El ocaso del método ultra de Milei: de «ir por todo» a quedarse sin nada

El rechazo a García-Mansilla y Lijo marca el fracaso de la operación política más pretenciosa del presidente. El backstage de la fallida foto con Trump. El anti-pacto con el peronismo y la pelea bonaerense. La encuesta que muestra la caída de la confianza en la desinflación.

Javier Milei se bajó dos veces del viaje a Mar-a-Lago. Los organizadores, que integran una fundación que recauda fondos para departamentos de policía de Estados Unidos (Make America Clean Again), transmitieron su desconcierto. No tanto por los cambios de humor de los hermanos Milei sino por el tono, de mínima fervoroso, con que los interlocutores argentinos reclamaban una garantía: que el libertario tenga una reunión, con foto incluida, con Donald Trump.

La gestión la hizo Karina Milei con Natalia Denegri, la ex chica Coppola devenida en lobbista con cobertura del entorno familiar de Trump. En esos menesteres es muy activo Donald Trump Jr, hijo del presidente. Sobre la hora intervino el canciller Gerardo Werthein, pero este viaje -como el último a la cumbre de la CPAC- corrió por vías no diplomáticas.

Al final existió, según quienes siguieron de cerca la novela, una promesa de encuentro entre mandatarios amigos. Pero pasaron cosas. Por una avería del helicóptero presidencial, Trump llegó unos minutos tarde a Palm Beach y, por cuestiones de seguridad, no fue a la Gala de los Patriotas. En teoría estaba todo listo para un mano a mano, pero Milei y su hermana se retiraron antes sin motivo ni explicación, según contó Glen Parada, uno de los organizadores. No hubo foto.

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Lluvia ácida sobre Werthein

Sobre el canciller, que regresa este fin de semana a la Argentina, queda la exigencia de acelerar la bilateral con Trump en la Casa Blanca y lograr que el arancel cero que anunció el libertario en el régimen que disputó Estados Unidos no se convierta en otro anuncio inconcluso o fallido como es, hasta acá, el del acuerdo con el FMI.

Werthein no estaba en Buenos Aires y, según se afirma, el discurso que Milei leyó en el homenaje a los caídos en Malvinas no pasó por ningún filtro diplomático (en la Casa abundan los macristas nostálgicos). Pero la exposición del presidente, además de sembrar enojo entre los excombatientes, puede tener impacto en las instancias multilaterales.

Otro tropiezo para la maratón de fracasos, errores no forzados y derrotas libertarias que arrancó en enero pasado, en Davos. El plan buscó mostrar fortaleza externa frente al revés en el Senado con los pliegos de Manuel García-Mansilla y Ariel Lijo, pero falló. El método extremo de Milei, cuya regla es siempre redoblar la apuesta, se deterioró. Al intentar “ir por todo”, en esas maniobras el gobierno se quedó sin nada. Es el alimento para el folklore: las versiones sobre ataques de ira del presidente frente a situaciones adversas.

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La venganza de Victoria

“Se van a enojar las Mabeles”, ironizó un operador libertario horas antes de la sesión del Senado donde, en el atardecer del jueves, naufragó la maniobra política más pretenciosa de Milei: desembarcar en la Corte Suprema y construir, en la cima del Poder Judicial, una mayoría propia. La idea la impulsó Ricardo Lorenzetti, que además de proponer el nombre de Lijo prometió que lograba los dos tercios para aprobar los pliegos.

El jueves, Lijo tuyo 43 votos en contra y García-Mansilla 51. Cuando esa derrota parecía inevitable, en buena medida porque supieron que Mauricio Macri les había pedido a sus senadores que dieran quórum, el Gobierno lanzó una operación a contrarreloj para evitarla. Fue una jugada a todo o nada. Perdido por perdido, la única opción era bajar la sesión convocada para el jueves a las 14. Era necesario un decreto de la presidencia del Senado.

