Biden, entre la historia y las encuestas

Empiezo a preparar el terreno para un plato fuerte del 2022: las legislativas intermedias de EE.UU. Biden compite contra sí mismo, pero le queda una luz tenue de esperanza. Cuatro chusmeríos que incluyen dos tragedias. Dos pintorescas de las que nos gustan.

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El domingo pasado, Un Mundo de Sensaciones de Fede Vázquez, Juan Manuel Karg, Juano y Leti Martínez abrió contando que un festejo en EE.UU. por el 4 de julio terminó en una corrida masiva cuando los patriotas asistentes pensaron que los fuegos artificiales eran, en realidad, disparos. A esto también podemos agregar la controvertida decisión de la Corte Suprema de Justicia que derogó el fallo Roe vs. Wade, el cual garantizaba el derecho al aborto en el país. No puedo dejar de mencionar una serie sostenida, recurrente y constante de tragedias que involucran armas, niños, adolescentes y público en general, lo cual abrió una vez más el debate sobre la portación de armas en el país. Y ya van…perdí la cuenta. 

Pero la cosa no queda ahí. Estados Unidos, además, está afrontando la inflación más alta en décadas y un nuevo conflicto armado donde no participa activamente, pero sí está involucrado, la Guerra de Ucrania.

Con todo eso, Estados Unidos se prepara a votar elecciones legislativas intermedias el primer martes de noviembre, la que cada 2 años tienen todos los presidentes gringos. Faltan 4 meses. 

¿Qué escenario tiene el demócrata Juan Domingo Biden? Uno negro, pero con una tenue luz.

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Está espeso para los azules

¿Qué votan los gringos? Estados Unidos tiene un sistema presidencial porque, para ser claro, ellos lo inventaron. El titular del Poder Ejecutivo dura 4 años en su cargo y puede aspirar a una sola reelección inmediata. Esto rige desde 1951 cuando se adoptó la 21° Enmienda Constitucional, que fijó el actual límite. A la par, se elige un Poder Legislativo bicameral compuesto de una Cámara de Representantes (la House) de 435 bancas (1 por cada distrito en los que se subdivide el país) y un Senado (el Senate) con 100 (2 por Estado). En noviembre se renueva en su totalidad la House, para la segunda se ponen en juego 35 en 34 Estados (son los que se llaman “clase 3” y se eligieron en 2016). A esto se suma la elección de 36 gobernaciones de los 50 Estados que integran el país. Digamos, en pocas palabras, que sale a la cancha una cantidad de poder político que marcará el rumbo del país y las chances de cada partido para el 2024.

Hay, además, otros dos puntos relevantes por los cuales es importante esta elección norteamericana. Vos podés pensar que es una legislativa de mitad de mandato y qué importa si le va mal a Juan Domingo Biden. Yo te digo que allá no es tan sencillo. Por un lado, el Congreso de los Estados Unidos tiene una relación de fuerzas interna tan tirante y matemática como nos pasa a nosotros acá al sur. En el Senado, el Partido Demócrata tiene 50 bancas (si cuentan 2 independientes aliados) y el Partido Republicano (GOP, por Grand Old Party) las otras 50. En casos de empate, desempata la vicepresidenta, Kamala Harris, demócrata obvio. La Cámara de Representantes es más azul y oficialista, con 220 para el oficialismo y 210 para los rojos republicanos (hay 5 vacantes). Este escenario ha llevado a tener que negociar ley por ley, con ajenos pero también con propios, dada la lógica menos cohesionada que reina en los partidos políticos norteamericanos. Por otro lado, el Congreso de los Estados Unidos hace política pública. Los comités importan, las mayorías también. Eso se debe a que el Presidente de los Estados Unidos tiene un poder de decreto (las órdenes ejecutivas o executive orders) limitado exclusivamente al orden federal de la administración pública. Acá juega también otro dispositivo institucional como es el federalismo: las unidades federativas guardan muchas competencias comerciales, judiciales, fiscales y administrativas que, en otros países, corresponden a la autoridad federal o nacional.

De modo que Biden necesita ganar (o estar cerca de) para gobernar cómodo los 2 años que le quedan, porque solo no puede. En Estados Unidos no habrá una sola elección legislativa, hay 435 más 35 más 36. Cada una con una lógica distinta.

El escenario. Claramente, no es el mejor para el 46° presidente de los Estados Unidos. Así vienen las encuestas.

Fuente: Decision Desk HQ, entrega lunes 11 de julio de 2022. En itálica el nombre de la encuesta (tracker).

