Macron se la jugó tras la derrota y le puede salir peor: ¿y si termina tercero?

Después de la fuerte derrota que obtuvo en el Parlamento Europeo, el presidente francés convocó a nuevos comicios para plebiscitar su Gobierno. Las encuestas hablan de un tiro por la culata a favor de Le Pen.

La primera reacción política relevante como consecuencia del resultado de las elecciones al Parlamento Europeo vino de Francia. Concretamente, de Emmanuel Macron, presidente del subcampeón del mundo. Dentro de sus competencias constitucionales se encuentra la posibilidad de disolver la Asamblea Nacional y convocar a nuevas elecciones. No es autoritario, es un proceso democrático propio del semipresidencialismo galo. La decisión generó un terremoto político en el país. La cual, por otra parte, tiene un profundo sentido estratégico, además de historia.

Una arquitectura singular

Retomo algunas entregas (como esta, esta y esta a dúo con Juan Elman) donde ya peloteamos sobre este tema. Francia tiene el sistema político que pensó Charles De Gaulle, al que llamó semipresidencialismo y que viene funcionando como tal desde fines de la década del ’50 y comienzos del ‘60. El diseño elegido fue de una arquitectura institucional pensada para salir de la trampa de inestabilidad política en la que se había convertido la IV República francesa. Para eso ideó un presidente con poder, una asamblea representativa de la ciudadanía y un primer ministro que surgiera de quien tuviera la mayoría de las bancas, sea partido político o coalición de gobierno. Nació así el “águila de dos cabezas”, como la llamó el célebre Maurice Duverger.

El semipresidencialismo francés, tal como fue pensado, supone un doble comando que se puede acomodar de acuerdo al calor de la opinión pública. Si el presidente es popular, entonces se asume que la ciudadanía le da una mayoría en la Asamblea. En cambio, si no lo es, el primer ministro que surja de ese número se encarga de tomar las decisiones y el jefe de Estado se hace a un costado. Así hasta la próxima elección presidencial que sincroniza el sistema político.

En términos de poder constitucional, el presidente francés tiene relevancia. No es una figura decorativa. Concentra las relaciones exteriores del país, es jefe supremo de las fuerzas armadas, puede convocar a referéndums para sacar leyes (con el consenso del Gabinete) y promulga legislación aprobada por el Parlamento, entre algunas otras cositas que puede hacer. Además, y por lo cual es un tipo que juega fuerte en  la política nacional, interviene en el proceso de formación de Gobierno. Porque el presidente francés sí gobierna, a diferencia de sus pares en los tradicionales parlamentarismos europeos.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

Hay dos tareas que son centrales en este punto. La primera es que elige al primer ministro que surge de la mayoría parlamentaria, y refrenda el Gabinete que éste le presenta. No es el responsable de terminar con el mandato del gobierno y formar uno nuevo, decisión que recae en la Asamblea Nacional si se arma una mayoría para hacerlo. Pero sí se queda con un poder central en esta ingeniería (esta es la segunda): puede disolver el Poder Legislativo y convocar a elecciones anticipadas a lo establecido. Esta competencia específica le da un recursos de poder fundamental porque puede hacer uso de ella cuando huele que la opinión pública puede variar.

Justo lo que hizo Macron el 10 de junio pasado. Oler.

El tablero se agitó

Desde el mismo día que Macron disolvió la Asamblea Nacional (electa a mediados del año 2022 con mandato hasta 2027) y resolvió adelantar las elecciones (la primera vuelta será el 30 de junio y la segunda el 7 de julio) toda la política francesa se volvió un poco caótica. La razón fue meramente temporal. Le dio a quienes aspiran a competir y ganar tan solo 20 días para definir alianzas, armar las listas y lanzar una campaña nacional. El período de inscripción de candidaturas se abrió el 12 de junio (2 días después de la transmisión oficial) y cerró el 16 de junio. Sí, la semana pasada. 4 días para ver con quién vas, quiénes compiten dónde y cómo se reparten las caras.

Este es un punto central de la lógica política gala. Como te conté acá, las 577 bancas de la Asamblea Nacional se distribuyen en igual cantidad de distritos donde el que gana se queda con el cargo en juego. Adicionalmente, existe un sistema de ballotage algo singular. Esta regla institucional genera una dinámica particular porque obliga a los partidos políticos que arman coaliciones a repartirse los lugares donde cada uno pone la cara en nombre del acuerdo. No hay competencia interna porque el objetivo es maximizar la cantidad de asientos conquistados por cada uno para, una vez repartidos los cargos, llegar al número de 289 que construye una mayoría y pone al primer ministro.

Como todos saben que así se juega, la decisión de Macron generó una cadena de sucesos que dejaron un tendal de perlas, tanto de izquierda como de derecha. En el espacio progresista la cosa se acomodó rápido porque se hizo un copy-paste de la coalición que compitió en las legislativas de 2022. Empujado por el liderazgo de Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI), se armó el Nuevo Frente Popular (NPF) con casi los mismos integrantes que la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) de hace 2 años. Además de LFI se sumaron los tradicionales e históricos Partido Socialista y Partido Comunista, además de ecologistas, republicanos de izquierda y otros. 

