Recetas culturales

Un balance caprichoso de libros y películas de este 2023.

Hola, ¿cómo estás? Espero que lo mejor posible. Yo estoy bastante amargada y enojada, la verdad. No quiero entrar en detalles porque cada quien procesa como puede este gobierno de ultraderecha. Pero seguramente te pesa el cansancio como a mí. Este año lo dimos todo. Nos merecemos un buen brindis y un buen descanso porque lo que viene va a ser muy duro.

Para esta última edición de 2023, preparé una selección de cosas que vi y leí este año. Si sos lector o lectora asidua, sabrás que no suelo detenerme demasiado en las novedades. Justamente este newsletter me permite mezclar temas, épocas y estéticas que a priori no están relacionadas. No me gusta la tiranía de tener que comentar lo último de lo último (de eso se encargan los suplementos de los diarios). Pero lo cierto es que estoy bastante al tanto de los lanzamientos culturales y elijo muy bien qué consumir. Tengo una libreta en la que solo anoto cada libro que termino y cada película o serie que miro entera consignando ahí en qué plataforma, o en qué cine o festival la vi. Sigo esta práctica hace varios años y me sirve un montón en tiempos en los que cuesta recordar qué hicimos la semana pasada. A fines de cada diciembre, repaso la lista y saco conclusiones (este año, por ejemplo, llevo terminados 67 libros –sin contar los infantiles–, y vistas 55 películas o series o cortos, números notablemente parecidos a los del año anterior). Así que basándome en mis libretas, les preparé estas recetas culturales. Una selección de libros, películas y series que se editaron o estrenaron en 2023 ordenada de manera caprichosa. Quizás les sirva para elegir alguna lectura de verano. O algún regalo de Navidad.

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Fernando Martín Peña por Nora Lezano

#1 Cine, archivo y conservación según Peña

Dos proyectos, uno editorial y otro cinematográfico, coincidieron felizmente en abril y salieron al mundo. Me refiero al Diario de la filmoteca, publicado por Blatt & Ríos, y a la película La vida a oscuras, un documental dirigido por Enrique Bellande. Ambos tienen como alma mater al genial Fernando Martín Peña, persona a la que admiro muchísimo. Ya he hablado en extenso de las dos cosas en todos los lugares en los que pude. Así que aquí solo les digo que en el libro pueden sentir lo que implica día a día mantener, conservar y alimentar un archivo cinematográfico en fílmico desde el punto de vista de alguien a quien se le va la vida en eso. Una persona apasionada, siempre curiosa y lista para la aventura que vive entre latas salvándolas de la desidia y el olvido y programando películas para difundirlas como corresponde. En La vida a oscuras, Bellande sigue las andanzas de Peña para que tomemos también dimensión visual y emotiva de todo lo que eso significa. Acá pueden leer una nota genial de Andrea Guzmán sobre estos dos hitos, publicada en Radar hace unos meses. ¡Alegría sin fin!, como diría él.

#2 El nuevo libro de Virginia Higa

Disfruté un montón de El hechizo del verano, el segundo libro publicado por Virginia Higa. Tal vez la recuerden de Los sorrentinos, una novela muy buena en la que contaba la historia de una parte de su familia, dueña de la Trattoria Napolitana en Mar del Plata, lugar en el que se inventó la pasta que le da nombre al libro (si van a La Feliz, vayan a probarlos, por favor). Varios años después, Virginia vuelve al ruedo con un proyecto muy distinto: un libro de breves ensayos autobiográficos que se basan en su cambio de vida. Es que ella dejó todo y se fue a Estocolmo en 2017 con su pareja (un investigador científico). Su existencia se resignificó por completo y tuvo que probarse en roles nuevos. El de Higa es un libro muy fresco porque justamente nos comparte lo que implica hacer cosas por primera vez, algo que cuando somos adultos no nos pasa tan seguido. Ella intenta por ejemplo patinar sobre hielo, practicar tiro con arco, ponerse a tejer y hacer nuevas amistades. Se convierte en principiante y nos comparte en los textos sus impresiones fresquísimas, muy auténticas y asombradas. Y además está el tema de aprender una nueva lengua, con todo lo que implica a nivel simbólico. Virginia tiene un ojo sagaz para comparar las costumbres, para describir las insistencias culturales de los suecos con sus humores diversos, y un humor muy fino también, que recuerda a dos de sus escritoras admiradas: Hebe Uhart (con quien hizo taller) y Natalia Ginzburg. Si están buscando un libro que los haga sentir bien un rato, pueden probar leyendo El hechizo del verano.

