De AMLO a Sheinbaum: Morena, el nuevo predominio de México

El partido oficialista, de reciente aparición en la historia política de ese país, obtuvo mayoría absoluta en las dos Cámaras y ganó en todos los estados menos en dos. Análisis de una victoria contundente y una hegemonía progresista que irrumpe en América Latina.

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Algo extraordinario pasó en México. Morena, el partido que fundó el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y que llevó a la victoria a la electa Claudia Sheinbaum Pardo, es uno de los pocos de la región que logró mantenerse como oficialismo en la post-pandemia. 

Se suman al club de El Salvador y Nayib Bukele. Pero se distinguen de él en algo: AMLO logró trasladar su alta popularidad a una heredera elegida en un proceso interno que no involucró un dedazo, sino encuestas. Legitimidad interna, primero. Electoral, después. Como también (y tan bien) retrata Juan Elman en su crónica desde el terreno.

El arranque de la presidencia de Sheinbaum, la primera mujer electa para ingresar en el Palacio Nacional, tendrá fortaleza, presencia y fierros. Un análisis rápido de los datos en clave histórica abre la puerta a pensar la construcción de un nuevo predominio.

¿Un nuevo predominio mexicano?

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Morena atrapatodo

Morena arrasó literal, territorial y numéricamente. La victoria de Sheinbaum no solo amplió los guarismos alcanzados por AMLO 6 años atrás en 2018, sino que además los hizo crecer. “La profesora heredera” sacó un 59,76% de los votos, frente al 27,44% de Xóchitl Gálvez (Fuerza y Corazón por México, coalición que juntó al PAN, PRI y PRD) y el 10,32% de Jorge Álvarez Máynez (Movimiento Ciudadano). En este sentido, estamos ante la presencia no de un nuevo actor político, sino de uno ya consolidado al interior del sistema. Uno que comió más de la mitad del electorado en dos presidenciales consecutivas. Mirá.

Fuente: elaboración propia en base a datos del CICaD. El % de votos en blanco sobre cada color partidario indica cuánto sacó el ganador de la elección presidencial.

El gráfico anterior muestra la proporción de voto presidencial obtenido por los distintos partidos mexicanos desde 1929 hasta la de este año. El año inicial elegido no es capricho: es el momento en el que empieza a competir el Partido Nacional Revolucionario (PNR), luego devenido en Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y posteriormente en Partido Revolucionario Institucional (PRI). La otrora poderosa maquinaria política que dominó al país durante 70 años hoy quedó reducida a un par de bulones. Pero volveré sobre eso más adelante. Quiero que te lleves de la torta marmolada que ves más arriba la entrada con fuerza y consolidación que significó Morena para el sistema político mexicano en el último sexenio. Ganó, gustó y goleó, algo que solo pudo disfrutar el PRI durante sus tiempos de oro. Lo que deja solamente al Partido Acción Nacional (PAN), eternamente opositor y dos veces oficialismo, como única resistencia con incentivos para quedarse como tal. En términos de votos y, ya veremos, de bancas.

Ahora, este predominio en construcción se trasladó a todo el territorio nacional. Algo que presenta de manera muy clara este mapa.

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Fuente: Politizados.com

Morena ganó sus dos elecciones nacionales en todos los estados que conforman la federación mexicana, salvo por Guanajuato en 2018 (un estado mediano en términos electorales) y Aguascalientes en 2024 (uno chico). En ambos ganó el PAN. Para encontrar una topadora de este calibre hay que remontarse a las 7 décadas de hegemonía del PRI.

Una que, a partir del 1° de octubre próximo, también se meterá de lleno y sin pedir permiso en las dos cámaras del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos. Hay que ir a tiempos verdes ancestrales para encontrar valores similares en el control oficialista del Poder Legislativo.

Fuente: elaboración propia en base datos del CICaD y del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Los valores de las elecciones 2024 son estimados en virtud del conteo preliminar. Pueden tener alguna variación menor.

Sheinbaum logró un bloque más grande que el que había conquistado AMLO en las tres elecciones que su fundador compitió con Morena. De 35 en 2015 pasó a 191 propias en 2018 y a 198 en las de mitad de mandato de 2021. Por los próximos 3 años, la primera mujer presidenta de la historia del país tendrá 243, lo cual representa el 49% del recinto. Si a eso le agregamos que sus dos partidos aliados, el Partido del Trabajo (PT) y el camaleónico Partido Verde Ecologista de México (PVEM), sumaron 48 (el primero) y 74 (el segundo), la coalición Sigamos Haciendo Historia tendrá el control del 73% de la Cámara de Diputados.

