Más allá del meme: las medidas detrás del éxito económico de Lula

El chiste del verano fue contraponer la eficiencia del presidente de Brasil con la de su antecesor. ¿Es tan así? El modelo del petista 2024 es baja del desempleo, nueva política industrial y tasación de grandes fortunas y empresas offshores, mientras que Bolsonaro está contra las cuerdas en términos judiciales, activa su base y se moviliza.

La broma más repetida durante el verano de Twitter Argentina cuesta decirle X tuvo que ver con la contraposición de medidas tomadas por los presidentes Javier Gerardo Milei y Luiz Inácio Lula da Silva. Una seguidilla de memes infinitamente graciosos hasta que te llega la factura de luz y tenés que cargar la SUBE. Pero, ¿qué hay detrás del chiste? Desmenuzamos las políticas del veterano dirigente petista en el inicio del segundo año de su tercera presidencia para ver si la profecía de internet se está cumpliendo.  

A fines de enero, Lula presentó un plan de impulso de la industria brasileña para la próxima década, bajo el nombre de Nueva Política Industrial. Para ello le dio alas a su vicepresidente y otrora adversario, Gerardo Alckmin, que estará a su frente. ¿En qué consiste? Hay líneas de créditos, subsidios y subvenciones promovidas por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), hoy dirigido por Aloizio Mercadante (el cerebro detrás del programa de gobierno de Lula, hombre fuerte de la Fundación Perseu Abramo, ligada al PT). “Para ser competitivo, Brasil tiene que financiar algunas de aquellas cosas que desea exportar”, dijo Lula en la presentación de este megaplan industrial. “Nuestro problema era el dinero. Si ahora el dinero no es un problema, tenemos que resolver las cosas con más facilidad”, completó el tres veces presidente, dando cuenta del retorno de Brasil a la novena posición económica a nivel mundial, tras superar a Canadá.

¿Cuál es el trasfondo de este plan industrial? Que el Estado vuelva a ser un actor decisivo en la política económica del país luego de dos experiencias (Temer y Bolsonaro) que apuntaron a una liberalización, privatizaciones mediante. ¿Suena conocido? Suena conocido. Editorialistas de los medios concentrados se manifestaron preocupados por un posible impacto fiscal. Respecto a este tema, además, Brasil promulgó una ley en torno a la tasación de grandes fortunas y empresas offshores, con la que busca adicionar unos 6 mil millones de dólares al presupuesto federal hasta 2025. Al respecto, es importante mencionar el dato de la recaudación de enero del año en curso: 280 mil millones de reales, récord en las mediciones que se hacen desde 1995.

Lula planteó llevar la discusión del impuesto a los superricos, como se le llama en Brasil, al G20 que actualmente preside. La cuestión ya está siendo debatida en el marco del Grupo de Trabajo sobre Tributación Internacional. “Las soluciones eficaces para que los superricos paguen los impuestos que les corresponden dependen de la cooperación internacional”, dijo el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, quien suplantara a Lula en la candidatura presidencial durante el año 2018, cuando el nacido en Pernambuco estaba detenido en Curitiba por decisión del entonces juez Sergio Moro. Haddad hizo el planteo en una reunión de ministros de finanzas y presidentes de Bancos Centrales del G20 en la ciudad de San Pablo, a fines de enero

A esto le podemos sumar la tasa de desempleo más baja en los últimos nueve años: cayó al 7.8% en 2023, el menor dato desde el año 2014, cuando también gobernaba el PT, con Dilma Rousseff. La población ocupada en el país llegó a 100 millones de personas el año pasado, nuevamente récord en la serie histórica del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística).

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

“En 2023 aramos, tiramos adobo, tiramos semillas, cubrimos semillas. Y ahora, en 2024, queremos cosechar. Es el año de cosechar aquello que plantamos en 2023. Y estoy en la expectativa de cosechar más empleo, más salud, más educación, más inversión en cultura y en todo lo que pueda significar una mejoría del pueblo brasileño”, dijo Lula sobre las perspectivas de este año.

Bolsonarismo modelo 2024

A principios de febrero de este año, la Policía Federal (PF) confiscó el pasaporte de Jair Messias Bolsonaro en un allanamiento en el marco de la investigación sobre su involucramiento en los actos que terminaron con la invasión a los tres poderes el 8 de enero de 2023. La carátula concreta de la investigación es “intento de golpe de Estado y abolición del Estado democrático de derecho”.

