Luces y sombras para un Gobierno que apuesta a una sorpresa del Fondo

En Economía sugieren que el acuerdo será más importante de lo que trascendió. El programa, en observación. Bajó la pobreza, los motivos. El oficialismo, en vísperas de una derrota judicial. Día clave para el desdoblamiento en PBA.

El Gobierno se encamina a una derrota en el ámbito judicial. El jueves, la oposición –con el peronismo a la cabeza– intentará rechazar los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla mientras que el oficialismo apuesta, en su mejor versión, a evitar el quórum para la sesión. “Tampoco es que estamos llamando uno por uno a los gobernadores”, se confiesan en Casa Rosada.

El resultado de lo que ocurra en el Senado va a generar un ruido en la Corte que será el corolario de un año de predictores fallidos para La Libertad Avanza en materia judicial. “Lindo regalito nos dejan”, se resignaban en el cuarto piso del palacio de Tribunales. Se refieren, naturalmente, a García-Mansilla sobre quien pesa la especulación de la renuncia en caso de ser rechazado por la Cámara Alta. Es una versión que corrió con fuerza, pero tiene un antecedente inmediato que le debería agregar incertidumbre: también había certezas de que no iba a asumir por decreto.

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El nuevo y frágil cortesano acumula, en poco tiempo, una recusación de Cristina Fernández de Kirchner que, paradójicamente –juicio político mediante– no impugnó a ningún otro juez de la Corte en su presentación. Para el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral se suma otra complicación: en un escenario negativo en el Senado, si la Corte eligiera mantenerlo, podría comprarse un nuevo frente de conflicto en cada expediente que pase por su vocalía. Si el Congreso rechazara ambos pliegos, el juez Alejo Ramos Padilla podría, a través de una cautelar, abrir el trámite judicial que, formalmente, vence hoy. Toda esta secuencia generó en las últimas semanas una fricción creciente entre Javier Milei y Ricardo Lorenzetti. “Prometió cosas que no cumplió”, resumen, lacónicos, cerca del presidente.

Mientras tanto, el Gobierno intenta apurar anuncios sobre el acuerdo con el FMI que puedan llevar tranquilidad a los mercados –particularmente de divisas. La conjugación entre los tropiezos comunicacionales y el contexto internacional podrían llevar a considerar la probabilidad de que nada de lo que se anuncie alcance en el mediano plazo si el oficialismo no muestra algo más que un cheque que le permita ganar tiempo.

La Libertad Avanza enfrenta un escenario de deterioro del saldo comercial por el crecimiento económico –más actividad demanda más importaciones– y por los incentivos de la apreciación –que derrumban el turismo receptivo o la venta de servicios al exterior e impulsan booms como el que vivió el emisivo, que batió todos los récords en las playas de Florianópolis y los shoppings de Santiago.

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Las pérdidas no las compensa la cuenta capital, muy lejos de una lluvia de inversiones. A las dudas –casi certezas– sobre el destino del crawling peg del 1% y los rendimientos positivos en dólares que alimentaron la pesificación de carteras, se suman las dificultades del cepo cambiario que, en privado, el Gobierno insiste en su eliminación. El acuerdo con el Fondo traerá una flotación entre bandas que golpearía contra el techo de las mismas y pondría en riesgo el número de inflación porque, como lo sabe hasta el más distraído, los precios no hacen overshooting aunque el traslado a precios de un saltito cambiario debería ser contenido. En cuanto a las radicaciones productivas, el RIGI no compensa una década de dificultades en la remisión de utilidades, la apreciación cambiaria daña la competitividad de la economía argentina –donde los salarios relativamente bajos en poder adquisitivo son también relativamente altos en dólares– y el horizonte político y económico aparece más que incierto.

En este contexto, el anuncio de Luis Caputo –que dejó traslucir que recibiría del FMI un muro de 20 mil millones de dólares junto a una larga postergación de vencimientos de capital– apuntaba a despejar cualquier duda sobre la sostenibilidad de corto plazo del programa económico, aún cuando no contuviera certezas sobre el tipo de cambio o el esquema monetario posteriores al acuerdo. El efecto duró apenas unas horas. La vocera del FMI, Julie Kozack, habló de un acuerdo en tramos.

