Rodrigo Aliendro, tu grato nombre

De jugar en la Fundación Gallardo, en torneos por dinero y en el ascenso, a ser una de las figuras del River de Demichelis en 2023.

Rodrigo Aliendro juega en “Pinturas El Goyo” o en “La Guardia Imperial”, en el tradicional torneo Papi del Club Cucullú en San Andrés de Giles, al que llegan equipos de diferentes localidades. Por dinero. Partidos mano a mano. Mucha pica. Como es suplente en las inferiores de Argentinos -lo dejarán libre y, a los 17 años, llegará a Chacarita, donde tampoco jugará-, y como hay que parar la olla en la casa del Parque San Martín, en Merlo, le da licencia a las piernas. Había jugado en un club que, además de darles una cancha a los niños, les daba de comer: en la Fundación Marcelo Gallardo, inaugurada en 1999, la camiseta similar a la del Mónaco de Francia, al que había pasado Gallardo desde River. A los 22 años, Aliendro baja a jugar a la C, cuarta categoría del fútbol argentino. En Ituzaingó, mientras trabaja como delivery, repartiendo pizzas y empanadas en moto por el Oeste del conurbano, desciende a la D.

Aliendro en La Guardia Imperial.

Ahora, Rodrigo Aliendro es el grato nombre del River 2023 de Martín Demichelis, que acelera su marcha hacia el título de la Liga.

Porque si además River clasificó como segundo a los octavos de final de la Copa Libertadores, fue en buena medida por él. Aliendro no sólo marcó el primer gol en el 2–0 ante The Strongest en el cierre del grupo D, tac, contra el palo, un golpe de pool, un pase a la red. Fue el que rescató a River del abismo de la eliminación de la Libertadores ante Sporting Cristal en Perú, con el 1–1 a los 84 minutos después de que erraran un penal. Y es, desde “la base”, cuando River se lanza a asfixiar y atacar, un recuperador, un equilibrista. Y, a la vez, un creador de espacios cuando progresa con la pelota, cuando la pisa, cuando la aplasta con la suela de sus botines siempre negros, cuando entrega pases “con ventaja”, hacia adelante, para que pique en profundidad el compañero. Así se ganó el aplauso de sus propios compañeros y la ovación del Monumental, su primera, en el 1–0 ante Defensa y Justicia: “Alieeendro, Alieeendro”.

Rodrigo en la Fundación Gallardo. La foto es de Martín Palacio, también categoría 1991, quien compartía equipo con Aliendro.

En la época de la Big Data, de las métricas y de las estadísticas que sobreanalizan, las usamos: entre los jugadores de River, en la fase de grupos de la Libertadores, Aliendro fue el primero en “duelos ganados” (49), en “pases precisos” (235) y en “faltas recibidas” (17). Pero para apreciar la dimensión futbolística de un jugador hay que ir y verlo en la cancha. Aliendro reina en la gambeta cortita, en los recortes, en la recepción de la pelota con los perfiles, en el timing para barrer y extirpar, en las salidas por huecos a priori abnegados. Para comprender el valor de un futbolista, hay que hablar con los jugadores, con los entrenadores, con los apasionados del juego. Damián Troncoso es el actual entrenador de Berazategui, hoy en la C. Fue el que eligió a Aliendro entre los futbolistas con el cartel de “se presta” en Chacarita, cuando dirigía a Ituzaingó en la C, en 2013.

-¿Por qué un jugador que empieza en la C o en la D juega hoy en Primera? -le pregunto, entonces, a Troncoso, DT obrero del ascenso, diez años después de que Aliendro llegase a Ituzaingó.

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Aliendro en Ituzaingó. Fotos: Gustavo Chamorro.

-Hay más chances. Primero, porque las categorías tienen muchísima más visibilidad. Antes no se veía si no ibas a la cancha. Hoy la mayoría de los equipos tiene una transmisión fija de streaming. Y alguna vez transmite la TV. Los representantes también les empezaron a dar bola a los jugadores del ascenso, antes no les interesaban. Además, el factor económico, que hace que los futbolistas de Primera vuelen rápido al exterior. Y hay que llenar espacios y, bueno, empezaron a mirar para abajo, lo que antes no era muy “normal”. Aunque el Loco Houseman salió de Defensores de Belgrano y fue campeón con Huracán y campeón del mundo.

-¿Por qué recién Aliendro llega a un club de los grandes a los 31 años?

-Le seguí toda la carrera, y lo vi jugar bien en todos los clubes. De hecho después de Ituzaingó volví locos a algunos entrenadores de Primera para que lo llevaran. “Llevátelo, que marca, juega y hace goles”. Y pasó un año y medio para que llegara a Primera después de Ituzaingó. Pasa que la visibilidad de River no es la misma que la de Atlético Tucumán o Colón. Algunos lo están “descubriendo”. Siempre hay jugadores buenos en el ascenso. Y la gente estigmatiza enseguida si traen a uno. “Ah, a este muerto quién lo conoce…”.

-No todos los futbolistas, además, se destacan a los 18, a los 20 años.

