La educación sentimental: el cine y la literatura retratan a la escuela

Libros y películas que encuentran en sus aulas -y todo alrededor- su lugar de realización. El lugar por excelencia del aprendizaje y la socialización.

Arrancaron las clases en casi todos los niveles de casi todo el país. Los niños y las niñas copan las calles con sus guardapolvos blancos o uniformes y sus mochilas gigantescas, los maestros y maestras se ponen al frente de las aulas, y los autos empiezan a estacionar en doble fila en las cuadras de los establecimientos educativos. Las familias respiran aliviadas porque la rutina vuelve a aceitar sus engranajes, esos que sostienen la vida en sociedad y mantienen cierta calma al interior de las casas. Me interesa detenerme en la escuela como escenario en el que transcurre una buena parte de nuestra existencia, como espacio en el que un montón de vínculos y anécdotas surgen y se consolidan. El lugar por excelencia del aprendizaje y la socialización con pares.

Vayamos un rato a la escuela, entonces, representada en un puñado de libros, películas y canciones.

UNO. The Holdovers / Los que se quedan

The Holdovers.

Mañana se entregan los premios Oscar y me la juego: The Holdovers, nominada a mejor película, no creo que vaya a ganar. Porque no tiene la grandilocuencia que la Academia le suele pedir al cine, aunque cuenta una historia bastante conmovedora y muy bien filmada que transcurre en los setenta en una escuela gigante. Traducida acá como Los que se quedan (actualmente en cines), es un drama dirigido por Alexander Payne (el mismo de Nebraska y Entre copas) que hace foco en la historia de un profesor mala onda (Paul Giamatti) que tiene que quedarse durante las vacaciones de Navidad al cuidado de cinco estudiantes que no vuelven con sus respectivas familias. El instituto en cuestión es Barton Academy, un internado de varones con un nivel exigente, y los chicos rezagados empiezan a aburrirse y desesperarse. ¿Qué se hace en una institución educativa cuando todos se van? Esa fantasía de correr por los pasillos y de visitar lugares vedados en silencio y con el eco de las aulas vacías tiene bastante lugar. Pero también el triángulo involuntario de solitarios que se arma entre el profesor de Historia, un estudiante muy sacado y la cocinera del establecimiento, una mujer afroamericana que perdió a su hijo y que pasa unas fiestas muy tristes. Cada uno tiene su propio trauma y con el correr de las escenas se van desplegando. Los personajes se conocen más a medida que la trama avanza y el director no quiere forzar ni apurar nada. El de Payne es un cine muy humano, sin grandilocuencias, con humor sutil. Una de esas películas sobre perdedores hermosos filmada con mucho encanto.

DOS. Vida de Horacio, un docente argentino

Podría escribir sobre Vida de Horacio, el último libro de Mercedes Halfon, de muchas maneras: leyéndolo como una especie de novela sobre una familia de clase media de Caballito en los noventa, como el retrato generacional de las crisis por las que pasaron nuestros padres, como un ejemplo de autoficción que conjuga con mucha elegancia el registro personal con el colectivo. Pero como estamos hablando de las escuelas, me voy a detener en la construcción de la figura de Horacio Halfon, su padre, el gran protagonista del libro, un docente argentino apasionado, peronista, tanguero, sensible, fanático de los autos, y de un temperamento fuerte, decidido. Como ya tiene más de ochenta años, su hija decide empezar a grabar algunas conversaciones con él, y así accedemos a su voz directa, a la forma tan especial en la que refiere sus anécdotas, que se van cruzando en el libro con las escenas que Mercedes recuerda de su infancia y adolescencia, siempre tan sagaz y observadora.

Mi padre tiene una doble vida. De día, con traje y guardapolvo blanco, es director de escuela. Y de noche, vestido como un maleante, pega por el barrio carteles en los que promociona esa misma escuela. No habla de esos afiches con nadie. Solo lo sabemos sus hijos y su esposa. Cuando nos metemos en el auto y salimos a toda velocidad, tengo la sensación de que estamos consumando un delito, aunque no tengo claro cuál.

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Esta es una de las escenas más potentes del libro, a la que la autora vuelve de forma recurrente. Es que Horacio estaba obsesionado con que la escuela pública de Parque Chacabuco en la que trabajaba no se quedara sin matrícula, y usaba sus ratos libres para escribir con su letra prolija de maestro esos afiches que la promocionaban. La escuela era para él el espacio de gravitación social más importante. Un lugar de aprendizaje que excedía los contenidos curriculares. Reconozco en esa insistencia y en ese compromiso inquebrantable el trabajo cotidiano de muchos docentes argentinos que tienen una verdadera vocación por lo que hacen y me emociona especialmente. Seguro que disfrutarán leyendo este libro, que logra conmover sin golpes bajos, que hace reír (porque Horacio tiene algunas salidas sorprendentes) y que nos confirma que Mercedes es una escritora muy interesante, capaz de iluminar con reflejos nuevos incluso a las personas que tiene muy cerca. Como además de todo esto es mi amiga y la admiro mucho, le pedí a ella que recomiende alguna otra cosa sobre la escuela.