Las reservas brutas informadas por el Banco Central –que al comienzo de la última semana eran de 26.441 millones y superaban los 28 mil millones hace quince días– estaban al final de la jornada del lunes en apenas 25.052 millones. El riesgo país subía ayer más del 7% en un sólo día y se ubicaba en 765 puntos básicos. La entrevista que Caputo concedió a Luis Majul en la noche del domingo sólo confirmó la versión de la vocera del Fondo y, lejos de ahuyentar rumores de devaluación, los alimentó. Sin embargo, en Economía insisten en que el desembolso inicial superará el 40% y los 20 mil millones de dólares, a pesar de lo dicho por el ministro, serían de libre disponibilidad. Podría ser una extravagancia que contradeciría lo anticipado por Krystalina Georgieva y por el propio Caputo, pero una noticia determinante para el gobierno.

A la hora de considerar las dificultades, sin embargo, es imposible no detenerse en el contexto global que se volvió endiablado para un país emergente con las dificultades financieras de Argentina. Donald Trump, sindicado como el garante de que Milei obtendría del Fondo Monetario un tratamiento favorable, causó una ola de incertidumbre global que impacta sobre los mercados y, por sus fragilidades, golpea con particular dureza a la nuestro país. El índice S&P 500, que reúne a las 500 principales empresas que cotizan en los Estados Unidos, tuvo su peor mes desde 2022, mientras el indicador tecnológico Nasdaq perdió más del 8%. El principal vector de la incertidumbre es la preocupación por posibles aranceles que entrarían en vigor el miércoles y cuya forma definitiva –o incluso su materialización misma– aún se desconoce. Ya sea que sucedan o finalmente se suspendan, se trata de una pequeña parte de un entorno global cada vez más hostil, caracterizado por la impredictibilidad de una política cuya influencia sobre la economía sólo parece destinada a crecer.

El control sobre los yacimientos de minerales raros se coló en las conversaciones sobre el modo de poner fin a la guerra en Ucrania, no sólo en las del gobierno estadounidense con el del presidente Volodímir Zelenski–del que espera concesiones de sello imperial– sino incluso con la Federación Rusa –que ayer anunció sus propias negociaciones con los Estados Unidos para el desarrollo de proyectos sobre minerales raros. Pero la convergencia entre geopolítica y economía no se ciñe al gobierno de Trump. La Unión Europea parece decidida a descartar sus reglas presupuestarias para aumentar su producción para la defensa. En China, el gobierno puso bajo revisión el acuerdo por el que la empresa CK Hutchinson, basada en Hong Kong, le vendió al fondo estadounidense BlackRock su participación en un conglomerado de puertos en todo el mundo, que incluye el control de dos, de carácter estratégico, en torno al Canal de Panamá.

El mundo deberá adaptarse a un comercio global más farragoso, con disrupciones poco predecibles. Los antecedentes no son auspiciosos. La pandemia y la invasión de Ucrania inmediatamente posterior –que derivaron en restricciones a la disponibilidad global de bienes e insumos– decantaron en extendidos procesos inflacionarios en todo occidente de una escala ausente en décadas. Un aumento de costos que una suba de los aranceles y restricciones extendidos podría replicar artificialmente. Incluso si no terminara de materializarse, la sola incertidumbre derivada de las amenazas existentes afecta las decisiones de inversión de las empresas y, por lo tanto, la oferta de bienes. Tanto las expectativas de inflación estadounidense, en máximos de años, como el Índice de Consumo Personal –la medida preferida de la Reserva Federal– arrojan tendencias preocupantes respecto del proceso.

