No todo es venta de tierras y gentrificación en larretalandia

¿Qué se puede hacer con la tierra pública de una ciudad? La experiencia del Parque de la Estación y dos cárceles que se reciclan para dos fines bien diferentes. La primera entrega de un newsletter sobre urbanismo.

Hola, ¿cómo andás? Espero que todo muy bien.

Sí, es viernes y seguro que ya querés estar tomando una birra con amigues, o viciando con alguna serie en el sillón, copa de vino en mano. Te tengo una propuesta para acortar la espera y bajar la ansiedad. Hablemos de cosas que pasan en ciudades y nos llaman la atención.

Esta semana me gustaría contarte algunas novedades que pueden cambiar tu forma de pensar, habitar y transitar el espacio urbano. O sino quizás te sirvan para sacar tema en el almuerzo familiar del fin de semana.

Mi primera columna para Cenital tocó un tema recurrente cuando se discuten políticas urbanas en la ciudad de Buenos Aires: la venta desenfrenada de terrenos públicos. Algo que intenté explicar –con éxito relativo– fue por qué te afectan a vos esas ventas. “¿Qué se podría hacer con esas tierras en lugar de venderlas?”, me preguntaron mucho esta semana.

Una buena idea para responder esa pregunta es ver qué falta. La ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, tiene tres déficits en niveles muy alarmantes: de espacio verde, de vacantes en las escuelas y de vivienda. De vivienda a precios no astronómicos, claro.

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No hace falta ser físico cuántico (¿sabrán los físicos cuánticos de urbanismo? seguro que sí) para darse cuenta de que entonces en esos terrenos podrían construirse parques, escuelas y viviendas. Pero, ¿a quién se le ocurre construir viviendas baratas en terrenos públicos? Seguramente a gente cercana al comunismo, diría Miguel Pichetto. Bueno, a un partido de Rosario se le ocurrió hacer exactamente eso. En Buenos Aires también hay una cárcel que no se usa más, pero su destino final va a ser un poco distinto.

Veamos qué está pasando en ambos casos.

Dos cárceles, dos proyectos: elige tu propia aventura urbana

Unos días antes de las elecciones del fin de semana pasado, Juan Monteverde y Caren Tepp, candidatos a intendente y concejala de Ciudad Futura, presentaron un proyecto para construir un “parque público de vivienda en alquiler” donde antes funcionaba la Unidad Penitenciaria número 3. El proyecto, que fue presentado junto con organizaciones de la sociedad civil como Techo, Hipotecados UVA y el Colegio de Arquitectos, busca reemplazar una cárcel que ya no funciona por 300 casas para familias de clase media rosarinas que buscan alquilar más barato e impedir que esas tierras sean rematadas (¿les suena?), como planeaba el ejecutivo provincial que perdió las elecciones el último domingo.

En Rosario alrededor de un 20% de la población vive en una vivienda alquilada, porcentaje más alto que para el promedio nacional, que es del 17%. Además, según una encuesta hecha por la Federación Nacional de Inquilinos, los rosarinos gastan alrededor del 40% de sus ingresos en pagar el alquiler. Lo más interesante de esta propuesta es que no afectaría sólo a esas 300 familias que accederían a un hogar pagando un precio seguramente más acorde a sus ingresos, sino que esa intervención del Estado en el mercado inmobiliario podría actuar de moderadora de precios y condiciones (a muchos inquilinos les cuesta acceder a una casa no por falta de plata sino porque, por ejemplo, no tienen garantía) en el resto de la oferta de alquiler. Como pasa en muchas ciudades europeas y de Estados Unidos, donde un alto porcentaje de viviendas está regulada por el Estado de alguna manera.

