¿Puja o inercia?

Por detrás de las causas de la inflación hay dos conceptos que plantean cuestiones similares y eso en muchos casos se presta a la confusión: la inercia inflacionaria y la puja distributiva. ¿Son lo mismo o no?

Hola, ¿cómo estás? Espero que bien, dentro de las posibilidades en este momento tan particular. A la tremenda suba de contagios se le sumó la derrota del Barcelona en el clásico con el Real Madrid, una tristeza para todo el pueblo messiánico. Por suerte, el Leeds de Bielsa salvó las papas. Del torneo local ni hablo porque hace mucho tiempo que no veía a Boca jugar tan mal. ¿Ni el fútbol nos queda?

Puja e inercia, dos conceptos esquivos

Como se habrán dado cuenta por la centralidad que ocupa en los medios (y en este newsletter), la inflación es uno de los grandes problemas económicos que tiene Argentina. El hecho de que hace más de 10 años que convivimos con una inflación superior al 20% muestra que es un problema de difícil solución. Lo que puede resultar un poco menos entendible es que luego de tanto tiempo y tantos análisis, todavía no haya un consenso respecto de las causas que están por detrás de este proceso.

Hace unas semanas analizamos la disputa entre la emisión y el tipo de cambio, hoy vamos examinar una que en realidad no es tanto un objeto de debate, sino más bien lo contrario, dado que plantean cuestiones similares y eso en muchos casos se presta a la confusión: la inercia inflacionaria y la puja distributiva. ¿Son lo mismo o no?

Para responder esta pregunta, la primera distinción que tenemos que hacer es entre los factores que impulsan los aumentos de precios y aquellos que los propagan. Esta distinción también lleva a entender la importancia de los cambios en los precios relativos para la dinámica inflacionaria.

En cualquier economía, los precios se encuentran vinculados a través de un entramado de “contratos indexados” que se van ajustando cada cierto tiempo en función de lo que sucede con el resto de los precios de la economía (esta idea se encuentra desarrollada en este trabajo de Frenkel de 1989, que recomiendo a quienes les interese profundizar en el tema).

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Ejemplos evidentes de esto son los alquileres o las paritarias (contratos formales), o incluso el aumento que aplica una empresa a su producto (contratos informales), aunque en realidad esto se podría aplicar a todos los precios, ya que ninguno puede quedar mucho tiempo rezagado de lo que suceda con el resto (es decir, con la inflación).

Para que esto quede bien claro, hagamos un ejercicio hipotético. Imaginemos una economía donde, a fin de año, todos los precios se ajustan perfectamente en función de la inflación que hubo, y no vuelven a actualizarse hasta fin del año siguiente. Como se habrán dado cuenta, esto lleva a que la inflación de ese año sea exactamente igual a la del año anterior, y así sucesivamente. Lo interesante a destacar es que, cuando hay inflación (algo normal en todos los países), este mecanismo la perpetúa en el tiempo.

Lo que se desprende del ejemplo es que como todos los precios están atados a través de distintos contratos que buscan mantener su precio actualizado en función de la inflación, esto genera un proceso que se conoce como inercia; es decir, que la inflación pasada se propaga al futuro a través de este mecanismo. Por ende, la inercia es inherente al funcionamiento económico y es lo que mantiene “vivo” el proceso de inflación (por eso también en todos los países hay inflación, por más baja que sea, incluso cuando es negativa).

A partir de lo anterior, uno podría encontrar una asociación directa entre el nivel de inflación y la frecuencia/velocidad de ajuste de estos contratos. En los países con inflaciones bajas (digamos, menores al 5% anual), los reacomodamientos de precio se dan a lo sumo una vez por año, mientras que en los países donde la inflación es alta esto ocurre varias veces al año (y en la hiperinflación en un mismo día).

Si bien todos los países tienen inflación, también sabemos que no todos tienen el mismo nivel de inflación, con lo cual, la inercia nos sirve para entender la propagación o persistencia del proceso, pero no explica por qué en algunos países los precios crecen a una velocidad mayor que en otros.

Esto nos lleva a los factores que impulsan los precios, es decir, causas que por distintos motivos provocan que algunos precios aumenten por encima del resto (de ahí la noción de cambio de precios relativos). Volviendo al ejemplo anterior, si en la economía no hubiese inflación, la inercia por sí sola no podría explicar su surgimiento. Tiene que haber algo que provoque que algún precio se incremente, y luego la reacción del resto desataría el proceso.

Acá es donde aparece el concepto de puja distributiva. La idea sería que los trabajadores, si tienen el poder de negociación suficiente, lograrían aumentos de salarios -por encima del resto de los precios y de las mejoras en la productividad- que se traducirían en un incremento de su participación en el ingreso, en desmedro de los empresarios. Esto provocaría la respuesta de las empresas, que aumentarían sus precios para recuperar el terreno perdido, desatando el proceso inflacionario.

Fíjense entonces que la diferencia entre un concepto y el otro sería que la puja es un factor que impulsa la inflación mientras que la inercia (en particular el salario), la propaga.

Hecha la aclaración, debería resultar evidente que la puja no es un factor relevante, por lo menos para explicar la inflación de los últimos años, ya que el salario real viene cayendo casi ininterrumpidamente desde fines de 2015, mientras que la inflación se incrementó.

Alguien podría objetar que en realidad la puja se define simplemente como el mecanismo de respuesta de los trabajadores frente al incremento de los precios. Pero eso sería idéntico a lo que antes definimos como inercia, motivo por el cual creo conveniente no utilizarlos como sinónimos, ya que, a pesar de que es uno de los precios más relevantes de la economía, sería un caso particular dentro de un concepto más general.

En definitiva, y de cara a pensar en cómo esto se vincula con solucionar nuestro problema inflacionario, el foco no debería estar puesto tanto en la dinámica salarial (más cuando el poder adquisitivo del mismo se redujo un 20% desde 2015), sino en morigerar el componente inercial, lo cual como vimos es más bien un problema de (des)coordinación y de manejo de expectativas de los precios claves de la economía.

P.D: Debe ser la primera edición que no contiene gráficos. Lo terminé y sentí que algo me faltaba 😅

¿Más economía?

¿Qué pasó en la semana? La actividad económica sigue mostrando señales de repunte, aunque con altibajos. La recaudación creció por sexto mes consecutivo en términos reales. El empleo sigue estancado, aunque las expectativas empresariales para los próximos meses son positivas. Podés leer la nota completa acá.

Mañana a las 15 hay una charla muy interesante, sobre todo porque es de un tema poco conocido: «Integración local y derrames tecnológicos en el sector espacial argentino», donde expondrán varios y varias especialistas sobre el tema. Más información acá.

¿Por qué siempre faltan dólares? Esa es la pregunta que varios y varias economistas de FLACSO se hacen en su nuevo libro. El viernes a las 17 es la presentación oficial (por Zoom), donde expondrán junto al Ministro Kulfas, Cecilia Fernández Bugna y Alejandro Bercovich. Más información acá.

¿Te interesan las finanzas y lo que está pasando en la bolsa? Entonces este podcast es para vos, un resumen semanal de lo que pasó, contado por la gente de InvertirOnline.

Hasta acá llegamos hoy. Ojalá que algo de todo esto te haya servido para que ahora entiendas un poco más de esta cosa tan difícil que parece la economía argentina. Si no aguantás hasta la semana que viene, la seguimos por acá.

Espero tu respuesta. Te mando un abrazo grande.

Juanma

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Se dedica a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Es magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y está haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.