¿Tiene que decrecer el sur global? Spoiler: no. 

En los países desarrollados se debaten dos caminos frente a la crisis ambiental: tienen que crecer verde o decrecer. ¿Cómo lo pensamos desde Argentina?

¡Hola! ¿Cómo estás? 

Viene intenso todo, ¿no? Hoy vamos a seguir con la discusión que empezamos en la entrega pasada sobre crecimiento verde vs. decrecimiento, pero esta vez pensándolo desde el sur global y, específicamente, Argentina. Y si bien puede que pienses que está completamente desconectado de la realidad política que estamos viviendo estos días, la verdad es que no. Una parte importante del voto se rige según la economía, la cual a su vez se ve condicionada por el modelo de desarrollo económico y si le encontramos o no la vuelta. Y hoy esa discusión por cómo hacemos para desarrollarnos está íntimamente vinculada con lo ambiental y la sostenibilidad.

Así que metámosnos.

En el episodio anterior…

Si aún no lo hiciste, te recomiendo leer porque es complejo, pero te hago un mini resumen. Frente a la crisis ambiental -y las deudas sociales pendientes- hay quienes dicen que la forma es seguir más o menos por este camino pero más verde, y otros que sostienen que la única forma de lograrlo es reduciendo el tamaño de la economía global y redistribuyendo. 

Ahora bien, esto es una discusión que se da en los países del norte, pensando en los países del norte. Acá estas discusiones llegan con problemas de traducción, por eso me parece fundamental plantear algunas cuestiones. Sin pretender tener la respuesta a todo porque esto es un debate y una búsqueda en pleno proceso. Es un poco lo que buscamos hacer en el club de discusión ambiental que les conté en el último news, y que me parece tan necesario que suceda en cada vez más lugares para que podamos construir una visión desde nuestro lugar en el mundo. 

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

Pensando desde el sur global

Para empezar, sentemos algunas bases. A priori supongo que estamos de acuerdo en que los países que son histórica y actualmente menos responsables de la crisis ambiental, y que además aún tienen grandes deudas sociales, tienen una suerte de “derecho a desarrollarse” que necesariamente se condice con una mayor presión sobre la naturaleza. Después podemos debatir qué es el desarrollo, pero de mínima coincidamos en la satisfacción de las necesidades básicas de toda la población. 

Me imagino tu pregunta: “¿Esto es tan así? ¿Siempre satisfacer necesidades implica una mayor contaminación?”. Históricamente fue así. 

Fuente: Our World in Data. Te dejo el link por si querés ver la evolución histórica o buscar algún país en particular.

“Eli, eso es crecimiento del PBI, no necesariamente es igual a bienestar”. Más o menos. ¿El PBI es un indicador imperfecto? Sí. Sin embargo, en términos generales, los países donde la gente vive mejor son aquellos con un PBI per cápita más alto. Dos gráficos para convencerte.

Este muestra la coevolución entre el Índice de Desarrollo Humano y el PBI per cápita: a más PBI, más IDH. ¿Hay casos que se alejan de la media? Sí. Igual,  ¿se ve una relación significativa? Sí. 

Fuente: Our World in Data. Nota: El IDH en realidad incluye el PBI per cápita, acá se sacó para mostrar un efecto más limpio sobre las variables de interés.

Y este muestra la relación entre varios indicadores como la expectativa de vida, la mortalidad infantil, el acceso de la electricidad, la duración de la jornada laboral y el PBI per cápita. Vemos que en todos los casos, aún si no de manera estrictamente lineal, con el aumento del PBI per cápita, mejora el indicador. Te dejo el link para verlo mejor.

Fuente: Our World in Data

Si nos ponemos muy finos con algunos casos -tipo Estados Unidos o Catar- se nos va el news. Pero convengamos a priori entonces que, por ahora, todos los países a los que nos quisiéramos parecer en términos de sus resultados sociales (los nórdicos, España, Alemania, etc.) alcanzaron ese nivel de bienestar aumentando a la vez el impacto ambiental. Y a la inversa, lo mismo: los países con bajo PBI no logran garantizar el bienestar de su población. 

Si coincidimos en que la principal urgencia es mejorar las condiciones de vida de los más pobres en el mundo en general y en cualquier país en particular, por ahora no conocemos otro camino que el incremento del PBI per cápita. ¿A cualquier costa y de cualquier manera? No. Hay experiencias disímiles. Pero todas confluyen en un PBI per cápita alto.

Acá tal vez te surja la pregunta “¿y qué onda si distribuímos todo lo que hay?”. Respuesta corta: no alcanza. Hay respuesta larga en esta nota de Daniel Schteingart e Igal Kejesfman. Además, al menos en un primer momento, redistribuir contamina más porque seríamos más personas consumiendo al nivel de la clase media, si por ejemplo ese fuese el estándar a alcanzar.

Si bien, como vimos en el news anterior, se está produciendo cierto desacople entre el crecimiento económico y el impacto ambiental, aún es parcial. Entonces. Volviendo a la pregunta, ¿qué hacemos con la necesidad de crecimiento (y contaminación asociada) del sur global frente a la crisis ambiental que necesita que contaminemos menos?