En resumen, la mayoría de los norteamericanos consultados cree que el país va en la dirección incorrecta, que van a ganar los republicanos y que Biden no está haciendo bien las cosas. El pesimismo también es norteamericano. Esto lleva a atar la suerte del Partido Demócrata a la de su presidente, lo cual podría hacer peligrar las chances de retener la Casa Blanca en 2024. No es moco de pavo que varios azules salieran a plantear la idea de otro candidato presidencial en 2 años, como remarcaron acá en el New York Times o acá en La Nación. La nota del NYT es punzante en un dato fundamental: el 64% de los votantes demócratas prefieren otro candidato para la próxima carrera presidencial. Esto es particularmente importante entre votantes jóvenes: 94% de los menores de 30 años cree lo mismo. Un mazazo. Que estas preferencias se manifiesten tan rápido no es algo novedoso en la historia norteamericana, pero sí poco usual.

¿La principal preocupación? En la mayoría de las encuestas recientes Biden aparece debajo de un eventual Donald Trump yendo por la reconquista de la Presidencia. El descontento generalizado gira en torno a dos ejes. El primero, económico. El alto nivel de inflación vuelve a activar esa disputa política tradicional gringa donde los demócratas aparecen como incapacitados para manejar la economía. El contexto internacional no ayuda, es claro. Pero internamente, el oficialismo vuelve a quedarse sin energía para controlar el gasto, la emisión y la falta de empleo, algo que históricamente han podido hacer los republicanos. El segundo, programático y de liderazgo. La avanzada conservadora de la Corte Suprema de Justicia al derogar Roe vs. Wade, junto a la imposibilidad de Biden de marcarle la cancha en lo que respecta a la portación de armas, han generado dudas sobre la eficacia y la eficiencia de la agenda presidencial para poder implementar el programa de cambio que lo llevó a la Presidencia hace tan solo 2 años. La vuelta al progresismo, la inclusión y lo cosmopolita quedó limitada por, lo que se cree, es la falta de cualidades ejecutivas en un presidente entrado en años y con menos mañas que en sus épocas mozas. Esta encuesta publicada en la nota del NYT es bastante clara al respecto. ¿Shockeado?

Fuente: New York Times.

¿Qué se está discutiendo hoy en la política norteamericana? Para responder, conversé con varios colegas y amigos. Entre ellos, María Victoria Murillo, directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Columbia, quien me cuenta en un intercambio que los dos temas que marcan la agenda pública hoy son, sin dudas, “la economía y la inflación”. Al consultar por la discusión sobre el aborto legal o la portación de armas, éstos impactan en públicos más específicos. En lo que respecta a Roe vs Wade, “a mujeres y, especialmente, a mujeres demócratas”. En cuanto al segundo ítem, es un tema que “impacta más a minorías étnicas y especialmente a demócratas”. Son, en este sentido, dos discusiones que no se sobreponen a la cuestión general, que es el mango a fin de mes. Una cita random para visualizarlo. Kelly King, un trabajador de fábrica marginado por problemas en la espalda y entrevistado en la nota linkeada del NYT, indicó: “solíamos gastar $200 a la semana simplemente saliendo para divertirnos, o yendo y comprando alimentos adicionales si los necesitábamos, y ahora ni siquiera podemos hacer eso”.

Hay otro punto de discusión y es más rubio: Donald Trump. El expresidente, en plena investigación por parte de una comisión por los hechos del 6 de enero de 2021, dejó trascender que piensa presentarse a la primaria republicana para alcanzar la nominación presidencial en 2024. De hecho, salió a apoyar (endorse) a sus propios candidatos en las primarias legislativas que se vienen desarrollando desde comienzos de año en Estados Unidos. El envalentonamiento viene por las encuestas que te compartí más arriba, donde en varios escenarios le ganaría a Juan Domingo con cierta comodidad. Sin embargo, no todo lo que luce es rubio. Hay entre los votantes del GOP ciertas dudas y resquemores con una nueva precandidatura presidencial de Trump. En parte, por su propio accionar en los sucesos del 6 de enero que están siendo investigados, además de sus reacciones e interpretaciones posteriores al respecto. Pero también porque los votantes republicanos, sobre todo jóvenes, están buscando sangre nueva. Jennifer Cyr, directora de la Maestría y el Doctorado en Ciencia Política (UTDT) e integrante de Red de Politólogas, me aclara que Trump “no es el candidato preferido para  los republicanos, y sobre todo para los más jóvenes”. Los cañones estarían apuntando a Ron De Santis, gobernador de Florida desde 2019 y anteriormente representante por el 6° Distrito de Florida entre 2013 y 2018. Sangre nueva. “Es un candidato con un perfil bien parecido al de Trump, lo cual no es muy alentador en términos de la polarización actual y del impacto en la democracia norteamericana”, me aclara entre transbordos. Jenn me comparte esta nota, que también me envió Vicky, donde se resalta las dificultades de Trump para alinear el partido detrás de su liderazgo. Ambas coinciden en que hay que prestar atención a los apoyos que el investigado expresidente está dando a distintos candidatos a cargos legislativos para este 2022. En todo caso, la interna del GOP puede estar “delineándose, pero no definida” en noviembre.

