Desconfianzas cruzadas en el Congreso: ¿están los votos para resistir el veto?
Los bloques se acusan entre sí por posibles ausencias o votos que se den vuelta. La lupa sobre los radicales. La apuesta por la exposición pública.

Después de una de las peores semanas para el Poder Ejecutivo en el Congreso Nacional, diputados y senadores quedaron inmersos en un juego de desconfianzas mutuas que se desarrolla entre las presiones que reciben de la Casa Rosada y su dispositivo comunicacional paraoficial en redes sociales. El veto total del presidente Javier Milei a la recomposición y nueva fórmula de actualización de las jubilaciones vuelve a poner a las dos Cámaras bajo la lupa. Particularmente, a la Cámara de Diputados, adonde los bloques que unieron fuerzas para aprobar el proyecto ahora se miran de reojo. Las mayores sospechas recaen sobre los radicales.
Para aventar cualquier suspicacia, el bloque que preside Rodrigo De Loredo publicó hace algunos días un comunicado resaltando: “Estamos comprometidos con el objetivo de alcanzar el déficit fiscal cero, pero sostenemos firmemente que este no puede lograrse sacrificando los haberes jubilatorios”. Una señal para enrolarse dentro del grupo que intentará resistir el veto. A comienzos de junio, el conglomerado que impulsó el proyecto estuvo integrado por Unión por la Patria, la UCR, Encuentro Federal y el Partido Socialista. Juntaron 160 votos contra 72 de los libertarios y el PRO. Quedaron a doce voluntades de lograr los dos tercios en un escenario de asistencia perfecta.
Como para revertir un veto presidencial no solo juegan los votos sino también las ausencias, tras el comunicado del radicalismo, que parece indicar que sus 33 diputados resistirán el veto, muchos pusieron la lupa sobre una jugada política que también incluyó un comunicado pero que no se tradujo en votos, o al menos en el 100% de los votos del bloque: el rechazo al DNU de los fondos reservados para la SIDE, que entre la expresión pública de rechazo y la sesión perdió una docena de votos radicales. Ocho diputados de la UCR votaron a favor del decreto y cuatro se ausentaron.
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Además, el viernes pasado llamó la atención entre los observadores del Palacio una actividad que compartieron, en el momento más tenso para el oficialismo, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y dos diputados radicales en Córdoba (además de otras figuras libertarias). Soledad Carrizo y Luis Picat participaron de la foto con Menem y con la macrista Laura Rodríguez Machado y encendieron las alarmas entre sus compañeros de bancada. Picat fue uno de los radicales que votó junto con el Gobierno para sostener el DNU de fondos reservados para la SIDE.
También hay algunas dudas sobre qué hará el gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, que venía reclamando “sensibilidad” de parte de la Casa Rosada y en los últimos días comenzó a recibir algunas señales amigables. Por lo pronto, en una semana recibirá en su provincia a Milei, quien confirmó su participación en la Convención Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas. “Cornejo levanta de sus bancas a por lo menos seis tipos”, dicen fuentes al tanto de las internas en el radicalismo.
El Frente de Izquierda, que a principios de junio se abstuvo en la votación, ya anunció que esta vez sumará sus votos para intentar revertir el veto. Aún así, uno de los diputados más activos en la búsqueda de votos reconoció ante Cenital: “Estamos muy justitos… si el Gobierno se mueve, bien lo puede evitar”. La apuesta de quienes buscan sostener y abultar la mayoría necesaria pasa por la exposición pública que implicaría votar o ausentarse en contra de los jubilados y en un argumento que Miguel Pichetto repite a quienes dudan: “La Corte Suprema ha establecido que es obligatorio que se aplique una fórmula de ajuste. Si esa fórmula no aparece, esto en cualquier momento lleva a un montón de juicios”.
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SumateEl panorama en el Senado también es de desconfianzas cruzadas, pero en este caso, aunque el escenario es mucho más favorable a la posibilidad de resistir el veto, todas las miradas apuntan al PRO. En la Cámara alta hubo 61 votos para sancionar la reforma jubilatoria, 13 más que los dos tercios. En esos 13 votos “de sobra” están los seis macristas que, incluso si flaquearan después del reproche público que les dedicó su jefe político por haber acompañado la recomposición de los haberes, no pondrían en riesgo la posibilidad de lograr los dos tercios.
Sin embargo, no está claro qué pasará con los senadores del PRO, quienes por un lado manifestaron distintos grados de disgusto con la actitud de Macri y, por otro, explicaron, en insistentes comunicaciones reservadas después de la votación, que eligieron pronunciarse como lo hicieron porque creyeron que era una salida que contemplaba los intereses cruzados que se expresaron en la ley. Es decir, ante la evidencia de que el proyecto tenía los votos necesarios para ser sancionado más allá de lo que hiciera el PRO, los senadores macristas decidieron evitar un costo político excesivo ante sus electorados. Por eso, votaron a favor en general y luego, en la discusión particular, rechazaron los artículos que el Gobierno denunció como amenazantes del superávit fiscal.