A desentubar

La ocupación del espacio y la historia de la Avenida 9 de Julio, los arroyos que atraviesan el área metropolitana de Buenos Aires y cómo se ve la contaminación del aire desde el espacio.

Hola, ¿cómo estás? Espero que hayas tenido una linda semana. Por acá todo tranqui. Como te habrás dado cuenta mi felicidad estos días radica en pequeñas cosas. Esta semana el solcito y las temperaturas templadas (aunque un poco frías para mi gusto) hicieron lo suyo, pero lo que más disfruté fue enterarme de que el meme de Drake es producto de 3,1 segundos de video. Pero no me quiero meter en la disputa memera de Cenital, así que vamos a lo nuestro. 

Demoler es construir

Hace un tiempo me pasa que cualquier cosa que veo la relaciono con este correo. No sé si te enteraste pero el último lunes hubo movilizaciones opositoras en varias ciudades del país y en Buenos Aires el epicentro estuvo alrededor del Obelisco porteño. Cuando vi esta foto que te pego abajo no pude evitar pensar un par de cuestiones en relación a cómo ocupamos los espacios los seres humanos. Me pareció interesante que pensemos eso más que las razones que motivaron a juntarse en medio de una pandemia que no afloja, que es mucho más difícil. 

Un primer elemento a analizar es el espacio desproporcionado que ocupan esos autos particulares. Esas calles ocupadas por varias filas de autos -además de deudas con el fisco– probablemente contengan menos gente que la que se ve dispersa en la Plaza de la República. Seguro alguna vez viste esta otra imagen donde se puede dimensionar un poco mejor el espacio ocupado y la capacidad de cada modo de transporte.  

Cuando miraba la primera de las fotos también pensé en lo absurdo que es tener una avenida de 140 metros de ancho y 22 carriles. Sí, perdón orgullo nacional, pero un poco absurdo es. Más considerando que no muchas cuadras después tenemos el río. La 9 de Julio de alguna manera se suma al listado de barreras que construyó la Capital con el Río de La Plata 

Esto lo mencioné varias veces: el auto-centrismo de las décadas posteriores a la Segunda Guerra mundial y los procesos de industrialización acelerada que se dieron en aquella época marcaron a fuego y hormigón la planificación de las ciudades. La ¿avenida más ancha del mundo? fue parte de ese proceso: que muchos autos puedan ir de norte (Libertador) a sur (Constitución) lo más rápido posible. De hecho, el nombre que la avenida tuvo hasta 1930 -Norte a Sud- explicitaba esa intención.

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En esta página oficial del gobierno porteño está bastante bien sintetizada la historia de la avenida y sus distintas etapas. El primer tramo se inauguró en 1937 y sólo abarcaba 5 manzanas, entre Bartolomé Mitre y Tucumán. Un año antes se había inaugurado el Ministerio de Obras Públicas, más al sur a la altura de la calle Moreno. 

Aunque a veces se presenta este edificio como un sobreviviente de la extensión de la 9 de Julio, en realidad la construcción del único rascacielos de la zona ya preveía el paso la avenida a tal punto que se había propuesto hacer un edificio gemelo del otro lado, unidos por un puente. 

Durante la década del 90 se propuso demoler el edificio donde hoy funciona el Ministerio de Salud y el de Desarrollo Social e incluso se llegó a proponer trasladarlo entero a un terreno baldío que había sobre la calle Lima. Si te interesa saber más de la historia de este edificio que albergó la primera antena de televisión del país en 1951, te recomiendo mucho esta nota que escribió Diego Igal en 2016, a propósito de su cumpleaños número 80.  

Mirá lo que este boceto que hizo Alberto Belgrano Blanco, el arquitecto que proyectó el edificio que desde hace unos años lleva dos imágenes de Eva Perón.

Si bien el proyecto de la avenida había nacido más de tres décadas antes, fue Carlos María Della Paolera quien desde la Dirección del Plan de Urbanización durante la llamada “década infame” (1930-1943) le dio al proyecto de la 9 de Julio las características y la longitud que podemos ver hoy. Acá un perfil bastante completo de uno de uno de los primeros urbanistas profesionales de Argentina.  

Della Paolera había tenido una larga estadía de estudios y trabajo en París, donde revisó en detalle el plan urbano de la capital francesa ideado por Haussman (sí, el de los bulevares, del que te hablé hace unos meses) y probablemente había sido influenciado también por la corriente racionalista de Le Corbusier y otros arquitectos de la época. 

