Plata o m*erda, la aventura definitiva de Milei y Caputo con el FMI
Una "OTAN financiera" aportó un arsenal de dólares para que el libertario enfrente la crisis. La fase 3 y el plazo para atravesar la tormenta. El giro de Milei: de despreciar a convencer. El nuevo “setentismo” de CFK. La pelea por $LIBRA.

“Todo marcha acorde al plan”, balbucea, casi susurra, Javier Milei. Hace una invocación a las fuerzas del cielo pero no lanza su grito de guerra, VLLC. El tono soft del mensaje presidencial contrasta con la euforia que el viernes, al atardecer, se adueñó del área presidencial en el primer piso de Casa Rosada. Dos horas antes, Luis Caputo, había sacrificado el dogma anti devaluación y el Gobierno entró en una aventura definitiva.
La “fase 3”, que deja flotar el dólar en una zona entre 1.000 y 1.400 pesos, debe mostrar rápido que apaga la incertidumbre del mercado. “Resistir diez días”, estima un operador ante Cenital. Contra –casi– todos los pronósticos, Milei logró un rápido y amplísimo respaldo de esa especie de «OTAN financiera» que expresan el FMI, el Banco Mundial y el BID. Se espera un plus, además, del Tesoro de Estados Unidos. El scrum del sistema de poder político y financiero externo se activó en defensa del libertario. En medio del crack global, el fenómeno barrial necesitó –y consiguió– el auxilio de las potencias y los multilaterales.
Dólar, cepo y metro cuadrado
En línea con el diagnóstico mayoritario de analistas, dirigentes y empresarios, el libertario cedió y no le quedó otra que soltar, dentro del zoológico, la cotización del dólar. La banda superior está cerca del pico que tocaron los (también intervenidos) financieros, casi 30% por encima del oficial. El economista Miguel Boggiano, amigo de Milei con password para ingresar a Olivos y Casa Rosada, pronosticó que el dólar flotado estará más cerca del piso que del techo. “No hay pesos que lo puedan empujar a 1.400”, auguró.
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Es un puzzle anímico y de expectativas. Un estudio de ARESCO, de Federico Aurelio, ubica en el orden del 6% el porcentaje de argentinos que pueden ahorrar lo suficiente como para comprar dólares. El resto, la enorme mayoría, mira el dólar como un tester de la marcha de la economía y del posible impacto en los precios. Mora Jozami, de CasaTres, presentó un registro peculiar del cepo y el dólar: un 52% está de acuerdo con eliminarlo, pero un 42% dice que el cepo no lo afecta, ni bien ni mal. A su vez, dos de cada tres creen que el dólar subirá. A simple vista, no parece que eliminar el cepo se perciba como un gol político para el Ejecutivo.
“El levantamiento del cepo no está en el metro cuadrado de las preocupaciones de los argentinos que a la hora de evaluarlo lo miran en relación al valor que va a tener el dólar. Es un tecnicismo económico, que si bien tiene impacto en la economía del país, requiere un relato para que el ciudadano vea cual es el valor estructural más allá de la posibilidad de poder comprar dólares”, le dijo Jozami a Cenital.
El precio del dólar es el interrogante principal por su efecto en el bolsillo. El gran volumen importador opera con el oficial. Si el libre copiase una tendencia al valor de los financieros –que el Gobierno dice que no ocurrirá–, será difícil que no haya un corrimiento a precios que magnifique la dinámica de aceleración de la inflación que, según informó el INDEC, en marzo llegó a 3,7% con un dato especialmente sensible: la canasta alimentaria fue de 5,9%, el más alto de los últimos doce meses.
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SumateEl dato destrozó todos los pronósticos. El Relevamiento de Expectativas del Mercado que compila el Banco Central había proyectado 2,6. Estuvo más de un punto por encima. La inercia se mantuvo, según las mediciones preliminares de Eco-Go, en la primera semana de abril. La flotación puede agravar esa tendencia.
Está claro que el principal activo del Gobierno fue la desinflación. El último estudio de ARESCO, antes de conocerse el 3,7% de marzo, mostró que empezó a caer la percepción pública sobre la baja de precios. En marzo, retrocedió 7 puntos respecto de enero. Tras cinco meses con un IPC que empezó en 2, el último dato pudo generar un shock que quizá solo tapa el anuncio del acuerdo con el FMI. Por lo pronto, la realidad avisa que no se está verificando aquello de pulverizar la inflación.
También se deterioró la valoración sobre el presente económico, con una mirada más negativa de la “economía nacional” que de la personal. Vale la pena volver, cada tanto, al mapa de apoyos a Milei que refleja Aurelio, que ubica en +/- 50 puntos. De esos, la mitad es núcleo duro “convencido” y el resto núcleo blando “esperanzado” que sostiene su respaldo al libertario y al Gobierno por la baja de inflación y la expectativa de una mejora futura. Sin eso, para la mitad de esa mitad –digamos 13 puntos de los 50 que respaldan a Milei- se evaporan las motivaciones para seguir abrazados al proyecto de las Fuerzas del Cielo.
