Al principio es rico: el dólar barato ayuda a Milei a dar buenas noticias, pero lo pone contra las cuerdas

Mientras la actividad económica mejora y la inflación se desacelera, las dudas persisten sobre la sostenibilidad del esquema cambiario.

Los datos económicos del tercer trimestre que el INDEC oficializó en los últimos días fueron mejores a los esperados y entusiasmaron al Gobierno. “Tocamos piso en marzo y después salimos como pedo de buzo”, celebró el presidente Javier Milei este lunes, en una charla con Alejandro Fantino. Del otro lado, los “mandriles” recalculan sus proyecciones inmediatas. La economía caerá este año menos de lo esperado porque la inflación baja más rápido, dicen. Pero advierten que la sostenibilidad de corto plazo sigue en riesgo, por la apreciación cambiaria.

El Gobierno celebró tres informes que publicó el INDEC. El PBI creció 3,9% en el tercer trimestre contra el segundo, con una fuerte reversión de la caída del primer semestre del año. En octubre, la tendencia continuó. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) marcó una recuperación intermensual de 0,6% para octubre y un descenso de 0,7% interanual. “Este camino se transita con una marcada heterogeneidad entre sectores”, indicó la consultora ACM.

El organismo estadístico también difundió un índice de salarios que mostró en octubre un rebote marcado, con un aumento en las remuneraciones formales que supera a la inflación en 1,6 puntos porcentuales. “El descenso de la inflación en septiembre y octubre alentó una recuperación salarial, cuya intensidad está mediada por la fuerza de la desinflación y la inercia salarial”, sostuvo la consultora C-P.

La firma hace un relevamiento de las paritarias y sostuvo que, en noviembre, la mejora de los ingresos se ralentizó y habría sido de 0,2% real. “En la medida que los intentos del Gobierno de imponer una pauta inflacionaria que se acerque al 1% se trasladen a las paritarias, se consolidará una tendencia al estancamiento de los ingresos”, consideró.

Pero las perspectivas mejoraron. Datos oficiales preliminares permiten estimar que el índice de Pobreza del tercer trimestre habría perforado el 40%, como detalló Daniel Schteingart. Más allá de la cuestión metodológica, la baja de la inflación ayuda a detener la escalada que el Gobierno cebó en el primer trimestre, en la peor etapa del ajuste.

“Es esperable que el desempeño económico se beneficie de una mejora de los ingresos reales por la desaceleración de la inflación y una incipiente reactivación del crédito”, afirmó ACM. “Se estima que la contracción del PBI en 2024 podría ubicarse entre 2,6% y 2,9%, mejorando frente al consenso inicial de 3,5%”, añadió.

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Equilibra estimó que, en noviembre, la actividad habría recuperado otro 0,5% mensual y no habría caído contra el mismo mes de 2023. Durante el año, la recuperación del agro compensó, en parte, las fuertes caídas de la construcción, la industria y el comercio. Pero estas actividades estarían tocando piso. “En los primeros 11 meses del año, el EMAE acumula una caída de 2,5% interanual. Tras mejores resultados que los esperados durante los últimos meses, corregimos nuestra proyección del PIB para 2024 de -2,5% a -2,0% promedio anual”, indicó la consultora que dirigen Diego Bossio y Martín Rapetti.

Para Matías Surt, director de Invecq, buena parte de la recuperación mejor a la esperada obedece al ajuste fiscal. “Mucha gente no confiaba en la potencia del equilibrio fiscal como estabilizador, pero nosotros siempre lo tuvimos muy presente”, dijo. “Había muchas dudas sobre si se podía lograr el ajuste fiscal; nosotros creíamos que la inflación era una gran aliada para hacerlo, porque permite licuar un montón, no es lo mismo que ajustar el déficit con inflación cero como en el gobierno de Fernando De la Rúa, en 2001”, agregó. “Sí nos sorprendió la poca resistencia política y social a todas las transformaciones de este año, que permiten una estabilización más rápida”, añadió.

Hacia adelante, persisten dudas. Para Surt, las cuentas fiscales ordenadas y el reacomodamiento de buena parte de los precios relativos (tarifas) son “elementos que permiten pensar que esto es sostenible”. Pero agregó: “La mayor duda claramente empieza a ser la sostenibilidad cambiaria”.

