Andrea Sarnari, presidenta de Federación Agraria: “Los números siguen abajo”

La dirigente del agro dice que la rebaja de las retenciones es un alivio, pero que se tomó mirando el flujo de dólares y que la rentabilidad del productor sigue en terreno negativo. La agenda que buscan discutir con Caputo.

Andrea Sarnari es la primera mujer que preside la Federación Agraria (FAA) en su historia. Asumió en septiembre del año pasado, luego de una breve transición que siguió al fallecimiento de Carlos Achetoni en un accidente automovilístico. Semanas atrás, en una de sus primeras reuniones como integrante de la mesa de enlace de entidades agropecuarias, firmó el comunicado en el que el agro pidió al Gobierno una reunión urgente para avanzar en una baja de retenciones. El ministro de Economía, Luis Caputo, avanzó en ese camino el jueves, con un sorpresivo anuncio que abrió una ventana temporal para acelerar la liquidación de soja y maíz con menos impuestos y con la eliminación del impuesto a economías regionales que todavía tributaban al exportar.

-¿Qué evaluación hace del anuncio del Gobierno?

–La medida viene a dar un alivio a los cultivos tradicionales, en un momento de mucha crisis para el sector. No nos da la solución permanente ni completa del problema, porque los números siguen debajo del margen de rentabilidad positivo. Es un aliciente, pero nos queda sabor a poco porque tiene fecha de vencimiento (N. de la R., la medida rige hasta el 30 de junio). Esto lo convierte en otra política imprevisible, cuando justamente venimos reclamando previsibilidad para poder hacer una inversión productiva. La medida de eliminarlas permanentemente a las economías regionales es buena. Pero no se trata de una política de Estado, aunque abre un camino de expectativa para trabajar en una política de largo plazo que trascienda a los gobiernos.

-¿Se tomó mirando al productor o la caja?

-Esto no resuelve el problema del productor, aunque sea un aliciente en un momento en el que el sector cruje. Vemos que la decisión se toma mirando la macro, la necesidad del Estado de contar con dólares. Esto tiene que ver con la soja de la campaña pasada que no se liquidó. Ese beneficio no es para el productor pequeño, sino para el que tuvo espalda para no vender la cosecha, los exportadores o los grandes productores con capacidad para aguantar.

-¿El pequeño productor ya vendió todo?

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-Liquidamos la cosecha cuando la levantamos, porque hay que pagar insumos, el trabajo de los contratistas, los impuestos, el alquiler y hay que vivir. El productor vende de manera inmediata o se guarda algún grano para los gastos del año, pero no tiene espalda para aguantar y esperar mejores condiciones.

-Mencionaba que hoy el sector produce con rentabilidad negativa. ¿Cómo es la cuenta hoy para un pequeño productor y cómo cambia a partir de la baja de retenciones?

-Para tener números más certeros tenemos que ver cómo impacta la baja de retenciones en los mercados de granos, porque eso va a definir el precio final a los productores. A prima facie, haciendo números rápidos, esto puede mejorar en algo la pérdida que teníamos calculada, pero seguimos unos 20 dólares por hectárea abajo de la rentabilidad, en un campo alquilado. Quien produce en campo propio, podría estar ahora en positivo. Hasta ayer, perdíamos, en campo alquilado, unos 70 dólares. Hoy eso debería mejorar unos 40 dólares, aunque siguen siendo números en el aire. Hay que ver también qué pasa con el dólar blend. Y ver si llueve o no llueve, porque hacemos cuentas pensando en un rinde normal, pero hay rindes que van a estar por debajo. Hay lugares que ya perdieron el 80%, otros perdieron entre 10 y 20% y otros están a salvo, porque la lluvia fue dispar.

-¿La reunión con el ministro Caputo para el 6 de febrero sigue en pie después del anuncio?

-Sí, seguimos trabajando en la agenda.

-¿Qué temas plantearán luego de la baja de retenciones ya concretada?

