El «triángulo de hierro» que maneja el país

La mesa chica la integran Milei, su hermana Karina y al asesor sin firma Santiago Caputo. ¿Cómo es el vínculo entre ellos? ¿Quién contrapesa a quién? ¿Quién tiene la última palabra? Toda la intimidad de esa convivencia y las tensiones que la podrían hacer estallar.

La expresión “triángulo de hierro” para referirse a la mesa chica de decisiones partidarias y de gobierno empezó a ser usada por Milei a mediados de mayo. Corrían tiempos de incertidumbre para la gestión libertaria, que no había logrado aún aprobar la ley Bases y tenía previsto un “Pacto de Mayo” con los gobernadores que debía firmarse el 25 de ese mes y tambaleaba (al punto de que terminaría siendo rubricado un mes y medio más tarde de lo previsto, en otra fecha patria: el 9 de Julio). El presidente y su equipo evaluaban cómo salir del tropezón político que, con el estiramiento del debate y la poda de numerosos artículos, les asestaba el Congreso. Exactamente una semana más tarde, de manera inesperada, el Gobierno comunicaba el despido del primer jefe de Gabinete de Javier Milei y amigo personal del presidente, Nicolás Posse. Esa salida fue clave para la conformación del triángulo de hierro. Posse tensionaba con Santiago Caputo y, cuando cayó en desgracia ante los ojos de Karina Milei, perdió la pelea. Karina ungía a Caputo y, en un mismo movimiento, consolidaba un nuevo esquema tripartito de toma de decisiones. Un triángulo que para los hermanos Milei no era novedad (porque había funcionado en otros momentos con otros terceros, luego caídos en desgracia), pero que sí inauguraría una nueva etapa en la joven gestión libertaria. Javier, Karina y Santiago. Un triángulo diferente. Un triángulo de hierro.

Fue por entonces, también, que el triángulo de hierro empezó a ser nombrado como tal por el mandatario en entrevistas periodísticas. La expresión, que no es más que otra forma de llamar a la mesa chica o al círculo íntimo que tuvieron todos los presidentes, fue tomada por Milei de uno de sus autores de cabecera, el Premio Nobel de Economía Milton Friedman. Sin embargo, y como suele ocurrir con muchos de los conceptos que Milei aplica en su praxis política, su sentido fue cambiado. Friedman escribió con su esposa, la profesora de la Universidad de Chicago Rose Director, el libro “Tiranía del status quo”, en el que habla del “triángulo de hierro formado por los políticos que buscan votos otorgando privilegios, los beneficiarios de esas dádivas y los burócratas que se aferran a sus puestos alimentados por aquellas demagogias”. Milei lo resignificó.

El vértice del poder en el triángulo es Karina. En el libro Karina: La hermana. El jefe. La soberana (Sudamericana 2024), la periodista Victoria De Masi reconstruye con una multiplicidad de fuentes de distintos períodos de la vida de los Milei la relación entre Javier y Karina. A lo largo de 224 páginas, el libro retrata una codependencia que hace difícil distinguir quién protege o quién conduce. Probablemente, a veces uno, a veces otra. Javier le aseguró al periodista Eduardo Feinmann: “Yo reporto a mi hermana”. Karina le dijo al periodista Guido Braslavsky: “Yo soy los oídos de Javier. Él habla y sé lo que quiere”. Tras más de un año de investigación, De Masi define a Karina como “la dueña del látigo, que institucionalizó la obediencia debida en La Libertad Avanza”. Un látigo que, desde que funciona formalmente el triángulo de hierro, a veces operativiza Santiago Caputo a través del equipo de comunicación digital paraoficial, pero que siempre empuña y utiliza Karina. La lista de quienes se vieron marginados por su decisión es extensa. En una recopilación no exhaustiva aparecen los nombres de Carlos Kikuchi, Ramiro Marra, Eugenio Casielles, Carlos Maslatón, Eduardo Serenellini, Constanza Moragues, Oscar Zago, Francisco Paoltroni, ¿Fátima Florez? y tantos otros y otras. Estas decisiones, muchas veces intuitivas y poco estratégicas, a veces tienen vuelta atrás. Bien lo saben José Luis Espert, Lilia Lemoine y Carolina Píparo. Pero no dejan de ser decisiones que pasan por el tamiz de Karina. Todo lo que tiene que ver con Javier está a cargo de ella. Desde la comida hasta las actividades de campaña, pasando por las giras internacionales, las entrevistas en televisión y la ropa para cada ocasión. “Hablalo con Kari” es una respuesta que el celular de Javier ya debe teclear de memoria, sin que el presidente toque las letras.

