El loop extremo de Milei: un yanki en el Congreso y el riesgo electoral del peronismo

Estados Unidos auxilió por segunda vez en 20 días al gobierno libertario. Un republicano juntó votos contra la ley DNU. La guerra Francos-Caputo. La BUP tiene a Espert, pero inquieta al PJ.

Javier Milei en Siderar. Foto: Oficina del Presidente.

Sin cargo en la administración Trump, pero con acceso directo a la Casa Blanca, el asesor republicano Barry Bennet regresó a Buenos Aires. Hace 20 días había visitado la Quinta de Olivos. Esta vez no se vio con Javier Milei: viajó a sondear qué músculo tiene la gestión libertaria para tejer un pacto de gobernabilidad post elecciones. Terminó enredado en un oficio primitivo: juntar voluntades para bloquear en el Congreso la reforma del régimen de DNU.

Bennet opera en la CPAC, por donde tiene acceso preferencial al secretario del Tesoro de Donald Trump, Scott Bessent. Su enlace es Santiago Caputo. Los dos influyen desde los bordes y cierto anonimato. A las 18:58 del miércoles, por dos votos, la Casa Rosada pudo rechazar el artículo 3 del proyecto de restricción a los DNU y, con eso, regresarlo al Senado. El Gobierno logró el apoyo de aliados con el argumento de que la derrota haría un “daño grande” al acuerdo con Estados Unidos, según la descripción de un operador a Cenital.

“Era un golpe fuerte contra la poca gobernabilidad que tenemos”, detallaron desde el scrum que negoció con gobernadores y opositores. La Libertad Avanza festejó un empate –la Ley se aprobó, pero por el rechazo en particular a algunos artículos debe volver a Senado, con lo que el Ejecutivo gana tiempo– como un campeonato. El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y el de Chubut, Ignacio Torres, ambos de Provincias Unidas, fueron protagonistas centrales.

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El día después

Rivales de LLA en sus territorios en la elección de octubre, Pullaro y Torres hicieron un gesto que Bennet anotó como buena voluntad para el día después. El asesor de Trump mantuvo, en estos días, reuniones con jefes provinciales y mandos opositores en un ejercicio por testear, sin la hojarasca que venden los voceros libertarios, qué predisposición opositora hay para colaborar con Milei a partir del 27 de octubre.

Los movimientos en Diputados para frenar la ley de DNU fueron un indicio. Además de los tres diputados que pusieron Pullaro y Torres, la Coalición Cívica de Elisa Carrió cambió 3 votos, el MID 2, los exlibertarios de Coherencia otros 2 y el PRO “disidente” mudó tres, lo mismo que la UCR de Rodrigo De Loredo. Algunos pasaron de afirmativo a abstención o a negativo, o faltaron como los tres que responden al gobernador peronista de Tucumán, Osvaldo Jaldo.

Detrás de la celebración de ese modestísimo logro legislativo se cristalizó la guerra interna que protagonizan Caputo (S) y Guillermo Francos. En Diputados, dijeron que fue una masterclass de Francos, el ministro del Interior Lisandro Catalán y el presidente de la cámara, Martín Menem. En Casa Rosada, en cambio, se aseguró que fue una gestión del caputismo, que tuvo a Cristian Ritondo como partner en el Congreso.

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El baile de las sillas

Los involucrados –gobernadores, jefes de partido, diputados– saben con quiénes negociaron, con quiénes hablaron y a quiénes no les atendieron el teléfono en estas horas. Es una noticia en desarrollo y una señal muy inquietante que en medio de la crisis recrudezca una pelea doméstica en la que, ahora, Karina Milei no aparece tan visible. Por momentos, antes de salir a buscar gobernabilidad afuera, Milei necesita construirla en su propio equipo.

Francos, al día siguiente, le apuntó a Caputo al hablar de los que deciden pero no firman. “Que tomen responsabilidad”, disparó el jefe de Gabinete. “No le damos bola”, apuntó un caputista, que se permitió una ironía: “¿Así que la rosca del DNU la hizo Lisandro ‘Charlatán’?”. Menem entrevé que “Dandy” empuja a Ritondo para presidir Diputados. “Guillermo hace política hace 50 años. Se cansó de que un consultor le quiera decir qué hacer”, dijo un operador.

La compra de pesos que, vía el Banco Santander, hizo la Secretaría del Tesoro estadounidense tapó aquellos ruidos y regresó al oficialismo a la atmósfera TMAP. Pero la arquitectura de poder que exige la Casa Blanca –que Bennett exploró estos días en Buenos Aires– aparece difusa. Tan extraordinariamente atípico como la intervención del Tesoro en el mercado criollo es que un delegado de Trump esté operando para sellar pactos para Milei.

Un bañero que no sabe nadar

“Como nadar de noche, en una pileta inmensa”. La opresiva y poética descripción que Juan Forn hace de la muerte en su relato más celebrado (Nadar de noche | RevistaOrsai) encaja con el momento de Milei. La frase se completa con “sin cansarse”, pero eso no aplica para la gestión libertaria que está, ante todo, agotada. En sus dos acepciones: cansada, sin energía, y, aunque suene a tremendismo, luce terminada, sin magia ni herramientas.