-Vamos a manifestar la crisis que atraviesa el sector, a mostrar los números de la tranquera para adentro. Ellos saben mejor que nosotros cómo está la economía de la Argentina, pero queremos que conozcan la economía del productor y qué puede pasar si todo sigue como hasta ahora. El pedido concreto, arriba de la mesa de trabajo, es el de alivio fiscal. Aparte del alivio que viene por el lado de las retenciones, necesitamos una programación del retiro de las retenciones, que sea gradual, que el esfuerzo lo haga parcialmente el Estado, pero que al productor le signifique empezar a tener más rentabilidad y que la plata vuelva al sector. Después, queremos discutir el impuesto al cheque, que en la comercialización y la transferencia de recursos es muy importante. Queremos hablar de la gran carga impositiva oculta en muchos productos que consumimos. El combustible subió muy por encima de la inflación y eso impacta en todo para nosotros, porque incide en el transporte y en el gasoil para sembrar y cosechar. Los peajes subieron. El transporte aumentó, y no es el mismo costo para un productor de la pampa húmeda que está cerca del puerto que para un extrapampeano. Queremos buscar herramientas, entre todos. También queremos discutir sobre infraestructura, porque el recorte en la obra pública resiente la capacidad de sacar nuestra producción.

-¿Se siente ese ajuste en la obra pública en los caminos?

-Sí, hoy no tenemos rutas, los accesos a los puertos… hay un montón de infraestructura que necesitamos volver a reactivar. Con solo circular, te das cuenta del mal estado de las rutas, se han deteriorado tremendamente. Están llenas de pozos, las rutas que se van rompiendo no se arreglan. Y ahora entramos en el periodo de cosecha más importante del año.

-¿Qué opina sobre la licitación de la hidrovía?

Estamos preocupados por la hidrovía, porque somos dadores de carga y todo lo que cueste una buena o mala licitación impactará en el bolsillo. A último momento, se agregaron al pliego cuestiones que no respetan lo acordado con las Bolsas de Comercio y los productores. Por ejemplo, un balizado para que no se derramen combustible o hidrocarburos. Los que entienden dicen que es una medida innecesaria, porque ya hay controles. O controles de policía dentro del río para la concesionaria, que es parte de lo que hace la Policía Aeronáutica. Esa duplicidad de tareas y cuestiones vinculadas al control de tránsito, si lo agregan al cargo de la empresa concesionaria, se trasladará a mayores costos.

-Suelen reclamar por los impuestos provinciales y las tasas municipales y hoy es uno de los hits de Caputo sobre la carga impositiva.

-Estamos expectantes, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, porque los cambios allí todavía no se han aprobado. Ha habido aumentos y estamos muy preocupados por las tasas municipales de la provincia. El año pasado tuvieron subas importantes y este año volvieron a subir. Y algunos municipios crearon tasas especiales. Queremos hablarlo con el ministro (Caputo) con ánimo de construir. El desfase fue muy grande en los últimos años, cada uno hizo lo que quiso como pudo. Entonces, se generó un sistema tributario en Argentina en el que se superponen impuestos. Hace falta una reforma tributaria integral, empezando por los impuestos que más inciden y son más regresivos.

-Caputo pide a las provincias que bajen impuestos y las cámaras empresarias acompañan ese reclamo. Pero, a la vez, restringe el envío de fondos para obras. Una mayor falta de recursos, ¿no deterioraría todavía más la infraestructura?

-Claramente hay que hacer más eficiente la recaudación de recursos, porque durante mucho tiempo esos ingresos fueron a parar a otro lado y no a donde tenían que ir. Parte del proceso es transparentar para qué se pagan impuestos, cómo se administran y en qué vuelven. Las retenciones las usa discrecionalmente el Estado nacional. Eso no puede seguir sucediendo. Los impuestos tienen que estar direccionados y controlados, con una gestión más eficiente por parte de la Nación, las provincias y los municipios. Esto les cabe a todos los niveles del Estado. Por ejemplo, salvo en algunas provincias en las que hay consorcios administradores de productores, el recurso de las tasas municipales para caminos rurales no vuelve. En los presupuestos se establece la cantidad de camino rural a atender, pero cuando hacemos el balance vemos que se usó el 30 o el 40% para rutas y que el resto fue a rentas generales.

