¿Por qué el Real Madrid gana (casi) siempre?

Con su 15° Champions en la historia, obtuvo seis de las últimas 11. Juegue mejor o peor, al final impone sus razones: el sentido de pertenencia de Carvajal, el genio de Vinícius, el “liderazgo tranquilo” de Ancelotti, el poder de Florentino o porque así es.

El Real Madrid ganó su 15° Champions League. Ocho en el siglo XX –las primeras seis cuando se llamaba “Copa de Clubes Campeones Europeos”, o simplemente Copa de Europa–, y siete en el XXI. El club que le sigue, con siete –menos del doble– es el Milan de Italia. Lo recuerdan por estas horas hinchas memoriosos del Madrid: alguien dijo una vez que, por más que el Real Madrid ganase todas las Champions, él era del equipo que más había ganado: el “Antimadridismo Fútbol Club”, porque todos los demás sumaban más. Si lo segmentamos a los últimos 11 años, ni siquiera: con la de este sábado ante el Borussia Dortmund en la final de Wembley (2–0), el Real Madrid ganó seis de las últimas 11 Champions (2014, 2016, 2017, 2018, 2022 y 2024), como durante un decenio del siglo XX (1956, 1957, 1958, 1959, 1960 y 1966). El Real Madrid suele interrumpir el tiempo en el instante del triunfo. Es su costumbre.

El orden de los factores no altera el producto: (casi) siempre gana el Real Madrid. Porque juega mejor y se impone. Aún si juega peor, más allá del dominio transitorio del rival. Porque es así. Porque pela la historia en la cancha. Porque valoriza la estética de los cracks. Porque interpreta los momentos de los partidos. Con épica. A partir de una jugada, como un córner. Por penales. Por los vínculos de poder (“La Casa Blanca”). O porque rescata el esfuerzo. “La Laureada (la insignia más valiosa del club) ha sido más veces concebida a jugadores que daban patadas que a jugadores que las recibían. Otra prueba de que el Madrid siempre ha amado la entrega de sus grandes jugadores. Y la fe es el primer rasgo que define al héroe”, escribe Jorge Valdano, con pasado como futbolista, DT y dirigente, en Fútbol. El juego infinito (2016). Más que por casualidad o por suerte, que gane el Madrid es un caso de estudio.

No sabemos qué les dijo Carlo Ancelotti a los jugadores en el vestuario de Wembley durante el entretiempo de la final ante el Dortmund, si “vamos al frente, ganamos y a otra cosa” –a lo Coco Basile– o –a lo Carlos Bilardo– “si queremos ganar, no se la demos más a los de amarillo”. Pero el Madrid ganó porque su entrenador es Ancelotti, primer y único DT en obtener cinco Champions. “Les he regañado un poco. En la primera parte hemos sido un poco vagos”, contó, eso sí, Ancelotti, un reggiolesi de 64 años que, si pudiese fumar cigarrillos al costado de la cancha, mientras observa los partidos, no se atragantaría con los caramelos Smint. Parte de la genialidad de Ancelotti se asienta en su naturalidad, en su “liderazgo tranquilo”: sabe que también los futbolistas de élite necesitan afecto, querer y respetar al técnico, y no verlo alejado, como un autócrata que les designa cómo se debe jugar. Pero a la vez Ancelotti es un genio de la táctica y de la estrategia: ganó 12 de las 14 finales internacionales como entrenador (solo cayó ante el Boca de Carlos Bianchi en la Intercontinental 2003 y frente al Liverpool de Rafa Benítez en la Champions 2004/05, ambas con el Milan).

“Ancelotti no es un DT de las redes sociales –dijo José Mourinho, comentarista de la final para TV inglesa–. Ve a su oficina y mira sus medallas. Y pregúntales a los hinchas del Madrid si les interesa cambiar su filosofía. Ellos no te venden una filosofía: llenan sus estantes de trofeos”. Ancelotti le había dicho en la previa a Martin Samuel, en una espectacular entrevista en The Times: “Cuanto más gritas, menos te escuchan”. Ni alaridos ni ademanes. Es la calma.

El Real Madrid gana porque alimenta el sentido de pertenencia, su identidad: Dani Carvajal –el autor del 1–0, de cabeza con su altura de 1,73, anticipándose al gigante Niclas Füllkrug, de 1,89– colocó 20 atrás, cuando era un chico de las juveniles, junto a Alfredo Di Stéfano, la piedra fundacional de la Ciudad Deportiva de Valdebebas, el centro de entrenamiento donde confluyen todas las categorías del Madrid. Carvajal es el único futbolista que fue titular en las últimas seis finales de Champions que ganó el Madrid. Y Di Stéfano, primer Dios en el olimpo del fútbol mundial, el argentino que guió al equipo en los cinco primeros títulos de Copa de Europa.

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El Real Madrid gana, también, porque en general los mejores jugadores del mundo visten en algún momento la camiseta blanca. Es el club de los Balones de Oro. Ningún otro en la historia tuvo más futbolistas ganadores del Balón de Oro (8): Di Stéfano, Raymond Kopa, Luis Figo, Ronaldo, Fabio Cannavaro, Cristiano Ronaldo, Luka Modrić y Karim Benzema. El repaso viene a cuento porque acaso Vinícius Júnior pique en punta para ser el Balón de Oro de la temporada 2023/24, que cerrará con Brasil en la Copa América. Además de marcar el 2–0 ante el Dortmund, contagió a sus compañeros en el segundo tiempo y le metió un caño de taco al lateral derecho Julian Ryerson. Viní encendió Wembley con el futebol alegre que germinó en la favela carioca de Portão do Rosa.