Entonces, hay algo en común entre demócratas y republicanos. Sus votantes no están cómodos con sus liderazgos nacionales y quieren un recambio. En particular, los más jóvenes. El descontento también es gringo.

Las perspectivas para noviembre. Hay algo que tiene la discusión electoral en Estados Unidos y es la posibilidad de elaborar, publicar y difundir cálculos probabilísticos de los resultados a partir de simulaciones. Los medios especializados separan los escenarios en cada una de las elecciones a nivel de distrito en cuatro: 1) seguro (solid), 2) posibles (likely), 3) leve chance (lean) y 4) a la buena de Dios (toss-up). Cada uno de ellos para azules y para rojos. Quiero empezar por lo que le dí menos bola hasta ahora y es la elección a gobernadores en 36 Estados. Por ahora, las chances vienen así. Hoy los republicanos controlan 28 y los demócratas 22. Como podés ver, los primeros están sólidos en mayor cantidad de distritos y pueden llegar a 20. Los segundos tienen mayor cantidad en un escenario más abierto y muchos menos seguros. El federalismo cuenta para tomar decisiones en Estados Unidos. No solo en materia comercial, judicial, fiscal y/o administrativa, sino también electoral: son los Estados los que definen quiénes, cómo y de qué manera votan en elecciones federales. Mirá lo que hicieron en Georgia y en Texas, y decime si no importa. De hecho, la Corte Suprema de Justicia va a meterse en cuestiones electorales, tal como me alertó Jennifer.

Fuente: FiveThirtyEight.

El escenario para la renovación de la House es menos promisorio para el oficialismo y para Juan Domingo. La mayoría de los pronósticos le auguran una pérdida del recinto, con solo 154 bancas seguras y un potencial de crecimiento para llegar hasta 208 si ganaran todas las que están a la buena de Dios. Esto los dejaría debajo de la mayoría (218) y con 12 o más bancas perdidas respecto de las ganadas en 2022 cuando volvieron a la Casa Blanca. Esto posiciona fuertemente al GOP para controlar el recinto, con 201 bancas seguras y capaz de llegar a la mayoría propia sumando las posibles y algunas donde tienen leve chance. “El ambiente nacional no favorece a los demócratas”, dicen en FiveThirtyEight. NYT, en cambio, indica que no todo está perdido para los azules, justamente por temas como aborto y control de armas. Con esta visión coincide Gisela Sin, profesora asociada de la Universidad de Illinois (Urbana-Champaign). “La cuestión es el entusiasmo de los votantes. A principios de año los republicanos tenían una ventaja de 14% sobre los demócratas en el entusiasmo para ir a votar. Puede cambiar por la decisión de la Corte con respecto a los derechos reproductivos de las mujeres, y las matanzas masivas  como la que ocurrió en Texas y durante el 4 de julio en Wisconsin. Estos dos temas están energizando a la base demócrata: muy liberal/izquierda, activista, que no está contenta con Biden, pero que va a salir a votar para poder ganar el Congreso y con eso quizás pasar una ley sobre el aborto. Estos dos issues son los que están protegiendo el caudal de los demócratas en una situación a nivel nacional un poco complicada por la economía y la inflación”, puntualiza.

El Senate, en cambio, aparece con un escenario totalmente abierto. En una dinámica donde cada uno controla una mitad y desempaña Harris, hoy las probabilidades para que rojos y azules lo controlen son bastante equilibradas. Gisela me comenta que “de las 34 bancas en juego, los demócratas precisan 17. 10 tienen seguras, en una tiene una pequeña ventaja y en seis están cabeza a cabeza. Tienen un problema en el Senado”. A partir de noviembre, entonces, Biden puede tener una Cámara a favor o las dos en contra para los 2 años que le quedan de mandato. Oscuridad.

Pero hay luz, y es de la historia. Me puse a ver cómo le fue a todos los oficialismos de la historia de Estados Unidos desde 1862 en adelante, momento en el cual demócratas y republicanos comenzaron a dominar la disputa política gringa. En los próximos dos gráficos incluí las elecciones de mitad de mandato para cada presidente electo en el país.

