Elon es el dueño de Twitter

Finalmente, el magnate sudafricano se quedó con la red social del pajarito. Las consecuencias de que un multimillonario sea dueño de un sitio de debate público. ¿Cómo funcionará la moderación?

Hola, ¿cómo estás?

Yo estoy muy contenta porque aprendí a hacer un truco nuevo en la bicicleta. En el pasado casi no andaba en bici y casi que cada vez que me subía me pasaba algo (me chocaba, me caía, etc.). Hace un año empecé a andar casi todos los días en la ciudad, para ir a trabajar y para ir de paseo, y debe ser de lo más lindo que me pasó en el último tiempo. A partir de andar todos los días empecé a mejorar (sorprendente, pero se aprende simplemente practicando) y también a hacer cosas nuevas (andar sin manos, mantener el equilibrio en lugares estrechos). El viernes pasado aprendí a pasar una pierna por atrás de la otra y bajarme caminando y el domingo estuve practicando el movimiento opuesto -subirme con una pierna y salir andando-. Lo mejor del rato que anduve el domingo es que no estaba yendo a ningún lado, o sea, fue un tiempo “perdido” andando en bici.

Ese tiempo es tiempo robado al celular. Ya he escrito en otro newsletter sobre la adicción al teléfono (a partir de la lectura de “Los mercaderes de la atención” de Tim Wu) que en mi caso sube y baja. En las últimas semanas estuvo en un nivel altísimo y me doy cuenta de lo mal que me hace. Estoy entre libros (ese momento en que terminás uno y empezás otro que no logra engancharte), consumiendo series breves, con mucho trabajo y tensión, y me encuentro extendiendo la mano de manera automática para agarrar el teléfono. Si bien tengo técnicas para controlarlo (como ponerme un timer y guardar el teléfono lejos de mi alcance), nada es suficiente y le temo al mensaje semanal de conteo de horas pasadas en el teléfono.

Esto te lo cuento no solo porque cualquier excusa es buena para hablar de mi bici, sino porque tiene que ver con el tema de hoy: finalmente Elon Musk compró Twitter y hay varias preguntas dando vueltas sobre qué va a pasar con esa red social.

La compra vendría a ser el season finale de la temporada 1 de la novela Elon Musk y Twitter. Y digo season finale de la temporada y no de la novela porque sin dudas esto recién empieza. En ese volver a empezar está la pregunta sobre hacia dónde va a ir Twitter, una aplicación estancada en varios sentidos: en crecimiento (tiene muchos menos usuarios que todas las otras redes sociales que conocemos), en cosas que se pueden hacer ahí (tuitear y nada más) y en sensaciones (todo el mundo dice que la pasa mal en Twitter y sin embargo siguen ahí).

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En lo que sigue te cuento rápidamente cómo se concretó la compra y los primeros pasos que dio Elon, algunos temas controversiales de su mandato (fundamentalmente dos: que un multimillonario vaya a ser dueño de un sitio de debate público y el tema de la moderación de contenido/libertad de expresión) y una pregunta fundamental: qué hacemos con nuestro tiempo.

La compra

Toda esta novela fue objeto de varios newsletters (este sobre el momento en que dijo que la compraba y este acerca del lapso en que se arrepintió) porque Elon venía amagando con comprar Twitter desde hace tiempo. Ahora finalmente sucedió. ¿Qué cosas pasaron desde la compra? Menciono cuatro: la incapacidad de Elon para la comedia (incluída la comedia física), el despido de la plana mayor de Twitter, el mensaje a las empresas que ponen publicidad en Twitter y la propuesta de cobrar por el tick azul de verificado. Veamos.

Primero, Elon tuiteó un chiste que consistía en un juego de palabras. Inodoro en inglés se dice sink y “let that sink in” significa algo así como “pensá en esto por un tiempo” (o, en una versión más bien informal, “chupate esta mandarina”) entonces Elon se filmó entrando a la sede de la empresa en San Francisco con un inodoro y tuiteó “let that sink in”. Si no te parece gracioso es porque no lo es.