A su vez, el acuerdo con el FMI no aparece como un ancla de expectativas y, para peor, el Gobierno genera tensiones en la agenda no económica –como ocurrió con su posición respecto de Malvinas, que ni siquiera generó empatía de su núcleo duro– que le impiden crear anclas políticas que refuercen la adhesión. Son errores que van al armario de las malas noticias que, en algún momento, pueden aparecer.
¿Milei ecuménico?
La crisis, y la caída de la imagen del Gobierno, produjo una novedad: en la cadena nacional del viernes apareció una versión inusual de Milei. Casi ecuménico, el libertario se permitió un párrafo donde cambió su habitual desprecio y destrato de los opositores, por una convocatoria amplia. “Nuestra ambición es que ningún argentino se quede afuera”, leyó y enumeró: hombres, mujeres, jóvenes, adultos, en Buenos Aires, en Santa Fe (donde, este domingo, hay elecciones), creyentes y laicos, liberales, peronistas radicales, PRO. “No importa el partido o credo al que adhieran. No importa a quién votaron. No importa, inclusive, si han conspirado para que este gobierno fracase”, dijo.
Hay, ahí, un giro en la posición de Milei hacia los demás. Hasta acá, su postura fue que los que no la ven están equivocados. “Javier no cree que tenga que esforzarse por contener a los que tienen dudas sobre el plan. Él cree que los que los tienen dudas se deben convencer de que este es el único camino correcto”, lo describe un habitual interlocutor. En el mensaje del viernes, post devaluación, explora otra táctica. “Pasa de querer imponer sus ideas a querer mostrar los resultados de que son las ideas correctas”. En el perfil de Milei, es casi inédito que haga referencia a radicales y peronistas sin anexar sinónimos oprobiosos.
Pragmatismo o necesidad, supone la aceptación de que la imposición brutal no resulta lo eficaz que creía. Este domingo, en las constituyentes de Santa Fe, La Libertad Avanza (LLA) se prepara para una derrota ante Maximiliano Pullaro y una reducida cosecha de votos. El gap, negativo, entre lo que mide Milei y lo que capturan sus candidatos. El último informe de La Sastrería, con datos de TresPuntoZero, refleja una caída de casi 10 puntos -entre diciembre y marzo- en la “identificación” con La Libertad Avanza. La mejor foto sería brava si LLA queda por encima de un peronismo atomizado en tres ofertas: una de Juan Monteverde, otra de Marcelo Lewandowski y la tercera de Roberto Sukerman.
Los sondeos que leen en Casa Rosada, y explican la decisión de Milei de salir en un spot con Manuel Adorni, muestran que LLA no solo no le gana a Leandro Santoro sino que está en duda que pueda vencer al PRO y quedar segundo. A menos de 40 días de la votación, el Gobierno recién levantó un poco el tono contra Jorge Macri sin intervenir sobre la fuga de votos hacia el disidente Ramiro Marra. Los alertas sobre una campaña sanguinaria –¿será creación de inteligencia artificial el audio donde un funcionario cuenta cómo logró la banca para su pareja?– no se cumplieron. Hasta acá.
Guerra total por $LIBRA
La praxis política, de no pactar con el PRO y expulsar a los históricos, tiene su costo. No solo electoral. El escándalo con la crypto $LIBRA puso al Gobierno a la defensiva y aumentó su dependencia de socios legislativos. La comisión investigadora de Diputados derivó en realineamientos, con la creación de interbloque y división de bancadas, en una disputa por controlarla.
Como ocurrió con el DNU del FMI, donde Martín Menem tuvo que pactar con Oscar Zago y viajar hasta Capilla del Señor a buscar el respaldo de Lilita Carrió, la comisión $LIBRA derivó en una multiplicidad de movimientos. El PRO se unió en un espacio con el MID para sumar un integrante en la comisión, LLA incorporó a la tucumana Paula Omodeo con el mismo fin y la UCR de Rodrigo De Loredo se partió para parir el tercer sub-bloque radical. No se rompe, pero se subdivide.
El universo opositor hizo las suyas: Mónica Macha y Julia Strada armaron una minibancada de 2 para derivar en un interbloque con la izquierda y, de ese modo, garantizar una butaca para Cristian ‘Chipi’ Castillo en la comisión. “Es una guerra total”, dicen en el Congreso. La obscenidad de las acciones refleja la urgencia por evitar una cosa: que Karina Milei tenga que hablar y explicar el procedimiento por el cual Hayden Davis, casi un lumpen del mundo crypto, llegó hasta el presidente y lo embarcó en una aventura que solo le trajo costo público. ¿En su patrimonio, Karina Milei tiene tokens de crypto activos? Es una de las setenta preguntas que Diputados envió al Ejecutivo.
