Elecciones en Santa Fe: internas a muchos niveles

Las PASO del domingo serán leídas con lentes nacionales: vota el tercer padrón más importante del país; y tendrán un correlato hacia adentro de cada frente. Historia política de una provincia que se puso picante.

Hola, ¿cómo estás?

El domingo que viene hay una primaria que puede ser distinta a otras. Y que, sin dudas y no porque yo lo diga, va a tener una lectura nacional por dos razones. La primera es que vota el tercer padrón más grande del país, después de provincia de Buenos Aires y Córdoba. La segunda es que la interna de Unidos para Cambiar Santa Fe tendrá un apoyo a cada orilla de Cambiemos.

Hay elecciones PASO en Santa Fe. Unas bien picantes.

Entre radicales, peronistas y socialistas

Pero primero, la historia de una parte de la Mesopotamia. Santa Fe entró a la democracia de masas de la mano de la Unión Cívica Radical (UCR) en 1912 de la mano de Manuel Menchaca, un destacado médico radical que le ganó al conservador Marcial Candiotti (PAN) por unos 8 puntos y 5 mil votos. Manu fue el primer gobernador santafecino boina blanca, y tuvo sus dos momentos de gloria. Fue el que impulsó la Reforma Universitaria en la provincia con la nacionalización de la Universidad Nacional del Litoral y el que estuvo a cargo del ejecutivo durante el Grito de Alcorta, un conflicto agrario que marcó la historia del país y se produjo en el sur de la provincia. Además de todo esto, esas elecciones de 1912 tuvieron como competidor a Lisandro de la Torre, un destacadísimo político argentino que terminó con su vida trágicamente. En esos comicios compitió con la Liga del Sur, predecesores del Partido Demócrata Progresista (PDP), que va a aparecer seguido en este relato.

Pero la llegada de los radicales a la Casa Gris no estuvo exenta de internas. Para 1916 el partido llegó partido. El saliente gobernador Menchaca apoyó a Enrique Mosca, el mismo “Quique” que fue candidato a vicepresidente de José P. Tamborini por la Unión Democrática en 1946. Mosca, además, contaba con el apoyo de Hipólito Yrigoyen, quien se aprestaba a ser electo por primera vez como Presidente de la Nación ese mismo año. La cosa es que la UCR ya venía tironeada y un grupo no aceptó ninguno de los dos liderazgos: ni el de Menchaca ni el de Yrigoyen. Se filtró por el costado Rodolfo Lehmann, de la UCR-Santa Fe, que también aparece como UCR Unificada (risas). Ganó el disidente sobre el aparato por apenas 4 mil votos, lo que le permitió alcanzar los 30 electores del Colegio. La UCR oficial se llevó 16 y el PDP otros 14. Eso dejó un empate sin ganador. Pero Lehmann, viejo zorro, acordó con los demócrata-progresistas para que lo unjan gobernador. Así, los radicales disidentes (pero unificados) se fueron alternando con los radicales oficialistas en las sucesivas elecciones de 1920, 1924 y 1928.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

La cosa no quedó ahí. Las elecciones que se celebraron después del Golpe de Estado de 1930 fueron particulares. Los radicales decidieron no participar de los comicios de 1931 debido a la ilegal e ilegítima destitución de su líder nacional, Yrigoyen, de la Casa Rosada, pero si lo hicieron otros partidos. El Partido Demócrata Progresista se juntó con el Partido Socialista (PS), actor destacado del distrito hasta el día de hoy. Compitieron juntos detrás de Luciano Molinas (PDP), a la par que sostenían la candidatura presidencial de Lisandro de la Torre. Por la Concordancia, ese rejunte de ex conservadores panistas y anti-yrigoyenistas, compitió Manuel María de Iriondo (UCR-Unificada). El resultado fue a la inversa que la nacional: ganó el PDP-PS, perdieron los concordantes. Las próximas elecciones tuvieron menos componentes democráticos que estos, dejando en el poder a distintos dirigentes del Partido Demócrata Nacional (PDN, luego PD) y de los unificados.