Se trata de pésimas noticias para la Argentina. El alza en la inflación internacional atenta contra el proceso local -por la vía del precio de los bienes- y el aumento de precios en los Estados Unidos, ceteris paribus, significa una suspensión o atenuación del proceso de reducción de tasas de interés en ese país; es decir, un dólar más fuerte, que debería fortalecerse aún más en la medida en que los aranceles generan presiones devaluatorias sobre los socios comerciales estadounidenses -particularmente China. El peso, en este contexto, está en peores condiciones de lo que podía suponerse incluso un mes y medio atrás.

Sin embargo, el gobierno tiene motivos para celebrar. Tal como fue adelantado en #OffTheRecord la última semana, los datos de pobreza del segundo semestre medidos por el INDEC arrojaron una reducción muy significativa. Para entender los motivos metodológicos detrás del resultado, conversé con el director de Planificación productiva de FUNDAR, Daniel Schteingart, y uno de los mayores expertos en estadísticas públicas de Argentina.

¿Dónde está la pobreza comparada con el gobierno de Alberto Fernández?

La pobreza en el segundo semestre de 2024 fue del 38,1%. Es casi 4 puntos menor a la del segundo semestre de 2023 (41,7%) y similar a la del año 2022. La baja contra el primer semestre de 2024 (52,9%) es totalmente previsible y a tono con la baja de la inflación y mejora de los ingresos y la actividad. Pero contra el segundo semestre de 2023 puede ser sorpresiva y contraintuitiva si tenemos en cuenta que muchos indicadores de ingresos y consumo estaban, en el segundo semestre de 2024, todavía por debajo del mismo período de 2023. A modo de ejemplo, los salarios reales de los asalariados formales (contando públicos y privados) estaban 5% abajo del mismo período de 2023 y el consumo privado per cápita estaba 0,5% por debajo (cifra considerablemente mayor si vemos el consumo de alimentos).

¿Cómo se explica?

Hay dos factores principales.

1) La metodología con la que medimos pobreza –como cualquier metodología– tiene sus limitaciones. Ahora, esas limitaciones se conjugaron todas a favor de una baja del índice de pobreza algunos puntos más pronunciada de lo “real”. Hay dos factores que podrían mencionarse y ayudar a explicar esta paradoja:

i) El INDEC pregunta por los ingresos percibidos por el trabajo del mes anterior y lo compara contra la canasta básica del mes actual. Por ejemplo, imaginemos una trabajadora de casas particulares a tiempo parcial a la que le pagan por jornada y que en febrero recibió $200.000. El INDEC compara ese ingreso contra la canasta básica del mes de la encuesta (marzo), no febrero. Cuando la inflación es baja o moderada, ese desfase de un mes casi no tiene impacto en las cifras de pobreza. Pero si tenés inflación de dos dígitos, como pasó a fines de 2023 y principios de 2024, ese descalce puede incidir mucho en la pobreza (hasta 7 puntos). Entonces, como ahora la inflación bajó fuerte, pasamos de comparar un período en donde ese descalce entre ingresos y canasta era muy importante (como fines de 2023) contra uno en donde pasó a ser mucho menos relevante (como fines de 2024).

ii) La pobreza por ingresos se mide del siguiente modo: el INDEC lleva a cabo la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en donde pregunta a las familias por sus ingresos. Dado que es una encuesta, los respondentes suelen subdeclarar lo que ganan. Es como que vos ganes $2.000.000 pero cuando viene el encuestador del INDEC en realidad digo que gano $1.000.000. Es algo que pasa en todas las encuestas de hogares del mundo. En el segundo semestre de 2024 esa subdeclaración de ingresos bajó fuerte (no sabemos bien por qué aún, aunque la baja inflacionaria podría incidir en que las familias saben mejor cuánto ganan y responden mejor), con lo cual los ingresos según la EPH subieron más que lo real. Sabemos esto porque cuando comparamos la variación de ingresos en el segmento registrado de la economía (en donde la información del Estado, como los recibos de sueldo, es mucho más precisa que la de las encuestas de hogares) según la EPH y el SIPA, da considerablemente más alto en la EPH. En otros términos, es como que yo ahora le diga al INDEC que gano $1.500.000 en lugar de $1.000.000 (si bien mi ingreso real es de 2 millones).

