Muchos contagios y pocas muertes: ¿escenario deseable?

Ciencia chilena y cambio de protocolo en el aislamiento de contactos estrechos. La expresión científica como estabilizadora del conocimiento y desestabilizadora de la subjetividad social.

Holis, ¿cómo andás tanto tiempo? Yo acá, de nuevo en el Abasto después de 20 días maravillosos paseando con mis primas por Chile, un poco confundida, deshabituada a mis hábitos. Ahora, por ejemplo, es como si no te hubiera escrito nunca. Me siento rara, tipo ¿qué hace señora?, ¿con quién habla? ¿Este es el famoso trabajo de periodista de ciencia del que le contó al tipo ese en el sendero de trekking? ¿Hablar con amigos imaginarios?

* El meme dice: tengo un amigo nuevo/ ¿real o un comunista de Internet? / un comunista de Internet

Si tu vanguardia aquí no se vende

Hacía muchísimo que no me tomaba vacaciones. No me llevé la compu, no leí noticias, no escribí nada que me pueda servir para trabajar, desinstalé las redes sociales. Y entre el temita del año nuevo y el encuentro con ecosistemas poco intervenidos, entré bastante en modo pedo místico. No te asustes, no es que quiera convertir este espacio en Que el patchouli te acompañe, sino que me hice esas clásicas y trilladas preguntas sobre la existencia y el porvenir y se me hace difícil pensar que las tengo que dejar de lado para entrar en la rutina. ¿Tendría que asumir que son inútiles para mi vida cotidiana?

Y ahí viene un poco la cuestión de la que te quiero hablar hoy. ¿Por qué pensamos la vuelta de las vacaciones como un reacomodamiento en vez de como un desacomodamiento, como una rutina diferente en vez de una desestabilización de la rutina? Las cosas más interesantes de mi vida fueron las que me descolocaron, las que no me llevaron a una nueva organización sino a una inquietud permanente. No quiero ser una Marie Kondo del pensamiento. Y no tiene que ver (del todo y completamente) con la idea de adecuación a un sistema alienante, sino con el interés y la diversión. ¿Qué tiene de estimulante pensar en la profusión de ideas como un cambio entre guardarlas en cajones dobladas de forma plana o en rollitos? 

En ciencia, el concepto de revolución todavía es paradigmático. Según La estructura de las revoluciones científicas (a.k.a el mejor libro del mundo), las ciencias se desacomodan al punto de hacer obsoleto su propio modo de hacerse a sí mismas y se reacomodan a un nuevo modo. Sin embargo, según yo (así dicen los chilenos, según yo en vez de para mí), ante la presencia de una revolución científica, de una nueva forma de ver el mundo, nuestra subjetividad colectiva queda permanentemente desencajada. La vida y la conciencia son un continuo, y aunque la ciencia descarte teorías y metodologías, en nosotros siguen conviviendo distintas formas de interpretar las cosas.

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En fin, voy a dar las noticias de una buena vez, volveré al orden, desordenada.

Si aquí tu genio y talento no da fama

Tomando mis vacaciones como catalizador del desacomodamiento, pienso en la mención a la ciencia en el discurso de Boric luego de su triunfo en las elecciones presidenciales (del otro lado de la cordillera descubrí que le dicen Borich). Transcribo:

“Expandir el deporte, fomentar la ciencia, avanzar hacia una nueva relación con los pueblos originarios reconociendo su derecho a mirar el mundo desde otras perspectivas lingüísticas y culturales, y poner especial atención al cuidado del medio ambiente serán parte de nuestras tareas.

Porque el cambio climático, queridos compatriotas, no es una invención. Está acá, y genera efectos directos sobre nuestras vidas y las de futuras generaciones. No es casualidad que sean los jóvenes del mundo los que hayan alzado la voz, desde Greta a Julieta, ante los poderes irracionales. No podemos mirar para el lado cuando nuestros campesinos y agricultores, cuando localidades enteras no tienen agua o cuando se destruyen ecosistemas únicos pudiendo evitarlo.

