Se desploman las acciones de Milei en la apertura del mercado electoral

El Gobierno suma derrotas y sus socios lo desafían. El tsunami económico global agravó el frente interno. Se resiente en la opinión pública: caen el apoyo y la expectativa. Mal cuadro para encarar un raid de elecciones locales.

Javier Milei filmó el lunes imágenes para un spot con el portavoz y candidato porteño Manuel Adorni. La pieza, si logra pasar el filtro de Karina Milei, se difundirá en estos días y será el primer acto del presidente en una larguísima campaña electoral que cruza territorialmente el país, arranca este domingo con las constituyentes de Santa Fe y se despliega en uno de los peores momentos políticos, económicos y de opinión pública en sus catorce meses de gestión.

Desde la corrida del 14-M, magnificada por el crack global que desató Donald Trump, Milei perdió el control del tablero económico. Antes, en febrero, con el estallido del escándalo $Libra, entró en crisis su romance con la opinión pública. Los cinco meses de inflación arriba de 5 puntos, y la acechanza de un dato +/- 3 en marzo, incorporó otro factor: empezó a caer la valoración del gobierno y se deterioraron las expectativas sobre la economía.

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La tormenta perfecta incluyó otro elemento: la saga de derrotas en el Congreso, con el rechazo a los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, y la creación, esta semana, de la Comisión Investigadora sobre el caso $Libra. Puede, como dice un dirigente peronista, que la comisión sea “sólo literatura”, pero hay otro dato puntual: contra la voluntad de LLA, se armó primero el quórum y luego el número para avanzar con esos proyectos.

En esa conspiración silenciosa, jugaron el peronismo, la UCR de Democracia por Siempre y Encuentro Federal, pero el plus lo pusieron gobernadores que venían, hasta acá, siendo solidarios con la Casa Rosada: el cordobés Martín Llaryora sentó a los suyos para el quórum; lo mismo hizo Ignacio “Nacho” Torres, de Chubut; y Raúl Jalil, el peronista filo libertario de Catamarca, que puso a sus diputados a sumar al volumen general. Fueron determinantes para que la sesión arranque.

Fuego amigo

Martín Menem no la vio venir. La noche previa les dijo a los suyos que la sesión estaba caída y brindó por eso. Horas después tuvo un pequeño respiro: los opositores amigables pidieron sacar de la lista de interpelados a Karina Milei. El peronismo, pragmático, accedió. Pasó algo más: esta vez, Menem no tuvo el auxilio de Cristian Ritondo y Silvia Lospenatto en el armado de la rosca. “El PRO juega a reglamento”, describió un diputado a Cenital y lo tradujo como parte de la tirria que encarna Mauricio Macri contra la Casa Rosada.

El miércoles, sin embargo, el PRO se movió –al menos en teoría– para colaborar: formó un interbloque con el MID con el objetivo de ampliar su representación en la comisión crypto, donde hasta el martes contaba con apenas once miembros propios o aliados sobre un total de 25. De mínima, aumentará la dependencia de LLA de lo que hagan sus socios, lo que puede servirle a Ritondo para mejorar sus condiciones de negociación en la provincia de Buenos Aires.

Todo tiene una lógica similar: el Gobierno está más débil y muestra flancos. Es, por ahora, un ensayo: habrá nuevos acuerdos para sacudir a la Casa Rosada en el Congreso. Los gobernadores esperan señales del oficialismo y se preparan, además, para la campaña electoral que ya arrancó y seguirá, casi sin intervalos, hasta septiembre. En ese clima, también es relevante que la CGT se haya animado y vaya a celebrar hoy un nuevo paro general, el tercero desde que asumió Milei.

Los datos explican el mal humor sindical. En el primer trimestre del año, los salarios del sector privado, que venían recuperando parte de lo perdido en 2024, empezaron a caer. Además, como muestra un estudio de C-P, la consultora de Federico Pastrana, la mayoría de las paritarias se cerraron por debajo de la inflación, lo que agudizó la pérdida del poder adquisitivo.

Informe de C-P, consultora de Federico Pastraña y Pablo Moldovan
Informe de C-P, consultora de Federico Pastraña y Pablo Moldovan

Primer ensayo

Este domingo será la primera prueba. Santa Fe votará constituyentes y será el debut en la competencia electoral de LLA desde que Milei es presidente. Las encuestas posicionan arriba a Maximiliano Pullaro, mientras que Nicolás Mayoraz, el candidato libertario, aparece en un pelotón junto con Juan Monteverde, del PJ oficial; Marcelo Lewandowski, del peronismo bis; y Amalia Granata, una especie de libertarismo pro-vida local.

El mandato de la elección no está claro. Milei mantiene un desempeño aceptable en las encuestas, salvo en Rosario y en el cinturón industrial, pero sus candidatos –a excepción de la oferta que aportó Patricia Bullrich en Rosario, el periodista Juan Pedro Aleart — no rankean bien. Es una prueba de fuego para medir marca y figura. En Santa Fe hay, desde hace muchas elecciones, boleta única. El dilema es cómo se comportan encuestas y votos, cuánto captura un candidato de Milei respecto a los respaldos que tiene el mandatario. En las provinciales del 2023, no funcionó. ¿Ahora sí? Si anda mal Mayoraz, es un costo para la Casa Rosada. De hecho, en un momento se evaluó no presentar lista.

En Santa Fe, se juegan otras muchas cosas. La general es, un poco, una interna abierta donde los peronismos se miden entre sí y la derecha, LLA y Granata, juegan sus propias peleas de posiciones. El otro gran interrogante, luego de la emergencia de un Milei como referente antipolítica, es la concurrencia: en la última PASO santafesina, en 2023, sólo concurrió el 62.8% del padrón.

En Casa Rosada preparan argumentos para una derrota. “Nosotros no necesitamos ganar, ni en Santa Fe, ni en CABA, ni en la provincia. Tenemos que hacer buena elección y con eso nos alcanza”. La precaución contempla otro escenario: que la crisis económica se acelere hacia adelante y el mal humor social crezca a medida que se acerquen las elecciones, en particular la nacional del 26 de octubre. Pero antes hay, al menos, ocho elecciones.

En ese contexto, parece producirse una distorsión entre el humor social y algunos datos oficiales del INDEC, que llegan con una demora de entre 60 y 90 días y muestran una mejora que no se traduce en el clima en la calle. La industria, por ejemplo, volvió a crecer en febrero, pero eso no parece impactar en la percepción general, que sigue siendo negativa. El desafío del Gobierno no es solo electoral, sino perceptivo: lograr que los datos positivos, si existen, perforen el cerco del malestar.

Otras lecturas

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.