Esquirlas del domingo negro del PJ: el baile de CFK y las culpas de la derrota

De Fuerza Patria a PU, con volúmenes y ofertas diferentes, el peronismo fracasó. ¿Qué queda después del 26-O?

Al rato del triunfo libertario, Martín Llaryora llamó a al menos dos dirigentes libertarios. Uno con despacho en la Casa Rosada y otro con oficina en el Congreso. Su lista, que encabezó Juan Schiaretti, venía de perder por 14 puntos y casi 300 mil votos. “Ya pasó, empecemos de nuevo”, se prosternó. Al principio de la gestión de Javier MiIei, el cordobés toreó al presidente. Retrocedió rápido porque contrarió a sus votantes.

Con volúmenes inferiores a los que proyectaban hace 100 días y, todavía menores que los que estimaban en el verano, La Libertad Avanza (LLA) ganó Córdoba, aceleró la debacle de Schiaretti y le puso a Llaryora un doble límite: la paliza cordobesa pausa, por un lado, la fantasía del gobernador de jugar en la presidencial del 2027 y, por otro, lo obliga a priorizar su reelección con la amenaza de una irrupción libertaria en la provincia.

Entre varias formas de medir el impacto de la victoria de LLA, Barda encontró un téster puntual: no solo la cantidad de diputados que sumó –junto a la de la UCR en 1985 es la que agregó más bancas en un solo turno, 64, pero incluso en aquel momento el radicalismo de Raúl Alfonsín ganó la elección en 20 provincias de 23, porque Tierra del Fuego no eligió diputados– sino el crecimiento respecto a la ejecutiva en la que fue electo, en la que superó a Mauricio Macri.

Suscribite para recibir un alerta cada vez que Pablo Ibáñez publique un nuevo artículo.

El mapa a mano alzada del panperonismo, un espacio espectral porque son etnias antagónicas, muestra que la derrota fue casi total. Solo en siete provincias ganó el PJ. La biopsia de esas victorias permite algunos links. Por caso que solo una de las siete tuvo el sello Fuerza Patria, de identidad K, y que en las cinco que el peronismo gobierna, sus jefes locales tienen juego propio e, incluso, algunos coquetearon con Milei y tensaron con Cristina.

Cenital no es gratis: lo banca su audiencia. Y ahora te toca a vos. En Cenital entendemos al periodismo como un servicio público. Por eso nuestras notas siempre estarán accesibles para todos. Pero investigar es caro y la parte más ardua del trabajo periodístico no se ve. Por eso le pedimos a quienes puedan que se sumen a nuestro círculo de Mejores amigos y nos permitan seguir creciendo. Si te gusta lo que hacemos, sumate vos también.

Sumate

“¿Qué hacía Cristina bailando en el balcón el domingo a la noche? ¿Qué festejaba?”, dijo, más shockeado que molesto, un jefe territorial del interior que le puso el cuerpo a la campaña y que leyó que el resultado bonaerense fue un golpe duro, porque agudiza la interna peronista y porque hace tambalear la expectativa que algunos ponían sobre Axel Kicillof como emergente hacia el 2027.

Los sobrevivientes

Salvo Gildo Insfrán, casi inasible de esa isla llamada Formosa, atravesó todas las temporadas siendo Insfrán, y esta no fue la excepción. Que tenga, todavía, su propio sello parece un detalle pero no lo es. Insfrán ganó como gana siempre, con casi 60%, y más de 20 puntos sobre el segundo que fue LLA y, esta vez, evitó la dispersión de otras elecciones.  Una diagonal similar hay que hacer con Gerardo Zamora que retuvo, sin despeinarse, Santiago del Estero.

La lupa sobre los otros cuatro gobernadores. Osvaldo Jaldo, que renunció a la diputación para que asuma Javier Noguera, fue el peronista más mileísta hasta que a mitad de año entendió que debía ganar la elección de medio término para tener sobreviva. Acertó: con el peronismo dividido, Milei ganaba en Tucumán. Sus tres diputados, del bloque Independencia, que ayudaron a la Casa Rosada ahora valdrán menos porque LLA tendrá una mayor oferta de manos.

Se puede cuantificar el peso legislativo del Pacto de Mayo y, según un relevamiento que hizo el consultor Pablo Salinas, la cantidad de diputados y senadores que aportan los gobernadores dadores de gobernabilidad, se reducirá a partir del recambio legislativo. Algunos, como Alberto Weretilneck de Río Negro, se quedarán sin delegados (ni diputados ni senadores). La cuenta general –incluyendo a Zamora, Jaldo y Jalil– refleja que hay una pérdida de poder legislativo de los gobernadores.

Raúl Jalil, de Catamarca, fue –luego de Jaldo– el gobernador más vidrioso, con empatía conceptual con Milei y adhesión política y legislativa. Llevó, paradójicamente, la marca Fuerza Patria porque convive en la provincia con Lucía Corpacci. “A Jalil y Jaldo les fue mejor porque no puteaban a Milei”, exageró (¿) un operador libertario frente a Cenital. Es extremo pero algo de verdad trafica: los dos gobernadores fueron colaboracionistas.

El asunto de la marca

Ricardo Quintela, que zafó por poco en La Rioja, tiene a Martín Menem pisándole los talones en la provincia y viene, además, de tener cortocircuitos con Cristina Kirchner luego de su avanzada, frustrada, por tener un lugar en la jefatura del PJ nacional. Si hace diez días pensaba cómo pararse en el peronismo nacional, todos ahora tienen como prioridad enfocarse en preservar sus provincias en el 2027.