Pero 1946 cambiaría bastante la historia. El peronismo fue con la cara de Leandro Meiners bajo el nombre de Junta Nacional Coordinadora, que agrupó al Partido Laborista con la UCR-Junta Renovadora. Meiners ganó con el 55% de los votos y una abrumadora mayoría de 53 electores sobre los 60 del colegio. En segundo lugar quedó Molinas del PDP, que recibió el apoyo del Partido Comunista de la Argentina. Alianzas eran las de antes. El gobernador peronista electo, sin embargo, nunca llegó a asumir. El 18 de mayo se suicidó en Buenos Aires, lo que desató una guerra interna entre renovadores y laboristas por la sucesión. Luego de mucho esfuerzo, el Colegio Electoral se reunió para designar a Waldino Suárez el 15 de junio. Suárez aguantó como pudo hasta el 8 de febrero de 1949, cuando Perón decretó la intervención de la provincia. Estos sucesos, sin embargo, no frenaron la potencia del PJ provincial, que repitió en las elecciones convocadas para normalizar el distrito en 1949, logrando guarismos similares y bajo el liderazgo de Juan Hugo Caesar. Las de 1951 confirmaron la misma tendencia.

El período de la proscripción vino con alternancias entre la UCR-Intransigente y la UCR-Del Pueblo. Los primeros se anotaron como porotos propios las celebradas en 1958 y 1961, mientras que los segundos lo hicieron con las de 1963. Estas fueron las últimas veces que alguna forma de UCR llegó a la Casa Gris. Nunca más, hasta el día, un radical se sentó en el sillón de la Gobernación. Algo que, sin dudas, ha marcado la historia de la construcción de una opción opositora competitiva ante un poderoso justicialismo santafesino. Que sigue hasta nuestros días y que ha sido cuenta corriente en la negociación política desde el retorno a la democracia. Pero antes de meterme en esa parte del cuento, un último hito histórico. El regreso de las elecciones en 1973 no dejó una cara pejotista en el poder como en otros distritos: el que encabezó fue el MID, dentro del FREJULI. Sí, Carlos Sylvestre Begnis fue quien llegó al Poder Ejecutivo santafesino. ¿Enfrente? El PDP con Alberto Natale siendo la cara de la Alianza Popular Federalista y, a esta altura, muy lejos de aquellos acuerdos con los comunistas. Tercera quedó la UCR.

El fin de la oscura dictadura en 1983 confirmó la potencia del peronismo santafesino. Sin la posibilidad de reelección ejecutiva inmediata, el PJ se las ingenió para ganar las elecciones desde 1983 hasta 2003 inclusive, renovación y rotación de liderazgos mediante. Formó parte, así, del grupo de provincias monocolores que se mantuvieron inalteradas durante los primeros 20 años de democracia. Este proceso vino, además, con dos particulares.

La primera es que la mayoría de las elecciones fueron ganadas por un margen muy estrecho de entre 1% y 6%. Siempre, el PJ por sobre la UCR (y sus coaliciones). Las únicas salvedades fueron las de 1987 que hicieron gobernador a Víctor Reviglio y las de 1999 que reeligieron a Carlos Reutemann, ambas por +16%. La segunda particularidad viene a cuenta de la primera, y es que a comienzos de los ’90, Santa Fe introdujo la Ley de Lemas, herramienta que le permitió al peronismo mantener a la tropa unida y alzarse con la victoria, aunque no siempre sus candidatos fueron los más votados. Eso ocurrió en esas primeras elecciones de 1991, pero también en 1995 y 2003. Solo las de 1999 no siguieron esta tendencia. Ambas singularidades combinadas generaron el clima necesario para que la oposición buscara distintas estrategias para recuperar la provincia. Una que no ganaba desde la década del ’60.Y que no pudo revertir en ningún momento Horacio Usandizaga, eterno candidato a ocupar la Casa Gris desde 1991 hasta 1999 inclusive. En todas, salió derrotado. En todas, la oposición la lideró la UCR. Hasta que maridaron las coaliciones.