Fuente: Wikipedia. En el eje X se ubican los presidentes de turno. Los colores de las barras se asocian a cada partido político oficialista en ese período. La elección para el Senado de EE.UU. comenzó a ser directa a partir de 1914, dado que antes los senadores eran electos por las legislaturas estaduales.

Gisela agrega que “mirando la historia, el partido en el gobierno pierde en las elecciones intermedias. Desde 1922, en 22 de las 25 elecciones de medio término, el partido en el gobierno perdió escaños en House”. Me indicó dos causas. La primera, que en las presidenciales suele votar más gente que en las legislativas. Cabe recordar que el voto en EE.UU. es optativo y fue clave para la victoria de Biden en 2020. La segunda, la popularidad presidencial importa: Juan Domingo perdió más de 15 puntos desde que asumió, parecido a sus dos antecesores (Trump 9 y Obama 12). 

De modo que es común encontrar presidentes norteamericanos que no tuvieron buenos resultados electorales en las legislativas de mitad de mandato. Tampoco en aquellos que luego terminaron reeligiendo. Esto aplica tanto para azules como para rojos. Si no fuera por G. W. Bush en 2002 que logró la mitad de la House, habría que ir hasta Jimmy Carter en 1978 para encontrar uno que revalide la confianza ciudadana en su plan de gobierno en la Cámara. Entre los demócratas, ni Barack Obama ni Bill Clinton lo lograron ni en su primer ni en su segundo mandato. Sí estuvieron cerca y apostaron a la rosca, pero la mayoría del país no acompañó a sus candidatos y candidatas. El Senate parece favorecer más a los oficialismos gringos, con mayor cantidad de presidentes que estuvieron cerca o lograron la mayoría del recinto desde Carter hasta la fecha. Esto se debe, entre otras cosas, a que la renovación es por tercios cada dos años y una mala elección puede ser amortiguada por dos buenas anteriores. ¿Y por qué es un buen parámetro la elección de la Cámara de Representantes para valorar el apoyo ciudadano a mitad de un período presidencial y no tanto el Senado? Porque la House se renueva en su totalidad a distrito uninominal por mayoría simple en todo el país, y quienes compiten por esas bancas elaboran una narrativa a favor o en contra del gobierno de turno. Ganar la mayoría absoluta de las bancas implica ganar la mayoría del país. Ganar es apoyo. Ganar es el rumbo correcto. Ganar es gobernar cómodo. Ganar es ganar.

Vos dirás, entonces, por qué esta historia es la luz. Yo te digo que veas las cosas en perspectiva. Ni Obama ni Clinton tuvieron buenos resultados en las elecciones legislativas de mitad de mandato, pero pudieron ganar un segundo mandato consecutivo dos años después. Estos dos antecedentes cercanos, sin embargo, pueden ser matizados por dos cuestiones que son complementarias. En primer lugar, que un Congreso pintado de rojo no va a facilitar la trastabillada agenda de reformas que empezó a empujar Biden desde el primer momento en que entró en la Casa Blanca. Con los dos recintos a su favor no pudo avanzar mucho, menos podría hacerlo con los dos en contra. Si sus votantes le piden agilidad y gestión, estar en minoría no ayuda para nada. En segundo lugar, el alto nivel de polarización política que viven demócratas vs. republicanos dificulta llegar, hoy en día, a consensos básicos que permitan avanzar con el plan de gobierno oficialista. El resultado electoral no necesariamente indicará que Biden quedará herido de muerte para 2024, pero sí puede arrojar un Congreso donde los rojos traben la agenda de reformas azul. Eso sí le dificultaría construir una plataforma competitiva a Juan Domingo para quedarse en la Casa Blanca hasta 2028.

Aproveché para preguntarle a mis tres colegas si alguna elección anterior le recuerda al actual escenario de cara a noviembre. Vicky Murillo me escribió “la de [Jimmy] Carter. Por el nivel de inflación y una presidencia con bajo apoyo, se me ocurre. En la dimensión internacional, el tema de Ucrania es diferente a Irán, sin embargo. Y la inflación no es tan alta, pero, salvando las distancias, es lo primero que se me viene a la cabeza del pasado reciente”. Jennifer, en cambio, ve el escenario con mayor singularidad y excepcionalismo: “Biden no está en el mejor momento que vive hoy Estados Unidos. Es un moderado buscando moderados, y no hay tantos moderados”. Gisela abrió otra línea y se preguntó si “el gobierno de Biden va a ser como el de Reagan, que también tuvo una gran pérdida de popularidad en el segundo año (de 57% bajó a 43%), pero luego remontó y ganó la reelección (45% y 56% en 3° y 4° año). O va a ser más como el gobierno de Carter, quien bajó en popularidad de 61% a 45% en su segundo año, pero nunca pudo recuperarse (38% y 38%  de popularidad en el año 3 y 4), y perdió la reelección. La economía va a ser clave”.

