El glosario económico para entender a Javier Milei

El Presidente presentó su nuevo libro en el Luna Park y su discurso estuvo plagado de conceptos nacidos en las ciencias económicas. Una guía completa de las referencias.

Esta semana, el presidente de la Nación, Javier Milei, presentó su nuevo libro Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica. Probablemente, muchos de los que están leyendo esta nota hayan intentado seguirle el hilo, lo que significa una tarea muy difícil –diría que imposible– para quien no se dedique a la economía. Sin ánimos de hacer una valoración de cada concepto, y dado que los gustos hay que dárselos en vida, acá vengo a ayudarlos con un glosario que puede servir para futuros discursos.

En resumidas cuentas, el Presidente hace alusión a dos cuestiones fundamentales. La primera es el desarrollo de un modelo de crecimiento económico que viene a salvar las inconsistencias que tienen los neoclásicos que, según explica, están plagados de parches. La segunda idea fundamental es que las fallas de mercado no existen y que fueron inventadas para justificar los modelos que no reflejan lo que sucede en la realidad.

Vamos a la primera parte. El Presidente empieza criticando al modelo de crecimiento de Solow. ¿Quién es? Robert Solow fue un economista y profesor del Instituto de Tecnológico de Massachusetts (MIT) de principios de los años 50 que escribió Contribución a la teoría económica del crecimiento (1956). Fue por eso que recibió el premio Nobel de Economía en 1987.

Cualquier modelo de crecimiento trata de emular lo que pasa en la realidad de forma matemática. En particular, este propone el modelo neoclásico con retornos constantes a escala y un crecimiento que se determina con base en dos variables: capital y trabajo. “Retornos constantes a escala” significa que, si todos los factores de producción (como el capital y el trabajo) se incrementaran, la producción total aumentaría proporcionalmente. También asume que aumentar un solo insumo —por ejemplo, los trabajadores— mientras se mantiene el otro constante —capital eventualmente resultaría en rendimientos decrecientes en la producción. O sea, agregar un trabajador rinde menos que sumar un trabajador y capital. A su vez, afirma que la acumulación de capital, y por ende el crecimiento, depende de la tasa de ahorro.

La primera crítica que hace Milei es que este modelo tiene muchos factores que considera exógenos. Es decir, que el progreso tecnológico o el crecimiento de la fuerza laboral vienen dados por factores externos. Acá aclara que él junto con Demian Reidel, presentarán mejoras al modelo en poco tiempo, para que “todo esté integrado” y nada sea exógeno. Próximo libro.

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La segunda crítica es sobre la noción de rendimientos decrecientes. En su discurso asevera que “como no podía faltar el aguafiestas que arruinaba todo, llegó alguien que consideraba a Adam Smith un loco e inventó la idea de los rendimientos marginales decrecientes”. Este aguafiestas al que no menciona el Presidente es el economista inglés David Ricardo, quien escribió Los principios de la economía política y los impuestos en 1817.

Ricardo observó que a medida que los agricultores agregaran más y más trabajo a una cantidad fija de tierra, la producción adicional generada por cada unidad adicional de trabajo eventualmente disminuiría. Por el contrario, Milei hace alusión a Adam Smith y su teoría de la fábrica de alfileres que se contrapone. Se trata de un famoso ejemplo utilizado en La Riqueza de las Naciones (1776) para ilustrar los beneficios de la división del trabajo, donde cada trabajador se dedica a una actividad especifica. En efecto, si podemos dividir el trabajo al mismo tiempo que aumenta el empleo, la productividad media aumenta a la par con el crecimiento de factor trabajo en la manufactura. Entonces, los rendimientos son crecientes a escala y no decrecientes cuando hay especialización.

El siguiente paso del discurso fue contar por qué no se cumplió la teoría de Malthus. ¿Quién era? Thomas Robert Malthus fue un economista británico nacido en 1766 que argumentó que la población tiende a crecer en una progresión geométrica (exponencial), mientras que la producción de comida crece en una progresión aritmética (lineal), es decir, de manera constante. Según el teórico, inevitablemente, llegará un punto en el que la capacidad de la tierra para producir alimentos no podrá seguir el ritmo del crecimiento de la población. Entonces, sugirió que, para evitar el desastre de la sobrepoblación, la humanidad debería implementar «controles preventivos» —reducción de la tasa de natalidad, el retraso del matrimonio y la abstinencia—. A partir de este argumento, el Presidente sentenció que de esta teoría surgieron “los aborteros” y esto le dio pie para entrar a la segunda crítica fundamental de su discurso sobre las fallas de mercado.

Pero antes, volvió a los rendimientos crecientes cuando mencionó que “se suelen asociar con la presencia de monopolios, y para los neoclásicos los monopolios son malos, porque los monopolios castigan el bienestar”.

Como, según Milei, Malthus se equivocó en su teoría, los monopolios estarían justificados: “La pregunta es: si en el año 1800 el 95% de la población del planeta Tierra se encontraba por debajo de la línea de pobreza extrema y en el año 2000 ese número era menos del 10% habiéndose multiplicado por ocho veces la población y teniendo los niveles de vida como nunca tuvimos en la historia de la humanidad, ¿me pueden explicar que en qué cabeza cabe que entonces las estructuras concentradas sean malas?”.