Este es un punto central del proyecto político que hereda Claudia por dos razones. La primera es que los 500 diputados que se sientan ahí se renuevan en su totalidad cada 3 años. Este impulso le abre la puerta para empujar las reformas que no pudo López Obrador durante todo su mandato, y lo podrá hacer ni bien comience a gobernar. La segunda, y que viene a cuenta de este punto, es que la Constitución de México puede ser enmendada con dos tercios de ambas cámaras del Congreso. También se pueden modificar leyes electorales, por ejemplo. Lo cual le permitiría empujar una de sus propuestas de campaña: la elección popular de los jueces. La Cuarta Transformación (4T) en quinta y a fondo.

El Senado es casi un calco en la relación de fuerzas entre oficialistas y opositores.

Fuente: elaboración propia en base a datos del CICaD y del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Los valores de las elecciones 2024 son estimados en virtud del conteo preliminar. Pueden tener alguna variación menor. Las elecciones de 1988 y 1991 muestran menos bancas porque, en ese entonces, el Senado tenía 64 bancas.

La sumatoria de Morena, PT y PVEM deja al oficialismo con 83 bancas (60+9+14 respectivamente) y el control del 65% del recinto. Ahí nomás de los dos tercios de ambas Cámaras. Algo que, tranquilamente, los gobiernos mexicanos pueden lograr ofreciendo calor a opositores que se encuentren en la intemperie. No sería una sorpresa, viendo la dura caída que sufrieron los bloques del PRI y del PRD, peceras donde puede pescar Sheinbaum. El PAN, por otro lado, tiene más incentivos para mantenerse alejado del gobierno, por la distancia ideológica entre ambos actores, por haber liderado la campaña electoral opositora con Xóchitl Gálvez como candidata y por haber sostenido con lo que pudo la bancada propia. Tampoco es para sonreír tanto: el clásico partido de centro-derecha mexicano anda hoy en los valores legislativos que alcanzaba durante la hegemonía priista.

¿Chau PRI?

Una profesora amiga me contó una vez que, el lunes posterior a que el Partido Revolucionario Institucional perdiera su primera elección presidencial allá por el año 2000, dejó un carnet del partido que tenía como obsequio arriba de su escritorio para que se viera. La humorada causó sensación en el piso de la institución, hasta que alguien le preguntó en serio por qué lo había hecho. “No den por muerto al PRI”, respondió. No era militante, era académica y lo conocía muy bien. No se equivocó porque 12 años después Enrique Peña Nieto devolvió la máquina verde a su lugar en el Palacio Nacional.

Ahora creo que es distinto. Hay una diferencia sustancial. Previo a 2018, el PRI solo tenía al PRD compitiendo por el voto en el campo nacional y popular. PRD que nunca pudo llegar a la presidencia: estuvo a 0,58% de los votos en 2006 con López Obrador como candidato. Morena, la nueva arquitectura de AMLO, llegó a la presidencia, tomó decisiones anti-casta (esta y esta), sostuvo la mejora constante del salario mínimo, apreció el peso mexicano en relación al dólar e hizo caja para programas sociales de integración para los sectores más vulnerables. Hitos que contó Juan Cruz Olmeda, amigo politólogo, en una charla reciente en la Universidad Torcuato Di Tella. “En el México de AMLO ganaron todos”, contó Juan Manuel Karg el lunes pasado en #MundoPropio

A los datos me remito, le comió electorado, estructura y dirigentes al viejo PRI. Puntos sobre los que le pregunté a Juanco para ver que le parecía todo esto.

—¿Qué lectura hacés de las elecciones federales?

—Las encuestas dejaban claro que iba a ganar Claudia, pero lo que sí llama la atención es que el resultado fue mucho más contundente de lo que se pensaba, por la cantidad de los votos que sacó y por la distancia. El panorama en términos de distribución de poder va a ser de una concentración que no se veía desde principios de los ’90, cuando el PRI era dominante. Ni López Obrador cuando llegó a la presidencia en el 2018 tenía tanto poder institucional.

–El PRI se reconstruyó después de dos derrotas en 2000 y 2006. Volvió en 2012 con todo. Ahora cayó a peores niveles que en esas dos elecciones.

–La resistencia en esos años fuera del poder se dio gracias a que conservó mucho poder territorial. Tuvo durante todo ese período muchas gubernaturas, muchos municipios importantes y, de alguna manera, la vuelta del 2012 vino de esa mano. No fue azaroso que el candidato fuera el  exgobernador del Estado de México (NdR: Enrique Peña Nieto), que es como si fuera la provincia de Buenos Aires de acá. 