“Pero Fer, el título dice ‘dos cárceles’ y ya leí un montón y hablaste sólo de una”. Perdón, es el primer newsletter que escribo, teneme paciencia. Sí, hay otra cárcel, en la ciudad de Buenos Aires, que dejó de funcionar hace 18 años. Si viste “El Marginal”, seguro la tengas presente, es la cárcel donde se filmaron las andanzas de Diosito, Borges y otros entrañables personajes. Se trata de la cárcel de Caseros, en el barrio porteño de Parque Patricios.

Sí, adivinaste, no la van a demoler y construir viviendas de alquiler accesible. Pero ojo, tampoco van a rematar el terreno. El gobierno de la Ciudad, en su plan de descentralizar la administración pública y mudarla a la zona sur, planea remodelar la ex cárcel de Caseros para convertirla en un complejo de oficinas, donde funcionará el Ministerio de Economía y la AGIP.

El proyecto estima que los dos edificios de oficinas, que se contemplan terminar de construir en 2021, atraerá cerca de 5 mil personas por día, lo que va a profundizar el cambio de perfil del barrio que comenzó con la mudanza de la jefatura de gobierno y los beneficios impositivos a empresas para que se localicen en la zona.

El proyecto tiene que pasar primero por la legislatura. Es que para empezar la obra la gestión de Larreta busca tomar una nueva deuda ante entidades internacionales de crédito por 72 millones de dólares, que requiere autorización legislativa. Desde la oposición al ejecutivo porteño, que dicho sea de paso no tiene peso cuantitativo en la legislatura, objetan que la Ciudad siga endeudándose, una tendencia que comenzó Mauricio Macri y que continuó Horacio Rodríguez Larreta.

En el proyecto de ley, además, el ejecutivo porteño sostiene que busca “desarrollar zonas postergadas de la Ciudad”. Sin embargo, desde una mirada más de largo plazo, hay un consenso entre un grupo grande de urbanistas que creen que la “experiencia Parque Patricios” no es realmente exitosa porque alimenta una lógica expulsiva.

¿Cómo es eso? Básicamente, al revitalizarse el área y cambiar los usos que se hacen de la misma, si no se realizan acciones concretas de prevención desde el Estado, el encarecimiento del suelo y de los bienes y servicios que se ofrecen en el barrio, hacen que a los antiguos habitantes se les encarezca la vida y busquen otro lugar para vivir. Posiblemente más al sur, o directamente fuera de la ciudad. Sí, quizás alguna vez escuchaste hablar de esto: se llama gentrificación.

Nace un parque que ya tiene historia

Dijimos que a Buenos Aires le faltaban escuelas, viviendas y espacios verdes. Ya hablamos de lo primero y de escuelas no sé nada así que pasemos a los espacios verdes. Pero no todo es venta de tierras y gentrificación en larretalandia. Este sábado se inaugura la segunda parte del Parque de la Estación en el límite entre Almagro y Balvanera.

El Parque de la Estación no es un espacio verde más. Tiene una historia larga que incluye la lucha de los habitantes de la zona con menos espacios verdes públicos de la ciudad. Va un breve recorrido cronológico con algunos hitos.

En el año 2000 un grupo de vecinos inicia un reclamo para que los terrenos del ferrocarril Sarmiento en desuso se usen para espacios verdes. Cinco años después, el gobierno de Ibarra empieza a construir el “Corredor Verde del Oeste”, que incluiría los espacios reclamados, pero el proyecto se cancela luego de que el ex jefe de gobierno fuera destituido y asumiera Jorge Telerman.

En ese momento los vecinos de la zona deciden tomar parte del predio para armar una pequeña plaza que bautizan “Plaza del Mientras Tanto”, ironizando con las reiteradas promesas incumplidas de los funcionarios porteños. Antes de dejar el cargo, Jorge Telerman realiza algunas mejoras y la legislatura le pone el nombre de Julio Fumarola, periodista del barrio desaparecido durante la última dictadura cívico-militar.

