Bicicletas sigilosas, veloces, transparentes

Un Hilo dedicado especialmente a las dos ruedas, esas compañeras de aventuras que nos hacen sentir libres.

Hola, ¿qué tal? Espero que lo mejor posible. Yo bien, ya con un ánimo mejor desde que empezó la primavera. Es innegable que ver flores en las veredas y sentir una brisa cálida levanta mucho la energía. Se hizo desear pero finalmente llegó. Ojalá tengamos unos buenos meses por delante.

Antes de empezar con lo que nos convoca, quería mencionar dos cosas importantes. La primera es que en Cenital hicimos un podcast muy bueno sobre las próximas elecciones en Brasil. Digo “hicimos”, pero en verdad todo el trabajo corre por cuenta de Juan Elman y Lucía Cholakian Herrera (en el guion) y del equipo que hay detrás en la producción. Se llama La Revancha y son (por ahora) cinco episodios de 17 minutos sobre Lula, Bolsonaro, el Amazonas, la relación de Brasil con Argentina y el rol de las fuerzas armadas. Ideal para entender la coyuntura y ponernos en tema.

Y por otro lado, quería avisarles que el próximo Hilo (dentro de dos semanas) no voy a poder escribirlo yo porque estaré de viaje. Así que se me ocurrió hacer como el año pasado y convocar a una invitada sorpresa para que tome prestado el formato y les escriba. Me encanta probar cosas nuevas. Vamos a ver qué tal sale. 

Ahora sí, empecemos.

Hoy quiero referirme a un tema muy específico. Vamos a ocuparnos de las bicicletas. Un poco porque este clima ya habilita a sacarlas del letargo y hacer más paseos con vientito en la cara, y otro poco porque mi hija está aprendiendo a andar sin rueditas y estoy emocionada. La concentración de su cara y el entusiasmo que le produce mantener su equilibrio y ganar velocidad es algo realmente mágico. Ya sé que suena medio cursi. Pero todo esto me hizo pensar en la importancia de las bicicletas y en la libertad que generan. No por nada es el medio de transporte más utilizado del mundo. 

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Así que hoy recorreremos manifestaciones artísticas con bicicletas. Porque atraviesan las disciplinas y nos ayudan a ampliar los horizontes. 

UNO. Todas las bicicletas que tuve

Confieso que vengo pensando mucho en las bicis desde que leí la última novela gráfica de la genial Powerpaola llamada justamente Todas las bicicletas que tuve, publicada en simultáneo en Argentina, Colombia, Brasil, México y Ecuador. Así que decidí ilustrar este Hilo con algunos de sus dibujos. Es uno de sus libros más redondos, en el que va recorriendo su vida a través de la relación que fue estableciendo con cada una de sus bicis en distintas ciudades. Y lo hace quebrando la línea cronológica de los acontecimientos, armando su propio camino, evocando a cada una con nombres y fechas de encuentro y desencuentro. Es que tener una bicicleta es estar dispuesta a la aventura, y también una experiencia que cambia la percepción de nuestros cuerpos. Una puede sentirse más libre, más grande, más potente ahí arriba. O puede ser liviana y frágil si se cae y se accidenta. Como siempre en los libros de Powerpaola, el relato visual tiene varios niveles. Acá en los dibujos hay muchos negros, zonas oscuras, pero también un poco de amarillo vibrante. Y presencia de criaturas extrañas y pozos ciegos que generan extrañamiento sobre el marco de lo que se va contando. Es un libro muy vivo, muy vibrante, que les recomiendo mucho. A mí me sirvió para pensar mi vida también a partir de las bicis que tuve. Esos objetos que nos acompañaron, que fueron determinantes y que por distintos motivos ya no tenemos más. (Si quieren escucharnos hablar del libro, pueden ver la presentación de la semana pasada en la librería Musaraña.)

DOS. David Byrne y la vida urbana desde la bicicleta 

Seguramente conozcan a David Byrne como músico, porque fue durante muchos años el líder de una banda clave como Talking Heads. También es un gran solista y productor. Y es escritor: tiene tres libros publicados, los tres muy distintos entre sí. Uno de ellos es Diarios de bicicleta, un volumen de 2009 dedicado íntegramente a sus derivas en bici, como una especie de flâneur en dos ruedas. Ordenado a partir de las ciudades que visita (acompañado de su bicicleta plegable), nos lleva de paseo por Berlín, Estambul, Sidney, Manila, Londres reflexionando sobre la historia, la política y la vida urbana de cada uno de esos sitios. Mención aparte merece el capítulo sobre Buenos Aires. Se ve que vino antes del auge de las bicisendas, porque le llama muchísimo la atención lo anchas que son las calles y la poquísima cantidad de personas que se desplazan usando este medio de transporte. “Podría contar con los dedos de la mano la cantidad de gente que vi circulando en bicicleta. ¿Por qué? ¿Llegaré a descubrir por qué nadie se mueve en bici por esta ciudad? ¿Hay alguna explicación secreta a punto de revelarse ante mí? ¿O soy un estúpido ingenuo? ¿Es por lo temerario del tráfico, por el elevado número de robos, por lo barato de la gasolina y porque el coche es un símbolo de status?” David se queda con la intriga. Le diría que venga otra vez para comprobar que las cosas cambiaron mucho y que ahora los repartidores en bici son parte del paisaje habitual de varios barrios. Como sea, su crónica porteña es muy pintoresca porque pasea por Recoleta, Palermo, Tierra Santa (?), el cementerio de Chacarita, la Reserva Ecológica y en el medio se junta a charlar o tocar con Diego Frenkel, Charly García, León Gieco (van a tomar juntos el té a lo de Mercedes Sosa) y algunos de los Cadillacs. Siempre es interesante leer cómo nos ven los extranjeros y Byrne en particular es muy franco. Si prefieren mirarlo pedalear por Nueva York y hablar al mismo tiempo, les dejo también este video producido por el NY Times.

