Espacios de desahogo

Los eventos del Capitolio y el diseño urbano de Washington D.C, ser invisible en una ciudad pensada por y para hombres y la arquitectura pospandemia. Todo esto y más en la primera edición de 2021.

Hola, ¿cómo estás? Espero que hayas arrancado este nuevo año de la mejor manera. Hace dos semanas no te escribí porque estaba descansando, pero además porque me parecía de mal gusto que alguien recibiera un mail mío el primer día del año. Como pasó mucho tiempo desde la última vez que hablamos, hoy quiero que aprovechemos el calor para chapotear por varios temas con los que me fui cruzando. 

Ahí vamos.

Washington y la batalla por el espacio público 

Nunca entendí, tal vez porque las ciencias políticas no son lo mío, la razón por la cual Estados Unidos fue erigido como modelo de democracia a nivel mundial. Pero si había dudas, lo que pasó la semana pasada terminó de desterrar el mito cuando militantes trumpistas irrumpieron en el parlamento norteamericano en Washington D.C. para evitar que se declarara oficialmente a Joe Biden como nuevo presidente del país. El resultado: cinco muertos.

A partir de este hecho empecé a pensar -una vez más- cómo son las disputas por el espacio público y qué forma particular toman en medio de manifestaciones políticas. Y me acordé de este artículo que nos contaba específicamente la batalla por el espacio público en Washington D.C. 

El periodista Kriston Capps aprovechaba la militarización de la ciudad impuesta por Trump, después de que se pusieran algo picantes las protestas contra la violencia policial, para contarnos que la planificación de D.C. tenía un espíritu que apuntaba a lo contrario: “Washington fue diseñada con los ideales sobre la participación democrática en mente”, señala el artículo publicado en City Lab.

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En el ocaso del siglo XVIII, Pierre L’Enfant fue quien diseñó la trama de esta urbe y la pensó de forma radial, con avenidas anchas y largas que terminaran en los edificios públicos como el Capitolio o la Casa Blanca, y con diversas plazas donde las personas pudieran reunirse antes de marchar. “La ciudad fue diseñada para que la gente siempre tuviera claro dónde acudir para demandar por sus derechos”, concluye Capps.

Sin embargo, como te conté allá por julio, Georges-Eugène Haussmann también rediseñaría París años después utilizando vías amplias, pero no precisamente con un espíritu democrático. En ese caso apuntaba más a que el ejército se pudiera desplegar por la ciudad rápidamente para impedir una invasión extranjera, pero sobre todo para reprimir protestas en una París convulsionada por las luchas obreras. Me pareció interesante este contrapunto: un mismo diseño urbano puede estar en función de dos intenciones completamente opuestas. 

Si bien el Capitolio es mucho más accesible al público que la Casa Blanca, cosa que el pasado 5 de enero quedó demostrado, Donald Trump en los últimos meses había ordenado cercar y vigilar varios de los parques emblemáticos de D.C. El cercamiento del Parque Lafayette, frente a la casa de gobierno, el punto de protesta más frecuente, fue el que más debate atrajo. Si vivís en la ciudad de Buenos Aires quizás no te sorprenda, pero en D.C la enorme mayoría de los parques no tenían rejas ni ningún tipo de restricción porque justamente toda la ciudad fue diseñada como un gran parque público. 

Pero Trump no fue el primero en alejar los edificios gubernamentales de la trama de la ciudad, contradiciendo los planes de L’Enfant. En esta nota (en inglés, pero fácil de traducir con el navegador) se describe bastante bien cómo fueron puestas esas barreras, de hormigón pero también bajo la forma sistemas de vigilancia. 

Antiguamente el parque de la Casa Blanca era totalmente público y uno podía hasta golpear la puerta y pedir una audiencia con el Presidente. Las primeras demarcaciones fueron impuestas por Thomas Jefferson, pero siguió estando abierto durante el día incluso después de que asesinaran a Abraham Lincoln. Recién las guerras mundiales lograron que la casa de gobierno norteamericana fuera enrejada y la militarización de sus alrededores fue in crescendo sobre todo luego de los atentados de 2001.     

Al mismo tiempo, el asalto al Capitolio puso en duda la seguridad durante la asunción de Joe Biden, que tendrá lugar la semana que viene también en D.C. En ese contexto, Airbnb, la plataforma más importante de alquiler temporario, empezó a cancelar reservas bajo una nueva política comunicada unos días después de las muertes en el parlamento norteamericano. 

La empresa no va a permitir usar la plataforma -ya empezó a dar de baja cuentas de la organización neofascista Proud Boys, por ejemplo- a personas involucradas en dichos eventos o si comprueba que forman parte de algún “grupo de odio”. Airbnb se suma así a otras grandes plataformas que pretenden ir en contra de los llamados “discursos de odio”, lo que tuvo como consecuencia más resonante la suspensión de la cuenta de Twitter del propio Donald Trump.

El lujo de ser invisible

Me gustó mucho este ensayo de Tamara Tenenbaum. Describe desde un lugar poco usual lo que significa el uso de la bicicleta en la ciudad. Y en particular lo que significa para una mujer porteña. Este es uno de los párrafos que más me gustó: “Lo primero que me sorprendió fue lo fácil que era, hacerse parte del tránsito de esa manera. Hace casi diez años intenté aprender a manejar un auto; el proceso, que nunca terminé, implicaba clases, exámenes, registros y trámites. Para andar en bicicleta, en cambio, solo había que andar en bicicleta”.