–¿Y le ves algún futuro?

–El tema es que, desde ese momento hasta ahora, el PRI se fue en picada. Esta fue su peor elección histórica. La debilidad que venía teniendo el partido desde hacía tiempo quedó en evidencia cuando al discutir la candidatura unificada de la coalición el partido no pudo imponer a su candidato. Esto tuvo mucho que ver con lo desastroso que fue el gobierno de Peña Nieto: es el presidente que dejó el poder con la peor imagen desde Salinas de Gortari, alrededor del 20%.

Juanco agrega que durante la campaña las encuestas preguntaban “por qué partido político nunca votaría usted” y la respuesta por el PRI “superaba el 50%”. Si eso no es desamor, yo ya no sé. “Ese es un elemento que marca la decadencia del PRI. Pero el otro elemento es que, a nivel territorial, quedó muy disminuido. Hoy sólo controla 2 gubernaturas, en los últimos años perdió su bastión histórico, el Estado de México, e, incluso, fueron muy comentados el traspaso de algunos dirigentes del PRI a Morena. Justo la semana previa a las elecciones, la que había sido candidata a gobernadora por el Estado de México (NdR: Alejandra del Moral), salió a apoyar públicamente a Claudia Sheinbaum. Eso muestra que es un partido a la deriva. Aparte, el presidente del PRI, Alito Moreno, es alguien que tiene una imagen terrible en la población”, amplía.

–¿Es hoy Morena el partido nacional-popular?

–Se viene planteando hace tiempo en algunos círculos de que Morena es el nuevo PRI. No sé si va a iniciar una nueva hegemonía, pero sí esta elección los deja con muchísimo poder. Creo que el corrimiento del PRI hacia Morena probablemente se haya dado en el electorado, pero más que nada se dio a nivel estatal, de dirigentes y estructuras políticas.

–¿AMLO y Sheinbaum le comieron estructura, dirigentes y electorado al PRI? 

–El resultado de estas elecciones probablemente acelere ese proceso. No sé qué va a pasar con el PRI, pero otro de los grandes partidos de estas décadas, el PRD, sacó menos del 2% de los votos. De acuerdo a la legislación electoral eso hará que pierda su registro, su personería. Va a dejar de existir como tal. Si no hay un cambio en su dirigencia y en sus caras visibles, el PRI puede seguir el mismo camino.

Uno de los últimos movimientos nacional-populares del siglo XX, languideciendo. 

Lo cual abre una enorme posibilidad para Sheinbaum, y con esto cierro. Si Morena es el nuevo partido nacional-popular de México, entonces tendrá que sostener en el gobierno la base social que le dio su voto el domingo de la semana pasada. Si bien el apoyo obtenido fue mayor en sectores de menores ingresos y menor nivel educativo, las franjas de ingresos medios, altos y de mayor nivel educativo también optaron por “la profesora heredera”. 

Amas de casa, jubilados, cuentapropistas, campesinos, profesores, estudiantes y trabajadores del sector privado fueron los que más se volcaron por ella. Pero también agarró una parte de empleados del Gobierno, desempleados y hasta empleadores. Lo que se dice una candidatura homogénea de una construcción transversal. Todos datos que se ven en esta encuesta de salida (exit poll).

Y que no deberá olvidar. Como no lo hizo AMLO.

Algunas random

  • Me pareció importante aprovechar este espacio para compartirte la campaña de IDEA International sobre la protección de elecciones en el mundo. Datos, opiniones de expertos y más para cuidar nuestras democracias.
  • Hasta mañana están votando en los 27 países de la Unión Europea. Si no sabes de qué te hablo, acá armé una guía rápida para no entendidos.
  • Te recomiendo el podcast “La Cosa” de mi amigo yorugua Mauro Casa. Trata sobre Claudia y lo que se le viene. También una lectura afinada sobre la misma elección de Manuel Alcántara Sáez, maestro de maestros.
  • Hace más de un mes desayunaste un sábado sabiendo que a la India le lleva 43 días votar para tener un gobierno. Bueno, el que se hacía cargo de esto perdió la mayoría absoluta. Sorpresa, para Narenda Modi.
  • Algo que también se extendió a Sudáfrica. El Congreso Nacional Africano, que llevó a Nelson Mandela al poder y que viene gobernando ininterrumpidamente desde 1994 en solitario, perdió la mayoría absoluta. Coaliciones, everywhere.

Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy lo encuentran dando clases en UBA y UTDT. Le encantan las elecciones y le sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tiene es aprender la historia de los partidos políticos. Cree que la política marida muy bien con un tinto.