Justamente por esto es que Leopoldo Tornarolli, uno de los mayores especialistas en pobreza en Argentina y América Latina, decía unos días antes de que se conociera este índice que “creo que a fines de 2024 la pobreza era todavía algo mayor (3 o 4 p.p.) que a fines de 2023, aun cuando INDEC mostrará una caída. Esto no implica manipulación ni nada parecido, sino que ciertas debilidades de la metodología introducen algún sesgo”. Dicho todo esto, creo que hoy, a marzo de 2025, aún corrigiendo esos sesgos, la pobreza está en niveles similares o incluso algo menores a los de fines del Gobierno anterior. Entre el segundo semestre de 2024 y principios de 2025 la actividad económica y el consumo siguieron mejorando y los ingresos reales siguieron recuperándose.

2) Además de las limitaciones metodológicas comentadas, hay otro factor relevante: la inflación de la canasta básica subió menos que la inflación general. La pobreza por ingresos se compara viendo los ingresos contra la canasta, no contra el IPC. Entre los segundos semestres de 2023 y 2024 el IPC subió 187%, mientras que la canasta básica total lo hizo en 179%.

¿Cómo fue la evolución de la pobreza en el gobierno de Milei?

Subió fuerte en los primeros meses de gobierno (llegando al 52,9% en el primer semestre de 2024) producto de la caída de los ingresos reales derivada de la devaluación de diciembre de 2023 y la liberación de ciertos precios regulados, pero comenzó a bajar a partir de mediados de año. Así como decimos que la baja de los últimos meses en parte está exagerada por el problema del desfase metodológico del mes en que se perciben los ingresos versus el mes de referencia para la canasta básica, también podemos decir que la suba de principios de 2024 estuvo algunos puntos exagerada también.

¿Se puede esperar que la pobreza siga bajando, que se mantenga o que rebote?

La incógnita central a tu pregunta es si la potente reactivación económica y fuerte apreciación cambiaria de los últimos meses puede sostenerse. Y eso requiere de dólares y es la gran pregunta que se hacen todos los economistas. Si el Gobierno logra esquivar una devaluación brusca, puede consolidar esta baja de los últimos meses. Viendo lo que pasó históricamente en Argentina, tiendo a ser escéptico de que sea sostenible este nivel de apreciación cambiaria y con tan pocas reservas, pero ojalá esta vez sea distinto.

Más allá de las explicaciones técnicas, la oposición haría mal en negar los datos a partir de divergencias sobre unos aspectos que, a juzgar por los especialistas, son marginales. En la foto, al día de la fecha, el gobierno de Milei, a diferencia de sus predecesores, puede aparecer bien parado en la comparación contra sí mismo, con los principales problemas del país: pobreza e inflación. Ambos se encuentran en marcado descenso respecto del inicio de su mandato. Insistir en un estado de negación podría situarlos en el mismo convoy de quienes negaban el bienestar durante los últimos años del gobierno de CFK, en momentos donde el salario era el más alto en dólares de toda la región. Como en aquel entonces, en todo caso, el problema está por delante.

Last but not least, la gran discusión en el peronismo hoy gira en torno al posible desdoblamiento electoral en la provincia de Buenos Aires. Axel Kicillof, alineado con la versión 2022 de Cristina, decidió tomar el bastón de mariscal y ahora enfrenta las consecuencias de esa decisión. A través de un canal informal, el peronismo buscará hoy tender puentes con LLA para conseguir respaldo al proyecto de Rubén Eslaiman. La jugada del PJ consiste en que sean los libertarios quienes propongan incorporar, en el mismo artículo que suspende las PASO, una cláusula que establezca que las elecciones se realizarán de forma concurrente con las nacionales. El objetivo de incluir ambas medidas en un único artículo es evitar que el gobernador pueda vetar por separado aspectos vinculados al régimen electoral.

Otras lecturas:

Es director de un medio que pensó para leer a los periodistas que escriben en él. Sus momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no le gustan los tatuajes. Le hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que es un conservador popular.