-Hay pibes que a los 14 años parecen hombres y hay pibes que son nenitos. La evolución del ser humano nunca es igual, y en el jugador de fútbol, lo mismo. Tino Ribonetto llegó a la Primera de Lanús a los 27 años, desde la Liga de Corral de Bustos, y salió campeón. Se lo llevó Ramón Cabrero. Ahí tenés un técnico que arriesga. Saviola y D’Alessandro eran suplentes en inferiores, pero después llegan a Primera en River y ya está, “monstruos”. Les digo a los chicos: “No importa dónde jugués, jugá y que te vean. Si vas a llegar a Primera, vas a llegar desde Lamadrid o desde Boca”. A Aliendro, cuando llegó a Ituzaingó, vi cómo jugaba y me enteré que repartía pizzas con una moto. Le dije al presidente: “Dale más dinero, y bajemos a este pibe de la moto, porque es nuestro as”. Y le dijimos: “Prometenos que no te subís nunca más a la moto, porque si te caés, te rompés una pierna”. Si no venía a Ituzaingó, iba a dejar el fútbol. Es el destino.

El Peti o el Negro -como lo conocen en Merlo- aún frecuenta las canchitas del barrio. Siempre timidón, no le gusta dar entrevistas. En los últimos días un video se hizo viral en Twitter, reel de Instagram con música celestial. Es, en concreto, un extracto de un Zoom con la Fundación Unión Internacional de Jóvenes de Santiago del Estero, durante la cuarentena de 2020, en plena pandemia, mientras jugaba en Colón. Detrás de la pantalla, en una charla con la fortaleza mental y el desarrollo intelectual como ejes, Aliendro, la barba de entrecasa, relató su historia y develó que se había inspirado en Nacho Fernández, quien, surgido de Gimnasia La Plata, también bajó al ascenso para volver a dar el salto (jugó una temporada con Temperley en la B Metro). Hoy Aliendro y Nacho Fernández manejan el juego de River. El martes, tras su gol a The Strongest y la clasificación a los octavos de la Libertadores, Aliendro dijo en la transmisión oficial: “Me da un poco de vergüenza hablar pero estoy muy contento por el rendimiento del equipo. Muy agradecido por el cariño de la gente. Estoy feliz por dónde estoy”.

Pizza post cancha

  • Independiente del Valle le ganó 3–2 a Argentinos en Ecuador y se quedó con el grupo E de la Libertadores. Subcampeón en 2016 y campeón de Sudamericana 2019 y 2022, en el archivo de PPP nuestro querido Zequi Scher detalló parte de su éxito: la fabricación de talentos. El entrenador, ahora, es Martín Anselmi, 37 años, argentino, periodista en sus orígenes.
  • El 24 de julio, Argentina debutará ante Italia en el Mundial femenino de Australia y Nueva Zelanda 2023. Un grupo de jugadoras se entrena bajo las órdenes de Germán Portanova en el predio de la AFA en Ezeiza. Ayelén Pujol seguirá el Mundial de cerca desde el newsletter “Jugadoras”, de Tiempo Argentino. Entonces va su primera entrega, Evita y 10 más.
  • El 23 de junio se cumplieron 55 años de la tragedia de Puerta 12 en el Monumental, la peor en el fútbol argentino. En Una tarde de junio, Pablo Lisotto revela que hubo más muertos que la cifra oficial de 71. Que entre las víctimas no sólo había hinchas de Boca, también de River. Y que no se produjo por una puerta cerrada ni por los molinetes, sino por la policía, que obstaculizó la salida con caballos, palazos y represión.

Antes del final: el partido homenaje a Juan Román Riquelme reunió a Lionel Messi, pero también a Diego Maradona. En La Bombonera, frente a Leo, Román se puso la 10 de Diego. En “El gaucho Martín Fierro” (1872), de José Hernández, aparece la palabra “gambetas”, porque en “El matadero” (1871), de Esteban Echeverría, ya andábamos “gambeteando”. La gambeta es quintaesencia del fútbol argentino. En 2001, Maradona se despidió con los Ratones Paranoicos: “Quisiera ver al Diego para siempre/ gambeteando por toda la eternidad”. Y en el reciente amistoso de la selección ante Australia, vimos a Messi ya no caminando la cancha, como Riquelme, o eludiendo en zigzag a tres rivales, como Maradona, sino petrificado, congelado en el tiempo de los tiempos, con todo el fútbol-juego en la cabeza. Las reivindicaciones nunca son tardías.

¿Cuáles son las tuyas? Los leo.


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Salú y abrazos,

Roberto Parrottino (Beto)

Es periodista especializado en deportes -si eso existiese- desde 2008. Lo supo antes de frustrarse como futbolista. Trabajó en diarios, revistas y webs, colaboró en libros y participó en documentales y series. Debutó en la redacción de El Gráfico y aún aprende como docente de periodismo. Pero, ante todo, escribe. No hay día en la vida en que no diga -aunque sea para adentro- la palabra “fútbol”.