Un bait al FMI: el Gobierno incumplió el acuerdo apenas llegaron los dólares
Casa Rosada firmó lo que pedía el FMI, pero el programa económico continúa como antes y con USD 14.160 millones adicionales en el Banco Central.
El reciente acuerdo firmado con el FMI introducía un cambio central en el programa económico del Gobierno: modificaba el esquema cambiario y monetario para recuperar el equilibrio externo y acumular reservas internacionales con el objetivo de fortalecer el balance del Banco Central (BCRA) y aumentar la probabilidad de que el país vuelva a los mercados financieros internacionales en el 2026.
En todos los párrafos dedicados al nuevo esquema cambiario y monetario, el acuerdo hablaba de “libre flotación entre las bandas” y definía la acumulación de reservas como el “nuevo ancla” del programa. Esto requería de compras del BCRA en los meses de mayo y junio en magnitudes significativas.
En el gráfico 1, se presenta la evolución del dólar mayorista en los días hábiles posteriores a la firma del acuerdo. Apenas conocido el nuevo esquema, el dólar subió un 11,35%. Al tercer día hábil, se anunciaron dos medidas: la flexibilización del acceso al MLC (mercado de cambios) para no residentes y la emisión de un nuevo BOPREAL.
La primera medida generó mucha especulación sobre un posible acuerdo con fondos del exterior, que ingresarían dólares para posicionarse en pesos. Esto impactó en la cotización del dólar. El 21 de abril, el dólar volvió a los valores previos al cambio en el esquema cambiario. Luego, con el correr de los días y los flujos de demanda y oferta en el mercado de cambios — con un dólar cerca de la banda inferior y flujos de cuenta corriente deficitarios — , el dólar volvió a subir, hasta ubicarse, el 6 de mayo, otra vez en un valor un 11,6 % superior. Al día siguiente, el BCRA intervino con fuerza en el mercado de futuros, con el objetivo de disminuir el valor del dólar y estimular la oferta de dólares financieros con cobertura BCRA.
La decisión de intervenir en el mercado de futuros, contraria a lo acordado con el FMI, envió una señal contundente sobre la voluntad del gobierno: “Vamos a intervenir para que el dólar se ubique cerca de la banda cambiaria inferior. El objetivo central del gobierno es bajar la inflación. No nos preocupa acumular reservas internacionales o recuperar el equilibrio externo”.
Inflación vs. FMI
El acuerdo con el FMI duró poco: apenas 13 días hábiles. La “libre flotación entre bandas”, la acumulación de reservas internacionales, la suba en la tasa de interés, la mejora del resultado de cuenta corriente, la ausencia de financiamiento monetario del BCRA al Tesoro, el “price discovery”, la no intervención en el mercado de futuros ni en el mercado de los dólares financieros son algunos de los compromisos asumidos con el FMI que quedaron subordinados al objetivo de disminuir la inflación.
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SumateEn la última edición de esta columna, escrita dos días después de conocerse los detalles del acuerdo, todo lo que se afirmaba en relación a la evolución de corto plazo de la macroeconomía partía de un supuesto equivocado: que el gobierno cumpliría lo firmado con el FMI, al menos en el corto plazo. Ese análisis debe descartarse. La economía sigue en un sendero similar a la previa al 11 de abril, pero con un nuevo “stock” de financiamiento y mayor volatilidad y riesgo en el mercado de cambios.
Hace poco, a propósito del “pifie”, un amigo politólogo me decía: “Es un error analizar este gobierno en relación a lo que dice o acuerda o incluso a lo que tendría mayor sostenibilidad o coherencia en relación a sus propios términos o a la dinámica económica o el contexto internacional. Olvidate de la sostenibilidad o lo que digan. Los funcionarios del equipo económico tienen un solo objetivo: que Milei esté feliz. Y el presidente está feliz cuando puede insultar gente en las redes. Frente a un anuncio del gobierno nada mejor que pensarlo desde esta lógica. Si lo pensás de esta manera, lo más razonable era que sucediera lo que pasó: se firmó lo que pedía el FMI y, tras el desembolso, pelito pa´ la vieja, se olvidaron de lo firmado y volvieron a lo mismo de antes. Fijate el después. Milei volvió a estar activo en las redes, a hacer entrevistas largas, a estar feliz. Antes, en marzo, estaba guardado. ¿Y si se quedan sin dólares en seis meses? A nadie le importa. Sólo importa el cortísimo plazo. Olvidate de los riesgos y la sostenibilidad a seis meses o un año. En Argentina todo es una joda”
“El presidente está feliz”
El programa económico continúa como antes del acuerdo, pero con USD 14.160 millones adicionales en el BCRA. Esto permite alejar los “nubarrones” que aparecieron en marzo. Es factible que durante los próximos meses observemos dos momentos: el período mayo-julio, donde la estacionalidad positiva de la liquidación de dólares del agro acote la intervención oficial. Y el período agosto-octubre, durante el cual la cuenta corriente podría alcanzar valores negativos en torno a los USD 1.200–1.500 millones mensuales, se verá además afectado por un aumento en la dolarización de portafolio del sector privado en la previa electoral. Llegada esta etapa, va a ser necesaria una venta significativa de dólares del BCRA para evitar que el dólar se ubique cerca de la banda superior.
¿Se puede descontrolar la dinámica en la previa electoral? No. El BCRA tiene reservas que le permiten intervenir en montos elevados hasta las elecciones. No sería extraño que tras los comicios volvamos a un nivel de reservas netas similar a las que teníamos antes del préstamo del FMI (unos -6.200 millones negativas). ¿Y después? ¿Es factible un nuevo crédito del FMI? ¿La visita de Scott Bessent, en un gesto de fuerte apoyo político a Milei, es un indicador de un posible préstamo directo del Tesoro norteamericano?
En el último trimestre del año pasado, el resultado del blanqueo fue muy bueno e ingresaron a las cuentas CERA y ALYC un total de USD 22.165 millones, que se reciclaron como dólares financieros y permitieron sostener el esquema hasta febrero (seis meses desde septiembre). En abril del 2025, el gobierno consiguió préstamos con organismos internacionales por USD 14.160 millones, que van a permitir sostener el esquema hasta octubre (6 meses).
Después de las elecciones, no pueden descartarse nuevos créditos que permitan sostener esta política por otro semestre. Tampoco puede descartarse que ocurra, como pasó en otros momentos históricos, que el financiamiento se acabe y “el sueño libertario” se convierta en pesadilla.
Pero, como dice mi amigo politólogo, hablar de lo que suceda en seis meses es largo plazo. Por lo pronto, en lo inmediato, se vienen tres meses de calma cambiaria e inflación en torno al 2% mensual, donde la atención se va a centrar en los resultados electorales provinciales y las encuestas sobre las elecciones de PBA y las nacionales de octubre.
En estos meses que vienen, el presidente va a estar feliz y va a dedicarse a lo que más le gusta: insultar a diestra y siniestra a todo aquel que señale inconsistencias y riesgos en el medio de un festival de consumo de productos importados, de reseñas sobre plataformas chinas que venden “puerta a puerta”, de quejas sobre la agilidad del trámite en Aduana para recibir las compras, de una explosión de fotos en Instagram de argentinos desde el exterior durante las vacaciones de invierno y de mucha compra de dólares de minoristas que saben que, cuando un café sale más caro en cualquier esquina de Buenos Aires que frente a la Torre Eiffel, es un buen momento para “juntar los verdes que se pueda” más allá de lo que diga el mandatario de turno y de cuál sea su estado de ánimo.