La tormenta perfecta Villarruel y el mapa ideológico de la era Milei

En diez días, el presidente soportó dos episodios desafiantes de su vice. Las esquirlas sobre el expediente Lijo. Derecha-izquierda y peronismo-progresismo en la previa del 24 de marzo. Las urgencias del Macri en el PRO. La calificación del mandatario que inquieta a (algunos) gobernadores.

La vicepresidenta Victoria Villarruel rompió un silencio de 102 días por pedido del presidente Javier Milei. El mandatario la llamó para que haga la primera entrevista en TV desde la jura del Gobierno de La Libertad Avanza. La vice tenía resuelto no hablar aunque rechazó, por la falta del OK de Milei, un reportaje que antes habían validado Karina Milei y Santiago Caputo.

“Si Javier no me autoriza, yo no hablo”, mandó a decir. La semana última fue diferente: el jefe libertario le pidió, coinciden en Casa Rosada y el Senado, que acepte una entrevista con Jonatan Viale en TN que se convirtió, al final, en una tormenta perfecta. “La única forma de no equivocarse es decir la verdad”, es el mantra en el mundo Villarruel.

La vice se había enterado por los medios, 24 horas antes, de la postulación de Ariel Lijo a la Corte y ese mediodía –antes de la grabación a las 4 PM– vio a los ministros Patricia Bullrich y Luis Petri anunciar un proyecto para modificar la Ley de Seguridad Interior con el propósito de que las Fuerzas Armadas puedan actuar en asuntos domésticos como el narcotráfico.

“No tienen que contarme, pero yo puedo decir lo que pienso”, se justificó. La metralla de críticas en el prime time –a Lijo, al proyecto sobre las FF.AA, a la motosierra libertaria– sorprendieron a Milei y su entorno pero para sorpresa general, incluso en las oficinas del Senado, no hubo represalias. “Como dice el presidente, los liberales no somos manada”, le dijo una fuente libertaria a Cenital, que además consideró inocuo el chispazo con la vice.
– ¿Por qué Villarruel hizo lo que hizo?
– Es legítimo que tenga ambiciones políticas personales.

                                 *                       *                        *

El discurso institucionalista de Villarruel, frente a un Milei poco afecto a las normas, hace ruido en primer anillo libertario mucho más que el vínculo secreto con Mauricio Macri que le atribuyen a la vice. En el Senado niegan que hable con el expresidente y que se hayan reunido, a solas, en el country patagónico Cumellén. Admiten un encuentro, en noviembre pasado, a pedido de Milei. “¿Quién sería tan tonto de ir a reunirse en secreto con Macri, para conspirar contra Milei, escoltado por la custodia que le puso Bullrich?”.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

Como contó Cenital, Villarruel se distanció de Guillermo Maximiliano Montenegro, que fue su más activo armador político. Juan Martín Donato, María Laura Izzo y Agustín Giustiniani forman el staff visible, al que sumó a Claudia Rucci, a cargo del Observatorio de Derechos Humanos del Senado e hija del exlíder de la CGT José Ignacio Rucci, asesinado en 1975. La causa por ese crimen está en manos de Lijo, a quien la vice responsabilizó por la demora.

¿Sabía Milei que la aparición de la vice, que él facilitó, tendría ese tono desafiante? El jueves, horas antes del reportaje, desayunaron a solas durante más de una hora. Fue parte de un acting público –que incluyó una foto conjunta en el primer piso de Casa Rosada, luego de compartir acto en la embajada de Israel el lunes– para borrar el clima de guerra que instaló el mensaje de la Oficina de la Presidencia por el DNU.

Como relató Cenital, la rabieta presidencial se moderó porque Milei y su círculo íntimo entendieron que detonar una crisis institucional, una pelea abierta con la vice a 100 días de asumir, podía tener costos de impacto monumental. Lo mismo resolvió Milei luego de las declaraciones de la vice y, al menos hasta ayer, duraba la orden presidencial de no escalar la interna.

“Así como la semana pasada no frenó a los trolls que salieron a matarla por el DNU, esta semana los mantuvo a raya. Entendió que no le conviene alimentar la pelea”, comentaron cerca de Villarruel. El viernes, pasado el mediodía, cruzaron mensajes como un aparente signo de asunto terminado. “Se van a seguir peleando, pero Javier sabe que Victoria es leal. Leal en el disenso, que es más importante que hacer sijavierismo”.