Segundo, Elon despidió al CEO Parag Agrawal y a varios de los ejecutivos más importantes -entre ellos el jefe financiero Ned Segal y la jefa de legal, política y seguridad Vijaya Gadde-. Esta última persona es clave porque es la referencia de la moderación de contenido. Todo esto era previsible, Musk ya se había peleado con todos ellos vía tuits y en el caso de Gadde con particular agresividad y con la consecuencia de que los seguidores de Musk la atacaron también. En teoría toda esta gente se iría con indemnizaciones millonarias (conocidas como “paracaídas de oro” no es bellísimo?), aunque hay rumores de que Musk intentará decir que el despido fue “con causa” y por tanto no pagarles nada.

Tercero, se cambió su bio en Twitter a “Chief Twit” y tuiteó un mensaje a los clientes de Twitter: los publicistas.

En su mensaje dice algunas cosas clave. En primer lugar, Elon ya parece desdecirse de cosas que dijo antes, de que en la plataforma íbamos a estar todos diciendo lo que queríamos y molestándonos los unos a los otros. Esto empieza con los motivos por los que compró Twitter: “La razón por la que adquirí Twitter es porque es importante para el futuro de la civilización tener una plaza pública digital común, donde se pueda debatir un amplio rango de creencias de manera saludable, sin recurrir a la violencia”. Después se pone más poético: “Lo hice [comprar Twitter] para tratar de ayudar a la humanidad, a quien amo”. Por todo esto, cree que debe haber algunas reglas en el uso de la plataforma: “Dicho esto, Twitter obviamente no puede convertirse en un infierno de todos contra todos, donde se puede decir cualquier cosa sin consecuencias”.

En segundo lugar, Elon parece querer un Twitter muy heterogéneo y maleable. Veamos: “Además de cumplir con las leyes del país, nuestra plataforma debe ser cálida y acogedora para todos, donde vos puedas elegir la experiencia deseada de acuerdo con tus preferencias”. Es interesante la idea de segmentar la experiencia, algo que en realidad ya pasa. Si alguna vez hablaste con alguien muy distinto a vos (DIOS NO LO PERMITA) sobre su uso de redes, habrás notado que navegan una red muy diferente a la tuya. Esto es, mientras algunos usamos YouTube para ver videos de yoga y cocina, otros lo usan para reparar electrodomésticos, escuchar música, aprender historia o mirar porno. Esta segmentación ocurriría ahora de otro modo, aunque no se sabe muy bien cuál.

En tercer lugar, un mensaje revalorizando la publicidad y criticando el algoritmo de Twitter. Elon escribe: “También creo firmemente que la publicidad, cuando se hace bien, puede deleitar, entretener e informar; puede mostrarte un servicio, producto o tratamiento médico que no sabías que existía, pero que es adecuado para vos. Para que esto sea cierto, es fundamental mostrar a los usuarios de Twitter publicidad que sea lo más relevante posible para sus necesidades. Los anuncios de baja relevancia son spam, pero los anuncios de alta relevancia en realidad son contenido”. Acá Musk da en la tecla. El miércoles hablé dos horas con una amiga con quién no hablaba desde hace tiempo y a lo largo de la conversación ella mencionó varias veces cosas que había visto en TikTok y que iban desde cuentas de profesores universitarios hasta cuentas de consejos emocionales y en el medio todo. Ante mi sorpresa y risa me dijo: “Amiga, nunca vi un algoritmo así”. Yo pregunté: ¿mejor que el de YouTube? “Mucho mejor”. Ya te conté de la crisis de Instagram y Facebook que no logran dar en la tecla con lo que quiere la gente. Ellos buscan moverse a un modelo en el que una mayor parte del contenido sea sugerido, pero resulta que sus sugerencias no responden a lo que los usuarios buscan. En cambio, no solo mi amiga, sino varios estudiosos de las redes, dicen que TikTok sí sabe (podés leer más acá y acá). Twitter está en el medio, probando cosas medio a ciegas, sin saber para dónde ir. Daría la impresión de que Elon quiere mejorar ese algoritmo y darnos lo que buscamos.