No obstante, varias de sus propuestas eran más amables con el ambiente que las de otros arquitectos que participaron del proceso, ya que su plan consistió en una “avenida jardín” con una gran cantidad de árboles a los costados. En efecto, en su primera versión la avenida tenía 6 carriles y cada uno estaba separado por una hilera de árboles. Algunos sobreviven hasta hoy aunque las diversas transformaciones -la última fue la traza del metrobús- se llevaron puesta una buena parte del espacio verde que contenía la avenida. 

Otra de las propuestas en danza era que, en lugar de una avenida, la 9 de Julio fuera una autopista elevada con estacionamientos y comercios subterráneos. En este archivo fílmico de 1943 se menciona ese proyecto y se relata una de las tantas demoliciones de edificaciones que requirió la obra: “Sobre estos ladrillos rotos, los ingenieros preparan una gran avenida para el porvenir”, destaca el locutor oficial. 

Es que las demoliciones fueron muchas y en varias etapas y fueron acompañadas por juicios de expropiación que los distintos gobiernos -en su mayoría militares- fueron llevando adelante. Una gran parte de los escombros de edificaciones con valor patrimonial fueron utilizadas para el relleno de Costanera Norte para ganarle terreno al río. 

En este otro archivo audiovisual se registró una de las últimas demoliciones, en 1970. La locutora en este caso deja una frase que me quedó resonando y que creo que tiene que ver con el espíritu de la época: “(…) porque demoler no es destruir, demoler es construir, es preparar el terreno para el arquitecto, para el urbanista, para el ingeniero vial, y porque una ciudad es un organismo vivo que crece, se desplaza, se renueva, cambia su piel y su forma”.

¡A desentubar!

Hace un par de semanas vi otra imagen -técnicamente es una sucesión de imágenes- que también me llamó la atención. Pensé en escribirte sobre eso pero la urgencia de otros temas (?) no me permitió incluirlo en la última entrega. 

Se trata de este corto llamado The Flying Train que difundió el MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York) donde se puede ver en altísima definición para la época -después aprendí que eso es gracias al tamaño del negativo con el que se filmó- un tren colgante recorriendo la ciudad de Wuppertal en Alemania. 

Pero lo que más me llamó la atención es el tren pasando por arriba de un arroyo. Y fui a Google Maps y ese monorriel sigue existiendo, así como también ese arroyo. Bueno, claro, los arroyos por lo general no desaparecen así nomás. Pero, ¿sabías que en Buenos Aires había un montón de arroyos que ya no vemos más? 

Si el año pasado seguiste la campaña presidencial, en uno de sus actos más elocuentes el ex presidente Macri inmortalizó la frase “no se inunda más”. Se refería a las obras de entubamiento del Arroyo Maldonado, que pasa por debajo de la Avenida Juan B. Justo y hasta antes de aquella obra provocaba inundaciones frecuentes en la zona, que desarrolló durante su gestión. 

Ese quizás es el arroyo más conocido pero le consulté al ingeniero civil con orientación hidráulica Martín Civeira acerca de la existencia de otros arroyos y la posibilidad de volver a verlos algún día. Martín me contó que la ciudad de Buenos Aires está atravesada al menos por 12 arroyos.

Los beneficios de desentubar los arroyos de Buenos Aires según el especialista traería además de embellecimiento del paisaje “un beneficio ambiental, disminución de inundaciones”. Además, me dijo que no se trata de una fantasía alocada sino que en varias ciudades del mundo decidieron “liberar” los arroyos. En su cuenta de Instagram, que justamente se llama arroyos libres, podés ver varias de estas experiencias. Te recomiendo un montón que sigas esta cuenta, tiene una cantidad de archivos sobre el tema que a mí me sorprende todos los días.

Alguna vez te mencioné una de las experiencias más conocidas: la del Cheonggyecheon en Seúl, sobre el cual hasta hace 15 años pasaba una autopista y ahora es uno de los mayores atractivos de la ciudad. Pero hay muchos otros casos donde a través de una estrategia llamada daylighting (“iluminación natural” en inglés) el arroyo queda a la vista y por lo general se rodea de flora nativa lo que termina generando escenarios mucho más placenteros de transitar que los que había antes.

La idea de desentubar y dejar a la vista los arroyos de la ciudad también está bastante estudiada a nivel académico. Un grupo de especialistas del CONICET, en colaboración con universidades de Australia y Alemania, escribieron hace poco este artículo donde estudian muy seriamente la posibilidad de hacer esta intervención en 5 km. del Arroyo Medrano que recorre el norte de la ciudad y hacer parques y reservorios naturales alrededor.