Gracias al aporte de Murray Rothbard en su libro Monopolio y competencia y después de casi 25 años de dar clases de microeconomía, el mandatario se dio cuenta de que algo estaba mal. ¿Qué dice el libro? Rothbard justifica la existencia de monopolios en un mercado libre, argumentando que estos no son resultado de coerción, sino de la preferencia y demanda de los consumidores. Sostiene que, si un monopolio existe, es porque está sirviendo mejor a los consumidores que cualquier competidor potencial.

Ante los cuestionamientos sobre los precios o la falta de la competencia, Rothbard sostiene que esta situación solo puede darse si los consumidores voluntariamente lo permiten al continuar comprando el producto a precios más altos. Si los consumidores estuvieran realmente en contra, podrían boicotear el producto y hacer que el monopolio bajara los precios. Cualquier intento de mantener precios altos sin un respaldo real en la demanda, sostiene, llevaría a que otros empresarios encontraran formas de competir y entrar en el mercado.

Esta teoría viene a derribar la existencia de una de las razones que la teoría económica encontró para resolver fallas de mercado. Pero, ¿qué es la falla de mercado?

La falla de mercado es definida como una consecuencia negativa de las decisiones. Es decir, en las situaciones en las que el mecanismo no funciona adecuadamente y conlleva a perjuicios para la sociedad, generalmente en términos de pérdida de valor.

Dentro de esta definición se encuentran:

  • La inestabilidad de los ciclos económicos: las economías tienen ciclos de recesión y expansión. Para morigerar el impacto en las recesiones o ahorrar en momentos de expansión, el Estado puede intervenir a través de política fiscal.
  • La existencia de bienes públicos: el mercado provee bienes y servicios para mejorar el bienestar, pero en ocasiones tiene incentivos para generar algunos. ¿Quién haría las rutas o pondría luz en la vía pública si todos pudieran obtener ese beneficio sin pagar? Acá Milei cita un artículo de Ronald Coase titulado El faro de la economía (1974) en el que demostró, después de estudiar la historia de los faros en Inglaterra, que durante varios siglos fueron financiados y administrados por los dueños de barcos y emprendedores privados. Esta teoría fue luego refutada por Eloide Beltran en 2006, quien mostró que el papel del gobierno en su financiación y mantenimiento era más significativo de lo que Coase reconoció. La autora argumenta que los derechos de propiedad y la recolección de tarifas eran aspectos cruciales supervisados y respaldados por el gobierno
  • Las externalidades (positivas y negativas): aquí entran los costos externos que soportan personas no ligadas a la actividad económica. Por ejemplo, una empresa que contamina para producir y genera un perjuicio en los habitantes de la región.
  • La información asimétrica: los consumidores no cuentan con la información suficiente y, por lo tanto, no maximizan su utilidad. Por ejemplo, el impacto de fumar cigarrillos durante 20 años.
  • La competencia imperfecta (monopolios): prácticas abusivas por parte de empresas monopólicas u oligopólicas como la cartelización. Dicho sea de paso, el Estado argentino actuó para evitar el aumento de las prepagas.
  • La distribución desigual de la renta: consiste en que una mayor equidad –distribución relativamente igualitaria de la riqueza– puede mitigar, atenuar o disminuir la situación de pobreza

Bonus track

  • Modelos de optimización intertemporal: los modelos no intertemporales consideran decisiones que afectan solo un período de tiempo (el presente). No se tienen en cuenta las consecuencias futuras de las decisiones actuales. Por el contrario, en los modelos de optimización intertemporal se tienen en cuenta decisiones del consumidor en más de un período de tiempo.
  • Teoría de crecimiento del palo de Hockey: el crecimiento es muy lento, hasta que da con un punto de inflexión que lo incrementa velozmente, por ejemplo, la revolución industrial o en este momento la IA.
  • “No entremos en el purismo de la vigesimoquinta serie detrás del desarrollo de Taylor porque nos comen los zurdos”: la Serie de Taylor es la representación de una función matemática como una suma infinita de términos calculados a partir de las derivadas de la función en un punto específico.
  • Óptimo de Pareto: Vilfredo Pareto (1848-1923) desarrolló un concepto teórico utilizado en microeconomía: uno se encuentra en un punto decisorio en el que no puede ejecutar una acción que lo haga estar mejor sin perjudicar a otro en su accionar. Es muy utilizado para entender decisiones en la teoría de juegos.
  • Fatal arrogancia: es un concepto desarrollado por el economista y filósofo Friedrich Hayek en su libro La fatal arrogancia: los errores del socialismo (1988). Hayek argumenta que el conocimiento necesario para tomar decisiones económicas está disperso entre millones de individuos y no puede existir ningún planificador central que posea todo este conocimiento.

Licenciado en economía por la Universidad de Buenos Aires, Magíster en Finanzas Corporativas y en Desarrollo Económico, socio de la consultora Invecq y economista jefe del grupo IDEA.