Todos venían silbando bajito y contentos, hasta que el candidato de los socialistas para las elecciones europeas de este mismo año, Raphaël Glucksmann, dijo en TV que el acuerdo de toda la izquierda francesa no estaba cerrado y planteó algunas condiciones antes de concretarlo. Al eurodiputado que reeligió este año nadie le dio mucha importancia porque, horas después de que saliera a hablar, difundieron el manifiesto confirmando la repetición de la coalición. En paralelo, los rosqueros de NPF repartieron las candidaturas respetando el peso partidario interno. Al pobre Glucksmann le quedaron los memes.

La derecha tuvo un camino agitado también. Empezó con Éric Ciotti, hasta hace poco Presidente de Los Republicanos (LR), la centroderecha tradicional de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, anunciando en vivo un posible acuerdo con Marine Le Pen. Casi de manera instantánea, dirigentes de primera línea del partido salieron al cruce en X desconociendo esa posibilidad, argumentando que lo hacía a título personal y pidiendo que renuncie al liderazgo partidario. Éric se lo tomó personal, fue corriendo hasta la sede central de LR y cerró todo con llave para que nadie pudiera entrar. Es literal, no es una metáfora. Más memes.

Para resolver este pequeño inconveniente edilicio apareció la Secretaria General del partido, Annie Genevard, asambleísta nacional y la número dos de la mesa directiva. En tanto tal tenía un juego de llaves adicionales y, haciendo uso de sus poderes partidarios, destrabó la situación. No solo eso, sino que reunió una mesa política con los principales jerarcas y caras de LR para consensuar que Ciotti se había zarpado un poco, y que ya no lo querían como presidente. Así que lo echaron. Decisión con la que Eric claramente no estuvo de acuerdo, lo cual llevó a que comunicara públicamente que todo (salvo lo que él hizo con las llaves) era ilegal, que él seguía siendo presidente partidario y que tenía a su lado al vice en la defensa del acuerdo con Le Pen porque “comparten el 90-95% de las ideas”. El culebrón no terminó ahí: la Justicia francesa frenó la semana pasada su expulsión del partido y, por lo que tengo entendido, va a repetir como candidato donde viene ganando desde 2007.

Más a la derecha de la derecha también pasaron cosas parecidas. Marion Maréchal es nieta de Jean-Marie Le Pen, el fundador del partido que hoy lidera Marine Le Pen (Agrupación Nacional -RN-) y sobrina de ésta última. Fue asambleísta nacional entre 2012 y 2017, pero se peleó con la familia y se fue un poco más allá de donde estaba. Recaló en Reconquista, espacio fundado por Éric Zemmour en 2021 para discutirle a Le Pen quién era más de derecha. La cuestión es que Maréchal anunció (también por TV en vivo) que tenían que buscar un acuerdo con RN e ir todos juntos para comerle el electorado conservador a LR. Zemmour, al lado de ella, pareció algo sorprendido e inconsulto con la decisión estratégica. Sobre todo porque ese mismo día, en otra declaración, la nieta del viejo Le Pen dijo que ya estaba charlando con la primera plana de RN para avanzar con la coalición, bajo una sola condición: sacar a Zemmour. Otro presidente volteado.

Zemmour, piromaníaco periodista, famoso por sus aguijoneos públicos, contestó diciendo que estaba algo asombrado, que era todo una traición y que Maréchal estaba mal asesorada. A Zemmour igual le fue mejor que a Ciotti porque rechazó el acuerdo con Le Pen, cerró filas, decidió presentar sus propios candidatos sin un acuerdo en el extremo y expulsó a la revoltosa dirigente. Maréchal lo consideró un error, llamó a votar por su ex familia política y se fue, según ella, con la frente en alto.

¿Qué queda de este cabaret futbolero? A vuelo de pájaro, estos son los principales partidos políticos que competirán en las elecciones legislativas de fin de mes y comienzos del próximo. Es una adaptación del que preparé para esta entrega.

Diagrama

Descripción generada automáticamente
Fuente: elaboración propia. Acá detallo la metodología del gráfico.

Los círculos indican las coaliciones que se formaron, mientras que la ausencia de ellos implica competencia en solitario. El Nuevo Frente Popular (LPF) que agrupa a toda la izquierda come todo el espectro ideológico, desde las posturas más nacionalistas de Mélenchon y LFI hasta los más integracionistas y tradicionales de la política francesa. Ahí cerca aparece Macron y su coalición oficialista que repetirá nombre: Ensemble. Adentro juegan su partido, Renaissance (RE), y un grupo de tradicionales de centro como el MoDem. La derecha tradicional y globalista se centrará en lo que pueda hacer LR junto a un cúmulo de partidos con poco peso. Abajo, los más extremos y nacionalistas, compiten en solitario sin posibilidad alguna de acuerdo. Por un lado, Le Pen y RN, por el otro Zemmour y Reconquista.

