De haberte confesado lo que me hace sufrir…

¿Viste que la timba de las vacunas pasó de cuál se aprueba primero, a cuál es mejor, a cuál llega primero? Para no entrar en desesperación, nada mejor que la información.

Holis, ¿cómo andás? La primera semana de marzo es como el lunes del año, ¿no? Yo suelo arrancar con toda: planillas de Excel, listas de objetivos, proyectos, reuniones. Sin embargo, este 2021 no se siente igual, hay algo de la renovación que no funciona, como que esa dosis de falta de realismo, que es necesaria para esperanzarse por motivos arbitrarios como el cambio de año, no aparece.

La pandemia nos mostró una realidad tan cruda que la imaginación quedó mutilada. No sé si te pasa lo mismo, pero a mí me angustia pensar que pasamos de un escenario de shock en el que nos aventurábamos a pensar la posibilidad del fin del capitalismo a uno en el que la famosa “convivencia con el virus” nos situó frente a un curso de acción que está completamente predeterminado. Hay que esperar las vacunas y que todo siga igual. La esperanza de la monotonía.

Pero bueno, acá estamos, sobrevivimos y toca laburar. Y en la estaticidad de sentarme todas las semanas a escribirte una carta vislumbro la novedad que siempre traen tus respuestas, las cosas que no podría haber imaginado.

Loco por ti, perdiendo apuestas

¿Viste que la timba de las vacunas pasó de cuál se aprueba primero, a cuál es mejor, a cuál llega primero? Para no entrar en desesperación, nada mejor que la información. Para evitar la obsesión, buena es la preocupación, así que acá van unas noticias:

UNA BUENA: este estudio resume los datos disponibles hasta ahora para varias vacunas. ¿Lo más importante? Hay 3 que logran reducir en un 100% las formas severas de la enfermedad: la Sputnik V y la de AstraZeneca (ambas aprobadas en Argentina) luego de la primera dosis, la de Moderna luego de la segunda y la de Johnson & Johnson 49 días después de la única dosis. En el caso de la de Pfizer, el valor es de 88.9% luego de la primera dosis.

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Los datos que informan los países que comenzaron con sus campañas de vacunación apoyan el reporte. A los que comentamos la semana pasada sobre Israel se suman estos de Reino Unido: para la cuarta semana luego de haber recibido la segunda dosis de la vacuna de Pfizer o de la de AstraZeneca, el riesgo de hospitalización se redujo un 81% para adultos mayores. Dos semanas después de recibir una dosis de Pfizer, el riesgo de desarrollar una infección sintomática se redujo en un 57% para toda la población.

UNA LOCAL: la vacuna Sputnik V será producida en Argentina. Lo hará el laboratorio Richmond, cuyo presidente Marcelo Figueras dijo: «(El acuerdo) no resuelve la emergencia hoy, pero nos permite a futuro fabricar en nuestro país estas vacunas y otras; ampliará la capacidad de producción y nos permitirá generar nuestros propios recursos sanitarios». El proceso, que estiman durará al menos un año, contará con la participación del laboratorio indio Hetero Labs Limited, que será el encargado de transmitir los conocimientos para la manufactura de la vacuna. ¿Por qué es estratégico pensar a largo plazo en una emergencia? Según Figueras “ampliará la capacidad productiva porque el que no produzca a futuro va a seguir sufriendo lo que ocurre en este momento, que es la escasez y donde se usan los recursos en el país que se generan». Y por si te queda alguna duda y el mensaje te parece medio críptico, la directora de Asuntos Técnicos y Científicos del Richmond, Elvira Zini, lo dice fuerte y claro: “Estamos apuntando a tener plantas de vacunación porque pensamos que lamentablemente este tipo de pandemia llegó para quedarse».

UNA INTERNACIONAL: Estados Unidos aprobó la vacuna de Johnson & Johnson (maldita sea, usé ese meme demasiado rápido, pero acá va otro):

*El meme dice: fondo federal para vacunas de mil millones de dólares / más de 19.000 reclamos por asbesto en el talco de bebés

Algunas características de este fármaco: es única dosis, no necesita temperaturas ultrabajas, los resultados de los ensayos clínicos en EE.UU., Sudáfrica y Brasil mostraron una eficacia del 85% previniendo enfermedad severa y un 66% al incluir casos moderados. Si bien puede parecer que estos porcentajes son bajos respecto a los reportados en la misma instancia por otros desarrollos, hay que tener en cuenta que tanto Sudáfrica como Brasil son zonas de alta circulación de nuevas variantes del virus.