¿Qué puede salvar a Biden? La historia.

Chusmerío electoral

  • Esta sección abre con dos violentas que no dan para Pintorescas. Algo que empaña nuestras elecciones, las que supimos construir. La semana pasada, en un acto de cierre de campaña del Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón, un loco suelto mató a Shinzo Abe quien, tal vez, fue el Primer Ministro más exitoso que tuvo el partido y el país. Se suma a una lista de primeros ministros y presidentes asesinados. Lo que se iba a celebrar el domingo siguiente a esta tragedia política eran las elecciones a la Cámara de Consejeros del gigante del sol naciente (acá te conté la historia del país, de sus reglas y del dominio del PLD). El oficialismo ponía en juego la mayoría del recinto que viene ostentando desde 2019 en alianza con Komeito. Juntos ganaron 76 bancas, 7 más y llegaron a 146 en total. El PLD seguirá dominando la política japonesa, y acá te explican que es gracias al sistema electoral. 
  • Otra tragedia conmocionó la política y fue el asesinato de un dirigente del PT en Brasil. Un policía entró al grito de “Bolsonaro presidente, hijos de puta” y empezó a disparar como si nada. Apología de la concordancia política: no a la violencia. Jair Bolsonaro, que es bueno recordar que es presidente del país, minimizó el hecho y defendió la portación de armas. Todo tranqui, viene. Se vota en tres meses y vamos a darle una buena cobertura desde Cenital. Las encuestas dan ganador a Lula en todos los escenarios. A ver cómo derrama si es que la polarización escala. Desde #LaGenteVota, una apología del respeto: no a la violencia política.
  • Chile entró en la recta final para el plebiscito de salida para contar con una nueva constitución, una progresistas, democrática, justa e inclusiva. Acá podés ver el último debate. Acá la ceremonia de entrega al presidente Gabriel Boric. Este será el cronograma electoral, que tendrá habilitados para votar de manera obligatoria 15.076.690 ciudadanos y ciudadanas en Chile, y 97.239 en el exterior. Si tenés un rato, te recomiendo leerla.
  • Te spoileo que Juano va a escribir sobre Boris Johnson y su semi-renuncia de la semana pasada. El parlamentarismo británico puede cambiar de líderes sin llamar a elecciones, y es una sana costumbre para ellos. Acá te dejo una nota al respecto planteando que, esta vez, los Tories no ejercieron ese mecanismo de la mejor manera. Y yo no quiero decir te lo dije, pero sí lo hice el 19 de mayo. Dejame esta.

Elecciones pintorescas

  • Hace dos semanas te conté que Papúa Nueva Guinea está celebrando elecciones. Yo se que vos te metiste a ver cómo y por qué van a estar votando durante 20 días. El proceso termina el jueves que viene. Quiero que sea tema central a fin de mes, pero no me van a dejar.
  • También te conté que se venía alta jornada caliente de elecciones regionales en Nigeria. El sábado 16 votan en Osun. Queda acá y tiene lindas cascadas. Es un Estado que también domina APC, que viene gobernando desde, al menos, 2009. El actual gobernador, Gboyega Oyetola, pinta que va a ganar cómodo la general. Pero se sintieron democráticos y fueron a una primaria. A Gbo se le plantaron dos atrevidos que, sumados, apenas reunieron el 6% de los votos. Sus rivales del PDP también tuvieron competencia interna, donde ganó Ademola Adeleke con el 99,74% de los votos. De los cinco rivales que tuvo, cuatro se retiraron. Dos de ellos juntaron apenas cinco votos y el que se quedó, cero. Defendamos las PASO. 

Recordá que, por ser parte de este prestigioso club electoral, podés estar al día con el Google Electoral Calendar (acá desde tu compu y acá desde tu celu) actualizado a 2022 y/o con una lista de Twitter que nutre a La Gente Vota.

Un abrazo electoral, cuidate y nos leemos en dos semanas,

Facu

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Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy me encuentran dando clases en UBA y UTDT. Me encantan las elecciones y me sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tengo es aprenderme la historia de los partidos políticos. Creo que la política marida muy bien con un tinto.