Técnicos vs. políticos

En Independiente y Racing explotó la guerra entre dirigentes y mánagers.

Hola, ¿cómo estamos?

La semana pasada te fallé. Me tomé unos días para perfeccionar la técnica de levantar la pelota en el fútbol tenis con fernet en mano. Sabrás entenderme. 

Fue un año duro el 2020 y la pelota casi no dio respiro. El 2 de enero parimos el 2021 con un Superclásico de 2-2. Yo no creo en esas cosas, pero quizás algún esoterismo pueda dar una lectura de qué significará socialmente un empate entre los dos equipos más populares.

Una señal negativa podría ser el mazazo de la ida de River contra Palmeiras. Una de las pocas veces, en los últimos seis años, en que se vio al equipo de Marcelo Gallardo aturdido. Aun así, te contaré lo que me recordó un mito del fútbol esta semana: una vez, el Real Madrid perdió 6-1 una ida de la Copa del Rey. Al terminar el encuentro, Iker Casillas habló con la prensa en el césped y advirtió: “Esto ha sido muy duro, pero somos el Madrid y todavía podemos darlo vuelta”. A los 30 minutos del siguiente partido, ya ganaban 4-0. Yo nunca descartaría a las Gallinas.

Una señal positiva podría ser el buen resultado que obtuvo Boca en La Bombonera, en una tarde noche donde sus atacantes no estuvieron finos. Para un equipo con tanto poder de fuego, que no le brillen sus tres estrellas podría ser traumático… Lejos de eso, sobrevivió y va a Santos a clavar un grito de visitante. 

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Así arrancamos.

Que Diego nos proteja.

Cargos políticos vs. cargos técnicos  

Diez días después el coronavirus se iba a comer la vida. Jorge Burruchaga, un bronce campeón de todo, se sentaba en la conferencia de prensa de su asunción como director deportivo y dejaba atónitos a los escuchas: “Sinceramente, no tengo ningún proyecto”. Eclipsaba eso con la infinita carta mágica de “sería un sueño traer a Agüero”. Comenzaba la tercera experiencia fallida de un mánager en el Libertadores de América: antes, habían estado Perico Pérez y César Menotti con Comparada. “Pedía reuniones y nunca se daban”, se fue maldiciendo. Antes de su arribo, Lucas Pusineri ya estaba en el cargo de entrenador. Ahora debían tratar la renovación del contrato del DT, Burruchaga repetía la necesidad de discutir esa continuidad y hasta presentó un informe que detallaba por qué el entrenador debía irse. No sólo le negaron el mitin, sino que escuchó en los medios a Pablo Moyano, vicepresidente de la institución, decir que “para los pesimistas, Pusineri seguirá”. “Lucas es un buen muchacho”, deslizó Hugo Moyano. Fue el 20 de diciembre. De los protagonistas mencionados, hoy en Avellaneda sólo sobreviven los dirigentes.

El fútbol argentino atraviesa una tensión que floreció en la política en otras décadas: el cruce entre cargos técnicos y políticos. Especialistas en la materia pelota se pican contra dirigentes que legítimamente avalados por los votos, muchas veces, gustan de jugar al Gran DT en la realidad. La figura del mánager, del director deportivo o de la secretaría técnica -ya asentadas en Europa y en Brasil- mantienen rispideces en un cambio de época. Con una complicación, el poder de un presidente se ejerce desde el fútbol profesional masculino, básicamente, guste o no, porque desde lo material y desde lo simbólico es casi todo. Ahí están la caja y los graph de los medios. En la semana en que la AFA presentó el Departamento de Metodología y de Desarrollo, a cargo de Javier Mascherano y bajo la tutela de Menotti, director de Selecciones nacionales, la grieta entre quién sabe y quién decide explota con el caos de Independiente, la rotura del vínculo entre Diego Milito y Víctor Blanco, y las discusiones entre la secretaría técnica de San Lorenzo y Marcelo Tinelli sobre la continuidad de Mariano Soso en el cargo.

El desarrollo del problema requiere un glosario:

1- Un director deportivo es la bisagra entre la dirigencia, la dirección técnica y un grupo de scouting. Es un puesto de toma de decisiones: escucha los presupuestos de la directiva, contempla los pedidos del entrenador, analiza las sugerencias de sus scouts y define. Ramón Rodríguez Verdejo, más conocido como Monchi, un ex arquero suplente que en las épocas de Carlos Bilardo en Sevilla le preguntaba conceptos al conductor en el medio del partido, es la figura más famosa en este rubro: su libro El método Monchi es la biblia de la época. Acá un documental que explica su trabajo.

