Milei se aferra a la tesis Caputo y se prepara para cien días críticos: ¿quién paga el costo?

El presidente compró la teoría de su asesor de que el castigo social por la crisis irá primero contra gobernadores e intendentes. El PRO como un partido en extinción que quiere presidir Macri. El Menem designado para armar, con fierros del PAMI, LLA en las provincias. La orden de Posse: “No se pongan creativos”. Hernán Lacunza sobre la salida del cepo. La novela del aumento de sueldo de los funcionarios.

“Yo estoy dispuesto a un acuerdo con el PRO, pero ustedes tienen que convencer a Karina y a Santiago”

En una frase, Javier Milei sintetizó su hoja de ruta y el puñado de equis que debe despejar para ejecutarla. La referencia a Karina Milei, su hermana, y Santiago Caputo, su estratega, integrantes del triángulo de poder libertario, no es caprichosa: ambos desprecian a Mauricio Macri y la lectura es que una fusión ideal entre La Libertad Avanza y el PRO debería prescindir del expresidente o, al menos, darle un rol simbólico.

Milei sigue online con Macri pero, en una dinámica radial, suma terminales y diversifica sus vínculos en el planeta PRO. Cristian Ritondo almuerza seguido con el presidente, que lo consulta y con quien tejió una relación amigable. Patricia Bullrich, la primera que negoció bilateralmente con Milei, ganó puntos cuando movió públicamente contra el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, episodio en el que Macri quedó inmóvil y en silencio. “Si es jefe, lo tenía que ordenar él. Javier tomó nota de eso”, sugieren cerca de la ministra de Seguridad, donde reapareció sigilosamente Gerardo Milman. Con la renuncia de Sebastián García de Luca, Bullrich perdió un operador esencial. Con Damián Arabia en Diputados y Juan Pablo Arenaza en la Legislatura, otros dos colaboradores encargados del armado territorial, quedó un hueco que Milman quiere volver a ocupar como en otros tiempos.

Los modos de Macri son funcionales para el entorno mileista que lo detesta. El comentario en Rosario sobre que “es un verdadero outsider” porque “es él, su hermana y las redes sociales” fue insumo para el reproche, como las referencias a que Donald Trump tenía al Partido Republicano y Jair Bolsonaro al Ejército brasileño. Macri quiere ser el soporte pero Karina y Caputo ven, en la medida que la economía no se desmadre y el Gobierno naufrague, un nuevo partido de derecha producto de una convergencia entre el PRO y LLA, donde el espacio alfa sea el libertario.

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Karina puso en manos de Eduardo ‘Lule’ Menem, al que nombró en una Subsecretaría dependiente de la Secretaría General, la construcción de la red de LLA en las provincias. Lule, cuya ausencia padece su primo Martín en Diputados, tiene un ticket dorado para esa tarea: la lapicera para designar a los responsables de PAMI en el centenar de delegaciones que tiene repartidas en todo el país.

En Rosada operan sobre la convicción de que el PRO es un partido en extinción. Bullrich cambió de piel y se libertarizó. Horacio Rodríguez Larreta migra hacia un centro vaporoso donde espera, quizá, encontrarse con la UCR y el peronismo republicano. La versión -que se verificó trunca- de designar a María Eugenia Vidal en Anses se atribuye a Santiago Caputo y, además de ser un empujón contra los cordobeses, fue más combustible para alimentar la idea de una fusión que en LLA prefieren llamar absorción.

Quizá como último manotazo para evitar ese final, Macri sostiene todavía la idea de anotarse para presidir el PRO. Calibra un riesgo que le susurra el grupo, encabezado por Fernando De Andreis, que lo entorna: el votante del PRO tiene un comportamiento casi idéntico al del votante libertario. “Los nuestros están desesperados para que a Milei le vaya bien: no porque quieran a Milei sino porque saben que si fracasa vuelve el kirchnerismo”, argumentan.

