Documentales de escritoras: mujeres bajo influencia

¿Cómo se reconstruye una vida en la pantalla? ¿De qué manera se expresa una personalidad? Un puñado de películas sobre autoras del siglo XX que revelan facetas inesperadas de sí mismas y sus obras.

Hola, ¿qué tal? Espero que estés lo mejor posible. Yo estoy bien, dentro de todo, pero muy muy atareada. Prefiero no contar demasiado en qué ando porque necesitaría muchas líneas para explayarme. 

Antes que nada, quiero agradecer a todos los lectores y lectoras que me escribieron después de la entrega pasada sobre Letra y Música. Me recomendaron un montón de libros que no conocía de músicos de distintos países –sobre todo latinoamericanos–, así que voy a avanzar con ellos y escribir el lado B próximamente. Me encanta saber que están ahí.

Ahora pasemos al tema de la quincena. Como estoy con poco tiempo para leer, me puse a ver o a rever documentales sobre escritoras. Y me llevé buenas sorpresas con algunos que no conocía. La entrega de hoy estará destinada a eso: a comentar películas que intentan por distintos medios bordear la figura de una mujer que escribió y publicó pero que ya no está entre nosotras. ¿Cómo se reconstruye una vida en la pantalla? ¿De qué manera se expresa una personalidad? ¿Pueden los testimonios acercarnos efectivamente a esa persona de carne y hueso que estaba detrás de los libros que leímos? ¿Es preferible reconstruir la biografía de manera cronológica o mejor tratar de leer esa vida desde puntos de vista laterales? ¿Qué se hace con sus legados? Estas son algunas de las preguntas que me fui haciendo. Pero más allá de reflexionar sobre estos temas, también me encontré con películas bien hechas, respetuosas y sentimentales, por momentos divertidas, entretenidas, originales. Y con una importante perspectiva de género, claro. Así que aquí les comparto seis documentales sobre escritoras del siglo XX, en su mayoría estrenados en el siglo XXI. Y voy pensando otro Hilo basado en biopics de escritoras, que es un género interesante para abordar también (cuando la vida se reconstruye con los códigos de la ficción). Empecemos.

UNO. Joan Didion: El centro cede

Debo reconocer que este documental –disponible en Netflix– me gusta mucho. Lo vi dos veces y quedé prendida de la figura de Joan Didion (1934-2021), la cronista y narradora norteamericana. Si tengo que pensar por qué me gusta, creo que es por la cercanía y el tono con el que se reconstruye su vida. Dirigido por su sobrino, el actor Griffin Dunne, El centro cede se basa entrevistas realizadas en su casa en la que vemos a una Didion entera y frágil a la vez, una viejita flaquísima y huesuda que revisa su experiencia mientras se cruzan las imágenes de archivo. Didion tuvo una vida intensa. O muchas vidas en una. Nació en Sacramento, la capital de California, y se desplazó varias veces de una costa a la otra de los EE.UU. Llegó a Nueva York por primera vez a fines de los 50, atraída por su ritmo y su vida cultural, pero, a diferencia de lo que le sucedía a muchas personas de su época, la ciudad terminó por deprimirla y la abandonó en 1964, cuando lo cool se convirtió en cliché. Toda su obra podría leerse en esa clave: como tensión entre los modos de vida de la Costa Oeste –como enigma inagotable, que va de la presencia constante del mar a los estertores de la contracultura de los 60 y 70– y el refinamiento y la intelectualidad de Nueva York, donde dio sus primeros pasos en el periodismo, conoció a su marido John Gregory Dunne, y residió hasta su muerte. En el documental nos enteramos de detalles simpáticos como que Harrison Ford fue primero su carpintero y después su amigo, o que tenía una obsesión por las serpientes y una adicción a la Coca-Cola (desayunaba Coca y no café). Por supuesto, también hay un momento dedicado a la muerte de su pareja y de su hija Quintana, episodios narrados en dos libros fuertes y conmovedores como El año del pensamiento mágico y Noches azules. Aunque no la tengan muy leída, el documental vale la pena. Es una versión íntima, por momentos triste y amarga, de esta escritora corrosiva y transparente, sin estridencias ni mitificaciones forzadas.