2- Una secretaría técnica no es un espacio de toma de decisiones, sino de asesoramiento. Engloba un grupo de trabajo que analiza futbolistas propios, ajenos, profesionales, amateurs, grandes o juveniles. Procesa información y construye conclusiones para que el director deportivo pueda actuar.

3- Un mánager es la vieja figura inglesa cuyo estandarte ha sido Alex Ferguson en sus 27 años al frente del Manchester United. Un entrenador que controla todos los procesos futbolísticos de la institución. Rodolfo D’Onofrio suele decir que Marcelo Gallardo es el CEO de la pelota en River. En los inicios esos no eran los planes, pero las victorias construyeron nuevos caminos. El Muñeco y sus ayudantes participan hasta de la definición de quién es el segundo asistente de la prenovena. Se complementa con la figura de Enzo Francescoli, director deportivo, que eternamente se guardará los laureles de haberlo contratado.

No fueron pocos los dirigentes que con el tiempo decidieron alejarse de las definiciones futbolísticas. “De éste pueden decir cualquier cosa, pero tiene a favor que no nos rompe las pelotas”, decía Guillermo Barros Schelotto sobre Daniel Angelici. El Tano, en un mercado de pases, se empacó con contratar de Wanchope Ábila. En un comienzo, el Mellizo no lo quería y se lo hizo saber en una reunión. “Y, bueno, no lo pongas”, le respondió el mandamás. En los comienzos de su gestión, el expresidente de Boca había juntado un grupo de scouts que aconsejara sobre la contratación de profesionales. Chocaron después de que Julio Falcioni saliera campeón. Sugirieron contratar al colombiano Jackson Martínez, que militaba en Jaguares de México y era observado por el Real Madrid. El técnico, empoderado por el título, quería a Santiago Silva, de 31 años, sin funcionar en la Fiorentina, aunque estuviera sólo habilitado para disputar la Libertadores ya que el reglamento le impedía jugar con tres camisetas diferentes en el marco de una temporada -Vélez, Fiorentina y Boca-. A cambio de 3,5 millones de dólares, volcaron la balanza en favor del DT. Hubo enojo de la secretaría técnica. De más está decir que Angelici logró que modificaran las reglas y Silva pudo disputar todas las competiciones. 

Un tiempo antes de la derrota en Madrid contra River, el entonces presidente boquense se contactó con Nicolás Burdisso para que llegara como director deportivo. Recién después de esa final de Libertadores, el defensor aceptó el cargo. Aterrizó con un plan de transición: futbolistas que querían emigrar, un director técnico que piloteaba un avión con fuego y refuerzos de perfil más bajo. “Ganamos, pero este equipo no emociona a nadie”, le recriminó una vez Angelici al director deportivo. Jamás se lo planteó a Gustavo Alfaro, lo que habla de un buen funcionamiento de las partes. El final fueron las elecciones en que se juntaron las grietas de esta historia: Juan Román Riquelme, con un diagrama de funciones exclusivamente deportivas, tuvo que volcarse a los comicios para, con el poder político, llegar a la arena técnica. 

Esta semana se cumplieron siete años de la cima de Matías Lammens en San Lorenzo: en la sala de prensa Osvaldo Soriano, junto a Tinelli y Bernardo Romeo, presentaba a Edgardo Bauza como entrenador. La frutilla del postre quedó para siempre: ganaron la Libertadores en 2014. La presencia del delantero campeón en 2001, ahora coordinador de las selecciones juveniles de AFA, respondía a que era el mánager de la institución y supo articular voluntades. El tiempo lo fue desgastando: pocas cosas construyen más canas que un club. Los de Boedo tardaron bastante en recuperar su rol. Intentaron con Leandro Romagnoli, sin poder pesar en la toma de decisiones. Reforzaron construyendo una secretaría técnica de tres cabezas, con el Pipi, el Beto Acosta y Hugo Tocalli, quienes propusieron a Mariano Soso y esta semana frenaron la intención de Tinelli de echarlo. Pese a las molestias del área con el presidente -quien, de vez en cuando, contrata futbolistas por su cuenta y sin consultar-, el club ha tenido en estas horas complejas un buen acople de sus partes.

