Especial salud mental: Bilinkis, Fernández, Kohan y Calvo con Iván Schargrodsky
Con el documental de Ofelia como punto de partida, en #OnTheRecord se debatió sobre cómo vivimos y cómo nos afectan las pantallas en la vida diaria.
El mes pasado, la exlegisladora porteña Ofelia Fernández publicó el documental ¿Qué le pasa a nuestra generación? Cómo ser feliz, en Corta, y, tomándolo como punto de partida, en la última edición de #OnTheRecord se debatió sobre salud mental, cómo afectan las pantallas la vida cotidiana y, en última instancia, cómo vivimos. Iván Schargrodsky conversó con Ofelia y el tecnólogo Santiago Bilinkis, la psicóloga Sofía Calvo y su colega y escritora Alexandra Kohan.
“No fui a hacer un ensayo sobre la tecnología. Hice un ensayo sobre que me estaba volviendo loca y veía que a mi alrededor también, que todos mis amigos se automedican sin psiquiatra, que está todo el mundo haciendo cualquier cosa. Y dije: ‘Bueno, quiero pensar un poco esto’. Y me parecía indisociable de la discusión sobre la tecnología, porque tal vez es parte de las nuevas formas de relaciones que no nos detuvimos a entender políticamente”, dijo Ofelia Fernández.
El valor del tiempo
“El mayor problema es que el recurso más escaso en la vida no es el dinero, sino el tiempo», sumó, por su parte, el empresario Santiago Bilinkis. «Es aún más escaso que el dinero, y el tiempo se mercantilizó de una manera… Siempre estuvo mercantilizado, por lo menos desde la Revolución Industrial: la mayoría de las personas tiene que vender parte de su día, que deja de pertenecerle, para poder sobrevivir. Ya eso es un poquito una aberración: siendo el recurso más escaso, buena parte de las personas están completamente condicionadas por la obligación de vender su tiempo. Pero ahora apareció un modelo de explotación del tiempo mucho más perverso, donde te genero incentivos para que me lo entregues de manera voluntaria, porque yo puedo monetizar tu atención”.
Él admite haber creído en Silicon Valley, en que podía ser una nueva cara del capitalismo. Ahora asume su ingenuidad. El creador digital, además, señaló que este es “el momento psíquicamente más demandante de la historia”. Para él, el daño más profundo, el quiebre tecnológico, fue hace 5 años, cuando TikTok inventó el contenido desconectado. “Ese es un invento que cambió la humanidad y, sin embargo, no entró en el radar de prácticamente nadie”.
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SumateEl dominio del algoritmo
“Cuando nacieron las redes sociales, vos veías el contenido de las personas a las que seguías en orden cronológico inverso, o sea, lo más reciente primero, lo más antiguo después. El primer cambio fue ordenar algorítmicamente. Como había mucho contenido y no lo llegabas a ver todo, había curaduría algorítmica: yo voy a elegir qué es lo que vos vas a ver, pero todavía me circunscribo, juego dentro de la cancha que vos me delimitaste con tu elección de a quiénes querés seguir (…) TikTok, hace cinco años, dice: ‘Me importa un carajo a quien seguís. Te voy a mostrar todo. Te voy a elegir el contenido más adictivo para vos, independientemente de que lo haya hecho cualquier persona en este planeta. El 5% del contenido que ves en este momento es de personas que conocés’”, dijo Bilinkis.
Sofía Calvo: “Sí, nos fuimos a la mierda con la tecnología, por ponerlo bien coloquial. Nos fuimos un poco al pasto, pero la idea es que eso que lo llevamos a extremos que nos están haciendo mucho daño, veamos la forma de que se centralice un poco para que no seamos ni neandertales ni tampoco animales laborans”.
Nadie se quiere aburrir
La psicóloga de Luzu agregó: “Somos discursos y el discurso de hoy en día te lleva a que lo que no pasa en redes sociales no existe. Entonces, también la búsqueda es de existir. Para mí, en realidad, es más inocente lo que hacemos en algún punto. Es la búsqueda del reconocimiento, que es lo que hacemos desde que llegamos al mundo hasta que nos morimos: buscar ser reconocidos, porque eso es nuestra propia existencia. No lo siento como tan narcisista. Creo que hay una búsqueda de amor ahí. El tema es que es una búsqueda errada y que viene de la mano del discurso en el que estamos inmersos ahora”
“Obviamente hay una crisis de autoridad y esa crisis de autoridad fue a parar a las familias también”, opinó Alexandra Kohan. “Y los padres también tienen cierta crisis de autoridad y pasaron de prohibir todo a permitirlo todo, que es lo mismo”.
Y agregó: “Hoy no hay imaginación, no hay lugares para imaginar, tampoco hay lugares para aburrirse. O sea, no hay aburrimiento. Los padres tampoco aguantan el aburrimiento de los niños. Los adultos no aguantamos el aburrimiento, porque no es culpa de los padres. Estamos todos metidos en esa… Ninguno de nosotros estamos afuera de eso”.