                                 *                       *                        *

El jueves al atardecer, la vice se cruzó con el procurador interino Eduardo Casal en un restaurante cerca de Plaza de Mayo. Ocurrió, azar o no, en medio de los rumores de que Milei podría enviar un postulante propio para la Procuración. En rondas privadas, el ministro de Justicia, Mariano Cuneo Libarona, mencionó al juez Marcelo Lucini como su candidato para esa butaca. En fuentes judiciales circuló el nombre de Javier Leal de Ibarra, presidente de la Cámara de Comodoro Rivadavia. La multitud de vacantes –Corte, Procuración, juzgados federales– abre una ventana de oportunidad a quien logre poder propio o capacidad de negociación para configurar la Justicia de los próximos veinte años.

La designación formal de Casal, o al menos la decisión de no innovar con el envío de otro postulante, figuraba entre las demandas de la mayoría suprema que comparten Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz. Con la doble postulación de cortesanos, Milei alteró esa hoja de ruta.

No solo porque jubila con nueve meses de anticipación a Maqueda (propone en su lugar a Manuel García Mansilla) sino, sobre todo, por la variante Lijo, cuyo padrinazgo se atribuye a Ricardo Lorenzetti, antagonista supremo de Rosatti.

En torno a Lijo se mueven, como electrones enloquecidos, múltiples teorías. De la hipótesis poco verosímil de que Cuneo Libarona no sabía sobre Lijo a que facilitará un acuerdo con el PJ o que el silencio de Mauricio Macri debe traducirse como un rechazo. “Si salió a bancar el DNU y otras medidas duras de Milei ¿por qué ahora no dice nada?”, traduce un dirigente del PRO, partido donde Macri quedó como único candidato presidente antes de partir a Bologna, Italia.

El primer ring será en el Consejo de la Magistratura, que también preside Rosatti. Dos consejeros, la radical Roxana Reyes y el semi-PRO Luis Juez, pidieron activar una antigua denuncia de la Coalición Cívica (CC) contra Lijo, que la comisión de Disciplina debe sortear pronto porque si se cumplan tres años sin consejero instructor se autodestruye. Héctor Recalde preside la comisión y es el encargado del trámite. En el Consejo aseguran que sería pronto.

De ese click podrá adivinarse a qué jugará el peronismo con el caso Lijo. La actitud de Juez y Reyes, más allá de sus terminales partidarias, tiene un doblez: integran el club de dirigentes que apoyaron a los cortesanos en el juicio político. Ambos atravesaron conflictos en torno a sus butacas como consejeros y la Corte resolvió a su favor. Win-win.

                                 *                       *                        *

La apuesta, osada y de resultado incierto, por reconfigurar las mayorías en la Corte tiene una novedad: es el primer movimiento a mediano plazo en términos de poder que ejecuta Milei. La realidad tiene sus planes, pero el libertario se proyecta a sí mismo hacia el futuro y fantasea con una Corte amigable.

Al cumplir cien días en el Gobierno, buena parte de los encuestadores muestran un cuadro de solidez del Ejecutivo en la opinión pública. Su imagen positiva ronda +/- los 50 puntos y, aunque la pendiente es leve, Milei no creció en los primeros meses de gobierno como sí lo hicieron otros presidentes.

Hay otros factores para leer. Un estudio nacional que llegó al Instituto Patria confirma una tendencia que empezó a detectarse en 2021: la irrupción, sólida e in crescendo de las derechas en el cuadrante ideológico. En la era Milei, ser de derecha dejó de ser un tabú. El trabajo, sobre más de 2.500 casos nacionales, muestra que mientras el 20,6% se considera de izquierda o centroizquierda, otro 25,4% se asume de derecha o centroderecha, un 12% de centro y el 42% “no sabe”. En la franja etaria que va de 16 a 29, los que se consideran de derecha y centroderecha duplican a los que se declaran de izquierdas.