Desde luego, no todo puede hacerse al mismo tiempo y tendremos que priorizar para ir logrando avances que nos permitan mejorar, paso a paso, la vida de nuestra gente. No será fácil, no será rápido, pero nuestro compromiso es avanzar por esa senda con esperanza y responsabilidad”.

Según yo, acá hay algo de usar la ciencia para desestabilizar sin que sea desestabilizante. No se entiende señora, dirás con razón. Bueno, sería algo así como que el presidente electo reafirmó que las ciencias ya han establecido que el cambio climático compromete nuestra subsistencia a corto plazo y nuestra supervivencia a menos corto plazo, y que estos hechos no son compatibles con el sostenimiento de una matriz productiva basada en el extractivismo. A su vez, lo que dice es que este conocimiento no va a ser aplicado para justificar y promover las acciones y políticas radicales que esas mismas ciencias han acordado que se necesitan para mitigar los efectos del fenómeno. O sea, desestabilizar sin que sea desestabilizante, ¿no?

Para muchos, el triunfo de Boric no es tanto la desestabilización estable, sino la estabilización de la inestabilidad. La que está inestable es usted señora, no se entiende nada, pensarás. Bueno, lo que quiero decir de una manera muy simplista pero complicada es que, luego del estallido social y sus reclamos de modificación estructural del sistema, ganó un candidato que puede entenderse como el epítome de la moderación. Fue dirigente del movimiento estudiantil que en varios sentidos despertó la conciencia y el activismo político de la juventud chilena como representante de una lista llamada “Creando Izquierda”, pero ganó las elecciones nacionales con una propuesta más cercana al progresismo. Digamos que su trayectoria ideológica y militante es afín a las expresiones del estallido, lo que le permitió ser su representante en tanto opción electoral, pero su agenda es más de oposición a la de la ultraderecha con la que disputó un ballotage difícil, para el que no podía repeler votos con propuestas radicales. Digamos que el reconocimiento de la existencia de los derechos humanos ya constituía una polarización fuerte que no dejaba resto. Latinoamérica, sí lo entenderías.

Las ciencias, como parte del sistema político, también participaron en la desestabilización del estallido social. En esta nota de principios de 2020, la periodista científica Nadia Luna hace de corresponsal desde una de las asambleas que la comunidad científica organizó en torno a la pregunta sobre el rol de los científicos y científicas en la coyuntura nacional. 

Respecto al tema del cambio climático, este fragmento: “‘Los investigadores coincidieron en que es fundamental cuestionar el modelo científico y el marco neoliberal en el que está inserto el primero. La ciencia copia el modelo actual en todos los sentidos, de ahí viene la precarización. El problema no es solo obtener más recursos, sino qué hacemos con ellos. ¿Queremos seguir mandando el cobre a China? ¿Queremos seguir importando medicamentos en vez de producirlos acá? ¿Queremos hacer un paper que quede en una base de datos o hacer un desarrollo que contribuya a cambiar el sistema extractivista?’, plantearon. En ese sentido, propusieron aumentar la articulación con el sector productivo para agregar valor a los productos. Un científico apuntó: ‘Tenemos que innovar con las pymes porque por ese camino también vamos a democratizar la riqueza’”.

En cuanto a la caracterización de la situación nacional del sistema científico tecnológico, el artículo menciona los siguientes puntos:

  • Falta de coordinación entre áreas y científicos,
  • Separación entre la comunidad científica y la sociedad civil. Como producto, falta de noción popular sobre el rol de la ciencia en el desarrollo nacional. Buen acercamiento a los colegios en los últimos años, pero ausencia de mecanismos directos de comunicación con la población adulta,
  • Baja asignación presupuestaria y precarización laboral,
  • Falta de aplicación de las investigaciones. Se desarrollan técnicas con objetivos concretos que luego no se implementan,
  • Ausencia de comunicación fluida con las autoridades de la cartera de ciencia.

Los anuncios de Boric respecto al área parecieran haber tenido en cuenta por lo menos algunos de estos puntos: duplicar el presupuesto nacional, disminuir la brecha de género y hacer énfasis en la adaptación al cambio climático. Hoy, la inversión en CyT es del 0.34% del PBI, y se planea llegar al 1% de forma escalonada. 