UNA MUY DE IZQUIERDA: en esta carta abierta, publicada en Le Monde (y traducida acá), más de 100 filósofos, científicos, juristas y politólogos demandan un régimen especial y temporal por los derechos de propiedad intelectual de las vacunas. Dicho en criollo, que liberen las patentes. Va un fragmento: “Es poco probable que esta pandemia sea nuestra última, por lo que necesitamos estructuras internacionales que permitan el desarrollo rápido de vacunas. Descubrimientos científicos recientes de una variedad de opciones potenciales de las vacunas de ARN dan esperanzas sobre la posibilidad de desarrollar en poco tiempo vacunas efectivas en casos de nuevas pandemias. Pero este nuevo potencial de investigación no puede traducirse en una solución sanitaria global sin una infraestructura lista para manufacturar masivamente las vacunas que sean necesarias y sin procedimientos de emergencia que permitan a las autoridades suspender o relajar, a escala global, las disposiciones de propiedad intelectual de ciertos bienes médicos”.

Dime en quién piensas cuando te acuestas

Aunque nos pongamos pesimistas con que todavía no son la solución o con que la diferencia de acceso entre países es otra expresión del recrudecimiento de la desigualdad en pandemia, pensar en vacunas es un acto de optimismo. Después de todo, es pensar en un horizonte sin COVID. Volvemos al acto de imaginación y de nuevo la realidad se impone cuando tenemos que salir a la calle con barbijo, no podemos abrazar a nuestra mamá o tenemos que distanciar a los amantes en la agenda. Así que van algunas noticias sobre el virus que sigue circulando:

UNA DE TECNOLOGÍA: la app Virufy está desarrollando un algoritmo de inteligencia artificial que permitiría predecir una infección por coronavirus con solo toser cerca del micrófono. La idea es armar una base de datos con distintas grabaciones de toses que sea lo suficientemente grande como para “entrenar” al programa para detectar las microvariaciones en el tono y otras señales de audio compatibles con COVID-19. En la página podés registrar tu tos y contribuir al desarrollo.

UNA QUE ES UN EMBOLE: durante toda la pandemia, nos estuvimos preguntando qué lleva a las personas a no respetar las medidas preventivas aún sabiendo que la actitud es peligrosa para ellos y para los demás. Varios estudios señalan que el aburrimiento puede ser una causa para romper las indicaciones de distanciamiento social. Después de todo, el aburrimiento se interpreta como una señal de que lo que estamos haciendo no funciona y deberíamos hacer otra cosa. 

En general, cuando pensamos en el aburrimiento lo percibimos como un problema individual. Algunos investigadores desafían esa visión y plantean dos vías hacia el aburrimiento: la falta de concentración y la falta de sentido.

“Muchos de nosotros hemos perdido la concentración o la agudeza mental. Además de una pandemia mortal que ha provocado el cierre de ciudades y la escolarización a distancia, ha habido protestas por los derechos civiles, disturbios políticos, una recesión paralizante y una multitud de otros factores de estrés grandes y pequeños. Esas perturbaciones, que dificultan nuestra capacidad de mantenernos mentalmente agudos, pueden conducir al aburrimiento. Cuando el aburrimiento se define de este modo, el ajetreo de, por ejemplo, los padres de niños pequeños ofrece poca protección contra la sensación de aburrimiento. De hecho, tanto la subestimación como la sobreestimulación pueden provocar un cortocircuito en la capacidad de atención.

Mientras tanto, muchas de nuestras vidas se han desbaratado. Las investigaciones de la psicóloga social y de la personalidad Samantha Heintzelman de la Universidad de Rutgers-Newark, en Nueva Jersey, demuestran que las rutinas sencillas, como tomar un café en la misma cafetería todos los días o quedar para comer con un amigo, dan sentido a la vida. «Ahora mismo estamos en una pérdida colectiva de la rutina», plantea Heintzelman. Es decir, las pautas de distanciamiento social destinadas a protegernos de una enfermedad mortal también nos han despojado de las aparentemente pequeñas cosas que dan sentido a la vida.