Para hacerlo abarcable, vamos a reducir el problema al cambio climático. Pensando solo en el objetivo técnico global de contener el calentamiento global, para países relativamente chicos -sobre todo en términos poblacionales- como Argentina, que aportan porciones no demasiado importantes de las emisiones totales (0,7%), no parece ser tan problemático pensar que tienen el derecho a desarrollarse y emitir lo necesario para alcanzarlo.

Sin embargo, ya acá aparecen los problemas: 

  1. Todos los países chicos combinados sí empiezan a ser relevantes. 
  2. Empieza a generarse un problema de acción colectiva donde si nadie se preocupa por reducir sus emisiones, yo tampoco lo hago.
  3. Hay países del sur global que son gigantes y game changers en materia de emisiones. Son conocidos los casos de China e India, pero también los países más populosos de África, como Nigeria y Etiopía, por ejemplo. 

Las respuestas teóricas medio que hacen agua:

  • Si bien el decrecimiento plantea que su teoría no es para el sur global, si China o India no entran, el esquema no funciona porque excedemos los límites planetarios igual. Esta nota es muy ilustrativa al respecto.
  • El crecimiento verde no cuestiona mucho la desigualdad ni las responsabilidades históricas sino que apunta a avanzar a un mundo organizado de manera parecida pero con menos impacto. Esto hace que el proceso de transición esté teñido de injusticias en múltiples niveles que hacen más lento al proceso. Por ejemplo, en 2015 en el marco del Acuerdo de París, los países desarrollados se comprometieron a enviar fondos para la transición de los países del sur. Nunca llegaron. Y los países del sur se encuentran en la disyuntiva entre un posicionamiento fuerte de “si no mandan la plata no hago nada” o hacer las cosas igual dificultando eventualmente el camino al desarrollo.

No está fácil

Voy a ser enfática: ¡esto es muy complicado! Tanto el planeta como la economía global son sistemas enormes e hiper complejos que estamos tratando de capturar con nuestro pensamiento, medir e incluso hacer coincidir en determinadas variables. Y hace que tenga sentido por un lado la discusión en sí, pero también que nos sintamos perdidos frente a ella. Es imposible saber qué va a pasar con la tecnología, la interconexión de los límites planetarios, la creciente conciencia ambiental, la reacción ante los cada vez mayores impactos y otros inputs clave. (Este punto también es importante a tener en cuenta para considerar el impacto sobre nuestra economía de un eventual decrecimiento del norte global: ¿a quién le venderíamos nuestros productos? ¿Cuánto saldría lo que producen ellos si empiezan a reducir las cantidades?, etc., etc.).

Me parece relevante también decir que ninguna de las métricas es tan absoluta, ni el exceso de los límites planetarios en sí mismo es el problema, sino más bien cuánto dificulta la vida humana. Complementariamente, tampoco es el objetivo crecer en sí mismo, sino aumentar el bienestar de todas las personas. 

En este sentido a veces también me pregunto si tiene sentido pensarlo de manera tan agregada. ¿No será que para algunos temas, por ejemplo la generación de residuos, necesitamos decrecer aumentando la recuperación y el reciclado, mientras que en otros, como la energía, la solución es el cambio tecnológico y la eficiencia? 

Respecto particularmente de qué postura tener en relación con los países grandes, por suerte el proceso de descarbonización de la energía y de transición global está ya en marcha. Ningún país está esperando a tener los niveles de contaminación de Estados Unidos para empezar a llevar adelante acciones de mitigación. Eso es bueno para el planeta, esperemos que también lo sea para los habitantes chinos, indios, nigerianos y demás. Hasta ahora, ningún país logró desarrollarse sin apalancarse en combustibles fósiles. 

Desde Argentina

Desde nuestro país -que ni siquiera logró resolver el primer paso, el de crecer incluso contaminando- tiene sentido conocer esta discusión, pero lo primordial es poner nuestros esfuerzos intelectuales, técnicos, económicos y demás en acompañar este proceso de transición hacia la economía verde que se está dando en el mundo, de manera tal que más aporte bienestar a nuestra gente.

Esto es: conocer estas discusiones, estar atentos a los cambios tecnológicos, regulatorios y financieros que condicionan nuestra producción, exportaciones e inversiones. En términos ambientales se trata de pensar más en lo local que lo global -por ejemplo, la adaptación al cambio climático, la gestión de residuos y la contaminación de cuencas hídricas- y, en términos generales, poner el foco en volver a encauzar un proceso de desarrollo económico que permita reducir los niveles de pobreza y precarización, y encarar un nuevo ciclo de prosperidad, que entonces habilite volcar todos nuestros esfuerzos en la transición al desarrollo sostenible, nuestro y del mundo.

Como decíamos al principio, todo esto no está para nada lejos de la actualidad política: el pensar, discutir y trabajar juntos por el desarrollo sostenible de nuestra patria es la tarea más grande que hoy nos toca para poder construir un futuro mejor. 

¿No sabés por dónde empezar? Escribime por acá y lo pensamos un poquito juntos. Hay mucha más gente de la que imaginamos poniendo sus esfuerzos en esto, solo es cuestión de encontrarse.

Como siempre, te agradezco por leer y te recuerdo que si te gusta este tipo de contenidos te invito a sumarte a nuestro círculo de Mejores amigos, para que estas discusiones puedan seguir publicándose de libre acceso para todos y todas.

Te mando un abrazo, gracias por estar ahí.

Eli

Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.