Milito comenzó a hartarse de Blanco en diciembre de 2019. Eduardo Coudet ya había notificado que se iría a Inter y empezaba la carrera por la definición de su sucesor. El presidente presionaba mediáticamente asegurando que su candidato era Ramón Díaz. El director deportivo se tomaba un avión a Santos para convencer a Jorge Sampaoli de que volviera a Argentina. El encuentro era secreto, pero un empleado del club, adrede, tiraba data a la prensa para quemarlo. Si algo caracteriza al presidente académico es que le dice mucho que sí a sus interlocutores y después toma la decisión que se le canta. Incluso en la disputa entre el Príncipe y Adrían Fernández, presidente del fútbol amateur, llegó a decirle a ambos que tenían razón sobre un mismo contrapunto. La síntesis del dilema postChacho fue Sebastián Beccacece, exsocio del entrenador de Argentina en 2018 y representado por Cristian Bragarnik, el agente nacional más acaudalado (sobre el que te hablé en este newsletter), también intermediario de Diego Cocca y de Coudet, campeones en la gestión de Don Víctor. Todo el 2020 fue un tire y afloje que terminó con el fin de un ciclo. Blanco anunciará en los próximos días al sucesor de Milito y el nuevo director deportivo -todo indica que será el Mago Capria- se encargará de definir al entrenador. Al menos eso dicen en los papeles. 

Blanco, que acaba de ganar su tercera elección tras reformar el estatuto, contrató a Milito en el comienzo de su segundo periodo. No fue sólo una pantalla: en el mercado de pases anterior, la Academia había tirado a la basura 15 millones de dólares y terminaba la gestión perdiendo contra los suplentes de Independiente, lejos de poder obtener un título. Lo llamó al Príncipe sin saber que se encontraría con un proyecto que contemplaba todas las áreas que el manual de buena gestión indicaba. En tres años, el presidente recibió múltiples quejas y propuestas del director deportivo para que el club diera un salto de calidad. Desde denuncias por corrupción de dirigentes en pases hasta inversión en infraestructura. La relación entre el área política y la técnica adquirió tanto nivel de desgaste que Milito escribió un mensaje de celular el día de su renuncia: “Esto es un paso atrás para dar dos para adelante”. Su mirada es que tiene que ser presidente para poder tomar decisiones. 

Si la discusión sobre el fútbol era si más barro o más conocimiento, la conclusión es que no hay desenlace sin mancharse hasta las rodillas.

Pizza post cancha

  • Ayer se cumplió un aniversario de la muerte de Osvaldo Ardizzone. Fue director de El Gráfico, fundador de Goles Match y heredero de Dante Panzeri. El periodismo deportivo en Argentina tuvo en él a una de sus plumas más brillantes. Esta es su crónica sobre el último partido de Carlos Bilardo como futbolista. Una maravilla.
  • El 8 de enero de 1978 desapareció el atleta Miguel Sánchez. Su historia en esta crónica: Memoria de un atleta. Además de federado y de militante de la Juventud Peronista, fue un increíble poeta. Reproduzco esta obra suya porque me emociona cada vez que la leo:

Para vos, atleta,
para vos que sabés del frío, de calor,
de triunfos y derrotas.
Para vos que tenés el cuerpo sano,
el alma ancha y el corazón grande.
Para vos que tenés muchos amigos,
muchos anhelos,
la alegría adulta y la sonrisa de los niños.
Para vos que no sabés de hielos ni de soles
de lluvia ni rencores.
Para vos, atleta
que recorriste pueblos y ciudades
uniendo Estados con tu andar.
Para vos, atleta
que desprecias la guerra y ansías la paz.

Esto fue todo.

En 2021, seguiremos en esta trinchera. Cenital siempre te necesita.

Abrazo bien grande,

Zequi

Soy periodista desde 2009, aunque pasé mi vida en redacciones con mi padre. Cubrí un Mundial, tres Copa América y vi partidos en cuatro continentes diferentes. Soy de la Generación de los Messis, porque tengo 29 y no vi a Maradona. Desde niño, pienso que a las mujeres les tendría que gustar el fútbol: por suerte, es la era del fútbol femenino y en diez años, no tengo dudas, tendremos estadios llenos.