Parte del proceso político que se dio en la provincia de Santa Fe en las dos primeras décadas de elecciones democráticas fue la presencia de una candidatura del PDP y otras del Partido Socialista, que estaba partido entre su vertiente democrática y otra popular. Acá un gran amigo cuenta la historia de esa pelea rosada. En las elecciones de 1991, UCR, PDP y los socialistas fueron separados. A partir de 1995 formaron Alianza Santafesina y jugaron a la Ley de Lemas. Acá te dejo autobombo para profundizar. La coalición opositora fue tomando forma, elección tras elección, hasta las emblemáticas de 2003, las que cambiaron todo. En esa disputa Alianza Santafesina pasó a llamarse Encuentro Progresista, y la UCR le dejó el liderazgo al PS. Principalmente, a Hermes Binner. El PJ volvió a ganar con Jorge Obeid llegando por segunda vez a la gobernación, pero la Ley de Lemas ya estaba herida de muerte. Binner no solo fue el más votado sino que su sublema fue el que más apoyos reunió. En 2004 se votó la derogación de la ley a instancias del gobernador electo, que se había comprometido a ello.

Escenario que abrió el ciclo socialista en Santa Fe, con un partido rejuvenecido, unificado, potente y, cuatro años después, a cargo de un Poder Ejecutivo que dejaba de ser azul para pasar a plagarse de rosas. En 2007, finalmente, el PS logró la primera gobernación en la historia del país con Binner a la cabeza. Era Santa Fe. Y así se mantuvo hasta el año 2019, con las sucesivas victorias de Antonio Bonfatti en 2011 y de Miguel Lifschitz en 2015. En todas ellas, la UCR secundó con la vicegobernación.

Y en todas ellas también se dio otro elemento que, incluso, llegó a marcar el pulso del cierre de listas para las elecciones de este 2023. El juego que durante 20 años fue a dos bandas entre el PJ y una oposición (intentando ser) unificada pasó a ser de tres con la llegada del PS a la Casa Gris. Además del peronismo, empezó a crecer el PRO del litoral a fuerza de outsiders y peronistas federales. Primero, con la soledad de Miguel Del Sel. Después, con el acompañamiento de una parte del radicalismo en Cambiemos. En todas ellas, sin embargo, fueron tres los carriles por los cuales circularon votos santafesinos. Carriles que en 2019 permitieron el retorno del PJ en la figura de Omar Perotti, el actual gobernador.

Pero carriles que, sin embargo, hoy en día han vuelto a ser solo dos.

Las reglas y los cargos

Este próximo domingo Santa Fe no tiene elecciones generales, sino unas PASO. Unas que, ¡mamadera! La provincia adoptó el sistema de primarias en paralelo al nacional y las incorporó desde el año 2011. Dada la normativa constitucional de convocatoria, las elecciones santafesinas siempre se celebran antes que las nacionales, tanto las que definen candidaturas como las que reparten cargos. Claro que la legislación no prohíbe la simultaneidad con las nacionales, pero siempre y cuando no cambie el máximo y mínimo de anticipación que dicta la carta magna santafesina.

Un tema particular que suele ser motivo de debate antes, durante y después de las elecciones en la provincia es el sistema de Boleta Única Papel (BUP) que aprobaron en el año 2010. Lo que entre colegas llamamos de mala manera “el modelo santafesino” es uno donde cada categoría electoral tiene su propia boleta, con su propio color y va en su propia urna. En este video muestran el proceso de votación y, aunque es de las generales 2019, se entiende clarito. Cada uno de esos tramos tiene todas las precandidaturas de todos los partidos políticos y todas las coaliciones que deciden competir. Para estas elecciones, en el cuarto oscuro los electores de Rosario van a encontrar cosas así, por ejemplo. Yo no soy un defensor de este tipo de instrumento de votación, sobre todo cuando genera más confusión que facilidad para el electorado y cuando se tiene que requerir a estrategias de posicionamiento de candidaturas como esta que encontré. Casi que parece una elección a la brasileña. El punto viene como la pelota al pie para recordar este especial que nos obligó Tomás Aguerre a armar en su momento, donde encontrás esta nota con foco en la BUP santafesina que escribió Lourdes Lodi.