Más adelante en el artículo, Tamara menciona a Leslie Kern, autora de Ciudad Feminista. La lucha por el espacio en un mundo diseñado por hombres, publicado en 2019. Es una de mis lecturas de verano. Allí Kern habla del anonimato en la ciudad y la figura del flâneur, palabra francesa que describe a un hombre que pasea y se pierde en la ciudad. 

Las mujeres –flâneuses- en cambio no siempre pueden darse el lujo de obtener esa invisibilidad, sostiene Kern, justamente porque el espacio urbano lo piensan varones que no tienen en cuenta potenciales peligros para dicha población o porque simplemente fueron educadas para tenerle miedo a la ciudad. Para Tamara andar en bicicleta es recuperar un poco el derecho a ser invisible: “Avanzando en la bicisenda, yo era invisible; eso es lo que siempre amé de la ciudad, de la calle, de los bares, de los lugares públicos. No es algo que siempre se consiga, como mujer (…)”.       

A propósito de la percepción de los espacios, me crucé con este paper, publicado en la revista Landscape and Urban Planning, que aún no leí pero me tentó mucho. Los investigadores usan Machine Learning (aprendizaje automático) para estudiar cómo se perciben determinados espacios a través de la valoración de –muchísimas– imágenes de los mismos. Lo que se verifica es que según el género, el nivel socioeconómico y otras características de las personas (por ejemplo, qué modo de transporte se usa más frecuentemente) la valoración de un mismo espacio puede cambiar radicalmente.

Espacios de desahogo

Si de algo hablamos durante 2020 es cómo impactaría la pandemia en las políticas urbanas y en cómo se pensarían las ciudades en el próximos años. Lo que no pensamos tanto es cómo impactaría en la arquitectura y en la forma que tomarían los hogares. 

En esta nota hay un buen análisis del tema. Introduce un concepto que me pareció interesante: espacios de desahogo. Dichos espacios no son más que terrazas transitables en los edificios, balcones y otros espacios comunes que permitan que un contexto de mayor permanencia en el hogar sea más o menos disfrutable y donde se pueda conciliar lo mejor posible la vida familiar y laboral. 

¿El urbanismo pospandemia debería apuntar a construir ciudades ambientalmente más sostenibles y saludables? La autora concluye que “la arquitectura residencial también debe tener en cuenta estos cambios en sus diseños. Las viviendas interiores y los pisos diminutos ya no tendrán demanda si interiorizamos lo padecido en el 2020”. 

Dos tercios, en contra de la venta de Costa Salguero

Todavía quedan casi dos semanas de las audiencias públicas que anteceden a la segunda lectura que definiría la rezonificación de Costa Salguero que habilita la construcción de diez edificaciones para viviendas de lujo en el predio que formarían una barrera entre el río y la ciudad. 

Se calcula que el 97% de las personas que expusieron en dicho espacio se posicionaron –nos posicionamos– en contra de la iniciativa del gobierno porteño. Pero si ese dato era más obvio, uno menos evidente se conoció esta semana: casi dos tercios de las personas que viven en la ciudad de Buenos Aires se oponen a la venta del predio. Lo cuenta y analiza Ale Bercovich en este editorial en Pasaron Cosas.  

Si no pudiste seguir las audiencias públicas, acá podés buscar la que te perdiste y mirarla.

La medida de éxito

Para terminar quería recomendarte esta nota sobre el déficit de vivienda que salió la primera semana del año con reflexiones interesantes de Guadalupe Granero, Melina Ons, Florencia Labiano y Sergio Rosanovich. 

Me gustó particularmente este párrafo que complejiza un poco el problema: “Históricamente, la medida de éxito de las políticas habitacionales ha sido la cantidad de viviendas construidas. Sin embargo, aún cuando los indicadores hayan sido altos, los conflictos por la vivienda se mantuvieron o agudizaron, demostrando los límites del enfoque cuantitativo. La política de vivienda debe atender a la complejidad que mencionamos y estar asociada a una idea integral de planificación urbana y del hábitat (…). Ante todo, debe enmarcarse en políticas de regulación del mercado del suelo (…)”.

Bonus tracks

  • El cambio de gestión en el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat atraviesa tensiones con los trabajadores a causa de un centenar de despidos a través de la decisión de no renovar contratos de monotributistas, muchos de los cuales desempeñaban tareas cotidianas y a tiempo completo en el organismo. La decisión fue tomada a fines de diciembre y en estos momentos ATE negocia reincorporaciones.
  • Mirá esta publicidad que pretende vender autos pero que pone en evidencia lo ineficientes que son en la ocupación del espacio.
  • La casa de Los Simpsons en diferentes estilos arquitectónicos. Una maravilla. 
  • Acá podés comparar el tamaño de los 33 grandes aglomerados urbanos de Argentina.

Eso es todo por hoy.

Que tengas un lindo fin de semana.

Abrazos,

Fer

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Escribo sobre temas urbanos. Vivienda, transporte, infraestructura y espacio público son los ejes principales de mi trabajo. Estudié Sociología en la UBA y cursé maestrías en Sociología Económica (UNSAM) y en Ciudades (The New School, Nueva York). Bostero de Román, en mis ratos libres juego a la pelota con amigos. Siempre tengo ganas de hacer un asado.