TRES. Colaboración especial / La escuela por Mercedes Halfon

Por alguna razón mi escuela secundaria aparece todavía en mis sueños. Creo que es algo bastante común. Witold Gombrowicz escribió sobre esa pesadilla recurrente una novela fascinante, Ferdydurke, en la que su protagonista se ve obligado a volver al colegio, aunque ya tiene más de 30 años. Las escuelas, primarias o secundarias, las historias con ellas, son un género dentro del cine del que soy bastante seguidora. El colegio es el lugar del trauma y también el lugar del aprendizaje, y entre una cosa y la otra, se va forjando una identidad. Crecí en una casa de profesores y para mí lo que se produce en ese lugar es fundante y hermoso, mal que le pese a Michel Foucault.

De todas las películas que se hicieron sobre esto, la más perfecta para mí es Rushmore de Wes Anderson. El protagonista es Max Fischer (Jason Schwartzman), un verdadero héroe de todas las batallas: un adolescente en la escuela. Nada más desafiante que eso. Rushmore es una academia muy prestigiosa, donde puede desarrollar todos los aspectos de su personalidad: fundar clubes de esgrima, apicultura, política, filatelia; escribir complejas obras de teatro; enamorarse, precisamente de una maestra; y encontrar un mejor amigo, que es el melancólico padre de unos compañeros tontos y bullyneros.

Él es un genio a la vez que un pésimo alumno. Pero el amor incondicional que tiene por ese lugar y esa profunda identificación que siente con su rol de estudiante excelso aun siendo un perdedor, resulta conmovedora. Rushmore es, como se suele decir, una historia de aprendizaje, pero en este caso, literal. Él está en el lugar de aprendizaje por definición que es la escuela.

¡Gracias, Mercedes!

CUATRO. Matilda, Tronchatoro y la señorita Miel

Roald Dahl la tenía clarísima. Sus libros –con desparpajo y su humor socarrón– marcaron un camino inconfundible dentro del campo conocido como literatura infantil y ayudaron a que un montón de niñitas no seamos tan pacatas o ingenuas, sino más desafiantes y despiertas. La epítome de todo esto es Matilda, una de sus novelas más redondas, en la que una niña superdotada (y con ciertos poderes) tiene que lidiar con su familia, que no solo no la comprende, sino que la ignora. Y ella es tan genial que en vez de rebelarse decide ridiculizar a sus padres disimuladamente y armar su vida cultural y social en la escuela, donde la recibe la tierna señorita Miel. Pero la suya es una escuela bastante peculiar, porque está dirigida por un personaje oscurísimo, la malvada Tronchatoro, una mujer brutalmente agresiva que maltrata a los niños y docentes sin miramientos. Todo lo que le pasa a Matilda en la escuela la transforma para siempre. Es quizás uno de los ejemplos más logrados de la escuela como escenario del conflicto, pero también como refugio y como nuevo comienzo. Si no leyeron el libro, se los recomiendo especialmente. Y la película (de 1996) es buenísima también, muy divertida e impactante visualmente. La vi 1.000 veces y está en Netflix. (Hay también una remake de 2022 y hasta un musical en el teatro, pero no las vi.)

CINCO. Recomendaciones breves

The Kindergarten Teacher

Antes de despedirme, un punteo para seguir tirando del hilo en tres libros y una película.

  • El carapálida: esta novela del querido Luis Chitarroni transcurre en una clásica escuela pública argentina y hace foco en los alumnos de séptimo grado en el año 1971, quienes curiosamente se sacan la última foto de la primaria cuando el ciclo escolar recién comienza. “El carapálida” del título es uno de esos alumnos que muere repentinamente y cuyo fantasma empieza a rondar entre sus compañeros. La reeditó Interzona.
  • Horas-puente: Una novela erótica y ardiente sobre la relación de Irina y Andrés, dos profesores de secundaria (casados ambos), que tienen un affaire durante las horas libres del colegio en el que trabajan. Escrita por el uruguayo Ercole Lissardi, es uno de los títulos de su trilogía sobre la infidelidad.
  • El invierno con mi generación: esta novela de Mauro Libertella empieza un primer día de clase de tercer año y caracteriza muy bien el fin de la adolescencia durante la década del noventa de un grupo de amigos que se conocieron en las aulas (una secundaria privada y judía del barrio de Belgrano). Las lecturas y bandas que se compartían, los rituales de iniciación que empezaban en la escuela y se expandían por las calles están retratados aquí con mucho detalle -y un poco de nostalgia- para explicitar cómo se arman los propios códigos, esa especie de glosario privado que se comparte solamente con amigos.
  • The Kindergarten Teacher: una película israelí de 2018 dirigida por Sara Colangelo y protagonizada por Maggie Gyllenhaal y Gael García Bernal. Ella interpreta a una amorosa maestra de jardín de infantes que se empieza a interesar en un niño pequeño que recita poesía y al que su familia no le presta mucha atención. Se obsesiona tanto con él que toma algunas decisiones desacertadas. Tierna e inquietante en dosis similares. Está en Amazon Prime.

Es licenciada en Letras por la UBA y trabaja hace muchos años en la industria editorial. Fue editora en las revistas El Interpretador y Los Inrockuptibles. Forma parte del equipo de Caja Negra, una editorial psicoactiva y heterogénea. Tiene un ciclo de entrevistas con escritores y escritoras en el Malba. Si los libros fueran comestibles, podría alimentar a miles de personas con los que acumula en su biblioteca. Lo que más le gusta es viajar.