La boleta única de los precandidatos al Concejo municipal. (Foto: Ana Isla / Rosario3)

La cosa es que el domingo va a haber cinco boletas en total, cada una con sus listas de precandidaturas para: 1) la gobernación (con su vice), 2) las 50 bancas de diputados provinciales, 3) las 19 senadurías departamentales (1 por cada departamento), 4) las 46 intendencia, 5) los 217 concejales que se ponen en juego y 4bis) las 305 presidencias comunales. En toda la provincia la totalidad del electorado va a encontrar las mismas precandidaturas para 1) y 2), pero de 3 a 5 irán variando de acuerdo a la localidad donde se vote. 4) y 5) solo aparecen en las ciudades, mientras que en las que se definen como comunas tendrán una boleta menos y solo habrá hasta 4bis). Además de eso, las senadurías departamentales representan a los 19 departamentos en que se subdivide el distrito, motivo por el cual en algunos municipios estarán los mismos y en otros no.

Te mareaste, sí. Esperá a leer sobre el escenario político.

Unas PASO picantes

Te venía contando que durante en los ’80, ’90 y comienzos del 2000 el juego fue por momentos a dos bandas: peronismo de un lado, coalición opositora (UCR-PS-PDP) del otro. Con la aparición del PRO en la segunda década del nuevo milenio se formaron tres carriles. Y ahora, para este 2023, el escenario volvió a ser de dos. ¿Qué pasó? Una nueva síntesis opositora. Durante el final de la gestión de Omar Perotti al frente de la Casa Gris comenzó a nacer lo que hoy es Unidos para Cambiar Santa Fe. El acuerdo incluye a lo que anteriormente fue el Frente Progresista, Cívico y Social (FPCyS), continuación de Alianza Santafesina y Encuentro Progresista, y luego renombrado Frente Amplio Progresista (FAP). Tuvo su esplendor con la tríada Binner-Bonfatti-Lifschitz. Adentro de todo esto se metieron, hoy, el PRO (que jugó solo hasta ahora como Cambiemos) y CREO, del intendente de Rosario, Pablo Javkin. De todo este conglomerado solo se cortaron solos en la CC-ARI, que va con candidaturas propias.

Al respecto, crucé mensajes con Mariano D’Arrigo, analista político autorizado en la provincia y que me reflota justamente este cambio de escenario a partir del movimiento entre los actores. “Santa Fe siempre fue a contramano del orden nacional. Cuando la grieta abonaba, acá reinaban los tercios. Ahora se está yendo hacia un esquema bipolar cuando a nivel nacional aparecen tres cachos”, comienza a contarme. “Eso empezó a cambiar sobre todo con la muerte de Miguel Lifschitz, momento en que se rompe el último dique de contención de estos tercios. Hubo una serie de reacomodamientos. El PS y, sobre todo, el espacio de Javkin, vieron que no había posibilidad de armar algo competitivo en soledad. Por eso se terminaron sumando”, profundiza. Coincide con esta visión Lourdes Lodi, amiga politóloga integrante de la Red. “El avance de Cambiemos a nivel nacional produjo un éxodo de muchos radicales e integrantes de la Coalición Cívica del Frente Progresista hacia Cambiemos, lo cual dividió una base electoral con fuerte sustento territorial”, detalla.

“Dado el escenario actual y los números que se desprenden de las encuestas, resultó claro para casi todos que, de sostenerse la división entre FPCyS y Juntos por el Cambio, el derrotero sería el mismo que en 2019: el peronismo retendría la gobernación. Fue así que empezó a hablarse del ‘Frente de Frentes’”, amplía Lourdes. Mariano, por su parte, acota atinadamente que “a todo esto se agrega una fuerte renovación de los liderazgos por la muerte de los históricos: Reutemann, Lifschitz, Obeid, Binner. Fallecieron los grandes electores”. Y eso impactó, sin dudas, en estas construcciones coalicionales.