TRES. Ladrones de bicicletas

Aproveché el motivo de este Hilo para volver a ver una película que casi no recordaba: Ladri di biciclette, de Vittorio de Sica, en esta muy buena copia que hay subtitulada en YouTube. Es un clásico dramático italiano, representante del neorrealismo, estrenado en 1948. Y transcurre justamente en esos años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando el pueblo italiano estaba en la miseria y los pobres le robaban a otros pobres. La premisa es simple y perfecta. Un hombre que busca trabajo para mantener a su esposa y sus dos pequeños hijos consigue uno para el cual se requiere sí o sí una bicicleta. Es un trabajo de pegar carteles por la calle, con una brocha, engrudo y una escalera. Pero resulta que justo había empeñado la bicicleta a cambio de algo de dinero para comer. La mujer, en un acto de desesperación, decide empeñar entonces todas las sábanas de la casa para que su marido recupere la bicicleta (toda la escena en el depósito de empeños es muy fuerte. La gente realmente empeñaba cualquier cosa y ahí se acumulaban pilas y pilas de objetos ajenos esperando ser recuperados). Así que este hombre logra trabajar, finalmente, pero ocurre lo que nos revela el título: le roban la bicicleta. Y lo que sigue es toda la peripecia para recuperarla. El rol de la bicicleta como ese objeto tan importante y necesario para la vida de los trabajadores, la moral de este buen hombre que se empieza a resquebrajar y la angustia que implica no tener un sueldo están en primer plano en la película, con un tratamiento ajustadísimo por el cual en ningún momento se emiten juicio sobre el accionar de los personajes. Filmada en blanco y negro casi íntegramente en exteriores, a pie o en dos ruedas por una Roma caótica y pauperizada, Ladrones de bicicletas es una película conmovedora sobre la impotencia, la pérdida de la confianza y la precariedad en todos sus niveles simbólicos. Un film que muchísimos años después sigue siendo muy potente para hacernos pensar sobre los matices de la desigualdad. 

CUATRO. “Sigilosas, veloces, transparentes”

De los muchos libros del poeta chileno Pablo Neruda, el de Odas elementales, de 1954, es uno de los más originales. Es que ahí le escribe poemas de alabanza a las cosas simples, sencillas, que forman parte del día a día de las personas concretas, para enaltecerlas con el lenguaje de la poesía. Además de la “Oda al tomate”, la “Oda a la papa frita” y la “Oda a la cuchara”, está esta bella “Oda a la bicicleta”. Me parece hermosa la imagen de muchachas y muchachos andando juntos en bicicleta, saliendo de las fábricas, “entregando los ojos al verano con las cabezas al cielo”. Con la peli de Sica y este poema, noto que la relación entre bicicleta y clase obrera merecería un Hilo aparte, pero bueno, quedémonos por ahora con este poema.

ODA A LA BICICLETA

Iba
por el camino
crepitante:
el sol se desgranaba
como maíz ardiendo
y era
la tierra
calurosa
un infinito círculo
con cielo arriba
azul, deshabitado.

Pasaron
junto a mí
las bicicletas,
los únicos
insectos
de aquel
minuto
seco del verano,
sigilosas,
veloces,
transparentes:
me parecieron
sólo
movimientos del aire.

Obreros y muchachas
a las fábricas
iban
entregando
los ojos
al verano,
las cabezas al cielo,
sentados
en los
élitros
de las vertiginosas
bicicletas
que silbaban
cruzando
puentes, rosales, zarza
y mediodía.

Pensé en la tarde cuando los muchachos
se laven,
canten, coman, levanten
una copa
de vino
en honor
del amor
y de la vida,
y a la puerta
esperando
la bicicleta
inmóvil
porque
sólo
de movimiento fue su alma
y allí caída
no es
insecto transparente

que recorre
el verano,
sino
esqueleto
frío
que sólo
recupera
un cuerpo errante
con la urgencia
y la luz,
es decir,
con
la
resurrección
de cada día.

CINCO. Escenas con bicis

La bicicleta aparece de manera transversal en un montón de películas. Así que acá les comparto un puñado de escenas inolvidables que la tienen como protagonista.