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De los tres integrantes de esta mesa chica de decisiones, Karina es la más inaccesible para la prensa. Dio una sola entrevista (la citada, al diario Clarín) y no mantiene relación de cercanía con casi ningún periodista. Apenas cruza mensajes de WhatsApp con un puñado de figuras de la televisión, como Franco Mercuriali, a quien admira desde antes del desembarco familiar en la política, o Esteban Trebucq. Quienes entrevistan a Milei deben coordinar las notas con ella. Sus vínculos con la prensa no van más allá de eso. Su equipo de trabajo tiene prohibido tener contactos con periodistas, ni on ni off the record. Con la obvia excepción del vocero Manuel Adorni y sus colaboradores.

La gestión de la comunicación es para el Gobierno de La Libertad Avanza un pilar fundamental. En nivel de importancia para el sostenimiento de la gestión está a la par de la desaceleración de la inflación. El objetivo principal es controlar la conversación pública. Y ahí el triángulo de hierro funciona como un equipo coordinado. Entre los tres deciden los temas y las estrategias. La semana pasada, cuando por segunda vez consecutiva los diputados oficialistas le restaron quórum a la sesión de Ficha Limpia, hubo una reunión entre los equipos de Karina, vinculados a la comunicación oficial vía Adorni, y los de Caputo, que inundan las redes de la mano de los trolls de Daniel “Gordo Dan” Parisini. El objetivo fue acordar con qué tema desviar la atención de una decisión que mostró cómo el Gobierno jugó en tándem con el peronismo y en contra del PRO para hacer naufragar un proyecto de ley que el propio Javier había defendido ante el Congreso y que, al menos declamativamente, apuntaba contra la corrupción. En este caso puntual, sin embargo, el operativo diseñado fracasó. Al día siguiente, el tema fue tapa de todos los diarios porteños (a excepción de El Cronista), con una editorialización clara sobre la decisión del Gobierno de hacer caer la iniciativa.

La convivencia del triángulo de hierro, de todas maneras, no está exenta de tensiones. Caputo adoptó temprano en la gestión la costumbre de conversar en off the record con los periodistas acreditados en Casa Rosada y con otros, con quienes chatea o toma café. En esos intercambios, baja línea e intenta marcar los temas de los que hablará la prensa durante el día. Su abanico de tópicos es variado y abarca desde decisiones de economía, política partidaria, legislativas o incluso de política internacional. Adorni, que procura hacer lo propio desde el atril de la Vocería, intentó disputarle el espacio de los offs, generando conversaciones informales entre él mismo o alguien de su equipo con los cronistas. El vocero también ha mostrado ocasionalmente su poca simpatía con el equipo de trolls. A la larga, sin embargo, prevaleció el asesor. Caputo atravesó momentos difíciles en su relación con los hermanos Milei. En abril, antes del despido de Posse, estuvo a punto de caer en desgracia cuando llegaron a oídos de Karina y de Javier (vía Sandra Pettovello) versiones sobre presuntos negocios para él o sus amigos, concretados gracias a designaciones y decisiones de Estado. Es un secreto de qué manera logró el asesor sobreponerse a la embestida, que él atribuye a Mauricio Macri. Pero lo cierto es que no solo evitó la expulsión, sino que además salió fortalecido e incluso, cuando Posse quedó afuera del Gobierno, avanzó con designaciones propias en lugares que antes había acaparado para sí el exfuncionario. Fue un movimiento con el que ganaron todos. Karina también se benefició. Se quedó con la oficina de la Jefatura de Gabinete, pegada a la de su hermano.