Año 2012. Ya durante el segundo mandato de Macri en la Ciudad, se decide enrejar la plaza sin consultar a los “Vecinos x el Parque de la Estación”. Conflicto y derrota. Pero en 2014 les llega su primera victoria. El bloque del FpV presenta un proyecto de ley de rezonificación y se aprueba que no se le pueda dar otro uso que no sea “espacio verde público”.

En octubre de 2016 llega la segunda victoria. Se aprueba un proyecto de ley, presentado por Carlos Tomada, que recogía el modelo de parque propuesto por “Vecinos x el Parque” y que incluye su diseño y gestión con participación vecinal, que se llevó adelante en los meses subsiguientes. Según uno de los promotores de la iniciativa el bloque oficialista acompaña el proyecto con la condición de que las propuestas que salieran de las instancias de participación no fueran vinculantes. Sabor agridulce, pero logran que el proyecto se apruebe por unanimidad.

El Parque de la Estación no va a ser un parque cualquiera. Va a tener, además de espacios verdes y pocas baldosas 😉, un espacio destinado a la práctica de deportes colectivos con uso prioritario de las escuelas de la zona, un auditorio para eventos culturales y una biblioteca.

Volvamos al principio. La ciudad de Buenos Aires tiene la misma cantidad de espacios verdes públicos por habitantes que en 2007, cuando Macri asumió la Jefatura de Gobierno. Más allá de que, tomando estándares internacionales, se trata de un número muy bajo, un problema adicional es que están distribuidos de manera muy dispareja. Cada habitante de la comuna 5 (Almagro y Boedo) tiene 20 centímetros cuadrados de espacio verde y los de la 3 (Balvanera y San Cristóbal) tienen apenas 40. Los vecinos de la comuna 14 (Palermo) tienen casi 14 metros cuadrados cada uno. Contrastes urbanos.

Si bien hay muchas supuestas recomendaciones internacionales dando vueltas por ahí, Fabio Márquez, que se sumó a la lucha por el parque en 2010 y es licenciado en Diseño del Paisaje, sostiene que “el espacio verde ideal no es un número. Lo ideal es tener una plaza mínima de una hectárea a cinco cuadras de tu casa y un gran parque de diez hectáreas a diez cuadras”.

La experiencia del Parque de la Estación es bastante particular pero se basa un proceso similar que ocurrió años atrás en el Parque Avellaneda y –para darle un toque cool al cierre de este newsletter– también podemos mencionar el caso del High Line, en la ciudad de Nueva York. Ahí no parece faltar mucho espacio verde (el Central Park ocupa casi el 30% de Manhattan) pero un grupo de vecinos se agruparon para reclamar que no se demolieran unas vías elevadas en desuso que consideraban que tenían valor patrimonial y diseñaron junto a las autoridades de Parques de Manhattan un espacio verde elevado que en los últimos años se volvió uno de los principales atractivos turísticos de la “gran manzana”.

Bonus Track

  1. Nueva regulación de alquileres en Berlín congela los precios por 5 años.
  2. Mejor en bici. Gran mapa de Felipe González (más conocido como @alephcero) para que veas si te conviene subirte a la bici. Spoiler alert: te conviene.
  3. ¿Se termina el ideal yanqui de la casa con jardín? Leé esta nota (en inglés, perdón) en The New York Times con mapitas muy divertidos.

Bueno, eso es todo. Espero que hayas disfrutado leer estas líneas tanto como yo disfruté escribirlas. Es la primera vez que escribo un newsletter así que si tenés sugerencias no dudes en decírmelas respondiendo este correo. Serán más que bienvenidas.

¡Hasta la semana que viene!

Abrazos,

Fer

Escribe sobre temas urbanos. Vivienda, transporte, infraestructura y espacio público son los ejes principales de su trabajo. Estudió Sociología en la UBA y cursó maestrías en Sociología Económica (UNSAM) y en Ciudades (The New School, Nueva York). Bostero de Román, en sus ratos libres juega a la pelota con amigos. Siempre tiene ganas de hacer un asado.