La cuarta cosa que hizo Elon esta semana fue proponer pagar por un servicio de verificación, primero 20 dólares y después 8. Elon negoció con el escritor estadounidense Stephen King, se peleó con la congresista por NY Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) y se cambió su bio a “Twitter Complaint Hotline Operator”, es decir: “Operador de línea directa de quejas de Twitter”. Debo decir que con esto último fue la primera vez que me hizo reír. Abajo una captura de pantalla de su Twitter.

Entonces, como multimillonario obsesivo que se ocupa de todo, Musk propuso y luego negoció pagar por un servicio verificado. Primero dijo que 20 dólares, pero luego en conversaciones se desdijo. Acá abajo podés ver su conversación con Stephen King dónde ante la queja del escritor (que se ve que sabe quién genera contenido en la red porque dice “deberían pagarme a mí”) Elon baja el precio a 8 y promete “explicar la lógica detrás de esto antes de que se implemente. Es la única manera de derrotar a los bots y los trolls”.

Todo esto hizo que la congresista AOC, famosa por su buen manejo de redes sociales, se burlara de Elon. Te copio dos tweets:

En este dice: “Riéndome de un multimillonario que intenta seriamente venderle a la gente la idea de que la ‘libertad de expresión’ es en realidad un plan de suscripción de $8 / mes”. Y el jefe de la línea de quejas contesta: “Se agradece el comentario, ahora pagá $8”.

Y después ya le hizo un bullying más general:

Acá dice: “El plan de negocios de un tipo para una compra sobrevaluada de $44 mil millones aparentemente es ir por ahí pidiéndole individualmente a las personas $8. Recordá eso la próxima vez que te cuestione a vos mismo o a tus calificaciones”. AOC tiene un punto.

Y con eso pasamos a la siguiente sección.

Las controversias

Como dije en la introducción a este news, hay dos temas fundamentales. Uno es la concentración del poder en manos de una persona que ya tiene mucho poder. El otro es la moderación de contenido en Twitter, tema sobre el cual Elon ha dicho mucho.

Sobre lo primero: la otra vuelta una persona de la organización de la sociedad civil colombiana Karisma (que hace un trabajo sumamente interesante) me dijo que no podía negarse el potencial democratizador de internet, pero que “terminamos haciendo todo lo público en espacios privados”. Por supuesto, esto no es nuevo, los medios de prensa que leemos y vemos son de propiedad privada y muchas veces concentrada. Pero no porque ya pasara esto es menos malo. Lo cierto es que Twitter es un espacio central de debate político no tanto porque nosotros, la gente de a pie, debatamos con políticos, sino porque es un sitio donde los políticos marcan agenda, los periodistas dicen cosas y miran qué dicen los otros y lo mismo pasa con otros formadores de opinión relevantes. A contramano de un crecimiento más vinculado a minorías y revueltas (el uso de Twitter fue clave por ejemplo en la Primavera Árabe), hoy es un lugar donde hablan los poderosos. Que el dueño sea el hombre con más plata del planeta no parece un paso en la dirección de más democracia.

