El quiebre de Milei y el silencio de Cristina en la guerra Máximo-Kicillof
El presidente enfrenta un septiembre crítico mientras la figura de CFK sigue en expansión. La base libertaria para las elecciones de 2025 y la interna provincial a cielo abierto. ¿La expresidenta avala a su hijo?

– Cristina… ¿tenemos que recordar este día como el inicio de tu regreso?
Cristina Kirchner respondió con una sonrisa cómplice. En el backstage de su acto en Merlo, la expresidenta sembró la intriga. En general, corta con mala cara ese tipo de insinuaciones. Pero esta vez no lo hizo. Por eso la sorpresa se adueñó de las protagonistas de ese episodio, las diputadas Blanca Osuna, Beba Soria y Roxana Monzón. Esta última, primera dama anfitriona: es la pareja del intendente merlense, Gustavo Menéndez.
Desde el espadeo tuitero que le planteó Javier Milei, Cristina está expansiva. Se ve como única duelista reconocida por el libertario, reactivó su ronda de fotos y encuentros como el que tuvo con jóvenes de la CGT y se alimenta de encuestas –las más citadas en el micromundo CFK son Analogías y Ágora– que muestran un repunte de su imagen, efecto espejo con la caída del apoyo al presidente. “Siente que es la única con quien Milei se pone a discutir”, cuenta un dirigente que charla con ella.
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Es así, pero la razón es menos amable. El libertario desempolvó el fantasma K como antídoto para salir de un septiembre crítico. La inflación –por tercer mes consecutivo- arriba de los 4 puntos, la suba de tarifas, el fallido show del presupuesto y el veto (entre festejos y pactos con la casta) al aumento jubilatorio que, encima, Milei quiso festejar con un asado en Olivos. Algo se quebró. Dos consultoras detectaron una caída en la imagen de Milei. El estudio de Alaska, de Juan Courel, y TresPuntoZero, de Shila Vilker, tuvo un empate técnico en 50% de enero a agosto, pero en septiembre la negativa subió a 54 y la positiva cayó a 44. Federico Aurelio, de ARESCO, registró una baja de 4 puntos.

Una novedad enlaza las investigaciones de Aurelio y Vilker: en ocho meses, el respaldo a Milei se mantuvo estable, con cambios marginales, pero en septiembre algo ocurrió. Una hipótesis es que dejó de bajar la inflación. En el estudio de Alaska, la inflación creció entre las preocupaciones: en enero, el 63% de los consultados lo tenían como principal problema. En agosto, cayó a 14%. En septiembre, subió a 25%. Otra es que empieza a ceder la expectativa en una mejora económica. Un estudio de ARESCO en Córdoba, la provincia más mileísta de la galaxia, otorga 60% de respaldo al presidente pero uno de cuatro anticipa que dejará de hacerlo si antes de fin de año no hay una mejora palpable de la economía.
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En el mundo Milei dicen, con cierta lógica, que la caída es razonable por el tiempo de gestión y la profundidad del ajuste. “Puede caer diez puntos más la imagen de Javier y no pasa nada”, apunta un operador. Como todos los oficialismos, los libertarios minimizan las alertas mientras buscan salir del barro. Milei agitó el video sobre el virus K y magnificó la pelea con Aerolíneas Argentinas para traer al presente a Cristina. Pero tiene más rivales que los que prefiere. Las declaraciones del papa Francisco tocaron una fibra sensible, no por la represión a la protesta social, sino por el relato el pedido de coimas en el Gobierno. La reacción de los trolls libertarios es un tester bastante eficaz para medir cuándo una bala perfora el escudo.