La era Milei es un loop extremo: ciclos de intenso deterioro y crisis, en los que aparecen las hipótesis febriles y, cada tanto, cada vez con más urgencia y frecuencia, un auxilio salvador sobre la hora. En esa etapa, la euforia se adueña de Casa Rosada, los trolls salen de sus cuevas, los fans celebran y el mercado se entrena para tratar de recortar pérdidas. En dólares, el Merval acumula una caída de 37,3% en lo que va del año.

Milei es o se convirtió –para el caso es lo mismo– en un bañero obstinado que no sabe nadar: se zambulle al agua y en medio del río, al borde de ahogo, un rescatista corre a auxiliarlo y lo salva. Peor: tras el rescate, no solo no evita volver al río sino que tampoco aprende a nadar. Para el libertario vale la frase burda de que a los pobres no hay que darles pescado sino enseñarles a pescar. Trump, primero vía el FMI y ahora el Tesoro, a Milei solo le da pescados.

No lo veía desde que había muerto, escribe Forn cuando su personaje abre la puerta y se encuentra al padre fallecido años atrás. Si hubiese tenido la suerte de leer a Forn, Trump podría pensar esa frase cuando el martes reciba a Milei en la Casa Blanca. Lo vio el 24 de septiembre en Nueva York, en el marco de la asamblea de la ONU, 24 horas después de que el mensaje político de Bessent salvara al libertario de un lunes negro.

Efecto mariposa (sin mariposas)

Faltan 14 días para la elección del 26 de octubre. Y diez rondas del mercado. La compra de pesos del Tesoro de EE.UU. debería, sumado a la bilateral Trump-Milei, servir como un energizante para atravesar esas jornadas con buenas noticias o, de mínima, sin señales rojas. Una eventual calma en los mercados, sin saltos del dólar y sin amenaza latente, puede ser el mejor aporte de Trump a la campaña libertaria. Una especie de voto-Trump.

La Casa Blanca salva a Milei del abismo y, aunque la asistencia no tenga efecto directo en la microeconomía, tiene incidencia en el clima general. El impacto del último salvataje todavía no está medido, pero dos encuestas registran que el anterior salvavidas de Trump a Milei generó rebote positivo para LLA. Aresco, de Federico Aurelio, registró que la caída de las semanas previas frenó en octubre. Para Hugo Haime, a fin de septiembre el Gobierno recuperó 3 puntos en imagen y lo atribuyó al respaldo de Trump y la calma que eso trajo al mercado. Los dos coinciden en que las expectativas sobre Milei se deterioraron aceleradamente.

El trackeo sistemático de Inteligencia Analítica, que entre otros renglones mide intención de voto en la provincia de Buenos Aires, registró el 29 de septiembre (es decir, el último día de la semana en la que Trump ayudó a Milei y lo recibió en Nueva York) la menor diferencia de Fuerza Patria sobre LLA: 3 puntos. De igual modo, el último lunes, con el escándalo Espert sobre la mesa, la diferencia tocó la máxima del ciclo: 9 puntos arriba FP.

Se produce un efecto mariposa sin mariposas: Bessent compra pesos desde Washington DC y los adherentes libertarios recuperan cierta motivación por ir a votar. Como dijimos antes, un voto trumpista. El último dato nacional de la consultora en la que trabajó Caputo, y que mide para la Casa Rosada con encuestas presenciales, ubicaba a LLA a nivel nacional 3% abajo del peronismo. El dato es anterior al último salvataje del Tesoro.

El inolvidable Espert

Más que la bizarreada en el Movistar Arena, fue el auxilio de Trump lo que sacó parcialmente de agenda el escándalo de Espert, que entró en una espiral oscura: cuando se posó la lupa sobre los negocios del economista, quedó en evidencia que recurrió al ocultamiento patológico, lo que explica que nadie lo defienda. Sigue siendo llamativo que, sabiendo los riesgos en torno a Espert, Milei lo haya sostenido hasta el final.

La Corte, luego de años de siesta, jugó rápido para extraditar a Fred Machado. Y la Cámara Nacional Electoral (CNE), el tribunal que preside Daniel Bejas e integran Santiago Corcuera y Alberto Dalla Vía –de licencia– movió rápido para confirmar a Diego Santilli como primero en la lista, en desmedro de Karina Celia Vázquez (Karen Reichardt). Además, recibió el viernes por la noche el expediente por el pedido de reimpresión que hizo LLA y que el miércoles rechazó la Junta Electoral Nacional de PBA que integran el juez federal Alejo Ramos Padilla, la presidenta de la Corte bonaerense, Hilda Kogan, y el presidente de la Cámara Federal, Jorge Di Lorenzo. La CNE devolvió el caso a La Plata porque falta recabar la postura de los demás partidos políticos.

“Con Espert en la boleta la elección no se puede predecir”, teoriza un operador libertario. La observación es interesante porque se vincula con la característica que impone la BUP, el sistema que se usará por primera vez a nivel nacional en octubre. En los distritos que votan senador y diputado, se esperan dificultades serias, por electores que marquen la primera categoría y no la segunda. Ocurrió en Mendoza cuando se estrenó ese modelo.