La protagonista de The Architect, Eili Harboe, viviendo en un garaje

#3 Una miniserie sombría: The Architect

Y hablando de países nórdicos, este año vi una miniserie noruega muy breve que me dejó pensando. Me refiero a The Architect, de solo cuatro episodios de 20 minutos cada uno. Creada y dirigida por Kerren Lumer-Klabbers, sigue el derrotero de una joven arquitecta precarizada que trabaja en un estudio y que, como no consigue vivienda, se muda a un estacionamiento desocupado, un espacio medio clandestino que fraccionan con cortinas y al que paga con criptomonedas. Situada en un futuro cercano inquietante y distópico, la serie complejiza la crisis habitacional en una sociedad hipersofisticada que sin embargo no puede cubrir las necesidades básicas de sus ciudadanos. ¿Vamos a terminar viviendo en garajes, volviendo habitables espacios que no están preparados para ese fin? The Architect se hace estas y otras preguntas incómodas con una estética ascética, fría y brutalista. Explicita la patética competencia laboral y la peligrosa deshumanización de las ciudades con un humor bastante negro. Ideal para ponerla en discusión con el concepto de “gentrificación” y con la regulación o desregulación del mercado de alquileres…

Los protagonistas de Puan: Marcelo Subiotto y Leonardo Sbaraglia

#4 Dos películas argentinas: Puan y Los delincuentes

Si cursaste en Puan y viste Puan seguramente ya te sentiste adentro desde el primer plano de la película (el de la paloma). Pero si no fuiste, probablemente también te interesó esta comedia dramática dirigida por María Alché y Benjamín Naishtat sobre una rencilla entre profesores de Filosofía Política que funciona como excusa para hablar de muchas cosas: de la competencia académica, pero también de la pasión por la enseñanza, la participación en la vida pública y política, el estancamiento de la vida adulta. A mí me encantó: me hizo reír, me emocionó al final, me provocó intelectualmente. Me parece un film muy inteligente y necesario para estos tiempos que corren, nada ingenuo ni concesivo. Muy destacable también la actuación de Marcelo Subiotto.

Por el lado de Los delincuentes (disponible en MUBI), me interesó mucho el clima que genera la película. Dura tres horas que se pasan con mucha fluidez. Rodrigo Moreno elige contar la historia de dos empleados bancarios que se plantean, después de años de repetir rutinas estancadas, hacer algunos movimientos que los saquen del letargo. Sí, eso implica quedarse con dólares que no les pertenecen, pero no solamente. Con un ritmo por momentos muy etéreo, una naturaleza bien potente en la composición de los planos, y un humor curioso y literario, Los delincuentes es una película muy libre, bien equilibrada en sus tonos y transiciones, que transmite sensaciones que perduran varios días después de haberla visto. (A los fines de este balance, aclaro que me faltó ver Trenque Lauquen, de Laura Citarella. Le tengo muchas ganas. Ojalá revierta esta falta en 2024.)

Jonas Mekas

#5 Un documental hermoso: Fragments of paradise

Confieso que lloré de emoción en el cine. Fue durante el Bafici, cuando vi este documental basado en la vida y la obra de Jonas Mekas, quizás mi artista favorito del siglo XX, un cineasta experimental lituano que escapó de su país durante la Segunda Guerra y se convirtió en un referente de la contracultura neoyorquina. Dirigida por K.D. Davison, es la primera película que se hace basada en el archivo que dejó Mekas, que era un coleccionista y acumulador, y en la que hablan de él un montón de personas que lo quisieron. Se consigue por ahí, porque por ahora no está en ninguna plataforma.

Hernán Díaz

#6 Dos autores premiados: Hernán Díaz y Jon Fosse

A veces los premios internacionales les hacen justicia a grandes escritores y ayudan a que sean de repente leídos masivamente. Este año hubo dos acontecimientos que estuvieron a la altura de las circunstancias. Por el lado de Argentina, Hernán Díaz recibió el Premio Pulitzer en la categoría Ficción por su novela Fortuna, un artefacto narrativo muy inteligente que fue escrito originalmente en inglés (Trust). Si no la leyeron ya, es una muy buena novela para encarar en el verano (pronto se convertirá en miniserie con Kate Winslet como una de sus protagonistas).

Por el lado del Nobel, esta vez el galardón literario se lo llevó Jon Fosse, un escritor y dramaturgo noruego del que no había casi nada publicado en Argentina. Ya llegaron varios de sus títulos a las librerías y hasta ahora leí Mañana y tarde, una novela breve con una prosa muy rítmica, que nos va paseando a través de hechos sencillos de la vida de un hombre llamado Johannes. Una especie de meditación profunda sobre la existencia escrita de una manera en apariencia sencilla y entrañable.