La PF también obtuvo un discurso que Bolsonaro iba a pronunciar para dictar un estado de sitio y Garantía de Ley y Orden (GLO). Ese discurso –o croquis de discurso, visto y considerando que no fue pronunciado– estaba en la sede del PL, el partido de Bolsonaro. En el marco de la investigación fue detenido (y luego liberado) el titular de esta organización, Valdemar Costa Neto.

Además apareció un video, de julio 2022, donde el general Augusto Heleno (ministro del Gabinete de Seguridad Institucional) propone infiltrar agentes de ABIN (la agencia de Inteligencia) en las campañas tanto de Bolsonaro como de Lula. Ese encuentro, en el que participó Bolsonaro, se divulgó íntegramente en Brasil: el expresidente, entonces jefe de Estado, decía que había que actuar antes de las elecciones porque luego Brasil sería un caos.

También se supo que el teniente coronel Mauro Cid, ex ayudante de Bolsonaro, monitoreaba la agenda de Alexandre de Moraes, hombre fuerte de la justicia brasileña. El objetivo era detenerlo una vez que sucediera el golpe. Cid estuvo detenido por la adulteración del carnet de vacunación de Bolsonaro y su implicación en la compra-venta de joyas sauditas que fueron regaladas al Estado de Brasil. Fue en la computadora de este hombre donde apareció el video de julio de 2022.

“Dejé el gobierno hace más de un año y sigo sufriendo una persecución implacable. Olvídenme, ya hay alguien más gobernando el país”, le dijo Bolsonaro a Folha de Sao Paulo en ese entonces, con tono de repliegue. Pero luego pasó a la ofensiva: convocó a una movilización en la Avenida Paulista, que resultó ser multitudinaria y donde habló con la camiseta canarinha (la verdeamarelha) de la selección brasileña de fútbol.

Bolsonaro, el 25 de febrero. Foto: Reuters

Allí dijo, textual: 

“Dicen que Bolsonaro quería dar un golpe. Eso lo escuché desde cuando asumí, en 2019. Parte de la prensa siempre lo decía. ¿Qué es un golpe? Tanques en las calles, armas, conspiración, es traer clases políticas y empresariales. Eso es golpe y nada de eso fue hecho en Brasil. Fuera de eso, ¿por qué me continúan acusando de golpe? Por una minuta de un decreto de estado de defensa. ¿Golpe usando la Constitución?”. 

Haciendo hincapié precisamente en esa frase, Marcelo Cantelmi caracterizó en Clarín a ese tramo como una “inesperada admisión de que existía un texto con esas intenciones insurgentes”. Del acto participó, con un discurso más moderado, el gobernador del Estado de San Pablo, Tarcisio de Freitas, en carrera para disputar las próximas presidenciales, visto y considerando la inhabilitación que pesa sobre el expresidente hasta 2030. En los pasillos de la política hay especulaciones en torno a un supuesto pedido de Bolsonaro a Tarcisio para que se afilie al PL. Hoy Tarcisio forma parte de una organización llamada Republicanos. Un cambio -muy usual en la política de Brasil- sería una prueba de lealtad hacia el expresidente.

No todo es color de rosas para Lula

Tras la demostración de fuerza callejera por parte del bolsonarismo, apareció una encuesta de Quaest que da cuenta de una relativa caída en la aprobación del gobierno de Lula: de 54% en diciembre de 2023 a 51% en febrero de 2024. La desaprobación sube, en ese mismo lapso, de 43% a 46%. ¿A qué se debe? Según Felipe Nunes, titular de la consultora, a las declaraciones del presidente comparando la situación en la Franja de Gaza con el genocidio llevado adelante por Adolf Hitler. El 69% de los evangélicos encuestados se mostraron contrarios a esa comparación, donde además Lula fue enfático en que las principales víctimas de los ataques en Gaza son mujeres y niños. Respecto a la encuesta, y particularmente en el punto relacionado a la controversia generada con el gobierno de Netanyahu, el ministro de Comunicaciones de Brasil, Paulo Pimenta, buscó bajarle el precio al decir: “Pasaron once días (desde la realización del sondeo). A medida que pasa el tiempo, se comprende la importancia de la valiente manifestación del presidente Lula, que abrió los ojos de muchas personas e hizo que el mundo se posicionara. Va a ser fundamental para el fin de la guerra (en Gaza)”.

