Milei y las razones secretas de un voto que rompe todo

Mejor que lo pronosticado, pero sin llegar al que esperaba 100 días atrás, el libertario revivió el 26-O. Todo lo que no es violeta, en crisis. La implosión del peronismo y los rehenes de la Casa Rosada.

Más que la victoria propia, Javier Milei debe festejar las derrotas ajenas. Candidato top de La Libertad Avanza (LLA), en una elección en la que competía contra sí mismo, el libertario se anotó un triunfo que se puede medir en tres dimensiones: superó el 40%, ganó en 15 provincias y acrecentó a entre 91 y 94 el bloque de diputados alineados, una base sólida que con socios y aliados lo deja a tiro de quórum en la Cámara baja.

Anoche, Javier Milei, Karina Milei y Santiago Caputo en el bunker de La Libertad Avanza.

La paliza simbólica excede los números: ganar Córdoba y Santa Fe, dominios de Provincias Unidas (PU), era un objetivo posible, pero dar vuelta la elección del 7 de septiembre en provincia de Buenos Aires no figuraba ni en los planes más fantasiosos. Con ese golpe, Milei noqueó al peronismo que retomará, inevitablemente, una batalla interna que estaba encapsulada por los casi 14 puntos que Fuerza Patria le sacó a LLA 50 días atrás.

En la provincia, Milei sumó 1 millón de votos respecto a septiembre mientras FP aumentó unos 150 mil. El factor que activó a esos votantes, que antes se quedaron en la casa y ahora salieron, en masa, a votar a LLA –luego del escándalo narco con José Luis Espert, de las coimas en Discapacidad que conectan con Karina Milei y de una economía en crisis– es la clave de un malón electoral impredecible.

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El mapa de Diputados. Fuente: Resultados.elecciones.gob.ar

El mercado político

El domingo a la noche, con los datos tibios, Milei queda solo en el ring. El peronismo profundiza la crisis que nunca se dispuso a reparar, Mauricio Macri se vuelve irrelevante y las acciones de la tercera fuerza, con un dramático último acto de Juan Schiaretti que perdió por 14% con un desconocido, se licuaron en un solo momento. Magnánimo o brutal, el libertario podrá quedarse con el capital del PRO y PU.

Con 8,3 millones de votos, LLA creció 1,3 millones de votos respecto a lo que obtuvo en la general del 2023. La fusión política y electoral PRO-LLA no significó la sumatoria de los votos de ambos espacios. Unos 5 millones que en la presidencial fueron a Patricia Bullrich –y que en el ballotage migraron casi totalmente a Milei– este domingo no fueron a Milei.

Los 40 puntos que muestran un score potente de LLA se nutren de una concurrencia baja, menor a 68% y la más baja desde el regreso democrático, si se compara con elecciones generales. En porcentaje y en números, a LLA le fue peor que a Mauricio Macri en 2017, que logró un 41,75% pero acumuló 10,3 millones de votos. Algo es cierto: la economía de Macri estaba mejor que la de Milei.

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El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, sostuvo anoche que el presidente Javier Milei “se equivoca si festeja que este resultado electoral donde seis de cada diez argentinos han dicho que no están de acuerdo con el modelo que proponen”.

La matemática de la gobernabilidad

Ni en el furor de la victoria, Milei pudo dejar de lado la matemática creativa: habló de una victoria por 11 puntos sobre el peronismo –fueron 9– y aplicó una lógica de decir que 2 de 3 votantes, lo hizo contra el peronismo. Con el mismo criterio, pudo decir que 3 de 5 votantes, votaron en contra de su proyecto. El libertario presume, y tiene razones para hacerlo, que buena parte del voto de centro –aunque no haya sido a su favor– le terminará redituando.

No hay razones, a simple vista, para pensar que el cordobés Martín Llaryora o el santafesino Maximiliano Pullaro, artífices junto a “Nacho” Torres, de Chubut, de Provincias Unidas, puedan a aspirar a otra cosa que no sea alinearse con la Casa Rosada. Falló, de raíz, la Biblia del provincialismo con planteos como los referidos a la paralización de la obra pública. A juzgar por los resultados, no es un problema para los votantes y no debería serlo, entonces, para los gobernadores.

La oportunidad se le abre a Milei y los actores que tiene delante valen mucho menos que una semana atrás. Ese es, quizá, el principal impacto de la elección: si un resultado flojo de Milei licuaba los motivos para que los “amigables” lo ayuden, una victoria sólida y el fracaso de la aventura PU, vuelve a los gobernadores del centro casi rehenes de la Casa Rosada.

Es más fácil negociar desde la victoria que desde la derrota y Milei, según decían anoche a Cenital desde LLA, mantiene en pie la idea de renovar su gabinete para encarar la segunda parte de su mandato presidencial. Perdió fuerza, si es que alguna vez estuvo realmente en el menú, la incorporación de Santiago Caputo como ministro con firma. Sale del radar, además, un hipotético recambio en Economía.

En una ecuación básica, al menos el 40,7% de los votantes, validan la política económica de la Casa Rosada aunque –o justamente porque– sea necesaria la palabra de Donald Trump, y los dólares del Tesoro de EE. UU., para mantener la estabilidad en el mercado cambiario argentino. Todo indica que Scott Bessent podrá, esta semana, exponer como una jugada maestra que vendió dólares a 1.370 pesos que, por lo que anticipa el mercado, bajará de los 1.480 del mayorista.

Milei, un loop

Como en 2023, a Milei le fue mejor que a su partido. Salvo el turno en CABA, con Manuel Adorni muy ligado al presidente, todas las experiencias electorales libertarias –zafó con el pacto con la UCR en Chaco– fueron perdidosas. Sobre ese antecedente, que tuvo su peor golpe en septiembre en la provincia de Buenos Aires, se pretendió anticipar un tropiezo nacional. Pero, otra vez, no ocurrió. Milei es un loop.

El mal desempeño en los territorios fue la matriz de la disputa interna entre Karina Milei y Santiago Caputo. Este domingo, pasadas las 19:10, la hermanísima salió a la explanada del hotel Presidente, escoltada por Martín Menem, en una aparición inesperada, que pareció transmitir una señal sencilla: que ella era, como jefa del partido, artífice de la victoria y que su protegido, Menem, es intocable en la jefatura de la Cámara de Diputados.

Como en 2023, con menos votos, Milei se montó sobre un doble pánico: el peronismo y los temblores de las políticas económicas del peronismo. La amenaza de un regreso del PJ y el fantasma de un estallido el día después frente a una eventual derrota de Milei parecieron complotarse a favor del presidente. Si, más que el apoyo a las ideas de la libertad, esas fueron las razones secretas del triunfo, Milei ganó tiempo pero empezó a correr, contra reloj, el plazo para que las ilusiones libertarias den alguna señal de vitalidad.

El milagro de Milei fue ganar con la economía en recesión, los salarios a la baja y una desocupación que se expande. La incertidumbre cambiaria, con la amenaza de un dólar caotizado, quizá le jugó a favor. 

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.