El agro apoya con el corazón, pero el bolsillo cruje y agita la baja de retenciones
La presión impositiva, la baja rentabilidad y los costos en dólares ponen al campo en estado de alerta, mientras el sector espera respuestas del gobierno al que sigue respaldando.

El sector agropecuario comienza el 2025 con sensaciones encontradas. Los sondeos de opinión y las encuestas de expectativas entre productores muestran que el apoyo al gobierno de Javier Milei se mantiene, aunque empiezan a alzar la voz en reclamo de la prometida baja de retenciones. Con la rentabilidad del negocio volviéndose negativa por la suba de costos en dólares y la baja de precios internacionales, el agro depende de una cosecha récord para salvar la ropa y quiere que los derechos de exportación se reduzcan cuanto antes, aunque hace equilibrio para no levantarle la voz a una administración a la que considera aliada.
Milei festejó su primer año de gobierno en la Sociedad Rural. Ese 10 de diciembre, ante los socios de la entidad que preside Nicolás Pino, afirmó que, si la economía se recupera y la mejor recaudación lo permite, bajará derechos de exportación. “Espero poder volver el año próximo y que todos podamos festejar que tenemos una economía mucho mejor”, dijo, “y poder festejar que las retenciones han bajado”, agregó. El presidente, que ganó la elección con contundencia en la zona núcleo, renovó el apoyo del sector que puso los votos, pero que ve que otros negocios (la energía y la minería) se llevan los beneficios de la política económica.
A fin de año, el impacto de pagarés por parte de firmas de Los Grobo y problemas financieros de la compañía de insumos Surcos aceleraron el debate sobre la rentabilidad del agro. El Gobierno aseveró en off que el default de dos subsidiarias de Los Grobo obedecía a cuestiones financieras de la compañía. Dejó entrever que especuló con una devaluación que no sucedió. Más allá de eso, el margen mínimo o nulo de ganancia de los productores ganó la escena.
Un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), la más activa para militar la reducción de intervención estatal, detalló que, en el último año, aumentó la participación del Estado en la renta del productor. En el promedio ponderado de soja, maíz, trigo y girasol, dijo FADA, el Estado se quedó con 64,3 de cada 100 pesos de renta agrícola, por los Derechos de Exportación, el impuesto a las Ganancias y tributos provinciales y municipales. En soja (con retención del 33%), afirmó, el Estado capturó el 68,5% de la renta. En trigo -con una retención del 12%, pero con menor margen bruto-, llegó al 69,5%. El Índice FADA está 5,4 puntos por encima del valor de diciembre de 2023.
Cenital no es gratis: lo banca su audiencia. Y ahora te toca a vos. En Cenital entendemos al periodismo como un servicio público. Por eso nuestras notas siempre estarán accesibles para todos. Pero investigar es caro y la parte más ardua del trabajo periodístico no se ve. Por eso le pedimos a quienes puedan que se sumen a nuestro círculo de Mejores amigos y nos permitan seguir creciendo. Si te gusta lo que hacemos, sumate vos también.
SumateEl combo de apreciación cambiaria subió los costos internos en dólares, que se suman a los de los insumos. A su vez, el precio internacional cae, por las buenas expectativas de producción global y la desaceleración en la economía china. “Hoy, el productor argentino vende la soja y cobra un 7% más que hace un año”, aseguró el especialista Javier Preciado Patiño. “Pero en el interín, los costos internos aumentaron muy por encima de ese 7%: los combustibles, los fletes, la mano de obra, todos los servicios se encarecieron en dólares”, añadió.
Nicolás Sesnich, analista de la consultora FyO, sostuvo: “Nuestros clientes coinciden en que, con estos costos, la soja necesita de un precio de unos 285 dólares por tonelada” en Rosario, es decir, descontadas las retenciones -es el valor efectivo que recibe el productor-. “Hoy fluctúa entre USD 260 y USD 270”, contrastó.
“Hoy, todos están muy jugados a que el clima ayude, la campaña sea muy buena y puedan sacar entre 4500 y 4600 kilos de soja por hectárea y entre 12.000 o 13.000 kilos de maíz”, agregó Preciado Patiño. La campaña puede ser récord, aunque las perspectivas hídricas para enero y febrero no son tan optimistas como lo fueron hasta el mes pasado.
Por eso, la discusión sobre las retenciones volvió a escena. Las entidades agropecuarias, sobre todo la Sociedad Rural, hacen equilibrio. En los últimos meses, orientaron sus reclamos a la provincia de Buenos Aires y a otros distritos por los impuestos provinciales y las tasas municipales. Ahora, no alcanza.
“El problema cero son las retenciones”, afirmó a Cenital María Soledad Aramendi, presidenta de la Sociedad Rural de Rosario. “Hay rentabilidad negativa y es muy probable que muchos productores chicos y medianos caigan, y también que las empresas grandes estén complicadas”, sostuvo. “La soja a este precio es inviable”, añadió.
La productora y dirigente pugna por una baja generalizada de impuestos nacionales, provinciales y locales. “Las provincias no pasaron la motosierra”, se quejó. Pero, en el plano nacional, cree que los plazos se acortan. “Necesitamos una baja de retenciones para abril, porque es el momento de la cosecha y hay obligaciones de pago”, afirmó. Cree que la dirigencia rural tiene que moverse con mayor vehemencia en el reclamo.
Nicolás Pino tiene línea directa con Luis Caputo y hace equilibrio. Tiene a su favor que, a pesar de que productores levanten la voz y hasta se hagan virales, el apoyo al gobierno de Milei en el agro todavía es explícito.
El barómetro que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral mostró que, en noviembre, el 60% de los productores encuestados pensaba que Milei “ha cumplido con las expectativas depositadas en su gestión por el sector agropecuario”, mientras que el 36% sostuvo que estuvo por debajo. Le reconocen a la gestión haber bajado la inflación y la tasa de interés, clave para el financiamiento. También, “que era necesario un fuerte ajuste”.
Pero casi cuatro de cada diez productores creen que Milei no cubrió las expectativas, y el principal motivo es la presión impositiva. “El Gobierno no ha cumplido con las promesas de reducir los derechos de exportación (ni) ha eliminado ningún impuesto al sector agropecuario”, se lee. El informe agregó: “Al no bajar las retenciones, la rentabilidad está en niveles mínimos o negativos”.
El agro apoyó con los votos y con el corazón, pero su expectativa contrasta con la gran transferencia de recursos que la política económica orientó a la energía y, en menor medida, la minería. Los sectores que más militaron la baja de impuestos padecen el lado negativo de la estabilización vía apreciación del tipo de cambio y necesitan, ahora más que nunca, empezar a cobrar su apuesta.