¿Puede ganar Le Pen?

En medio de corridas, cerrajeros y fichas de candidaturas, Francia tiene en la entrada de su verano una campaña que será de las más veloces de su historia. El antecedente inmediato es el de 1997, cuando Chaques Chirac las adelantó 1 año pero les dio a todos 1 mes de campaña al menos. El tiro le salió por la culata porque ganó el Partido Socialista, Lionel Jospin fue electo primer ministro y la derecha tuvo que cohabitar con el socialismo.

¿Le puede pasar esto a Emmanuel Macron? ¿Puede ganar Marine Le Pen y, como consecuencia de la rosca, cogobernar con él? Tengo dos datos para pensar este escenario. El primero es que cada vez que RN compitió en por los cargos en Francia no logró un resultado monumental. Esto se ve en el gráfico a continuación, que muestra el desempeño electoral en presidenciales, para la asamblea nacional (el porcentaje de votos obtenidos es el expresado en las cajas oscuras) y para las europeas (el porcentaje de votos obtenidos es el expresado en las cajas claras). Tres elecciones comparables porque son nacionales.

La línea punteada con guiones muestra la tendencia para el voto obtenido a nivel nacional agregado para la asamblea nacional. La línea con puntos indica lo mismo, pero tomando en cuenta el promedio de todas las elecciones del gráfico. Tal como podés ver, el desempeño electoral es menor para las legislativas que ponen primer ministro que la media de las tres competencias. A eso se suma que, por efecto del sistema electoral que te conté más arriba, RN nunca ganó más de 100 bancas. En 1986 alcanzaron 35 y recién en 2022 lograron 89. Pero en todas las demás no logró superar las 100.

Esa es la buena noticia para la política francesa. La mala viene con el segundo dato que te voy a comentar. Las primeras encuestas que circularon en esta vorágine muestran una tendencia ascendente para el espacio liderado por Le Pen (en mayor medida) y para el Nuevo Frente Popular de toda la izquierda (en menor medida). La oposición de ambos polos, al alza. El oficialismo, a la baja. Hoy las elecciones las estaría ganando RN con poco más del 30%, algo bastante parecido a lo que sacó en las europeas. Segundo quedaría la coalición de Mélenchon con un 28% y recién tercero llegaría Macron con poco menos del 20%.

Esto, traducido a bancas, le da un rango de 195-245 a Le Pen, de 190-235 a la izquierda y de 70-100 al oficialismo. En este escenario, la derecha más extrema no pondría primer ministro para cogobernar con RE, pero si estaría cerca de lograrlo si LR y otros partidos menores votan su nominación en el recinto. Para eso, claro, deberán romper el cerco republicano que le pusieron al espacio desde que Le Pen padre casi gana las elecciones presidenciales en 2002. Lo que quiso hacer Ciotti y no lo dejaron.

¿La decisión de Macron? Una jugada. La historia puede absolverlo si se cumple la tendencia del primer gráfico. Pero hay otra, la de la opinión pública, que va en sentido contrario. Todavía falta porque el juego político de las elecciones legislativas francesas es a dos tiempos. Hay que ver quiénes pasan al ballotage, quiénes se bajan y quiénes empiezan a rosquear. Macron olfateó, pero por ahí lo hizo mal. Como Chirac.

Algunas random

  • El mismo domingo que cerró la votación de las elecciones europeas, Bélgica tuvo las suyas federales. Por segunda vez consecutiva los dos partidos más votados y con más bancas fueron nacionalistas, flamencos y de extrema derecha: Nueva Alianza Flamenca y Vlaams Belang. El gobierno de transición liderado por Alexander de Croo no logró romper con la tendencia de los últimos años, que presagiaban un fuerte crecimiento de ambos espacios. El país suele ser un lío para formar gobierno. Acá te dejo un video qué explica los cambios institucionales que llevaron a esta fragmentación altísima y algo más para leer que te pueda dar contexto.
  • El 9 de junio fue la segunda fecha para los referéndums de Suiza. Dos hicieron foco en seguro de salud, uno fue sobre vacunación y otro un referéndum facultativo sobre nueva legislación en materia de energía renovable. Así votaron suizos y suizas. Una buena excusa para volver a leer esta entrega que te mandé en su momento.
  • Si querés leer algo más sobre la izquierda en Francia, esta nota hace foco sobre el efecto Raphaël Glucksmann (“el ninguneado”) en el PS y en todo el campo progresista. Además de analizar los dilemas internos del ex NUPES, hoy NPF.

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy lo encuentran dando clases en UBA y UTDT. Le encantan las elecciones y le sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tiene es aprender la historia de los partidos políticos. Cree que la política marida muy bien con un tinto.