Gabriela Cabezón Cámara

#7 Dos novelas latinoamericanas que pueden leerse en tándem

Me refiero a Peregrino transparente, del escritor colombiano Juan Cárdenas y a Las niñas del naranjel, de Gabriela Cabezón Cámara. Ambos, a su manera, eligen situar sus libros en un pasado bastante remoto y reflexionar a través de la literatura sobre los procesos decoloniales de América Latina. Además, en los dos libros la naturaleza es también protagonista porque los personajes habitan o transitan la selva, con toda su exuberancia y sus peligros, y el paisaje se narra con mucha vivacidad. Dos novelas desafiantes, originales y muy bien escritas. Tuve la oportunidad de entrevistarlos y preguntarles muchas cosas. Son dos personas que piensan con lucidez y sagacidad la relación entre cultura, política e historia. Aquí pueden ver la conversación con Cárdenas y acá la de Cabezón Cámara.

#8 Dos poemarios sobre el duelo

Este año también leí bastante poesía. Me detengo en estos dos libros porque los une un mismo impulso: escribir a partir de la muerte de los padres. En Cómo cocinar un lobo, Magalí Etchebarne va poblando de preguntas el impacto de la ausencia de su mamá y de su papá. La enfermedad, la decrepitud, los gestos de amor y cuidado, las fantasías y las casas que se desarman se encarnan y evaporan en sus poemas. Fui y vine por el libro varias veces en el año y siempre encontré sensaciones muy patentes sobre la falta de certezas que trae la muerte y sus revelaciones íntimas.

Por su parte, Martín Rodríguez procesa la reciente partida de su madre en Balada para una prisionera, un poemario largo, intenso, en el que acerca distintas figuraciones de una mujer potente que parió cinco hijos. ¿Cómo se despide a la madre? Como si la muerte no tuviera la última palabra, Martín condensa anécdotas en versos que rumian mensajes cifrados cerca de su cuerpo para seguir invocando su presencia. Son poemas entregados a la experiencia de homenajearla, que la recuerdan a medida que la van soltando, confiando quizás en que siga transmitiendo su potencia de generación en generación.

Hojas de otoño

#9 Aki Kaurismaki y el amor de las personas solitarias

A veces parece que Aki Kaurismaki filma siempre la misma película: una protagonizada por la clase trabajadora empobrecida de Finlandia a través de sus deseos, sus equívocos, sus limitaciones. Pero cada film tiene sus sutilezas y Hojas de otoño, su estreno más reciente, es de las que más disfruté (está en cines y pronto en MUBI, donde por otra parte subieron una retrospectiva muy completa de su obra). Esta es la historia de una mujer muy solitaria y de un hombre muy solitario (y un poco alcohólico) que se gustan y se atraen pero que tienen que sortear un montón de circunstancias para poner a prueba los sentimientos. Sentimientos que por otra parte están un poco asordinados, porque son personas de gestos mínimos, de costumbres repetitivas y de esperas prolongadas. En la filmografía de Kaurismaki la música tiene siempre un rol protagónico y esta película no es la excepción. De hecho, toma su nombre de una canción famosa: “Les feuilles mortes”, de Joseph Kosma y Jacques Prévert, y hay varias escenas musicales claves (una en un karaoke). Además, el cine aparece como eje que organiza la relación sentimental de los protagonistas, y como homenaje que el director le hace a otros colegas a los que admira. Recomendadísima.

Bueno, se hizo largo, como el año que vivimos.

Espero que les haya interesado.

Antes de despedirme, quiero agradecerles mucho por estar ahí. Por leerme o picar cada entrega, por interactuar conmigo por mail o redes (@noeselcaso). Hago cada Hilo con ganas de que les sirva en sus propias búsquedas. La idea es seguir el año que viene, así que pueden sugerirme temas para escribir en el futuro.

Que tengan un buen cierre y un mejor comienzo.

Y fuerza para lo que viene.

Cuídense mucho.

Malena

Es licenciada en Letras por la UBA y trabaja hace muchos años en la industria editorial. Fue editora en las revistas El Interpretador y Los Inrockuptibles. Forma parte del equipo de Caja Negra, una editorial psicoactiva y heterogénea. Tiene un ciclo de entrevistas con escritores y escritoras en el Malba. Si los libros fueran comestibles, podría alimentar a miles de personas con los que acumula en su biblioteca. Lo que más le gusta es viajar.