LA BUP, un riesgo para el peronismo

Es un desafío, además, para la marca electoral. Uno de los territorios que se mira con más atención es Córdoba, donde hay cierto consenso –pero no unanimidad– respecto de la victoria de Juan Schiaretti sobre Gonzalo Roca, el ignoto candidato de LLA. El adjetivo no es antojadizo: cuando los encuestadores preguntan por Roca, lo elige el 6%; cuando preguntan por Roca como candidato de LLA, crece a 31; y cuando es Roca, candidato de LLA y de Javier Milei, llega a 35.

En el cuarto oscuro cordobés, en la BUP estarán Roca y LLA. Si la CNE no desafía el cronograma y obliga a reimprimir 14 millones de boletas a un costo de casi U$S 10 millones, en la provincia de Buenos Aires ocurrirá algo más: estarán LLA y la imagen de Espert y Reichardt, mientras que Santilli solo figurará por nombre y apellido, en tercer lugar. ¿La imagen de Espert funcionará como un espanta votos?

Haime encontró, en sus estudios, una dificultad operativa: entre los potenciales votantes peronistas, es más amplia la dificultad con respecto a la BUP. La marca nueva –Fuerza Patria–, sin isologos peronistas ni candidatos tan conocidos, parece tener un costo. Haime midió en San Fernando, un territorio que suele funcionar como “testigo” del resultado provincial, y se encontró con un riesgo para el PJ: por encuestas, FP gana por 6 puntos, pero cuando se hace el simulacro de cuarto oscuro, y se usa la BUP, el peronismo pierde 2 puntos y la diferencia se reduce a 4.

No es el único problema del peronismo, que no armó campaña nacional. A veces tiene distintas campañas en una misma provincia y descansa –quizá con criterio– en que todo el gasto lo debe hacer el Gobierno, que es quien debe, en definitiva, remontar la derrota del 7 de septiembre. Habrá que ver cómo impacta la marcha nacional a San José 1111, donde está detenida Cristina Kirchner, programada para el 17 de octubre, 9 días antes de la elección.

Voto anti y cruzado

Ese dato marida con el intento de la Casa Rosada por movilizar todo el voto antiperonista a su favor. El voto anti PJ, o anti K, ha sido un elemento poderoso en las últimas elecciones. El desplazamiento casi absoluto de los votos de Patricia Bullrich hacia Milei en el balotaje 2023 son una prueba cabal de ese fenómeno. Pero ese factor está presente en la historia argentina desde hace ochenta años.

El consultor Javier Correa, de Ad Hoc, remonta las elecciones desde 2003 a la fecha y repasa que, entre aquel turno y 2023, hubo entre 37% y 42% de voto en opciones no peronistas o antiperonistas. Milei es ahora, si no única, la más intensa oferta anti PJ, por lo que según Correa LLA podría aspirar a retener entre 37% y 42% de los votos. Por debajo de 37, será un fracaso electoral y conceptual porque no habrá logrado retener a un elector que potencialmente está dispuesto a acompañarlo.

El consultor estima que el potencial es 40% y 10 millones de votos –lo que sacó Cambiemos en 2017– pero que, además de cuestiones de impacto económico y de gestión, LLA parece haber tenido mala praxis electoral. Si bien tanto Macri entonces como Milei ahora se aliaron con solo 5 de los 24 gobernadores, la diferencia del peso territorial –Cambiemos tenía PBA– y de las alianzas -Macri tenía a la UCR, la CC y gobernadores como Claudio Poggi– hace que la estrategia del armado tenga consecuencias.

Enfrente, aunque controla PBA, el peronismo tiene menos expansión territorial. En 2017 había 13 gobernadores PJ, ahora solo hay 7. En este turno, quizá es más difícil polarizar. El consultor Roque Cantoia, de Doxadata, midió Santa Fe –donde detecta un escenario de tercios entre FP, LLA y Provincias Unidas- y explora un factor determinante sobre el destino del voto.

En los territorios donde aparecen tres fuerzas –ocurre en Córdoba y en CABA, también– se dan preferencias cruzadas que pueden variar según el modo en que se instale la votación. Un caso: 31% de los santafesinos aprueban a Maximiliano Pullaro y a Milei, mientras casi 32% desaprueban a ambos. El peronismo tiene más chances de quedarse con gran parte de eso pero, ¿qué prefiere el votante que ve bien a Pullaro y a Milei, cuando estos compiten entre sí? Si se nacionaliza, razona Cantoia, puede crecer LLA, lo que supone un desafío para el gobernador porque debe interpelar a ese elector que, a diferencia de otros, aprueba a Milei.

El ordenamiento de ese voto puede ser determinante para que el 26 de octubre a la noche, más allá de cómo terminen LLA y el panperonismo, se pueda decir o no que emergió un tercer jugador, Provincias Unidas, para el póker político de cara a 2027. En su propio loop, Argentina revisita los momentos de su historia y es tentador recordar a Fernando De la Rúa: en 2001 consiguió un auxilio monumental, pero la derrota electoral truncó su destino.

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.