Así caminamos hacia la tercera marcha federal
Frente al Congreso y en todo el país, una multitud reclamará por los vetos a las leyes de emergencia pediátrica y de financiamiento universitario en defensa de las instituciones.
¿Cuántas instituciones públicas tenemos en la Argentina que nos hagan sentir orgullosos? ¿Cuáles de ellas elegimos, incluso teniendo la posibilidad de pagarlas, por encima de la oferta privada? Ante una situación de angustia absoluta de una familia, una de ellas es el Hospital Garrahan; otra sin duda, es la universidad pública a la hora de decidir sobre nuestro futuro. Ambas confluyen en una masiva movilización frente a un gobierno que las ajusta y las destrata desde todos los ángulos.
Las autoridades de todas las universidades nacionales anunciaron un estado de funcionamiento crítico. Tan alarmante anuncio se realiza luego de más de un año de desgaste y ante la imposibilidad de seguir sosteniendo el sistema bajo las reglas que impone Milei.
¿Cuál es el estado de situación? El presupuesto para los llamados gastos de funcionamiento, es decir, para pagar los servicios y hasta la tiza o la computadora para dar clases están atrasados un 30% respecto a la inflación. Un docente que inicia su carrera percibe $320.000 de salario y un médico residente de un hospital universitario apenas $1.200.000.
Los voceros del gobierno dicen que les preocupan las tasas de graduación, pero mientras tanto, las becas de los estudiantes están congeladas hace un año y perdieron el 65% de su poder adquisitivo, hoy no alcanzan ni para pagar el transporte. Al mismo tiempo, se paralizaron las obras y la gran mayoría de los programas de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología.
Desde la mentira y el desprecio, el Gobierno Nacional construye su relato para desarticular el reclamo. Todo el esfuerzo que no han hecho para construir una mesa de diálogo, lo volcaron en intentar construir una imagen negativa de las universidades nacionales, a partir de las retóricas del despilfarro de recursos, la connotación de sus autoridades como corruptas, estudiantes fantasmas, docentes adoctrinadores y negativas ante auditorias y controles.
Lo hace desde el inicio de su gestión, a pesar de los reconocimientos internacionales que demuestran la calidad de las casas de altos estudios donde Argentina se encuentra liderando rankings. De hecho, los datos demuestran que la Universidad de São Paulo invierte 10 veces más por estudiante que la UBA y la Universidad Autónoma de México 5 veces más. Sin embargo, la Universidad de Buenos Aires lidera ranking internacional como la mejor de América Latina compartiendo podio con las mencionadas.
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Sumate¿Por qué sucede esto? ¿Cómo hacemos tanto con tan poco? Eso es gracias al recurso humano que tenemos en el sistema universitario. Es la calidad de nuestros docentes e investigadores. Los mismos que hoy el sistema denuncia no poder retener. Un profesor que se formó toda la vida para estar frente a un aula hoy se ve en la cruel decisión de tener que elegir entre llegar a fin de mes o seguir dando clases. El gobierno los empuja a la renuncia o al exilio.
El anuncio de Milei sobre el presupuesto 2026, sigue en el mismo sentido, es una burla para los universitarios y los sectores que más sufrieron la motosierra del ajuste. Una cortina de humo para desmovilizar frente a la masiva convocatoria.
En primer lugar, porque se trata de un presupuesto construido sobre un optimismo injustificado o sobre una mentira deliberada. ¿Alguien verdaderamente cree que el 31 de diciembre del año que viene el dólar va a estar más bajo que el de hoy? Sobre este supuesto construye el gobierno su castillo de naipes.
Pero también es un presupuesto que deroga normas que constituyeron acuerdos transversales y establecieron pisos en la inversión educativa. Como la Ley Nacional de Educación que fijó el 6% del PBI para todos los niveles. Al mismo tiempo, la propuesta que Milei lleva al Congreso ofrece para las Universidades Nacionales un financiamiento muy por debajo de lo que solicitaron los rectores (de 7.3 billones que pidieron para funcionar apenas asigna 4.8 billones) y no reconoce el corazón del problema actual: la pérdida del 40% del poder adquisitivo de los profesores. Muy por el contrario, el mensaje hacia los docentes es que van a tener que acostumbrarse a los salarios de miseria.
Esa es la respuesta del gobierno nacional, que celebra sus “éxitos”, diciendo que “lo peor ya pasó”, vanagloriando una política de ajuste, mientras gobierna por decreto y veto, rechazando un proyecto de ley que se construye a partir de los preceptos de la estabilidad financiera y la transparencia en el uso de los fondos públicos, así como en la igualdad federal, la importancia de la formación profesional, la previsibilidad institucional y sobre todo la autonomia y autarquia de las universidades nacionales para contar con recursos estables y no dependientes del gobierno de turno.
En la vereda de enfrente un sistema completo, de miles y miles de docentes, trabajadores, estudiantes y graduados resistiendo, con realidades particulares y contextos diferentes, que se pueden ver todos los días en las aulas; Milei decida ir en contra del sacrificio que hacen familias enteras que reconocen en la educación su futuro y el de sus hijos.
Es el recurso humano, en la primera línea, el que pone el cuerpo y el alma, ante un contexto de emergencia, desgaste y necedad de quienes trabajan con esmero por atacar de manera descarada a la universidad que conocemos; acompañado ciudadanos que aun, no formando parte de la comunidad universitaria, reconocen en ella la necesidad de protegerla como herramienta de ascenso la social, como orgullo nacional y sobre todo, como el futuro de nuestro país.
El presidente sostiene que la igualdad de oportunidades es una aberración, nosotros decimos que no es una utopía, muy por el contrario es el compromiso que asumimos con los niños y niñas de la Argentina, por los de hoy y por los que vendrán. Así caminamos hacia la tercera marcha federal.