Los detalles acerca de cómo se alcanzarán los objetivos programáticos no están claros y en las especulaciones que circulan acerca de quiénes serán los nuevos miembros de gabinete, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación ni siquiera se menciona, por lo que no pareciera haber un gran interés en pensar, desde la opinión pública, los medios necesarios y las posibilidades para cumplir estas promesas. En un contexto de crisis sanitaria en el que la innovación, la transferencia tecnológica y la investigación han sido cruciales, en el que a su vez la crisis económica es acuciante, la falta de jerarquización del desarrollo científico tecnológico a la hora de distribuir recursos escasos parece inverosímil. 

De nuevo, poca claridad de mi parte, dirás, primero dije que se anunció una duplicación del presupuesto y luego que hay poca prioridad para las ciencias en la distribución de recursos económicos. Bueno, Cecilia Hidalgo, presidenta de la Academia Chilena de Ciencias lo explica contundentemente: “Cuando se tiene un presupuesto de 0,3 por ciento es muy fácil duplicarlo porque el monto es tan exiguo que no requiere de mucho esfuerzo”.

En definitiva, lo de siempre, la necesidad de cambio es estructural. La pregunta es si esto requiere necesariamente desestabilización o puede hacerse de forma progresiva sin romper nada. Tal vez la clave esté del otro lado de la cordillera, ya sea por ensayo o error.

Bonus track andino: esta página en la que podés seguir noticias sobre ciencia chilena.

¿Por qué el próximo año no te quedas allá?

Hablando de desestabilizar, ¿qué cosa es más desconcertante que descubrir una mentira? Así es, te mentí, sí leí una noticia en mis vacaciones y fue esta que anuncia el cambio de protocolo para contactos estrechos por COVID. En la nota, aparecen las pautas sugeridas por Nación y algunas medidas provinciales. Córdoba, por ejemplo, eliminó el aislamiento obligatorio para contactos estrechos de casos confirmados en el ámbito laboral y Provincia de Buenos Aires para personal de salud asintomático que cuente con el esquema de vacunación completo o haya tenido coronavirus en los últimos 3 meses.

Si ya lo sabías, supongo que te habrá desestabilizado más eso que mi confesión. La danza pandémica: haberse aprendido las normas, que cambien, que la información sea confusa, haber hecho una investigación profunda con el celu en el inodoro, las conclusiones propias, la decisión de acatamiento. Agotador.

*El meme dice: “Es momento de que los chicos vuelvan al agua, solo el 1% será devorado”

Vamos primero con las medidas concretas, después con las razones, después con el desconcierto, las expectativas y las frustraciones.

Las medidas concretas anunciadas por el Ministerio de Salud de la Nación (supeditadas a lo que determine cada provincia):

  • El aislamiento obligatorio para quienes fueron contacto estrecho, sin síntomas, de un caso positivo pasó de 10 a 5 días
  • Quienes hayan recibido la tercera dosis hace 4 meses atrás o menos, que hayan sido contacto estrecho y que no presenten síntomas, no están obligados a permanecer en sus domicilios
  • Las personas no vacunadas deben hacer aislamiento obligatorio
  • Quienes tienen una o dos dosis (o la tercera aplicada hace más de 4 meses) podrán tener más flexibilidad y se les podrá recomendar hacer un test entre el tercer y el cuarto día si son asintomáticos (antes era al séptimo)

Las razones. En una entrevista para Radio con Vos posterior a la reunión del Consejo Federal de Salud en la que se enunciaron los cambios, la ministra de salud Carla Vizzotti dijo que:

“La variante Ómicron es más transmisible y tanto en los países donde empezó hace más tiempo, como en Córdoba, el aumento del número de casos se mantiene, y a su vez, se mantiene esa disociación entre aumento de casos las hospitalizaciones y muertes, que era el objetivo de la vacunación.

En este contexto la revisión permanente de las recomendaciones es fundamental. Todo tiene una mirada sanitaria, lo que analizamos es el efecto de la vacuna, la disminución en el riesgo, la gravedad de la enfermedad y transmisibilidad.