Macri tiene el mismo temor que los jefes territoriales de ese animal mitológico llamado Juntos por el Cambio: que las legislativas del 2025 pueden ser una remake del 2017. En aquel turno, todas las terceras fuerzas quedaron aplastadas por la polarización: el cordobesismo, Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey en Salta y, entre otros, el espacio de Alberto Weretilneck en Río Negro, que llegó a bajar su boleta de diputados post PASO. Todos salieron mal parados. Fue el momento de gloria de Cambiemos, que hasta derrotó a Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires. Luego empezó a resquebrajarse cuando Macri apuró la reforma de la cláusula de actualización jubilatoria, pero el ensayo se proyecta sobre el año que viene que será, otra vez, de continuidad o cambio. El PRO, si Milei sobrevive más o menos en pie, no tiene margen para no compartir boleta con LLA.

“Mauricio está en el peor de los mundos: si a Milei le va bien, se lo fuma. Si le va mal, lo arrastra. A él le conviene que le vaya más o menos, para que Milei lo necesite”, dice un operador todoterreno de JxC. Macri repite, como un mantra, que las medidas de Milei están bien pero que su ejecución es deficiente. En Casa Rosada sostienen que Macri está frustrado porque ve que Milei hace las cosas con una velocidad y profundidad que él no se animó a hacer. Aplica acá la teoría del politólogo Ignacio Ramírez, que dice que Milei es hijo del fracaso del PRO. Sin el primero es difícil que hubiese brotado el otro. Ah, y sin el experimento -fallido en muchos aspectos- que fue el Frente de Todos.

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Aunque en el tiempo de la política argentina los 16 meses que faltan para el cierre de listas de 2025 pueden percibirse como una década, el calendario electoral es una cláusula invisible del Pacto de Mayo, porque determinará cómo será el reparto de fondos que le den sustentabilidad a las provincias. “El déficit cero de Toto Caputo es incompatible con el alivió a las provincias”, dicen en el peronismo mientras juran que están los números para, la semana que comienza, tratar el DNU 70 en el Senado.

El ahogo a las provincias es, para Milei, un método que se ancla en una lógica política que sostiene Santiago Caputo, según la cual la crisis pegará primero en los intendentes y los gobernadores y, recién más adelante, recaerá sobre el Gobierno nacional. Con ese diagrama, los libertarios entienden que los cien días críticos que se vienen, donde la recesión será más dura, van a golpear más en los territorios que en la superestructura, donde está el presidente. Simple: Milei cree que el tiempo juega a su favor y en ese engranaje encaja la convocatoria a los gobernadores, la posterior creación de dos comisiones para discutir temas económicos y reforma política. Le sirve para dilatar.

El presidente celebró en sus redes un dato que muestra que mejoró la expectativa sobre la economía y citó un estudio de la consultora Aresco, de Federico Aurelio. Es cierto que desde su jura se produjo ese fenómeno, pero también lo es que Macri y Alberto Fernández, al inicio de sus gestiones, tuvieron mejores indicadores que el libertario. Ambos terminales, como se sabe. Hay un interrogante que aparece en el estudio: el 80% de los consultados espera ver resultados positivos en la economía dentro del próximo año, pero solo un 34% cree que los habrá. Eso, que Aurelio llama un “dilema temporal”, va atado a la tesis Caputo que proyecta que primero se desangrarán los intendentes y los gobernadores, antes de que Milei pague el costo.

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Para atravesar esa temporada dura, el presidente quiere tener algunos logros. Por eso prometió la salida del cepo con lo que instaló, como inevitable, esa medida. Es un debate abierto. Hernán Lacunza, exministro de Economía, prefiere la prudencia.

Milei anunció que quiere sacar el cepo a mitad de año. ¿Ve que están las condiciones para hacerlo?
El cepo es una anormalidad y hay que sacarlo cuanto antes, pero no hay que tirarse a una pileta sin agua. Fue prudente levantar barreras, algunas muy groseras. Las reservas netas siguen siendo negativas en 5 mil millones. Hay que seguir comprando y levantando restricciones, pero es muy riesgoso hacer prueba y error. No hay que engañarse con una falsa euforia. Si conducís un avión con 45 millones de pasajeros no podés tirarte a aterrizar sin tener claro que hay pista. Es bueno el sendero de acumulación de reservas y de saldo comercial, pero también es cierto que todavía no se pagan importaciones plenas. Por eso no lo veo inminente y si, además, el tipo de cambio se sigue atrasando, costará cada vez más.


