Neuquén: perdió el partido que no podía perder

Rolando Figueroa hizo lo impensado, ganarle al MPN habiendo sido parte de él. Y lo hizo con su método: colectoras y política. Ahora, la pregunta: ¿cómo construirá gabinete? Algunos apuntes sobre la elección en tierras de Vaca Muerta.

En general, leés este newsletter el último domingo de cada mes, pero hoy, me sentí obligada a escribir unos apuntes. Me obligó esta noticia: el Movimiento Popular Neuquino, el partido provincial que nunca pierde, perdió el domingo las elecciones a gobernador. O tal vez, ¿el Movimiento Popular Neuquino, el partido que nunca pierde, perdió el domingo las elecciones a gobernador?

Primero, los hechos, y luego las interpretaciones. Los hechos: efectivamente, el domingo el candidato a gobernador que compitió por el MPN, Marcos Koopmann, fue derrotado por Rolando Figueroa, que competía con un sello propio, Comunidad. Rolando Figueroa obtuvo el 35% de los votos, Koopman el 33%. La compañera de fórmula de Figueroa fue Gloria Ruiz, intendenta de Plottier en uso de licencia; la de Koopmann, Ana Pechen, quien fuera vicegobernadora de Jorge Sapag. Tercera quedó la boleta del Frente de Todos, encabezada por el exintendente de Cutral Co, Ramón Rioseco (quien iba acompañado de Ayelén Gutiérrez, dirigente de La Cámpora), con 12%. Más atrás el mileísta Carlos Eguía, con 8 puntos, y finalmente Pablo Cervi con lista de Juntos por el Cambio, con 4.

No se puede minimizar el impacto de la derrota del sello partidario “MPN”. El Movimiento Popular Neuquino fue, en sus inicios, un sello peronista, armado para saltar por encima de la proscripción durante la década de los cincuenta. Sin embargo, una nueva identidad “neuquinista” se consolidó en los años sesenta y setenta, impulsada por las buenas gestiones de su fundador Felipe Sapag, inauguradas en 1963. En 1973 el propio Perón fue sorprendido por la negativa de Sapag de volver al ruedo del peronismo; la hegemonía del partido provincial se consolidó cuando don Felipe derrotó al candidato a gobernador elegido personalmente por Perón en las elecciones provinciales. (En las nacionales ganó el peronismo, como casi siempre desde entonces). Desde 1963, el MPN ganó todas las elecciones a gobernador realizadas democráticamente. Su fórmula de control era bastante simple: gobernar la provincia, renunciar a pretensiones nacionales, llevarse bien con el gobierno nacional sea cual fuera, encarnar un desarrollismo moderado.

Sin embargo, la derrota también tiene matices. Antes que opositor, Rolando Figueroa es una figura “nacida y criada” (como gustan decir los neuquinos) en el Movimiento. Nieto del primer maestro nativo, fue intendente de Huinganco y de Chos Malal (dos ciudades del Norte provincial, el núcleo del MPN histórico), diputado provincial, funcionario, y vicegobernador en 2015. Fue presidente del partido, y actualmente es diputado nacional, electo por el MPN. No sólo eso, sino que su compañera de fórmula es otra exintendente, vecinalista de Plottier, y la mayor cantidad de votos a su victoria la aportó la lista colectora “emepenista rebelde pura”. Además, la estrategia política y discursiva de su campaña se basó más bien en actualizaciones de algunos principios históricos del MPN: la afirmación de la neuquinidad por sobre la cercanía ideológica a partidos nacionales (el primer slogan de campaña fue “Neuquinizate”), y el uso de las listas colectoras como manera de recabar apoyos, digamos, heterogéneos (Figueroa llevó a sectores del PRO; el quiroguismo, ese sector que quedó huérfano luego de la muerte de Horacio “Pechi” Quiroga, quien fuera socio de Juntos por el Cambio pero es independiente; el socialismo; el Frente Grande; y el Movimiento Evita, en continuidad con el uso de colectoras desde hace décadas por el partido provincial).