El objetivo en la primera ola era dar respuesta al sistema de salud, en la segunda ola que no desborde el sistema que estuvo en tensión y ahora necesitamos cambiar la mirada por las características del virus.

Estamos viendo un impacto del aislamiento en el sistema de salud y servicios esenciales, y por ello acordamos tres diferentes escenarios, de acuerdo al estado de vacunación de cada persona.

Hay un cambio de paradigma sin dudas, pero cada provincia tiene distintas coberturas en vacunación, diferente situación epidemiológica, capacidad de testeos y actividades que son consideradas prioritarias, sumado al tema laboral privado que también puede incorporarse. Son normativas generales que las provincias pueden adaptar. Estamos poniendo en valor la vacunación, sobre todo el refuerzo en el contexto de minimizar el riesgo y poder flexibilizar aislamientos. Es lo que está haciendo Uruguay, y España avanza hacia un cambio de paradigma mayor que es considerar al COVID-19 una endemia y replantear la necesidad de los aislamientos. Vamos monitoreando lo que hacen otros países.

Tenemos información a nivel mundial de que la mayor fuente de infección no es laboral, que es donde se cumplen los protocolos, sino en los lugares sociales y masivos. Hay que seguir los protocolos estrictos aunque tengamos todas las dosis completas, si somos contactos estrechos, minimizar las actividades”.

El desconcierto, las expectativas y las frustraciones

Vamos a lo nuestro (señora, lo suyo es contar las noticias, no ponerse a discutir en un asado imaginario). 

Durante las más de 80 ediciones que componen este newsletter nos hemos cansado de decir que las políticas sanitarias no son un desprendimiento directo de la evidencia científica. Como verás, no hay ningún descubrimiento sobre el virus que haya motivado estas decisiones. No se descubrió que el tiempo entre el contagio y la capacidad de contagiar es menor, no se inventó una vacuna infalible, no hay una nueva app que te avise del contagio al instante para que vayas a aislarte y no contagies a nadie más. Lo que está sucediendo es que disminuyó significativamente la proporción entre casos, muertes y necesidad de atención en terapia intensiva.

La dicotomía entre estabilidad e inestabilidad durante mucho tiempo fue puesta en términos de presión y no presión sobre los recursos del sistema sanitario. La famosa saturación del sistema de salud de la que tanto se habló descansaba en un solo factor: la demanda de recursos técnicos de alta complejidad y de personal capacitado.

Ahora bien, otro elemento desestabilizador rondó los análisis de la política sanitaria durante toda la pandemia: la definición de salud. Durante muchos años, los esfuerzos de todo el abanico de profesiones y especialidades que componen el campo estuvieron destinados a cambiar la noción de salud desde la ausencia de enfermedad hacia el bienestar integral. 

En esta entrevista que le hice para Hecho en Buenos Aires a Pedro Cahn, infectólogo y asesor del gobierno durante la pandemia, se ve de forma clara un debate central entre los sanitaristas: ¿qué significa fortalecer un sistema de salud? 

En el comienzo de la pandemia, el brasilero Emerson Mehry afirmó que: “En el campo de disputa (contra la pandemia) que constituye la salud hemos visto un empobrecimiento increíble de las estrategias de cuidado en los territorios donde las personas viven. Se observa un desplazamiento hacia las tecnologías que se utilizan en los hospitales. Este es un modelo de medicina acuartelado en el hospital, que espera que las personas vengan en vez de salir a buscarlas. Así se desperdicia el potencial de tecnologías muy competentes y mucho más baratas. Los respiradores de los que tanto se habla se pueden usar de a una persona a la vez y van servir para el 5% de la población, que es la que llega a esa situación. ¿Se imaginan equipar a los médicos de familia, a los equipos de atención primaria con oxímetros, con papel, con tensiómetros, con termómetros, para que vayan a los territorios a conversar y ver quién está con síntomas, para que orienten a las personas, despejen dudas y piensen conjuntamente estrategias para manejar la situación? ¿Cuánta gente llegaría a necesitar un respirador?”.