El posible naufragio de la mega obra de GNL con fondos de Petronas pega en otra línea de flotación: el imaginario de que con Milei, Argentina es un paraíso para los inversores. “Hay muchas consultas y mucho interés, pero nada se concreta. Cuesta convencer que pongan millones de dólares cuando todavía existe el cepo y no se sabe que lo vayan a sacar”, dijeron a Cenital desde una consultora que promueve proyectos en petróleo y gas. Y citan a Marina Dal Poggetto, que interpreta que del proyecto de presupuesto se infiere que hay cepo para rato. Héctor Marín, CEO de YPF, hace esfuerzos por trasmitir que, aun sin Petronas, hay plan B. Menciona fondos indios y chinos, y contratos de gas a futuro con Alemania.
El candidato es Milei
El sábado próximo, con un acto en el parque Lezama, el presidente iniciará una gira política que tendrá escalas en, al menos, seis territorios: CABA, conurbano, interior bonaerense, Córdoba, Mendoza y Chaco. Será la presentación de la marca La Libertad Avanza (LLA), el partido que presidirá Karina Milei, y que será la plataforma sobre la que se planea montar la táctica electoral del 2025. Es simple: el candidato es Milei y la polarización es contra el kirchnerismo.
Además de la apuesta a la atomización del peronismo, el Gobierno busca alimentarse de la grieta para sumar voto anti K y dejar sin margen de autonomía al PRO. Milei saldrá a instalar figuras en los principales territorios que contengan el mayor nivel posible del apoyo al presidente. En la estrategia electoral les convendría que Diputados no aprobara la Boleta Única de Papel (BUP), porque con ese sistema podrían ser más relevantes los candidatos –que hay que buscar– que la marca, que es sólida.

El desacople entre Milei y los demás dirigentes de LLA es inmenso. Lo grafica el último estudio de Burdman-Isasi: el 56% tiene mala imagen de los bloques legislativos libertarios mientras que solo 20% tiene imagen positiva. Martín Menem, que en 2025 será el jefe de campaña nacional de LLA, debe conducir diputados poco convencionales. La semana pasada, festejó los 87 del veto pero su intención es llegar a fin de año con 95 diputados propios/aliados. Puede crecer: Roxana Reyes, santacruceña y radical, no apoyó el veto pero marcha a convertirse en el pasajero 88. Sería otro nombre aportado por Patricia Bullrich. Otra postal de la fragmentación de la UCR es que en unos días enfrentará otra prueba de fuego: el anunciado veto de Milei al aumento del presupuesto universitario que tendrá como derivación una marcha el 2 de octubre.
¿La candidata es Cristina?
Actos, cartas, reuniones en el Instituto Patria. Lo mismo que en 2016 y 2018. Parece una remake de la Cristina preelectoral que, quizá sin otra ancla política, festejan Milei y Santiago Caputo. En La Libertad Avanza dicen que es todo ganancia antagonizar con los los K. A ese santo le rezaron Mauricio Macri y Marcos Peña hasta las 20:49 del domingo 11 de agosto del 2019 cuando, como rememoró Mora Jozami, en el búnker de Cambiemos descubrieron que perdían por paliza con los Fernández, Alberto y Cristina.
La expresidenta opera sobre un diagnóstico, coinciden ante Cenital dos dirigentes de contacto diario con ella: Milei terminará su mandato pero llegará roto, sin posibilidad de reelegir y, ante ese fracaso, volverá a gobernar alguna versión del peronismo. “Esto está mal y va a estar peor. Y recién van 9 de 48”, es la frase que usa una figura que habita el primer anillo del poder cristinista. Se refieren a meses. Traducción: ni estallido social ni juicio político.
Por eso, sube el volumen. Está de buen humor, confiada, aporta un referente peronista. Lo cierto es que CFK no perdió centralidad en el panperonismo pero quiere, además, controlar todos los resortes del espacio que –da por hecho– volverá al poder post Milei. Un territorio de la pelea es la presidencia del PJ nacional. Ricardo Quintela, el gobernador de La Rioja, quiere ese lugar y asume que la quietud entre los dirigentes es porque Cristina todavía no dio señales. El riojano espera verse en estos días con la expresidenta para despejar la incógnita sobre si hay chances de que la expresidenta pueda aspirar al cargo partidario y, si no es así, revertir la desconfianza de algunos sectores K. ¿Le reprochan que en 2008 su hermana Teresita, por entonces senadora nacional, haya votado en contra de la 125? Sí.

