Bellingham, el “post fútbol” y el Real Madrid de los futuros Balón de Oro

El inglés, mejor Sub 21 del mundo, anotó 13 goles en sus primeros 13 partidos, como Cristiano y Di Stéfano. Ancelotti, DT honoris causa, administra su talento para que no lo devore la maquinaria.

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El domingo 30 de octubre de 1983, en la vuelta de la democracia en la Argentina, Ubaldo Fillol, arquero campeón del mundo en 1978, fue el segundo suplente en la presidencia de la mesa 39 de la Escuela N° 19 de Quilmes. “El nombramiento -le decía el Pato a El Gráfico– me alegró como ciudadano”. A 40 años del retorno de la democracia, el Pato Fillol respaldó ahora al candidato Sergio Massa (Unión por la Patria). Curioso: el ultraderechista Javier Milei (La Libertad Avanza) fue arquero por Fillol. Lo contó Eduardo Grecco, su entrenador en las inferiores de Chacarita, en este perfil de Matías Ortega en Gatopardo. “Él -le dice el técnico Grecco- no era líder”.

El Pato Fillol, el Loco René Houseman, Julio Ricardo Villa y Leopoldo Luque fueron los campeones del mundo de Argentina 78, el Mundial en dictadura, que se reunieron en democracia con familiares de desaparecidos. En 2008, a 30 años del título, Houseman, Villa y Luque jugaron “la otra final” en el Monumental, sin dictadores en la tribuna. El homenaje del fútbol y los derechos humanos a los desaparecidos se cerró con un festival de música. Se presentó Luis Alberto Spinetta. En 1997, en la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario, el Flaco había dicho: “No nos tiene que asustar el mundo violento. Tenemos que salir a verlo tal cual como es, sin pre sufrir, no sufrir hasta que no llegue el momento, para poder evaluar bien cuál es la energía que nos guía y hacia la que va, porque sino mediante la violencia nos van a controlar absolutamente. (…) La violencia la vas a tener en una pantalla a través de internet. Y está en vos ver qué te piacce de todo eso y qué es lo que podés hacer. (…) Cada uno tiene un individuo moral que responde a la violencia”. Este domingo no hay fútbol en la Argentina, individuo. Hay ballotage. Y se juega lo más importante.

Bellingham, el “post fútbol” y el Real Madrid de los futuros Balón de Oro

Mark Bellingham jura que marcó más de 700 goles en el fútbol amateur de Inglaterra. Nunca pasó de la sexta división. En su doble vida alcanzó el grado de sargento de la policía de West Midlands. Un verano, de vacaciones en la playa, compró una camiseta trucha del Real Madrid, con el “5” y el “Zidane” en la espalda. “¿Quién es ese tipo?”, le preguntó Jude, su hijo. “Fijate en YouTube, comprobalo”. Desde chico, Zinedine Zidane fue el futbolista que Bellingham quería ser. A Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, le gusta(ba) la numeración a la vieja usanza. De ahí que le encomendó la 5 que había dejado Manolo Sanchís a Zidane cuando llegó al Real Madrid en 2001. Bellingham, que había usado la 22 en el Birmingham y el Borussia Dortmund, agarró la N° 5 por Zidane. La 22 del Birmingham fue retirada después de que Bellingham se fuera a los 17 años al Dortmund, en 2020. Había debutado a los 16 y 38 días y había jugado 44 partidos. El dinero de la transferencia (30 millones de euros) salvó al club en crisis, pero hay una señal histórica, porque no se retiran así nomás los números en el fútbol.

En la última premiación de la revista France Football, Bellingham ganó el Premio Raymond Kopa al mejor futbolista Sub 21 del mundo. Es el primer inglés (y este viernes fue galardonado con el Golden Boy europeo). Representa a una generación de jóvenes ingleses que se abrió a las ideas y a los métodos del mundo; también a una Premier League cada vez menos british. A partir de mitad de 2024, cuando ya tenga 18 años, el brasileño Endrick se incorporará al Real Madrid. “Tiene un potencial gigante. Se puede convertir en una leyenda del fútbol brasileño”, dijo Fernando Diniz, DT de Brasil, tras su primera convocatoria. Sus últimos partidos en el Palmeiras fueron exhibiciones de su talento, como el doblete en la remontada 3–4 ante Botafogo. La delantera del Real Madrid puede ser brasileña (Rodrygo-Endrick-Vinícius Júnior). A Brasil lo puede dirigir Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid. Y Bellingham puede que retrase su punto de partida, a un costado del mediocampo. Porque juega de todocampista. O de vagacampista, como lo definió Jorge Valdano, ya que “pasea ese talento con su desparpajo veinteañero y la suficiencia dominante implícita hasta en sus gestos”, porque “sabe qué pide el juego en cada zona del campo y en cada momento del partido”, que “es lo que distingue a los cracks”, y “al Madrid llegó uno que junta eficacia y belleza”. El Real Madrid curte a los futuros Balón de Oro. Ante la irrupción de los clubes-Estado, compra a los emergentes antes que a las estrellas.