DOS. Nora Ephron: Everything is copy

Este documental (disponible en HBO Max) sobre la gran Nora Ephron (1941-2021) tiene la particularidad de haber sido realizado por su hijo mayor, Jacob Bernstein. Es él quien se pone al hombro la tarea de entrevistar a muchos familiares, amigos y conocidos de su madre para generar el relato colectivo de su historia. Ephron fue una periodista, guionista y escritora norteamericana muy famosa, que siempre tuvo una gran ambición y una mordacidad inigualable. Era, según sus propias palabras, una especialista en temas de pareja, y una mujer que iba de frente en un mundo –el del periodismo, donde empezó– plagado de hombres poderosos. Ella es, sin ir más lejos, la guionista de Cuando Harry conoció a Sally, y la directora de Sintonía de amor, Tienes un e-mail, Julie & Julia, entre muchas otras. Y fue una de las primeras autoras en usar su propia historia de infidelidad para transformarla en otra cosa. Cuando su marido, el famoso periodista político Carl Bernstein, la engañó con otra mujer estando ella embarazada de su segundo hijo, Nora se guardó unos meses y después volvió al ruedo con Heartburn, la novela en la que lo defenestraba con un estilo descollante, que luego se convirtió en película, protagonizada nada menos que por Meryl Streep y Jack Nicholson. Ephron tenía un humor muy ácido y una gran capacidad de observación de las personas. Con esos talentos, sumados a un exigente autoexamen feminista, escribió varios libros, entre los que se destacan los ensayos breves de No me acuerdo de nada y No me gusta mi cuello (ambos publicados recientemente por Libros del Asteroide). Allí abordó varios tópicos que le interesaban: la vejez y su impacto en el cuerpo de las mujeres, la preparación de la comida y las cenas para muchos invitados, la amistad, la ciudad de Nueva York, los divorcios, la vida en las redacciones. ¿Y por qué se llama Everything is copy el documental, se preguntarán? Parece que esa frase, muy repetida por la madre de Nora y por Nora misma, era de las más emblemáticas, justamente porque venía a decir que cualquier material o hecho de la vida puede servir de inspiración. Todo lo que experimentamos puede servirnos para otra cosa, y todas las cosas vienen de algún lugar. Lo único con lo que no pudo lidiar fue con su enfermedad. Ella, que tenía una gran vida pública, ocultó que tenía leucemia y sus amigos y amigas se enteraron sobre el final. Todo esto está tratado de forma muy cuidada en el documental, que tiene un tono fresco y entrañable, como sus películas.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

TRES. Regarding Susan Sontag

Decir que Susan Sontag (1933-2004) fue una de las críticas culturales más provocadoras del siglo XX es una obviedad, pero vale la pena revisitar su trayectoria, con los matices y polémicas del caso, en este documental (disponible en HBO Max). Se llamaba Susan Rosenblatt y adoptó el “Sontag” de su padrastro. Fue realmente muy precoz. A los 15 años entró en la universidad, a los 17 se casó, a los 19 años fue madre, y pasó por muchas universidades a lo largo de su vida, entre EE.UU. y Francia, como alumna y como docente. Este documental reconstruye –sin demasiada gracia, hay que decirlo– los aspectos personales de su vida, sus relaciones afectivas con hombres y mujeres (la dramaturga cubana María Irene Fornés, el poeta ruso Joseph Brodsky y la fotógrafa Annie Leibovitz fueron sus compañeros sentimentales), y sus rencillas intelectuales apelando a muchas imágenes de archivo. Lo más interesante de esta película de 2014, dirigida por Nancy Kates, es el contrapunto que se genera entre las entrevistas con aquellas personas que la trataron y el registro leído de fragmentos de su propio diario. Allí está la propia voz de Susan (interpretada por Patricia Clarkson) opinando de primera mano sobre todo eso que los demás intentan reconstruir con un poco más de artificio, y echando luz sobre lo que implicaba ser queer, feminista y contestataria en una sociedad que todavía no estaba muy dispuesta a mirar con buenos ojos a las disidencias. 

CUATRO. Beatriz Portinari. Un documental sobre Aurora Venturini

Pasemos a nuestro país. Novelista, traductora, docente, amiga de Eva Perón, ciudadana ilustre de La Plata y autora de esa novela tan impactante que es Las primas, Aurora Venturini (1922-2015) merecía tener su propio documental. Y en 2013 se estrenó Beatriz Portinari, la película que toma como nombre el seudónimo inspirado en Dante con el que se presentaba a los concursos literarios, dirigida por Agustina Massa y Fernando Krapp. Ellos consiguieron algo muy valioso: que por un tiempo Venturini les abriera las puertas de su casa para poder filmarla ahí en su hábitat, haciendo ejercicios de rehabilitación con botellas de agua y hablando de los cuerpos de las arañas que guardaba dentro de algunos libros. Narrado en off por Rosario Bléfari, y con apariciones de sus asistentes, un cura amigo y hasta de Mariana Enriquez, este documental es realmente revelador. Y además pasa algo inesperado: en la mitad del rodaje, Venturini se enoja con los realizadores y les deja de hablar. Así que le hacen frente al escollo y continúan como pueden con el curso de la película. (En este momento Beatriz Portinari no está disponible en ninguna plataforma –¡hola, Cine.ar!–, pero estén atentos que seguramente pronto hagan una proyección). Y hablando de Venturini: se acaba de publicar por Tusquets Esta no soy yo, la imprescindible biografía escrita por su albacea Liliana Viola (la estoy leyendo, voy por la mitad). Acá pueden picar algunos fragmentos.