Sergio Ziliotto, que por ubicación física tenía el peor desafío –rodeado de triunfos violetas– se ancló en una tendencia de La Pampa, provincia que el peronismo gobierna ininterrumpidamente desde 1983, y gana, casi sin excepción, en todos los turnos salvo una ajustadísima victoria en 2017. Quintela y Ziliotto tuvieron un rasgo común: más cercanos a Kicillof que a CFK, no compitieron como Fuerza Patria.

Las victorias en San Juan y Santa Cruz se pueden poner, por las cercanías, en la cuenta de Cristina: Sergio Uñac ordenó casi exclusivamente el armado sanjuanino mientras se montó a Primero La Patria, el espacio peronista federal con terminales en San José 1111, mientras que Juan Carlos Molina, también con vínculo directo con la expresidenta, se recortó como la figura más taquillera en la provincia que en 2023 perdió el peronismo.

El color del voto no PJ

Consuelos mínimos, el peronismo –por ejemplo el de Córdoba, donde la unidad de Schiaretti con Natalia De la Sota tampoco servía matemáticamente para ganar– vio que el voto libertario adquirió una dinámica muy parecida a lo que fue Juntos por el Cambio, en eso de triunfos muy contundentes en sectores sociales altos y ganó, pero con márgenes reducidos, en los sectores más bajos donde, además, hubo menos concurrencia.

Una foto extrema pero ilustrativa: en el circuito Country del Oeste, Gonzalo Luna de LLA sacó 82,8 y Schiaretti 7,2% y en lugares similares, la boleta libertaria estuvo cerca de los 70 puntos mientras que el ex gobernador estuvo apenas arriba del 10%. El derrape de Schiaretti, y de las variantes peronistas de Provincias Unidas, que incluye a Florencio Randazzo, extiende la crisis peronista más allá de los límites del dispositivo Fuerza Patria.

Que el sostén electoral de Milei se empiece a parecer, cada vez más, al de Macri es un dato que se verificó –mediante la lectura de los micro datos de la elección de mayo– en CABA y pareció confirmarse no solo el 7 de septiembre en PBA, donde LLA se nutrió del voto amarillo, sino que ahora se replica casi sin excepción en las provincias. Es lo que, a simple vista, y quizá con un criterio a analizar, se traduce como voto antiperonista.

Se puede ver que además del voto anti caos o anti estallido –que planteamos el sábado en Cenital, acá– apareció con intensidad el voto antiperonista o, de mínima, el voto no peronista. Milei, tomando la cuantificación que hizo Javier Correa, estuvo más cerca del techo de los 43% que del piso del 37% que el antiperonismo tuvo en la última década en elecciones. Pero también, como dijimos el lunes acá, con 9,3 millones de votos, apenas sumó 1,3 a los 8 que tuvo él solo en la general de octubre 2023 y quedó más de un millón abajo del mejor de JxC que estuvo por encima de los 10 millones.

Hay que volver, siempre, a la lectura nominal porque los porcentajes pueden ser engañosos. Sin ser un espanto, el 26-O votó el 67% del padrón, 4 puntos debajo de la peor concurrencia histórica que se registró, post pandemia, en 2021 y 10 menos que en 2017. Esos votos que no fueron a ningún lado, porque literalmente se quedaron en la casa, no tuvieron el incentivo ni del antiperonismo ni del anti caos y, lo que indican los análisis en proceso, tiene que ver con sectores bajos y posiblemente con más incidencia entre jóvenes.

El asunto bonaerense

Ramón Puerta, misionero, peronista y gran contador de anécdotas, hacía una jocosa descripción del peronismo como si fuesen tribus y hablaba de peronista homo bonaerensis, con características más físicas –que no viene al caso mencionar– pero que sugerían un matiz político sobre otros peronismos.

Tras la remontada de LLA en la provincia, que golpeó a Kicillof y generó cierto regodeo en sectores K que cuestionaban el desdoblamiento, el peronismo se entregó a una de sus pasiones: militar la interna. Los pases de facturas son numerosos, por anticipar la elección, sobre la falta de movilización de los intendentes, contra la lista y la campaña, por la falta de estrategia local y nacional.

La matemática es bastante clara: el PJ sacó menos votos que lo que explica que no hayan votado los extranjeros. Asimismo no parece contemplarse la dificultad de la BUP ni, tampoco, que la sola existencia de ese sistema, eliminó el arrastre automático que suponía la boleta partidaria pero, sobre todo, una dimensión que el sistema bonaerense no asume: también, como ocurre en todas las provincias, puede ser que cuando se votó lo local se vote de un modo y cuando se vote lo nacional, se haga de otro.

Ocurre en todos lados. Del mismo modo, la gran elección de LLA, en la que ganó en 15 provincias, no significa que en 2027 habrá gobernadores libertarios en esos distritos. Nada lo descarta pero lo que en Salta, Corrientes, Córdoba, Misiones o Santa Fe –por citar casos notorios- ocurre hace tiempo, ahora tuvo la primera expresión en la provincia de Buenos Aires. Vale, sobre el 7-S, un dato más: quizá se sobreestimó la lectura de esos 13,6 puntos de diferencia al creer que el tiempo de Milei se había terminado.

Del mismo modo, aunque es un golpe, la victoria de LLA –sobre un peronismo que sacó el porcentaje más alto en una intermedia y más votos que nunca– no saca de la cancha nacional, para el 2027, a Kicillof. Lo que puede, además, advertir que en 2025 se estrenó un modelo que quedará instalado: el desdoblamiento electoral en la provincia, incluso cuando se elijan gobernador e intendentes.

Otras lecturas:

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.