Sobre la moderación de contenido: este artículo de The Verge dice muchas cosas que pienso. La más básica y posiblemente obvia -pero acá no nos gusta pasarnos de listos- es que el problema de la moderación no es técnico, sino político. Esto es parcialmente una respuesta al rumor de que Musk había traído a los técnicos de Tesla, su empresa de automóviles, a revisar el código de Twitter. Lo que el artículo dice con claridad es que aquí no hay un problema de código que vayan a resolver los nerds. El problema es político porque se trata de entender cómo podemos convivir en esa plataforma. Pero, además, se trata de qué es la plataforma. En otras palabras, la moderación de contenido es el producto que Twitter ofrece. El producto es importante para nosotros, que queremos estar ahí, y para las empresas, que quieren pagar por publicidad y ganar a cambio. El artículo detalla lo difícil que es todo esto porque (entre varias otras razones):
-a. La gente es muy complicada
-b. Los gobiernos quieren regular y decir qué se puede hacer y qué no
-c. Las empresas no quieren publicitar en una red donde se puede decir y hacer cualquier cosa
-d. Elon tiene intereses comerciales en varios países y simpatías políticas que no disimula con lo cual está agarrado por todas partes.

Entonces, Elon la tiene difícil. Ahora dice que va a armar un consejo de moderación integrado por gente muy diversa con opiniones muy distintas. ¿Será esa la solución? No creo.

En la captura de abajo podés leerlo diciendo que aún no han hecho cambios en las políticas de moderación de contenido y que no va a haber grandes decisiones sobre contenido o retorno de algunas cuentas antes de que ese consejo se reúna.

Prohibido scrollear

Cuando yo era más chica todo el mundo fumaba. Se fumaba en los aviones, en la universidad, en los restaurantes y en todos lados. Ahora no se fuma en casi ningún lado y por eso mismo estar al lado de un extraño que fuma puede ser muy molesto. Creo que algo parecido va a pasar con estar cerca de gente que scrollea incesantemente en su teléfono. La otra vez estaba en el cine (viendo una película preciosa sobre una pareja de vulcanistas) y una mujer delante mío abrió una aplicación de compra-venta de casas. No pude evitar que se me fueran los ojos hacia las luces de su pantalla. Me pasa lo mismo en el transporte público: estar rodeada de gente mirando su celular, jugando embelesada o peor aún abriendo y cerrando aplicaciones sin pensar es sumamente molesto. La incomodidad que me genera es obviamente por ver de afuera un comportamiento que reconozco como propio.

En aquél newsletter sobre adicción al teléfono que te linkeé al principio te contaba de Jenny Odell y su libro “How to do nothing” en el que reflexionaba sobre el uso del tiempo y recomendaba ir a caminar y mirar pájaros. Hacer algo que, en un punto, no cuenta.

Las redes sociales están en crisis. El tiempo que pasamos en las plataformas subió durante la pandemia, pero volvió a bajar. La crisis económica global indica que las empresas tendrán menos plata para poner en publicidad. Twitter no crece, pero a Meta tampoco le está yendo mejor -a pesar de que va cambiando de negocio, ninguno pega- y la única excepción es TikTok que captura nuestra atención de a porciones mínimas que pueden extenderse por horas. Y la pregunta que queda es qué hacemos todos ahí. Basta soltar el teléfono un rato para que aparezca la pregunta de si es así como queremos pasar nuestro tiempo.

El del estribo

  • En este episodio del Daily del New York Times cuentan esa trayectoria de Twitter de espacio de minorías a espacio de mayorías.
  • Un largo hilo de Tarleton Gillespie, autor de “Custodians of the Internet”, sobre reglas, moderación y cuál es el producto de Twitter.

Cosas que pasan

  • Meta está muy en crisis: las acciones caen y Zuckerberg les pide a los inversores que tengan paciencia. Este episodio del podcast del Wall Street Journal te lo cuenta.

Gracias por llegar hasta acá.

Un abrazo,

Jimena

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Soy economista (UBA) y Doctora en Ciencia Política (Cornell University). Me interesan las diferentes formas de organización de las economías, la articulación entre lo público y lo privado y la relación entre el capital y el trabajo, entre otros temas. Nací en Perú, crecí en Buenos Aires, estudié en Estados Unidos, y vivo en Londres. La pandemia me llevó a descubrir el amor por las plantas y ahora estoy rodeada de ellas.