Cuando consulté a Cahn sobre el modelo de salud integral en contexto de crisis sanitaria me contestó: “La clave de una política de salud pública es la prevención de la enfermedad más que el tratamiento, pero pongámoslo en estos términos: suponete que nosotros somos un estudio de arquitectura que hace planos de casas, edificios, puentes, etc y de repente hay un incendio en la oficina. Bueno, cuando hay un incendio vos dejás todo lo demás y te dedicás a apagar el incendio. Bueno, nosotros estamos en una situación de incendio, no es el momento en el cual uno puede sentarse a planificar qué va a pasar después”.

Sin dudas, dos abordajes muy diferentes. ¿Cómo se relaciona esto con la decisión de cambiar el protocolo de aislamiento? Bueno, no sé, porque justamente un cambio de paradigma que estaba avanzando hacia pensar la salud de forma integral y cierto retroceso a la forma de ausencia de enfermedad durante la pandemia es muy desestabilizante, pero van algunos apuntes.

¿Un bajo número de muertes como producto de una campaña de vacunación notablemente eficiente y exitosa es un escenario estable, aún cuando la cantidad de contagios sea la más alta desde que empezó la pandemia? ¿Y es deseable? ¿Permite una gestión sanitaria que pueda orientarse a la integralidad? Bueno, depende. Si creemos que transformar la pandemia en una endemia, es decir, que el virus circule permanentemente entre la población de manera continua pero contenida, podría ser. Para ello tendríamos que tomar como parámetro de contención una baja mortalidad, una baja demanda de recursos de terapia intensiva y reducir la relevancia de la cantidad de casos como indicador.

En cambio, si nos hacemos otras preguntas, la inestabilidad acecha. ¿Se puede considerar que hay una política sanitaria efectiva en un escenario en el que mucha gente está enferma y se siente mal? ¿Cómo determinamos la baja mortalidad? ¿Basta con la proporción entre cantidad de casos y muertes o hay que definir una cantidad de muertos aceptable (ayer fueron 208)? ¿Nos estamos arriesgando a fomentar mutaciones del virus que evadan la protección de las vacunas si hay una alta circulación entre personas vacunadas? ¿Qué pasa con los efectos a largo plazo de la COVID, el famoso long covid, que aunque pareciera disminuir con las vacunas aún se ha investigado poco? ¿Podemos considerar que no hay presión en un sistema de salud cuando la atención primaria, que estaba empezando a dar respuesta a la demanda pendiente de chequeos, vacunación por otras enfermedades e intervenciones no urgentes postergadas por la pandemia, debe volver a atender miles de casos de COVID sintomático?

No sé, pero me desestabiliza. Y me pregunto si deberé aceptar que la pandemia es inestabilidad permanente, un cimbronazo, en vez de esperar un acostumbramiento apacible.

Si aquí no tienen los medios que reclamas

Las vacaciones como lugar de tranquilidad pueden ser imaginadas como la calma que trae un proceso de pensamiento más lento, y esta lentitud como falta de exigencia o de preocupación. Mi tranquilidad, en cambio, es la lentitud para transitar la inestabilidad que traen las ocurrencias que solo pueden darse en la exigencia cognitiva de los pensamientos que no tienen lugar en una cotidianidad tan intrascendente como la rutina. Como la ciencia, que tal vez no deba ser pensada como intervalos de revolución y resolución, sino como la repetición continua de la inestabilidad a la que nos lleva la convicción de que en algún lugar existe algo que pueda ser afirmado.

Te mando un beso enorme y te dejo esta foto de la hermosa visita que recibí en mis vacaciones, a la que espero haberle hecho justicia en la primera parte de este news,

Agostina

p/d1: si no lo reconociste, el de la imagen es Juan Elman, nuestro newslettero de política internacional.

p/d2: la canción de este news es este clásico del otro lado de los Andes, que para mí tiene esta versión argentina. De paso, para que no te desestabilices te cuento que, como habrás notado, los asuntos de este news ya no van a ser partes de una canción, pero los temaiken estarán en el interior. Y de paso II, te recuerdo que hay una lista de reproducción con todas las canciones que usé para los news.

Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.