Otro punto que aparece en la encuesta de Quaest tiene que ver con condiciones materiales, particularmente de precios: el 73% de los consultados afirman que subieron los alimentos durante el último mes. Este dato tiene una explicación meteorológica: las lluvias torrenciales ocasionadas por El Niño en diversas partes del país tuvieron como una de sus consecuencias el alza en el precio del arroz, la papa y el tomate, entre otros productos de primera necesidad. “En el caso del arroz, el gobierno precisa con urgencia entrar con stock reguladores o con importación, porque es escandaloso el precio. Y el arroz es básico para el brasileño”, dijo el viernes pasado la periodista progresista Tereza Cruvinel en TV 247, uno de los pocos medios de comunicación que apoyan la gestión del petista. “Eso está minando la popularidad del presidente”, resumió Cruvinel, que manifestó hacer las compras “con ojos de periodista”.

El vaso medio lleno para el lulismo es cierta inalterabilidad en su base electoral: en el nordeste la aprobación se mantiene muy alta (68%, muy similar al 69% que Lula obtuvo en la región en las presidenciales 2022) y, además, cosecha un 61% entre los brasileños que cobran hasta dos salarios mínimos.

La encuestadora IPEC también verificó una caída de dos puntos en la aprobación de Lula apenas días después de la aparición del sondeo de Quaest. También hizo lo propio Atlas Intel, que acertó en la primera y segunda vuelta de las presidenciales de Argentina 2023.

Lo que viene: las elecciones municipales

Este 2024 será un año importante para Brasil en términos electorales: hay elecciones municipales. Del lado del bolsonarismo, Jair Renan, hijo menor de Jair Messias, buscará ser concejal de Camboriú. Así, se sumará a otros miembros del clan que ya desempeñan funciones públicas: Carlos, Flavio y Eduardo, sus tres hermanos. Paradojas de la vida: todos están entusiasmados con el discurso anti-casta de Javier Milei en la Argentina. A diferencia del argentino, que llegó a la Rosada tras apenas dos años en la Cámara de Diputados y luego de ser panelista de TV, Bolsonaro padre transitó dos largas y sombrías décadas en aquella sede que sus partidarios tomaron el 8 de enero de 2023, junto al Palacio Planalto y al Supremo Tribunal Federal de Brasil. El objetivo del PL, que creció y se reestructuró tras las últimas elecciones, es grande: quiere disputar 3 mil alcaldías de las 5 mil que hay en todo el país. Busca capilaridad en todo el territorio.

Dentro del oficialismo nacional, Lula consiguió volver a afiliar al PT a Martha Suplicy, exalcaldesa de la ciudad de San Pablo, quien ahora concurrirá como candidata a vicejefa de gobierno de Guilherme Boulos (PSOL, aliado al PT). Del otro lado y luego de ensayos fallidos, el bolsonarismo apoyará al actual intendente, Ricardo Nunes (MDB). Es muy probable que ambos disputen la segunda vuelta por el control de la ciudad más poblada de América Latina.

Boulos (PSOL), Martha Suplicy (de vuelta en el PT) y Lula.

“Va a ser una campaña que se va a nacionalizar. Entonces si Lula está bien, las chances aumentan”, me dijo un consultor brasileño respecto a la proliferación de nuevas encuestas y la cercanía de las elecciones. En el lulismo destacan que el jefe de Estado potenciará los viajes internos luego de un 2023 especialmente enfocado en la agenda internacional. La idea es mostrar un presidente de cercanía, que apuntale a sus candidatos en unas municipales que servirán de termómetro tanto para el oficialismo como para la oposición. En el PT ven que es el mejor momento partidario desde la prisión de Lula y el impeachment a Dilma. Las urnas, en octubre, darán su veredicto. 

Se dedica al periodismo político internacional desde hace más de una década. Es politólogo y magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos (UBA). Escribió el libro "Lula, de la cárcel a la presidencia". Es hincha y socio de San Lorenzo.