones y le sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tiene es aprender la historia de los partidos políticos. Cree que la política marida muy bien con un tinto.