CINCO. Las poetas visitan a Juana Bignozzi

Si leyeron a la poeta argentina Juana Bignozzi (1937-2015), este documental les va a interesar especialmente, y si no la leyeron les va a dejar planteadas algunas preguntas incisivas sobre cómo pasar los legados de las escritoras de generación en generación. Es que Bignozzi no tuvo hijos. Así que al morir dejó dicho por escrito que quería repartir su herencia entre tres poetas bastante más jóvenes, que eran sus amigas. A la escritora Mercedes Halfon le dejó su obra. Ella es desde entonces su albacea, y también la co-directora, junto con Laura Citarella, de este documental bastante experimental que no quiere resolver o reducir a una serie de anécdotas la existencia de Juana, sino trabajar sobre sus huellas y secretos. La película se va construyendo a la manera de un ensayo de investigación. Las realizadoras y su equipo indagan en los papeles y objetos de Bignozzi al tiempo que va probando qué implica hacer una película sobre ella. No se trata de interpretar ni explicar la psicología de la autora, sino de convertirse en una especie de detectives de su ausencia para desplegar su legado hacia el futuro. Y las herramientas del cine están puestas felizmente al servicio de eso. (La película, por la que ganaron como directoras en el Festival de Mar del Plata, no está en las plataformas tradicionales, pero se la puede alquilar en este sitio dedicado al cine latinoamericano.) 

SEIS. Silvina Ocampo: Las dependencias

Cerremos este newsletter con una rareza de esas que nos acerca YouTube. Me refiero al perfil que filmó en 1999 una joven Lucrecia Martel sobre Silvina Ocampo. El documental, realizado por encargo para un ciclo llamado “Seis Mujeres” de la Secretaría de Cultura de la Nación, dura 48 minutos y se llama Las dependencias. Con investigación previa a cargo de Graciela Speranza y Adriana Mancini, la cámara de Martel apunta a reconstruir en ausencia la figura de Silvina a través del registro de los ambientes de su piso de Recoleta, de entrevistas a su marido Bioy Casares, y fundamentalmente a través del testimonio de sus empleadas domésticas. Parece que Silvina tenía una relación de mucha confianza y proximidad con las señoras que trabajaban para ella, Jovita y Elena, y el documental se encarga de trazar esas conexiones afectivas que eran recíprocas con la dueña de casa. De hecho, años después, Jovita Iglesias escribió sus memorias en Los Bioy, develando muchas anécdotas del matrimonio que van más allá del vínculo entre patrón y servidumbre. Ya se sabe que Silvina era excéntrica. Acá de lo que se trata es de correrla de su irreverencia para observar de manera más microscópica toda la red de cuidados y personas que tenía a su alrededor. Una película ideal para ponerle más contexto a La hermana menor, el perfil de ella que hizo Mariana Enriquez.

Ahora sí, me despido hasta dentro de quince días.

Espero que este Hilo te haya dado ganas de ver alguna de las películas. Yo me quedé pensando en escritoras de las que me gustaría ver buenos documentales: Vivian Gornick. Hebe Uhart, Natalia Ginzburg, Margo Glantz, Rosario Bléfari, y podría seguir un buen rato.

Acordate que si te gusta lo que hacemos, suma muchísimo que formes parte de nuestro grupo de Mejores Amigos para ayudar a financiar a Cenital.

Gracias por leer. Y por favor cuidate mucho.

Malena

Es licenciada en Letras por la UBA y trabaja hace muchos años en la industria editorial. Fue editora en las revistas El Interpretador y Los Inrockuptibles. Forma parte del equipo de Caja Negra, una editorial psicoactiva y heterogénea. Tiene un ciclo de entrevistas con escritores y escritoras en el Malba. Si los libros fueran comestibles, podría alimentar a miles de personas con los que acumula en su biblioteca. Lo que más le gusta es viajar.