Quintela milita la unidad pero pide que reconozcan que fue, hasta acá, el único que dio señales de querer presidir el partido. Cenó el martes pasado con la jueza María Romilda Servini para tener detalles sobre padrones y avales. Lo persigue un fantasma: la convocatoria a elecciones es para el 17 de noviembre pero hay margen para postergar la fecha porque los mandatos vencen en marzo. La jueza electoral avisó, por las dudas, que si para ese mes del 2025 no hay nuevas autoridades, el partido queda a tiro de ser intervenido. Se relame Luis Barrionuevo.
Quintela, desde la periferia, junta aliados. Repite que salvo que la candidata sea Cristina, irá por el partido. Es decir: acepta a CFK, pero no un candidato propuesto por CFK, sea Wado De Pedro, Vanesa Siley o Anabel Fernández Sagasti. “Si quiere imponer a uno de ella, el peronismo se parte”, dice un peronista que arma para el riojano. ¿Existe la posibilidad de que ese lugar lo ocupe Axel Kicillof? Ya dijo que no está en su menú y, con mal disimulado secretismo, Andrés “Cuervo” Larroque opera a favor de Quintela, tarea en la que confluye con Victoria Tolosa Paz.
La danza de las jefaturas
A nadie debería sorprender que, maliciosamente, un camporista o el propio Máximo Kirchner sugiriera a Kicillof para presidir el PJ nacional. El diputado suele proponer al gobernador para aventuras que, per se, a este lo inquietan. Ocurrió cuando lo impulsó como candidato presidencial en 2023. “Axel siempre piensa que lo queremos cagar”, sostiene un camporista. Cri cri cri.
En esa clave hay que decodificar el stand up de Máximo en el club Atenas de La Plata. Hay varias derivadas. Primero, el timming: en los días en que Milei acumula tropiezos y errores, y parece enfrentar un quiebre en la opinión pública, el diputado exacerba su guerra íntima con Kicillof.
Manuel Adorni, el portavoz presidencial, pareció agradecérselo en X. Segundo, el temario. Cristina confrontaba con Alberto Fernández por diferencias en la gestión de gobierno mientras Kirchner Jr tiene una objeción política contra el gobernador, discute armados y espacios, se queja de la hipótesis de Kicillof autónomo. El concepto marxista de tragedia luego repetida como farsa.
Tercero, el interés: la voz de Máximo solo se escucha cuando habla de la interna. En la metáfora musical, la única canción de la playlist del diputado que resuena, es la de la batalla interna. Cuarto, y quizá el más denso hacia adentro del peronismo: se da por hecho que todo lo que grita Kirchner tiene el consentimiento de su madre. Alguien de mucha cercanía con Kicillof cree que Cristina no solo consiente sino que incentiva los empellones públicos de su hijo contra el gobernador.
¿Cree eso Kicillof? “Es difícil pensar que Cristina no valida lo que hizo Máximo, Cristina no puede fingir demencia”, lo traducen en La Plata. Un detalle paradójico que rescató la periodista Belén Robledo fue la presencia de la hermana de Cristina, Giselle Fernández, que estuvo en el acto con una gorra que tenía la leyenda “Axel gobernador”.
Kicillof estuvo en la gobernación durante el acto. Cuando le pasaron fragmentos y le hicieron comentarios, se mostró sorprendido por el tono y los ataques de Máximo. “¿Hay alguna razón para dudar de la lealtad de Axel a Cristina? Ninguna: solo lo quieren condicionar” afirmaron a su lado y agregaron: “Una cosa es la operación y el radio pasillo, otra muy distinta es atacarlo a cielo abierto”.
“No voy a gastar un minuto en la interna: nuestro enemigo es Milei”, le avisa Kicillof a los suyos. Que él no lo haga no quiere decir que otros no salgan a batallar. El gobernador tiene un karma: no darle entidad a la avanzada camporista, implica aceptar que funcionarios suyos, incluso ministros, participen de un show en su contra. Se cierne sobre él, el fantasma de Alberto Fernández que aceptó que sus propios ministros lo desafíen abiertamente.