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Sin Karim Benzema (31 goles en la temporada 2022/23), Ancelotti transformó un problema en una solución. Esfumó al 9 retrasando la posición: Bellingham detrás de Rodrygo y Viní. Pero ante todo libre. El italiano había recordado un error de su tiempo como entrenador del Parma (1996–1998): por no salirse del 4–4–2, había perdido la magia de Roberto Baggio. “Él quería jugar de mediapunta y no cambié el sistema. Se fue a otro equipo. Y me equivoqué. En la Juventus, con Zidane, empecé a entender que es mejor adaptarse a los jugadores. Los jugadores tienen que sentirse cómodos en el sistema que juegan”. En sus primeros 13 partidos en el Real Madrid (lleva 14), Bellingham marcó 13 goles, como Cristiano Ronaldo y Alfredo Di Stéfano, más que Ferenc Puskás, Hugo Sánchez y Raúl, que dijo que nunca había visto algo así. Cristiano dejó el Madrid como el goleador histórico del club (450). Ancelotti puntualizó que Bellingham, por su actitud, parece un veterano: “Es una estrella que ha caído aquí”. Las estrellas suelen tener esa costumbre. “Está llamado a marcar una época y ser una leyenda del Madrid”, dijo Florentino, que pagó 103 millones de euros al Borussia Dortmund.

Bellingham rechazó ofertas superiores del Liverpool y el Manchester City. “Cuídamelo. Es un niño y quiero que sea feliz”, le encomendó Denise, su madre, al presidente del Real Madrid. Ella le maneja la carrera. Lo baja a tierra cuando el mundo lo sube. “Cuando involucrás a agentes, están sus propios incentivos, su deseo de ganar dinero -dijo el chico de 20 años-. Para mí, nunca se trata de eso”. Se elevó con los goles en el 2–1 en su primer clásico ante el Barça, en Montjuïc. En Catar 2022 fue el primer nacido en el siglo XXI (29 de junio de 2003) en marcar un gol en un Mundial, en el 6–2 del debut ante Irán. “El chico que llevaba la 22 en el Birmingham porque era un 4, un 8 y un 10 envueltos en uno, lleva el 5 y, ante la ausencia de Benzema, se ha convertido en un falso 9 –detalló Sid Lowe en The Guardian-. Ancelotti le mostró videos de esos momentos en el Dortmund cuando estuvo más cerca del área, pero incluso él admite estar sorprendido de lo bien que le ha ido”.

En el primer gol ante el Barcelona, anotó desde afuera del área, como si fuese Zidane. En el segundo, definió a lo Raúl. El sigiloso Bellingham descubre los espacios. Es, a la vez, un “llegador” al área. Pero especialmente pone el juego bajo su ritmo y no pierde la pelota, a pesar del despliegue físico. Y aunque durante casi todo un partido no juegue bien, la autoconfianza la conserva hasta el último minuto: tres de sus 13 goles (nueve con la derecha, dos con la izquierda y dos con la cabeza) fueron más allá de los 90. “Hey Jude es un crack. Jugador polivalente, con buen pie y, sobre todo, con un arquetipo (o estrella) de genialidad. La cuestión, sin embargo, no es esa. En el mundo contemporáneo del fútbol-máquina, negocia con el discurso del jugador-trabajador, que ‘cultiva’ puntajes y, al final, recibe algún ‘pequeño premio’ que avala su obediencia y competencia. Una verdadera maldición. Es posible que Bellingham sea uno de los jugadores más antropológicos del ‘post fútbol’. Un individuo paradójico que oscila entre rendirse y jugar”, escribió Lucas Sócrates en Ponto Futuro. Clásico y moderno, con Bellingham, Ancelotti se recibió de administrador de talentos. En su nombramiento como doctor honoris causa en “Ciencias y técnicas de actividades físicas preventivas y adaptadas” por la Università di Parma, Ancelotti explicó: “El talento no se puede mejorar. Es genético. Está o no. Maradona tenía un grandísimo talento, pero no podías enseñarle a gambetear mejor. Se puede enseñar a gestionarlo. Los grandes campeones son los que ponen su talento al servicio de los otros”. En eso anda Jude Bellingham en el Madrid.

Dejamos acá. Nos reencontramos en dos sábados.

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Salú y abrazos,

Roberto Parrottino (Beto)

Es periodista especializado en deportes -si eso existiese- desde 2008. Lo supo antes de frustrarse como futbolista. Trabajó en diarios, revistas y webs, colaboró en libros y participó en documentales y series. Debutó en la redacción de El Gráfico y aún aprende como docente de periodismo. Pero, ante todo, escribe. No hay día en la vida en que no diga -aunque sea para adentro- la palabra “fútbol”.