El neo setentismo de CFK
En la tempestad, el peronismo no pausa su interna. Cristina Kirchner y Axel Kicillof siguieron, mientras envían mensajes públicos de unidad, armándose para una disputa. CFK contó que la última vez que la llamó el gobernador fue en septiembre del año pasado, antes de viajar a México. La expresidenta reunió dirigentes el miércoles; el gobernador juntó 47 intendentes el viernes. Es como un ejercicio de resistencia en el que, cada tanto, se debe reforzar la pertenencia al grupo. El martes, en el Senado provincial, caerá la PASO. “No podemos votar tres veces”, dijo CFK para desactivar las maniobras para dejar esa elección en pie. En la reunión del domingo, Kicillof tuvo un sutil espadeo sobre el tema con Máximo Kirchner, ante la mirada de Sergio Massa.
– Tenemos que suspender las PASO: la gente no tiene ganas de votar muchas veces, nos van a matar -dijo Kicillof.
– ¿Si la gente no tiene ganas de votar muchas veces, porqué querés desdoblar la elección? -preguntó el diputado y jefe del PJ.
Asunto terminado. Carlos ‘Carli’ Bianco estuvo esta semana en Casa Rosada en busca de colaboración del Gobierno nacional para el operativo electoral. Hay, entre muchos, un dato delicado: se necesitan, al menos, 50 mil efectivos para custodiar urnas y lugares de votación. Sin la asistencia de fuerzas nacionales, la provincia debería destinar a la mitad de los efectivos de la Policía Bonaerense a esa tarea y sacarlos, a muchos, de tareas de prevención.
El cristinismo, que comanda María Teresa García, tratará de hacer avanzar el proyecto que impone la concurrencia. Kicillof logró algo curioso: toda la oposición convocó a una sesión para dar de baja las primarias bonaerenses con el proyecto que anunció el lunes el gobernador.
El llamado lo firman senadores del PRO oficial, del sector que responde a Patricia Bullrich y de la UCR y del bloque libertario blue que comanda Carlos Kikuchi, exoperador de Karina Milei. Uno de los firmantes es Sergio Vargas, que esta semana fue denunciado desde ARCA por supuesta evasión, en el Juzgado en lo Penal Económico 11, a cargo de la Dra. Verónica Straccia. La imputación es por “incrementos patrimoniales no justificados en sus declaraciones juradas del Impuesto a las Ganancias y el IVA del año 2022”. Todo Netflix: además de senador provincial, Vargas es funcionario (con licencia) de ARCA, el organismo que lo denunció. La larga guerra íntima del libertarismo.
Cristina insiste con su teoría de que la elección importante es la primera del año y que, por eso, debe ser candidata en las provinciales del 7 de septiembre. Sabe, a su vez, que ese movimiento la saca de la boleta de diputados nacionales. Es un problema extra: con el debut de la Boleta Única de Papel (BUP), la oferta requiere figuras con alto conocimiento y, a su vez, el peronismo corre el riesgo de tener una sangría con figuras que quizá tienen poco territorio pero alto rating, como Juan Grabois y Guillermo Moreno. Los dos anunciaron que serán candidatos. ¿Sin CFK, qué nombre fuerte tiene el peronismo? ¿Puede recurrir, como sugieren algunos, a alguien que no viene del oficio de la política como Pablo Echarri?
Las encuestas que le llegan sugieren que, salvo la Tercera Sección y con suerte la Primera, en el resto de los territorios el peronismo pierde, en algunos casos por paliza. Analía Del Franco midió escenarios en la Primera Sección y el panorama está bien abierto. En el conurbano pueden pasar cosas: la fractura del peronismo podría poner a jugar a figuras como Julio Zamora (Tigre) o Fernando Gray (Esteban Echeverría) en la boleta bonaerense. Son expresiones de un peronismo de centro, no K.
Preocupada por el panorama electoral, la expresidenta puso a su entorno a trabajar en la campaña. Cerca suyo deslizan que pedirán el asesoramiento de dos consultoras de Brasil. Un dirigente le acercó a CFK la propuesta de trabajar con consultores que colaboraron con Jair Bolsonaro. El dato es raro, pero tiene su lógica: pensar recursos para los votantes/simpatizantes del ecosistema Milei. Brasil funciona como un espejo. Cristina habla de una especie de nuevo setentismo que no tiene que ver con la ideología de los años ‘70 sino con los dirigentes que, como Lula Da Silva y Donald Trump, a los 70 años están vigentes y dispuestos a emprender grandes aventuras.