Cada tanto me preguntan por qué soy abogado. Contesto que no sé muy bien. Todo empezó cuando me interesó estudiar los encantamientos que transforman las opiniones de algunas personas en reglas obligatorias para todas. Ahora pienso y diseño leyes y políticas públicas para regular, controlar, y/o prohibir tecnologías de vigilancia en Massachusetts, Estados Unidos. Entre las cosas con las que trabajo están la privacidad en las redes sociales, la tecnología de reconocimiento facial, y el uso de algoritmos para tomar decisiones que afectan la vida y los derechos de las personas.