-Como mesa de enlace, ¿les era más fácil posicionarse antes, frente a gobiernos kirchneristas o peronistas, que ahora?

-No. En la mesa de enlace estamos convencidos de que el diálogo es la mejor forma de construir. Tenemos diferencias, porque somos distintos y representamos ideologías diversas y productores de diferente tamaño, y tenemos intereses económicos distintos. La única forma de entendernos es con un muy buen diálogo. La forma de trabajar es todos juntos. Cuando tenemos temas en común, buscamos consenso. Cuando tenemos diferencias, las debatimos.

-El Gobierno avanzó a fin de año con el ajuste en el INTA, con la venta de un edificio y la intención de cortar contratos. FAA y otras entidades integran la dirección. ¿Cómo evalúan esa gestión?

-Estamos conversando con las autoridades del INTA para ver el proceso. En este momento se están evaluando esos 230 contratos que quedaron pendientes en aquella reunión de diciembre. Las autoridades nos dicen que van observando que los contratos son válidos, que son personas que desarrollaron líneas de investigación e hicieron doctorados trabajando en el INTA. Aparentemente, no hay riesgo de un mayor ajuste de personal en el INTA. Lo que intentan es hacerlo más eficiente. Nosotros creemos que, si algo no funciona, hay que mejorarlo.

-¿Cómo atravesó el ajuste de 2024 el INTA? ¿Trabajó con normalidad?

-Fue normal, en general, pero se discontinuaron los programas Pro Huerta y Cambio Rural, que nos afectó a los productores de menor escala, porque éramos sus usuarios. Eran buenos programas y antes de desarmarlos, tendrían que haber pensado en mejorarlos. El compromiso de las autoridades es recuperar el espíritu de esos programas y trabajamos para eso.

-¿Qué evaluación hace del primer año de gestión de Javier Milei?

-Creo que estuvo mirando demasiado la macroeconomía, que le cierren los números de la macro, porque analiza los números con demasiada frialdad. A este gobierno le falta una mirada sobre la microeconomía, sobre qué nos pasa a los argentinos en la cotidianeidad. Es la deuda pendiente. A este gobierno le ha faltado mirar al interior. El esfuerzo lo hacemos todos y la ciudadanía está dispuesta a hacerlo, porque así lo manifestó en las urnas, pero necesita señales de alivio. Y ojalá que el Congreso pueda cumplir con su rol. Es un año de elecciones legislativas, los legisladores tienen que ponerse los pantalones largos y no permitir que cambien las políticas de acuerdo al humor del gobierno de turno.

-Como primera mujer presidenta de FAA, ¿qué le pareció el discurso de Milei en Davos y su embate contra el feminismo?

-No me defino como una activista feminista. No comparto mucho de esas luchas cuando se transforman en totalitarias. Los ismos me hacen ruido a extremos y los extremos no son buenos nunca. Negar al distinto es negar una realidad. Sí creo que en el mérito, en que el reconocimiento tiene que ser a las personas por lo que son, más allá del género. Hay luchas de género porque la mujer no tuvo las mismas oportunidades que el hombre. Esta ha sido una lucha histórica y las mujeres hemos ganado espacios. Negar esas diferencias no está bien y el discurso se convierte en totalitario. No nos hace bien que existan esos discursos, como antes no ayudaron discursos totalitarios de otros gobiernos, donde trataban mal y tildaban de mala manera al que pensaba diferente. En el sector lo sentimos con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con la resolución 125 (N. de la R.: de retenciones móviles, en 2008). A los de campo nos tildaron de oligarcas, fue una forma de ningunear lo que éramos. Yo y muchos lo sentimos así.

-Desde ese momento, ¿hubo un divorcio entre el kirchnerismo y los productores? Le costó mucho ganar elecciones en la pampa húmeda.

-Es que el interior se sintió maltratado y ninguneado. Fue una cuestión muy simbólica, más allá del reclamo puntual del campo. El maltrato se sintió, los discursos eran violentos, se sentía un castigo, una disminución de lo que éramos.

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Periodista especializado en Economía. Pasó por La Nación, Bae, El Cronista y TN. Actualmente es columnista en Mejor País, en Radio Con Vos.