El frente cambiario

Los que la ven y los que no la ven hablan de la apreciación del peso. El ancla cambiaria explica la mejora de los ingresos y la mayor confianza de los consumidores. Pero también es un nubarrón que ya mira de frente y desde muy cerca a la política económica. A la dinámica inflacionaria propia, que se “comió” el espacio que Luis Caputo hizo al depreciar el peso 120% de golpe, a mediados de diciembre de 2023, se suman la incertidumbre que acarrea el ascenso de Donald Trump en Estados Unidos (el dólar se valoriza contra el resto de las monedas, y el peso está atado a esa divisa) y, sobre todo, la fuerte devaluación del real en Brasil, que el Banco Central de ese país intenta detener con ventas de reservas por más de USD 25.000 millones y contando.

Alberto Cavallo, hijo de Domingo y economista de Harvard, publicó en X un gráfico bastante contundente. Al relevar una canasta de bienes y servicios, sostuvo que Argentina está 19% más caro que Brasil. Cuando eso ocurre, mostró en un gráfico, “las desviaciones suelen corregirse en pocos meses”. Traducido: o el real se aprecia o el peso se devalúa. No hace falta recordar el boom de consultas y reservas para viajar a Brasil estas vacaciones.

Rapetti, de Equilibra, advierte sobre la apreciación cambiaria con un énfasis cada vez mayor. La recuperación, afirmó, “va a seguir siempre y cuando se mantenga el esquema de control al tipo de cambio”. La intención de Milei de reducir la tasa de suba del dólar oficial a 1% mensual va en esa línea. “Si partieron de un precio del dólar atrasado y a menos de un año de andar, el tipo de cambio ya está atrasado de nuevo, y el programa sostiene que seguirá atrasándose, claramente hay un gran signo de interrogación. Si no era sostenible antes, ¿por qué lo será ahora?”, argumentó.

La respuesta oficial es que el equilibrio financiero logrado al pagar gastos primarios e intereses de deuda con ingresos propios alcanzará para evitar presiones devaluatorias como las que surfea Brasil por mostrar un déficit primario cercano a 2% del PBI. El mercado financiero no luce muy convencido y el Banco Central debió hacer fuertes ventas en el mercado paralelo para contener el precio del dólar CCL y la brecha cambiaria.

“No veo que con este tipo de cambio se pueda tener una cuenta corriente muy superavitaria como la que necesitaría Argentina”, dijo Matías Surt. “Entonces, entra en juego cómo el Gobierno convence al mercado, principalmente del exterior, porque el inversor interno ya se convenció y entró al blanqueo”, sostuvo.

Rapetti es más escéptico. El “dólar barato” es sensación de bienestar. “Mientras el gobierno atrase el tipo de cambio, aumenta el poder de compra”, dijo Rapetti. “Eso empuja a la economía, aunque pueden aparecer empresas que muden su producción a Brasil o a otros lugares y despidan gente. Este es otro factor de sostenibilidad que se vincula con el tipo de cambio y se ve con el tiempo, aunque hoy la gente esté contenta con la estabilidad y la baja de la inflación”, agregó.

Según Equilibra, el Gobierno tendrá el año que viene un déficit de cuenta corriente de hasta USD 7000 millones. Por un lado, porque la recuperación económica y el tipo de cambio apreciado impulsarán mayores importaciones. Por otro, porque la cuenta de servicios será más deficitaria. “Si el año que viene hay USD 10.000 millones de déficit de turismo, los viajes se comerán todas las exportaciones adicionales de energía”, afirmó.

El Gobierno quiere acelerar un nuevo acuerdo con el FMI que involucre un desembolso inicial fuerte, de más de USD 10.000 millones. ¿Prestará ese dinero el FMI, con o sin Donald Trump, para financiar los gastos de argentinos en el exterior, o pedirá soltar el tipo de cambio? La estabilidad cambiaria depende, en parte, del carry trade que ofrece el Gobierno al pagar tasas en pesos más altas que la devaluación.

En opinión de Equilibra, no hay Vaca Muerta que evite los riesgos macro de la apreciación cambiaria. “Los complejos de energía y minería agregarían, en el mejor escenario previsto para 2030, unos USD 700 de exportaciones per cápita a los USD 300 que se exportan hoy”, explicó. Si se suman las exportaciones totales de bienes y servicios, Argentina exportaría USD 2000 per cápita. “Luce modesto si se considera a la luz de los USS 3000 de Chile, los USD 4000 de Canadá o los USD 7000 de Australia en exportaciones per cápita de los mismos rubros (agro, energía y minería”.

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Periodista especializado en Economía. Pasó por La Nación, Bae, El Cronista y TN. Actualmente es columnista en Mejor País, en Radio Con Vos.