Se abría una puerta porque, con Milei fuera del país, Victoria Villarruel quedaba a cargo del Ejecutivo y no podría estar al frente de la sesión. Con la vice en su cargo, ante la guerra en carne viva con los Milei, esa maniobra estaba descartada. Pero el que estaba a cargo era el presidente provisional, Bartolomé Abdala. El pedido se lo llevó Ezequiel Atauche. Abdala escuchó y se fue a ver a Villarruel, que estaba en su despacho del Senado. Al salir, el puntano avisó que no daría de baja la sesión.

“Se cagó”, dijeron en La Libertad Avanza. “Tenemos recursos humanos limitados”, reniega, mordaz, un operador mileísta. En la práctica, el destrato de estos meses hacia Abdala, como a muchos otros dirigentes de LLA, atentó contra la operación. El alter ego de Santiago Caputo en X -@MileiEmperador– apuntó a Villarruel. La vice le respondió. Abdala, que por su cercanía a la vicepresidenta es un kelper en el oficialismo –fue desplazado del armado de LLA en San Luis y hace algunas semanas abandonó el Partido Libertario–, fue pragmático: los jefes de bloque le avisaron que, si anulaba la sesión, se juntarían para removerlo de la presidencia provisional. Para el puntano, esa advertencia fue más convincente que el argumento de los operadores libertarios que le dijeron que si trataban de sacarlo de la provisional, cargo que está segundo en la línea de sucesión presidencial, denunciarían un golpe institucional de la oposición.

El anti pacto Milei-CFK

El rechazo a Lijo y García-Mansilla destrozó, además, la sinuosa negociación entre la Casa Rosada y el peronismo en torno a la Justicia. La versión libertaria es que había reuniones previstas para la última semana de marzo pero que suspendió, de manera unilateral, el PJ. Según ese relato, el detonante fue la decisión del secretario de Estado de Trump, Marco Rubio, de emitir un mandato para prohibir el ingreso de Cristina Kirchner y sus hijos, Máximo y Florencia, a Estados Unidos.

Para CFK, se trató de una maniobra acordada con la Casa Rosada. En el Gobierno sostienen una tesis inverosímil o temeraria: que Milei no conocía, de antemano, la decisión de Rubio. Cenital recogió, de otras fuentes, que existió un anticipo informal –no consulta– por vía diplomática sobre la medida que afectaría a Cristina. En Cancillería lo niegan.

Cerca de Milei sostienen que Rubio, que en 2023 le había hecho ese pedido al entonces presidente Joe Biden, tomó la decisión porque el demócrata había impedido, durante su presidencia, el ingreso del brasileño Jair Bolsonaro y no aceptaba hacer lo mismo con mandatarios de otro perfil ideológico. Y que, motivado por aquella diferencia, apuró la resolución contra la expresidenta Kirchner. No deja bien parado al Gobierno si una administración como la de Trump, presuntamente amiga, toma una determinación de ese tipo sin una consulta previa sobre la conveniencia o no de esa acción.

CFK no cree que Milei no haya tenido nada que ver y, por eso, habría ordenado clausurar las charlas con LLA destinadas a buscar un preacuerdo que, como punto inicial, incluyera no dar de baja los pliegos los jueces de la Corte. Una versión en loop: voluntad para negociar la ampliación de la Corte que incluya participación de todos los sectores dispuestos a votar. Tras el rechazo de los pliegos, el mensaje de la Casa Rosada fue lineal: se cierra el tema judicial.

Ni nuevos pliegos ni ternas para cubrir vacantes en la Justicia Federal. “Que vean qué van a hacer los gobernadores. Los que están apuraron por designar jueces en los juzgados federales son ellos. Nosotros no tenemos un solo ternado propio”, avisaron desde LLA. Todo suspendido hasta la nueva composición del Congreso, donde la posición libertaria será comparativamente mejor –quizá 15 senadores– aunque aun dependerá de acuerdos con otros sectores, posiblemente con el peronismo (o con una parte).

El regreso de las testimoniales

“Lo único que nos importa es que el peronismo se rompa”, apunta un libertario que sigue los pormenores de la interna entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof. Otro operador va más allá: asegura que las parrafadas públicas de Milei respecto a que Cristina “irá presa” son parte de su discurso de campaña, firuletes para la tribuna, porque –asegura– a la Casa Rosada le conviene que CFK esté en el ring electoral en la temporada 2025. La fractura -muy potencial- del PJ no depende de lo que haga o deje de hacer LLA.