Del lado del peronismo, el armado también es de unidad pero no de tanta esperanza. “El gobierno de Perotti llega bastante golpeado a la elección porque no cumplió su principal lema de campaña (en 2019) que fue ‘la paz y el orden’. El tema de la inseguridad en Rosario pegó mucho”, agrega Mariano. Lo cual, claro, tuvo su efecto en el cierre de listas para las precandidaturas a las primarias. “Es sintomático de lo que ocurre día a día. Es probable que el peronismo pierda la provincia, pero Perotti tuvo un cierre bueno para él en lo táctico porque le queda la posibilidad de ganar la mayoría en la Legislatura, con él encabezando la lista de diputados provinciales. Algo que ya hicieron Bonfatti y Lifschitz por esa imposibilidad de los gobernadores de renovar su mandato inmediatamente”, precisa. Estos espacios suelen ser utilizados por quienes salen de la gobernación para condicionar a los futuros nuevos gobiernos e intentar volver cuatro años después. “A eso se suma que se garantizó una lista de diputados muy homogénea. Todos responden a él, salvo dos. Es una lista 99% perottista”, me acota. En las primarias, el peronismo, que se llama Juntos Avancemos, va con cuatro listas a la gobernación: Marcelo Lewandowski (candidato impulsado por Perotti), Marcos Cleri (identificado con La Cámpora), Leandro Busatto (cercano a Agustín Rossi) y Eduardo Toniolli (Movimiento Evita). Salvo Lewandoski, «los últimos tres tienen perfiles muy parecidos», cierra.

En otro audio retoma la historia de la oposición. “Fue un trabajo de mucho tiempo, unos dos años. Muy trabajoso todo. Se armó a partir de una mesa de cuatro entre el PRO, la UCR, el PS y el javkinismo. Fue bastante horizontal, con tribus internas que se desconfiaban y se desconfían mucho entre sí”, amplía. “Hay, además, muchas diferencias ideológicas, sobre todo entre el PS y el PRO. La UCR intentó tomar ese papel protagónico medio a la Roberto Galán, como cupido entre los dos espacios”, me cuenta, entre risas de ambos. Lourdes agrega con experiencia que “esto es un megafrente electoral que, por sus claras divergencias internas y ausencia de liderazgos destacables, probablemente quede en eso: una estrategia electoral fundada más en un enemigo común que en valores o programas compartidos”. Mariano aclara al respecto que “tienen la expectativa de que quien gana la interna va a ser gobernador”. Esto, sin dudas, aumentó la tensión al interior del acuerdo en estas semanas de campaña. “Por esto se explica tanta belicosidad entre Carolina Losada y Maximiliano Pullaro”, me cuenta. Con tensión interna, se refiere a esto, esto y esto. Todo re tranca.

A este escenario hay que agregarle chimichurri. “Las internas a nivel nacional tienen su correlato en las internas provinciales, lo que permite decir que –aunque muchos buscaran lo contrario- se ha nacionalizado la contienda santafesina”, detalla Lourdes Lodi. Cada uno de ellos tiene sus apoyos nacionales. Que es lo mismo que decir que la interna de Unidos para Cambiar Santa Fe es la misma que la de Juntos por el Cambio. “Losada lleva como vice a Federico Angelini, que es de la mesa chica de Patricia Bullrich y de mucha confianza de Mauricio Macri. Están muy alineadas con ella, va a venir a cerrar la campaña con Losada”, me agrega Mariano. “En el caso de Pullaro hay un alineamiento con Horacio Rodríguez Larreta. Leyendo encuestas de la provincia, él ve que no le conviene ponerse en contra de Bullrich. De hecho, festejan en su equipo cuando ella dice que trabajaron bien juntos y que no se sube a la cosa más destructiva de Losada contra su candidatura”, precisa.

