El aislamiento no es igual para todes

Hola, ¿cómo estás? Espero que estés transitando estos días de aislamiento preventivo obligatorio de la mejor manera posible. Yo acá, empezando la cuarentena tratando de mantener la casa ventilada sin que entren los mosquitos. Coronadengue, el crossover más ambicioso de la historia de las epidemias. […]

Hola, ¿cómo estás? Espero que estés transitando estos días de aislamiento preventivo obligatorio de la mejor manera posible. Yo acá, empezando la cuarentena tratando de mantener la casa ventilada sin que entren los mosquitos. Coronadengue, el crossover más ambicioso de la historia de las epidemias.

Me imagino que estás con muchas ganas de que venga otra persona más a hablarte del COVID-19. Tus deseos son órdenes: sale una picadita de temas urbanos + coronavirus.

Políticas urbanas para enfrentar la pandemia

Como te conté la semana pasada, la política urbana y la salud pública están más relacionadas de lo que pensamos. Y esta pandemia parece estar confirmándolo tanto en Argentina como en el resto del mundo. Empecemos por casa.

A grandes rasgos, las preocupaciones del gobierno nacional son dos, en orden de importancia: que el virus no ingrese ni circule, para evitar lo que se conoce como “circulación comunitaria”, y que la cuarentena parcial dispuesta no afecte la reactivación de la economía, o por lo menos que no la deje mucho más golpeada de lo que la gestión que asumió hace poco más de tres meses la encontró.

Para intentar cumplir ambos objetivos se necesitan políticas urbanas y por eso casi todos los anuncios de los últimos días fueron en ese sentido.
En la conferencia de prensa del domingo –y en la de ayer– quedó claro que para la administración de ciertos temas las gestiones nacionales y locales no alcanzan: se necesita una coordinación metropolitana.

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Por eso para muchos –incluyéndome– fue una grata sorpresa que Alberto Fernández estuviera escoltado por Axel Kicillof y por Horacio Rodríguez Larreta. Sí, claro, una sorpresa aún más grata sería que la coordinación metropolitana de algunos temas trascienda a la crisis pandémica, algo que llamativamente no sucedió cuando gobernaban Macri-Vidal-Larreta. Soñar, por ahora, no cuesta nada.

Otras medidas giraron en torno a la movilidad. Al cierre total de fronteras –excepto para ciudadanos argentinos– se le sumaron medidas internas. Para evitar la circulación hacia centros turísticos durante el fin de semana se suspendieron colectivos y trenes de larga distancia.

Pero la medida que suscitó más debate tuvo que ver con las medidas en torno al transporte intra-urbano. En la ciudad de Buenos Aires, la semana pasada Leandro Santoro, legislador por el Frente de Todos, había propuesto públicamente que el gobierno porteño libere los lugares donde no se puede estacionar en el centro de la ciudad para descomprimir el transporte público. A los pocos días, el ministro de Transporte porteño, Juan José Méndez tomó la propuesta y la implementó.


Es una medida que, entre otras ciudades, había tomado Nueva York, aunque allí no se levantaron parquímetros para incentivar el recambio. Sobre el impacto de esta política consulté a Cristian Moleres, ingeniero y especialista en política y planificación del transporte. Cristian, analizando datos de la aplicación Waze, concluyó: “El tránsito en CABA venía aumentando a lo largo de marzo, por el reinicio de la actividad, pero la última semana, a medida que se fue restringiendo la circulación y mandaron a los trabajadores a sus casas, el tránsito bajó muchísimo. El miércoles tuvimos niveles de tránsito equivalentes al del último fin de semana largo de febrero”.

En la misma línea, fuentes de AUSA me informaron que la merma de tránsito de vehículos en autopistas del área metropolitana de Buenos Aires bajó casi un 25% respecto de la semana pasada.

Otra de las medidas que fueron materia de debate fue el cambio de esquema de paradas en el subte porteño y en los trenes. Lo que se busca con esta medida, en coordinación con la estrategia a nivel nacional de suspender las clases y pedir que todo aquel que pueda trabaje desde la casa, es desincentivar los viajes en transporte público.

Hay quienes afirman que una medida más eficaz hubiera sido ampliar la oferta ante la baja de demanda a la mitad de los primeros días. ¿Qué podían hacer quienes tenían que seguir yendo a sus trabajos? ¿No se exponían así a mayores aglomeraciones de gente? Con las nuevas medidas de cuarentena total, la limitación de la oferta tiene más sentido.

El aislamiento no es igual para todes

Vamos a la otra preocupación: la económica. Es común por estos días escuchar “primero está la salud”, algo poco discutible si no fuera porque una PyME quebrada no puede pagar los sueldos y un trabajador que no cobra su sueldo probablemente empeore sus condiciones de vida y por ende su salud, más allá del virus.

Por esta razón el gobierno nacional implementó una batería de medidas con las que intenta contener lo más posible a las familias más perjudicadas en ese sentido.

Estas medidas también tienen un anclaje fuerte en el territorio. Por un lado Guzmán y Kulfas, los ministros de Economía y Desarrollo Productivo respectivamente, anunciaron un aumento de $100.000 millones en el presupuesto destinado a obras de infraestructura, obras viales y a la construcción y refacción de viviendas.

Además, en esa misma conferencia de prensa los ministros anunciaron algo que ya estaba planeado: el relanzamiento de PRO.CRE.AR, que incluirá una línea de construcción de viviendas y otra de créditos para mejoramiento de vivienda.

Las políticas que contemplen el acceso a una vivienda digna son clave en este contexto. A mí también me gustó el videito de Ricky Martin, pero el aislamiento social no es igual para todas las familias. Para casi el 5% de la población a nivel nacional que vive en condiciones de hacinamiento crítico (más de tres personas por habitación) es un poco más difícil. Lavarse las manos seguido tampoco es igual de fácil para toda la población: el 10% de los hogares de Argentina no tiene acceso a la red de agua corriente. Si estás leyendo esto y no sufrís ninguno de estos déficits, sabé que tu responsabilidad es doble.

Si bien en la ciudad de Buenos Aires estas cifras son menos malas –sólo un 1,5% sufre hacinamiento crítico– un 7,5% vive en condiciones de hacinamiento leve y casi 6 mil personas está viviendo en la calle. Estos números, además, contrastan mucho con el 10% de viviendas vacías que hay en la ciudad de Buenos Aires.

Ya te lo conté: gente sin casas y casas sin gente. Alguna vez me dijeron que “ahorrar en ladrillos es como ahorrar en vacunas en medio de una epidemia”. Llegó la epidemia, quedarse en casa es importante, y parece que no hay tanta diferencia entre las vacunas y los ladrillos. ¿Alguien en la sala dijo Ley de Abastecimiento para garantizar la vivienda?

Eso es todo por hoy amigue. Espero que leer estas líneas hayan ayudado, aunque sea un poquito, a transitar de la mejor manera el aislamiento para cuidarnos. A mí me ayudó.


Abrazos,
Fer

Escribe sobre temas urbanos. Vivienda, transporte, infraestructura y espacio público son los ejes principales de su trabajo. Estudió Sociología en la UBA y cursó maestrías en Sociología Económica (UNSAM) y en Ciudades (The New School, Nueva York). Bostero de Román, en sus ratos libres juega a la pelota con amigos. Siempre tiene ganas de hacer un asado.