Otro registro ideológico puede resultar inquietante para el panperonismo y poner en debate la interpretación de Cristina Kirchner sobre que el peronismo no es progresista: 50% de los opositores –duros y blandos– de Milei, votantes de Unión por la Patria en 2023, se consideran de izquierdas; mientras que 45% de los oficialistas se definen de derechas. Es probable que derecha-izquierda sean categorías viejas pero, según la encuesta que circula en el Patria y en La Cámpora, todavía identifican las posiciones frente a Milei.

Sobre ese mapa, el Gobierno se lanza a desplegar un discurso anti derechos humanos, una actitud más provocadora que desafiante en el aniversario del golpe del 24 de marzo. Villarruel fue quien inoculó esas posturas en el libreto de Milei. La vice mandó a decir que no le mostraron ni le pidieron opinión sobre el spot oficial que dirigió Santiago Oría, el publicista que hizo el documental sobre el 24 de marzo para Milei.

En otro aniversario del golpe del ’76 –con malicia, Villarruel habló de morbo con la fecha– habrá una nueva edición de la movilización a Plaza de Mayo frente a un contexto inédito: un presidente que, como Milei, valida mensajes violentos y que, a días del 24, likeó un mensaje de @ladymarket, una militante libertaria a la que el mandatario recibió en Casa Rosada, que dijo que usan “a sus desaparecidos para operar contra el Gobierno”, en referencia a la denuncia de HIJOS sobre el ataque y vejación de una integrante de la agrupación por parte de personas que pintaron, luego, la sigla VLLC.

                                 *                       *                        *

El mediano plazo en el que comenzó a proyectarse Milei colisiona con la percepción de casi la totalidad del sistema político de que vendrá, más temprano que tarde, un declino del poder del presidente. Cristina y Sergio Massa, como se contó en Cenital, coinciden en que eso ocurrirá pronto. Macri no es específico sobre el cuándo, pero advierte que el deterioro de Milei es inevitable. El expresidente tuvo, a horas de asumir ad hoc la presidencia del PRO, dos desplantes de la Casa Rosada: la postulación de Lijo y el DNU para modificar la fórmula jubilatoria. Había sido la llave pública para que los diputados del PRO respalden la nueva ley Bases y para que gran parte de la UCR no baje a la sesión para discutir una fórmula propuesta por la Coalición Cívica (CC). Pero, además de asumir otra derrota legislativa, Milei destrató al macrismo.

Macri decidió, al margen del formalismo del partido, armar una mesa chica donde sentará a los tres jefes provinciales del PRO: el jefe de Gobierno porteño, su primo Jorge, y los gobernadores Ignacio Torres, de Chubut, y Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, además de los referentes legislativos. Allí tratará de coordinar las posturas en el Congreso. Inaudito ver a Macri descender a una instancia de cuasi paridad con esos dirigentes.

Los gobernadores, sin excepción, respiraron en una semana en la que no estuvieron en el centro de la escena. La que viene, Guillermo Francos volverá a convocarlos para discutir el paquete fiscal de cuya redacción participó el abogado especialista en impuestos Liban Kusa, socio del estudio Bruchou y Funes de Rioja. En las provincias creen, con matices, que la fortaleza de Milei irá decayendo y no tienen urgencias por apurar una guerra abierta con el Gobierno. Ni Axel Kicillof, que gobierna una de las provincias más hostiles a Milei, acepta subirse al ring tan temprano y cuando, todavía, el presidente está empoderado.

Otros la tienen más difícil. El cordobés Martín Llaryora, que cruzó a Milei y se reunió con Villarruel, sale magullado cada vez que confronta con la Casa Rosada. Tuvo, como Maximiliano Pullaro de Santa Fe, la picardía de ensamblar subas de impuestos y tarifas provinciales con los aumentos nacionales para que el costo político lo pague el presidente.

Un estudio que llegó al escritorio de Llaryora, de la consultora cordobesa Explanans, hizo un ejercicio de calificación del gobierno libertario. Un primer registro muestra una polarización: un 40% de rechazo duro, totalmente negado a Milei –le pone un 1 a la gestión– y otro tanto que lo califica muy bien: con 8, 9 o 10. Otro registro permite ver las diferencias: mientras en Córdoba la nota promedio es 6,6%, en la provincia de Buenos Aires es 4,9%. Números que condicionan o favorecen la postura de los gobernadores.

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.