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También existen tensiones entre los hermanos. Habitualmente, por decisiones que el primero intenta ocultarle a la segunda, de las que la secretaria General de la Presidencia igual se termina enterando. El ejemplo más claro pasa por la relación entre Milei y Macri, impugnada por Karina. En los albores del Gobierno, Javier solía reunirse relativamente seguido con el exmandatario, para disgusto de su hermana. Después de cada encuentro, siempre trascendían los detalles. Karina se ofuscaba. “No sé para qué me lo oculta si después me entero hasta de lo que comieron”, la escucharon mascullar en Casa Rosada. Las famosas milanesas.

Dado que el triángulo ha funcionado en otras ocasiones con otras personas (los hermanos Milei y Carlos Kikuchi, por ejemplo) la pregunta sobre la estabilidad de Caputo es una duda que subyace en el círculo ampliado de la gestión y que los enemigos del asesor suelen agitar con cierta asiduidad. ¿Qué lo hace diferente? ¿Por qué él sí va a poder sobrevivir? Cuando se lo preguntan de manera directa, él responde con dos frases que, de llegar a oídos de los hermanos Milei seguramente los deleitarían. Primero, dice, hay una diferencia fundamental entre él y el resto: él no tiene proyecto político propio. O, mejor: sus ambiciones y las de los Milei son exactamente las mismas. Empujan la misma agenda, quieren lo mismo. Y, agrega, hay algo que tiene claro: los únicos indispensables son Javier y Karina. Él se sabe fusible y también se considera escudo. Mientras le peguen a él, dice, los otros dos estarán resguardados. Algo parecido ha dicho públicamente Milei al defenderlos a él y a su hermana. Los tres sienten que, cuando reciben alguna embestida pública, están protegiendo al resto.

En la biografía sobre Karina que acaba de publicar De Masi abundan los ejemplos de personas más o menos conocedoras de la política y los negocios que subestimaron a la hermana del presidente. Las fuentes consultadas por la periodista, incluso, utilizan palabras hirientes para describir a la secretaria General de la Presidencia. “Tolola”, “bruta”, “improvisada” e “influenciable” son algunas de las que aparecen en boca de las varias personas entrevistadas para la investigación. Todos los que la enfrentaron, sin embargo, terminaron eyectados del partido o marginados. Caputo parecería evitar caer en esa tentación, aunque personas que lo frecuentan no se privan de observar que últimamente “Kari se entretuvo con el partido” (la conformación y aprobación de La Libertad Avanza como partido nacional), dejando liberado el terreno para la toma de decisiones de la gestión diaria.

La creación del partido, sin embargo, es el núcleo de la tensión más reciente entre la hermana y el asesor. Tensión que comenzó con el lanzamiento en San Miguel de Las Fuerzas del Cielo, la agrupación de Parisini, presentada como “el brazo armado” de Javier Milei. En ese acto, el tuitero avisó: “Con las redes no alcanza, hay que ocupar todos los espacios, hay que meterse en la política, tenemos que construir nuestros propios candidatos para llenar las listas”. Días más tarde, el karinista Sebastián Pareja gestionó un contra-acto: el joven Sharif Menem (sobrino de otro karinista, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem) junto con funcionarios jóvenes designados en dependencias de ANSES y PAMI de todo el país por Lule Menem, la mano derecha de la secretaria General de la Presidencia. El contra-acto fue absolutamente diferente: si el que idearon los jóvenes de Caputo fue desafiante (por decir lo menos) en estética y retórica, el de los jóvenes karinistas fue sobrio, medido, tradicional, federal y pensado desde una lógica territorial. Es una tensión que podría persistir aunque tiene un día D prefijado: cuando cierren las listas. Y ese día, todos saben, la que tendrá el poder en sus manos será, como siempre, Karina.


Esta nota es parte de un especial de Cenital que se llama El año del león. Podés leer todos los artículos acá.

Es periodista, licenciada en Comunicación Social. Conduce el noticiero central del canal IP. Es docente titular de la cátedra Televisión en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ. Es autora de El Otro Yo, la biografía de Nicolás Caputo (Planeta, 2017).