Entonces, si bien no puede minimizarse la derrota emepenista, de alguna manera la victoria de Rolo Figueroa expresa la “externacionalización” de una interna que, por primera vez, no pudo procesarse adentro. De hecho, Figueroa en 2021 se presentó a las PASO del MPN, las ganó y compitió por la diputación nacional con el sello partidario sin problemas. En este año, al no existir las PASO para cargos provinciales, la interna partidaria habría sido cerrada, sólo para afiliados, en donde el oficialismo provincial -liderado por Jorge Sapag- corría con ventaja por el peso del llamado “aparato”. De ahí la decisión de Rolo de competir “por afuera”.

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Voy a cerrar estos apuntes con tres conclusiones tentativas, y luego con dos preguntas.

Las dos conclusiones tienen que ver con dos decisiones políticas cruciales. La primera fue construir una coalición que incluyera apoyos de todos los puntos del espectro político, desde sectores del macrismo a sectores del peronismo, pero sin hacer alianzas a nivel partidario ni quedar pegado con ninguno. El ofrecimiento fue el mismo para todos: colectora. La victoria es sobre todo de él, y él tendrá un grado alto de autonomía para decidir su gabinete y la distribución de fuerzas en su gobierno.

La segunda decisión fue personalizar la campana en su figura, con poquísimas precisiones sobre su posible menú de políticas públicas. Sus últimos afiches de campaña sólo contenían su foto y la palabra “Rolooooo!”.

Finalmente, es importante señalar que ni la figura de Figueroa ni su campaña encarnó ningún tipo de antipolítica. Antes bien, de alguna manera se basó en su perfil de político de raza, tradicional, carismático, con enraizamiento en el Norte neuquino y con apoyo popular, frente a un sector azul con un perfil más tecnocrático, con candidatos con un perfil más burocrático y deslucido. Además, su discurso se basó también en ofrecer cierta idea de convicción, confianza, incluso disfrute y alegría en la actividad básica de la campaña y de la política, lo que lo destacó del resto en un año en la que la política aparece como muy crispada, muy sufriente, o muy impotente

Esa es un poco la síntesis: ganó Rolo, y tiene ocho meses y autonomía política para diseñar su gobierno.

Las preguntas tienen que ver justamente con este último punto. La primera, relacionada con lo anterior, es qué pasará con sus asociados electorales. Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Patricio Bullrich se apresuraron a contar su triunfo como propio; lo saludaron el Movimiento Evita, Sergio Massa y Wado de Pedro. Ganar ayuda a contentar, y habrá lugar en el gobierno para muchos, pero es probable que no sea posible dejar satisfechos a todos, y que aparezcan tensiones entre socios a priori disímiles en temas como el manejo de Vaca Muerta, los conflictos por el suelo con comunidades mapuches, la relación con quien sea el gobierno nacional en 2023.

Segundo, cuál será la relación que Figueroa establecerá con el “sector azul” del MPN. Este fue derrotado, pero mantuvo el control de ciudades importantes, como Neuquén Capital, Zapala y San Martín de los Andes (Mariano Gaido, intendente de la capital, se recorta como el líder más importante en esta nueva era), perdió por apenas dos puntos, y mantendrá un bloque en la Legislatura. ¿Apostará Rolo de alguna manera volver a su partido y asumir él su liderazgo? ¿Apostará a armar una fuerza verdaderamente nueva e inaugurar una etapa de cero? Ambas cosas serían posibles.

Soy politóloga, es decir, estudio las maneras en que los seres humanos intentan resolver sus conflictos sin utilizar la violencia. Soy docente e investigadora de la Universidad Nacional de Río Negro. Publiqué un libro titulado “¿Por qué funciona el populismo?”. Vivo en Neuquén, lo mas cerca de la cordillera que puedo.