“Los enfoques convencionales de drenaje urbano se han centrado históricamente en desplazar las aguas pluviales con el objetivo de moverlas lo más rápido y lejos posible de la ciudad. Han sido negligentes con respecto a la calidad del agua y el valor inherente de los cursos de agua para las distintas formas de vida en las ciudades, desde el mantenimiento de la biodiversidad hasta la provisión de espacios recreativos para los residentes. Las respuestas contemporáneas a estos temas apuntan a un cambio de paradigma: buscan replicar los mecanismos naturales de absorción y retención, con el objetivo de atender las necesidades de drenaje pluvial más cercanas al sitio de origen”, sostienen los autores. Y adelantan en el resumen del trabajo que “los hallazgos sugieren que incluso en cuencas urbanas muy densas e impermeables es posible implementar infraestructura azul y verde con un efecto significativo en el logro de los objetivos de sostenibilidad urbana”.  

Bueno, no sé vos, pero yo ya tengo ganas de salir a desentubar arroyos. 

Bonus tracks

  • La semana pasada Antonio Vázquez Brust me mandó un mail cuyo asunto era “la cuarentena desde el espacio”. Adjuntó dos imágenes del AMBA, una antes y otra apenas iniciada la cuarentena, que generó desde este sitio del Programa Sentinel -una constelación de satélites que coordina la Agencia Espacial Europea- desde el cual podés observar distintos indicadores que toman estos satélites. Te recomiendo que te des una vuelta por ahí.

Uno de los indicadores es la presencia de NO2 (dióxido de nitrógeno), elemento que se forma por procesos de combustión a altas temperaturas y afecta las vías respiratorias. Mirá el contraste. 

3 de marzo

23 de marzo

Spoiler: en estos días en que aumentó la circulación de autos y que el humo de los incendios en el Delta del Paraná sigue llegando a la Ciudad de Buenos Aires, es probable que los cuadraditos rojos hayan tomado mayor protagonismo. 

  • Me pareció interesante esta nota sobre campañas de difusión para que la gente use barbijo casero al salir de sus casas. Parece que lo más efectivo es compararlo con usar cinturón de seguridad o casco.
  • Me gustó esta historia: la ciudad de Neuquén inauguró un barrio de viviendas para mujeres trans. El proyecto estuvo a cargo de una monja y su orden. Según esta nota el barrio es el primero de su tipo en el mundo.  
  • Agrupaciones vecinales de Caballito se anotaron una victoria al menos temporal en su lucha contra el desarrollo inmobiliario “Ciudad Palmera”, que ya se promocionaba en terrenos cercanos al estadio de Ferrocarril Oeste. Un juez decidió frenar la obra que contemplaba la construcción de diez edificios de viviendas y oficinas. Hace décadas el terreno -que el Estado nacional vendió en los 90- quería ser usado por el grupo IRSA para construir un shopping, pero la resistencia vecinal hizo muy difícil llevar adelante el lobby necesario (y habitual) para que la Legislatura aprobara la rezonificación necesaria. El nuevo proyecto es mayoritariamente residencial pero contempla más comercios que, por ejemplo, el Alto Palermo. Caballito es una de las comunas de la ciudad que menos espacio verde por habitante posee.  
  • Sandro hubiese cumplido 75 años esta semana. La fachada de su casa probablemente sea la más famosa de Banfield, pero hace un tiempo Agostina Mileo (sí, la del newsletter de los lunes) me pasó esta página donde te podés meter y recorrerla ambiente por ambiente. Tan recomendable como escuchar cualquier tema de nuestro Elvis.

Eso es todo por hoy, amigue. Espero que hayas disfrutado leer estas líneas tanto como yo disfruté escribirlas.

Abrazos,

Fer

PD: Acordate que si te gustan estos correos y lo que hacemos en Cenital, podés colaborar con el proyecto y ahora encima tenés beneficios si decidís acompañarnos en esta aventura.

Escribo sobre temas urbanos. Vivienda, transporte, infraestructura y espacio público son los ejes principales de mi trabajo. Estudié Sociología en la UBA y cursé maestrías en Sociología Económica (UNSAM) y en Ciudades (The New School, Nueva York). Bostero de Román, en mis ratos libres juego a la pelota con amigos. Siempre tengo ganas de hacer un asado.