El caso de la interna del peronismo es distinto. “Perotti siguió la impronta de mantenerse más al margen. Parecido al ‘cordobesismo’, que prioriza el pago chico”, detalla Mariano. Esto lleva a pensar que la (en su momento) interna del Frente de Todos no se trasladó con alineamientos duros, rígidos y claramente referenciados en el distrito santafesino. “Ayudó el acuerdo con Sergio Massa, que actuó como garante del cierre de listas”, me dice. No aparecen acá terminales nacionales, todos bajaron la espuma. Tanto el gobernador saliente como Lewandoski, el que corre con las de ganar la primaria.

Por fuera del juego grande de los titulares clickbaiteros, no hay que olvidar que el gran acuerdo opositor tiene al PS adentro y a su propia candidatura a la gobernación juntos a listas con rosas. “El socialismo, si bien es una de las patas que armó Hacemos por nuestro País con Juan Schiaretti a nivel nacional, trata de hacer una campaña bien provincial. Con un eje más federal y pegándole al resto de los candidatos, que son los de Buenos Aires y es un argumento que garpa”, me ventila. El socialismo lleva una sola precandidatura a la gobernación: Mónica Fein, ex intendenta de Rosario entre 2011 y 2019 y actual presidenta del PS. Pero van con dos listas de precandidaturas a diputados: una la encabeza Clara García y la otra Antonio Bonfatti. Chispas que dejó la elección de autoridades del partido.

Los resultados del domingo tendrán, entonces, esa interpretación nacional de algo que va a ser provincial. Siendo unas primarias, hay una doble lectura en juego. Primero, quién gana cada interna. Segundo, quién gana la elección entre todas las precandidaturas que salieron a la cancha. En cuanto al primero, en el peronismo la ventaja la trae Lewandoski, el candidato del gran consenso. No tendrá demasiadas dificultades para quedarse con la nominación. La duda acá pasa por el “Frente de Frentes”, Unidos para Cambiar Santa Fe. Es un gran interrogante quién puede llegar a ganar, si Pullaro o Losada. El triunfante tendrá su correlato hacia arriba, hacia la mesa de Juntos por el Cambio. Un lunes con muchos rayitos en el Zoom.

Y justo acá es donde entra el segundo juego. “¿Qué va a pasar si gana Pullaro con los votantes de Losada, a quienes ella quiso convencer de que tenía vínculos con el narcotráfico?”, se pregunta Mariano en uno de los diez audios que me mandó. Más allá de que los flashes se vayan con esta pelea, hay una pata del PS que también está jugando y que, si no gana la nominación, será una bolsa de votos tentadora para conquistar, para todos los espacios que juegan. “La crudeza de la interna de Unidos entre Losada y Pullaro parece ir en beneficio de Fein, aunque dudo que le alcance para ganar la interna”, acota Lourdes. Adicionalmente, el lugar que ocupe cada candidato en la grilla final marcará el piso de votos que pueda obtener cada uno en unos meses, cuando se repartan los cargos. A eso se suma que el resultado de la interna opositora, junto al procesamiento posterior que hagan quienes mastiquen bronca, marcará las chances que tenga el peronismo de retener la provincia el 10 de septiembre. Cuando se defina el habitante de la Casa Gris.

Lo cual es hoy, 13 de julio, una total lotería para mí.

No te olvides de ingresar a Gane quien Gane, la cobertura que armó Cenital con Fundar para ir siguiendo los temas que verdaderamente importan. Ya sabes que si todo este trajín te llegó por WhatsApp, Twitter o Ig y querés seguir recibiéndolo, es por acá. También creo que lo mejor que podés hacer en este crudo invierno es sumarte al círculo de Mejores amigos de Cenital.

Un abrazo electoral y te escribo en dos semanas,

Facu

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy lo encuentran dando clases en UBA y UTDT. Le encantan las elecciones y le sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tiene es aprender la historia de los partidos políticos. Cree que la política marida muy bien con un tinto.