Parece inevitable la división y que, al menos en las elecciones provinciales –si van desdobladas– haya dos ofertas peronistas. La Cámpora emitió un nuevo deadline: la sesión del martes próximo, donde tienen número para suspender las PASO con el proyecto del massista Rubén Eslaiman –no el de la senadora cristinista María Teresa García– y agregar la cláusula de elecciones concurrentes. El plan es lograr lo que no lograron el último jueves cuando, por necesitar de dos tercios de los votos de Diputados, se sondeó un pacto con el bloque de LLA que preside Agustín Romo.

Una fuente ultra optimista, casi lisérgica, deslizó este viernes que se abrió una canal de negociación para acordar primero la fecha de votación y luego el reparto de las listas. Por la virulencia que alcanzó la interna, hasta puede resultar ser más saludable que haya dos listas antes que un acuerdo de unidad. El vínculo entre Cristina y Axel es irrecuperable –al menos al estado precrisis– y un pacto frágil no resolverá las discusiones estructurales en el peronismo.

Cristina habló, en Ezeiza, frente a un puñado de intendentes. Planteó la posibilidad de ser candidata a diputada provincial por la tercera sección electoral y que Sergio Massa vaya, como senador provincial, por la primera. Además de que los legisladores, y algunos intendentes, jueguen en las listas locales como concejales. Si ocurre, será el regreso de las testimoniales, formato que instauró Néstor Kirchner en 2009 cuando perdió contra Francisco De Narváez.

La general es una interna

Una característica de las elecciones legislativas de este año es que pueden servir para ordenar internas de partidos y disputas de universos políticos. En PBA, si hay dos listas peronistas, Kicillof y Cristina estarán más preocupados por vencer al otro que por ganar la elección. Del mismo modo, en CABA Karina Milei está más enfocada en dejar tercero (o cuarto) al PRO que en evitar que Leandro Santoro salga victorioso.

El espadeo entre CFK y Kicillof, el despliegue de firmas y avales, es la expresión de armados territoriales que incomodan a los intendentes. Algunos, como Gastón Granados (Ezeiza), firmaron las dos cartas, otros no firmaron ninguna pero aparecen en alguna (como Ariel Sujarchuk, de Escobar). La fractura derramará hacia abajo y derivará en mil picardías.

Detrás del malestar de la militancia, aparece un consuelo. Federico Aurelio, de ARESCO, dice que todavía la opinión pública no mira a la oposición, sino que toda la atención se la lleva Milei. Sobre él se descargan, todavía, las expectativas y las furias.

La esperanza es un capital esencial de Milei que se ancla, en gran medida, en la baja de la inflación. Pero esa gran bandera de la gestión libertaria empieza a debilitarse. En febrero, la inflación cumplió su quinto mes arriba del 2% y mostró, además, un repunte respecto de enero. Las estimaciones para marzo sugieren una suba cercana a 3%. Si rebota por encima de ese escalón, podría generar un efecto negativo en la percepción.

Según Atlas Intel, se generó desde diciembre: si bien la percepción de inflación actual se mantuvo a la baja, la expectativa de inflación futura quedó estancada. El mismo informe indica que para más del 50%, la responsabilidad de la inflación es la “defectuosa política económica del Goobierno” mientras que un 32,5% lo atribuye a especulación de empresas y minoristas.

El tsusami que en el mundo generaron las medidas de Trump suma incertidumbre y, aunque Argentina lograse algunos beneficios particulares, la amenaza de una recesión mundial y un derrumbe de los commodities –cayeron, el viernes, la soja y el petróleo, dos fuentes de divisas– seguramente impactará sobre la economía doméstica. El dato de baja de la pobreza, un buen título para el Gobierno –aunque hay razones para tomarlo con cautela, como debió tomarse la suba exorbitante del último registro– se licuó bajo otras malas noticias.

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.