UNA DE PELI: hace unas semanas Joseph Flavill, un chico inglés de 19 años, comenzó a despertar luego de casi un año en coma. Obviamente, no sabe nada de la pandemia, aunque tuvo coronavirus dos veces. Por ahora, se sabe que escucha y entiende algunas cosas, pero aún no puede hablar.

*La imagen dice: ¿Coca-Cola es un invento socialista? Y es de la hermosa película “Good Bye, Lenin!”

Cuando más falta hacía, tú me diste la espalda

Si queremos recuperar la imaginación, vamos a tener que recuperar el mundo. Como venimos diciendo desde que se registraron los primeros casos de COVID, la pandemia no surgió de la nada. Y aunque a lo largo del newsletter te mostré varios ejemplos de cómo el realismo se impone en reconocer que esta no será la única pandemia en el curso de nuestras vidas, a mí me gustaría imaginar un camino alternativo a la resignación. Así que acá van algunas noticias sobre ambiente:

UNA SOBRE EL AQUÍ Y AHORA: a raíz del Proyecto de Ley PL128/20 de la provincia de Chubut, más conocido como Ley de Zonificación Minera, una mesa interdisciplinaria del CONICET – CENPAT elaboró un informe que recomienda el retiro de dicho proyecto de su tratamiento en la Legislatura provincial luego de evaluar su potencial impacto ambiental. Va un fragmento: “La megaminería, como parte de su modelo de producción, pone en superficie grandes fracciones de roca molida (ej: diques de cola, acopio) que pueden impactar muy negativamente en el ambiente. Se trata de grandes cantidades de sedimentos acumulados de manera artificial, deja expuestos concentraciones anómalas de minerales y pone en superficie altas concentraciones de materiales, como ocurre en los diques de cola. Estos representan una amenaza de contaminación ya que pueden desbordarse, romperse y/o filtrar sus materiales como ya ha pasado en diversas ocasiones. Frente a eventos extraordinarios de precipitaciones estos riesgos aumentan y con ellos las probabilidades de que los contaminantes, entre ellos metales pesados, allí contenidos sean transportados hacia los cauces de agua que se activan temporalmente y se infiltren hacia los acuíferos. Por tal motivo, esta actividad aumenta las probabilidades de contaminación del agua superficial, subterránea y de los suelos”. 

UNA SOBRE EL FUTURO: ¿viste que desde chiquitos nos acostumbramos a pensar que las plantas absorben dióxido de carbono? Bueno, esto podría dejar de ser así. Resulta que el proceso por el que los ecosistemas actúan como depósitos de carbono es dependiente de la temperatura. Y sí, adivinaste, si la temperatura aumenta, como pasa con el calentamiento global, no sólo dejan de absorberlo sino que empiezan a emitirlo. Katharyn Duffy, una investigadora que elaboró un modelo que predice las respuestas de grandes masas de vegetación a los cambios de temperatura, señala: “Todas las plantas de la Tierra recogen alrededor del 30% de todo el carbono que emitimos y si eso deja de ocurrir, puede crearse una especie de tasa de cambio climático desbocada. Se trata de un bucle de retroalimentación en el que las plantas absorben menos carbono, hay más carbono en la atmósfera, hay más calentamiento y así sucesivamente».

Pero me estoy notando el corazón

Falta poco para que cumplamos un año de cartas y un poco siento que nos conocemos. Compartimos la angustia, el desconcierto y nos alegramos juntos por las buenas noticias. Hoy hablamos de imaginación y esta semana la mía fue desafiada, no sólo por el contexto sino por una noticia horrible: la muerte de Matías Pandolfi. Matías era biólogo y especialista en Zoología, yo lo conocía por su trabajo de comunicación en las redes sobre comportamiento animal. Mientras revisaba las notas que voy guardando para el newsletter, me encontré con este tuit suyo sobre delfines y sentí la necesidad de recordar la alegría que me daba cruzarme con la data que compartía. Sin dudas, el mundo mejor que imagino tiene más personas comunicando ciencia como lo hacía Matías.

Te mando un beso enorme,

Agostina

p/d: las refes de este news son del tema del momento del disco del momento, porque aunque haya sido un verano sin baile pegadito, todo verano se merece su canción.

Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.