Si el Balón de Oro no lo gana Vinícius, ¿puede que sea para Toni Kroos, el mediocampista alemán de 34 años que ganó su sexta Champions –como Modrić y el capitán Nacho, otro “canterano” como Carvajal– y que se retirará después de la Euro en su país? ¿Y en el futuro se impondrá Jude Bellingham, el talento inglés que eligió la N° 5 de Zinedine Zidane y que, de chico, se dejaba el mechón de pelo, el corte de Ronaldo durante el Mundial 2002?

En los próximos días, el Madrid, campeón también de la LaLiga 2023/24, anunciará como nueva estrella al francés Kylian Mbappé. Y se incorporará al plantel, desde el Palmeiras, el brasileño Endrick, quien cumplirá los 18 el 21 de julio. Mientras el Barcelona coquetea con la posibilidad de incorporar una sociedad anónima a un modelo mixto de gestión, el Real Madrid se mantiene como una asociación civil, presidida por el empresario de la construcción Florentino Pérez, que superó con su séptima Champions a Santiago Bernabéu (seis Copas de Europa) y que este año hasta cerró contratos millonarios con el ejército de Estados Unidos. Pero si “Bernabéu lideró con el diario L’Equipe la embrionaria Copa de Europa”, como había marcado el experimentado periodista José Sámano, “Florentino Pérez anda empecinado con la estancada y unipersonal Superliga”.

El Madrid ganó su novena final consecutiva –la última perdida fue ante el Atlético Madrid en la Supercopa de Europa 2018 en Estonia y la anterior frente a Boca por la Copa Intercontinental 2000 en Tokio–. “La humanidad lleva siglos intentando explicar con palabras, y sin éxito, fenómenos que sólo se pueden entender cuando los vives. Iñako Díaz–Guerra, hincha del Atlético de Madrid, escribe en su crónica de este domingo en el diario El Mundo: “La humanidad lleva siglos intentando explicar con palabras, y sin éxito, fenómenos que sólo se pueden entender cuando los vives. El amor, el dolor, la belleza, el Real Madrid. ¿Quién puede atrapar lo irracional en unas frases? El Madrid ganó de nuevo. Fue inferior muchísimos minutos, se vio arrollado en la primera parte y le salvaron Courtois, el palo y el tembleque de Adeyemi. Pero ganó. Por supuesto que ganó. ¿Por qué? Y yo qué sé. Qué tortura. Felicidades, madridistas”.

Pizza post cancha

  • Selección. La femenina argentina, que este viernes le ganó 2–0 a Costa Rica en Estudiantes de Caseros, sufrió la renuncia de cuatro futbolistas –Lorena Benítez (25 años), Julieta Cruz (27), Eliana Stábile (30) y Laurina Oliveros (30), todas de Boca– porque, dijeron, no les pagan los viáticos ni las comidas. Las bancó Estefanía Banini, retirada de la selección, capitana en el Mundial de Australia–Nueva Zelanda 2023. Banini habló de “malos tratos” y de “muchas diferencias”. También se expresó Agustina Barroso, una crack apartada por el entrenador Germán Portanova. “Seguir ignorando es lo más fácil”, tuiteó Barroso. Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, provocó con un tuit después de las renuncias: “Lindo entrenamiento matutino de nuestras chicas de la selección femenina. Seguimos preparándonos y creyendo en el desarrollo de la actividad”. Prima el silencio. Este lunes, Argentina volverá a medirse ante Costa Rica, en Platense
  • Adiós. En Cenital, Ezequiel Fernández Moores despidió a Nora Cortiñas, cofundadora de Madres de Plaza de Mayo. Del dolor que le provocó el Mundial de Argentina 78 en plena dictadura a por qué comprendió luego al fútbol como un fenómeno popular y feminista. Los desafío a que se tomen unos minutos y la lean hasta el final sin emocionarse.
  • Foto. Confirmado: Diego Maradona es el hombre más fotogénico del mundo. Esta que le sacó Claudio Divella, durante su “luna de miel” con Claudia Villafañe en 1988 en la Polinesia, pareciera salida de la fotografía de Apocalypse now.
  • Podcast/Cuento. En “Audiolibros Por qué leer”, Cecilia Bona lee Los obreros de las pelotas, un relato desconocido de Osvaldo Soriano, publicado en la revista Mengano el 16 de septiembre de 1974. Lo rescató gracias al enorme laburo de digitalización del Archivo Histórico de Revistas Argentinas.
  • Video. Primero hubo un par de fotos: un hincha de San Lorenzo le tira un beso al cielo, mira hacia arriba con una mano en el corazón tras el gol de Gastón Campi a Liverpool por la Libertadores, el 3–2. Y después un video con la historia de Rubén, quien le dedicó el gol a su papá. ¿No vamos a la cancha para volver a estar un rato con los que ya no están? Ah, San Lorenzo se clasificó a los octavos de la Copa Libertadores.

Otras lecturas

Es periodista especializado en deportes -si eso existiese- desde 2008. Lo supo antes de frustrarse como futbolista. Trabajó en diarios, revistas y webs, colaboró en libros y participó en documentales y series. Debutó en la redacción de El Gráfico y aún aprende como docente de periodismo. Pero, ante todo, escribe. No hay día en la vida en que no diga -aunque sea para adentro- la palabra “fútbol”.