  • E.T. Extraterrestre. Este año ET, de Spielberg, está cumpliendo 40 años. Guau. Y la van a reestrenar en cine, como se está haciendo últimamente con algunos clásicos. Buena oportunidad para ver en pantalla gigante esta escena en la que Eliott y su amigo extraterrestre andan en bicicleta por el bosque y de repente… levantan vuelo y cruzan juntos una luna llenísima. La épica de nuestra infancia era esto. (Y ahora que lo pienso, las bicis se retoman como una suerte de homenaje en Stranger Things).
  • Solo un año después de E.T. se estrenó otra película importante para la educación sentimental de mi generación: Los bicivoladores, un film australiano de aventuras con una jovencísima Nicole Kidman y dos chicos expertos en BMX que se ven envueltos en una trama policial. Me acuerdo la adrenalina que sentía al verlos hacer maniobras complicadísimas con bicis que parecían muy livianas. Acá la encontré entera en YouTube (doblada al español ibérico, eso sí). Y si no quieren verla toda, denle play aunque sea a esta secuencia hermosa con Nicole haciendo pruebas espectaculares en la playa.
  • Mucho más acá en el tiempo, me acordé de esta secuencia de Call me by your name (Llámame por tu nombre) de Luca Guadagnino, en la que los protagonistas recorren en bici los campos de la Toscana con música de Ravel de fondo. Es el momento en el que ya no pueden ocultar la atracción que sienten por el otro, justo antes de frenar en el bosque y que tenga lugar una bella escena romántica. 

SEIS. Bicis de no-ficción

Andar en bici de manera profesional o deportiva de alto rendimiento requiere un tipo de saber muy específico. Me llama la atención la cantidad de gente que se aventura por caminos escarpados en dos ruedas, o que incluso pasea por el mundo recorriendo miles y miles de kilómetros así. En su honor va este breve punteo de curiosidades del ciclismo internacional (le agradezco el invaluable aporte a Sofía Stel).

  • Cooper Ray en Nueva York. A juzgar por sus videos, es un joven intrépido que anda en fixie (bici con piñón fijo, sin freno) por las calles de una de las ciudades más emblemáticas del mundo sin que le importe mucho el sentido del tránsito ni la velocidad permitida. Se mete entre autos y camiones, cruza puentes, le juega carreras imaginarias a los taxis. Gran mérito de la persona que lo filma y sigue en todo este trayecto alocado. 
  • Inka Avalanche. Resulta que hay una competencia para expertos en bicis que se llama Avalanche y que consiste en tirarse desde un punto muy alto y bajar durante una hora como dementes. Acá un video del ciclista francés Kilian Bron intentándolo desde Perú. Muy impresionante ver tantas bicis juntas por el medio de la naturaleza entregadas a la aventura. Y acá otra Avalanche ¡pero en la nieve! Adrenalina y emoción garantizada.
  • Bike Canine es el proyecto de un ciclista español que se largó a recorrer Europa en bici con dos perros llamados Hippie y Pizza (!!!). Tiene un canal de YouTube y una cuenta de Instagram muy activas donde va contando los pormenores del viaje (subir montañas, dormir en carpa con los perros debajo de los puentes) y dando consejos para que más personas se animen a esto. No tengo perros, pero si tuviera, tal vez lo intentaría. 

SIETE. Tres canciones en dos ruedas

Terminemos este Hilo con este breve recorrido musical.  

  • Bycicle Ryce” de Queen no podía faltar por acá. Un clásico total de 1977, que fue lanzado como sencillo con una tapa que generó mucha polémica en su momento porque se veía ahí a un montón de mujeres desnudas subidas a distintas bicicletas. Denle play a la canción original o mejor a este video que muestra el making off de la filmación sin nada de ropa. 
  • “Bike” de Pink Floyd, incluida en el disco The Piper at the Gates of Dawn (la etapa de Syd Barrett en la banda, mi preferida). Es un tema romántico en el que Syd le va diciendo a una chica todo lo que le daría (la bici no porque es prestada). Parece sencillo pero termina entregándose a la psicodelia que caracterizaba a esa época. Acá pueden ver el videoclip con subtítulos. 
  • “Tour de France” de Kraftwerk. El grupo alemán de música electrónica le compuso una emblemática canción a esta competencia francesa de ciclismo tan famosa en 1983 y después le dedicó un álbum entero en 2003. Este es el videoclip original en el que se ven en blanco y negro muchas imágenes antiguas de esta carrera. A Kraftwerk le interesaba hacer hincapié en los aspectos mentales y físicos del ciclismo equiparando a los hombres con las máquinas.  

Bueno, hasta acá llegamos con el recorrido.

Ojalá este Hilo te haya dado ganas de salir a pedalear un rato escuchando música o el sonido ambiente.

Ahora sí, me despido hasta dentro de un tiempito. 

Gracias por leer y por favor cuidate mucho.

Malena
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Es licenciada en Letras por la UBA y trabaja hace muchos años en la industria editorial. Fue editora en las revistas El Interpretador y Los Inrockuptibles. Forma parte del equipo de Caja Negra, una editorial psicoactiva y heterogénea. Tiene un ciclo de entrevistas con escritores y escritoras en el Malba. Si los libros fueran comestibles, podría alimentar a miles de personas con los que acumula en su biblioteca. Lo que más le gusta es viajar.