Hay mucha euforia por la baja de los dólares y la reducción de la brecha.
Al mercado hay que respetarlo, pero no idolatrarlo. El mercado es histérico: pasa de la euforia a la angustia. El tipo de cambio sigue desdoblado y el 20% de exportaciones es con contado con liqui. Son unos 100 millones por día que nutren la oferta en el paralelo y hace que bajen. Pero es transitorio. Además hay carry trade. El mercado está bien, pero el piloto no puede comerse una curva. Prudencia.


¿Salir del cepo es un paso previo a dolarizar?
Para mí es lo contrario. Para salir del cepo se necesita fortalecer la demanda de pesos. Para salir del cepo necesitás un peso, si no fuerte, al menos interesante. Y eso implicaría, por ejemplo, subir la tasa de interés. Si eso no ocurre, salir del cepo puede generar una corrida contra el peso sin tener los dólares suficientes.

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Con un panorama en veremos, la Casa Rosada baja la indicación de una quietud total al dispositivo de LLA. “No se pongan creativos, muchachos”, les ordenó el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, a los legisladores en la reunión que armó el secretario de Relaciones Parlamentarias, Omar de Marchi. La indicación fue que nadie puede presentar proyectos sin el ok del Ejecutivo. Rocío Bonacci, quizá la responsable de esa indicación porque presentó un proyecto para derogar el aborto legal, había hecho circular una iniciativa para otorgar exenciones impositivas a los bomberos que tenía el apoyo de todos los bloques. Afuera.

Lisandro Almirón, diputado de LLA por Corrientes (que quiere ser candidato a gobernador en 2025 en esa provincia que, como Santiago del Estero, vota cruzada con el resto) padeció lo mismo: se inundó media provincia y no pudo, siquiera, presentar un proyecto para asistencia crediticia a inundados. “¿Cómo vamos a hacer crecer referentes propios, para las elecciones de 2025 si no se pueden mover ni decir nada?”, se quejó una fuente de LLA.

El derrotero de Ramiro Marra es un caso ejemplificador. Choca hace tiempo con Karina Milei y, en ese trámite, El Jefe lo desplazó de la jefatura del bloque de legisladores porteños que era, per se, un lugar de descarte luego de no haber podido entrar al gabinete. El látigo de Karina genera pánico. Un funcionario accedió a hacer una concesión pero suplicó, tembloroso, que no se sepa: le habían advertido que si Karina se enteraba lo echarían.

La única figura que se muestra desafiante, hasta acá, es Victoria Villarruel. Actitud que va más allá de que no está, como los demás, a tiro de decreto. Por ahora, la vice desoyó la indicación de retrotraer el aumento de 30% a las dietas de diputados y senadores, como contó en exclusiva Noelia Barral Grigera en Cenital. Milei había, por su lado, dispuesto una suba salarial para los funcionarios políticos del orden del 12% que, con medidas anexas –vinculadas a Ganancias y la suba de las categorías, más una resolución que impide que los funcionarios cobren menos que el personal de planta– pasó de bolsillo a un 48%, según denunció la diputada nacional Victoria Toloza Paz.

Un acting extravagante de Milei fue culpar a un decreto de Cristina Kirchner del 2010 por la suba salarial que él mismo dispuso al firmar el decreto 206/24 del 28 de febrero, que le valió una picante respuesta de la expresidenta en Twitter. ¿Rubricó a ciegas, sin ser notificado por Javier Herrera Bravo, su secretario de Legal y Técnica, sobre el contenido del decreto? Raro para alguien que se dice workaholic. Y peligroso. En Gobierno hablaban ayer de un “error contable” que derivó en el aumento de bolsillo por arriba del 40%, aunque el neto resulte un número menor. Milei dijo que dará marcha atrás con los aumentos.

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.