6 casos en los que la literatura y las artes visuales trafican influencias

Cruces y préstamos entre estas las disciplinas en libros de ficción, ensayo y poesía.

Hay un vínculo entre las artes visuales y la literatura en sus diversos formatos y géneros. No estoy siendo demasiado original al afirmar que ambas disciplinas se cruzan, se chocan, se complementan o se fagocitan. Las listas de artistas visuales que también escriben son larguísimas. O de autores y autoras que se inspiraron en cuadros y esculturas para componer sus textos. Vamos a revisar algunos de esos intercambios y a indagar en qué resultan. Empecemos.

Fairfield Porter, Double Portrait, 1968

UNO. Poetas y pintores

Poetas y pintores es una joyita. Es que en este libro, publicado por Fadel & Fadel el año pasado, se reúnen ensayos breves de siete poetas estadounidenses afines al modernismo sobre los pintores que los influenciaron. Ezra Pound, W.H. Auden, Kenneth Rexroth, Elizabeth Bishop, Gentrude Stein y Marianne Moore escriben sobre Millet, Van Gogh, Edward Wadsworth, Fernand Léger o Gregorio Valdés armando lecturas originales que se alimentan de la experiencia artística para convertirla en otra cosa. Como si fuera poco, los traductores de cada uno de estos textos también son poetas, por lo que el resultado es todavía más redondo. Ellos son Tomás Fadel, Matías Heer, Aldo Giacometti, Guadalupe Alfaro y Victoria Cóccaro, entre otros.

En este libro conceptual lo que se destaca no es el análisis formal de las obras o de su contexto, sino justamente la relación entre pintura y poesía como lenguajes expresivos que se atraen y se buscan. Cuando los poetas intentan hablar de pintura, en el fondo están generando nuevas preguntas sobre la poesía misma.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

Para ilustrar esta edición de #ElHiloConductor, se me ocurrió usar obras de Fairfield Porter. Él es el artista elegido por John Ashbery para el ensayo que abre el libro. Porter (EE.UU., 1907–1975) fue pintor y crítico, por lo que también conjugaba la práctica artística con la escritura. Sus cuadros son mayormente realistas y figurativos, cosa por la que fue criticado en medio del auge del expresionismo abstracto. Prioricé de su producción las imágenes que representan escenas de lectura para volver más intensa todavía esa relación. Espero que les gusten.

DOS. Juana Bignozzi en los museos

Para seguir hablando de poetas, comentemos brevemente el caso de la argentina Juana Bignozzi (Buenos Aires, 1937–2015). Después de publicar varios libros en la Argentina en los sesenta, Bignozzi se muda a Barcelona y empieza a trabajar como traductora. Se queda treinta años en Europa con su marido, y una de sus actividades favoritas pasa a ser visitar museos y quedarse horas mirando cuadros. Le gustan los frescos del Renacimiento y las galerías florentinas y venecianas, pero también la producción de los pintores impresionistas y modernos como Degas, Manet, Rothko, Malevich o Hockney. Tanto que dos de sus libros de poemas parten sobre el arte pictórico: Quien hubiera sido pintada (de 2001), y Las poetas visitan a Andrea del Sarto (de 2014), dedicado a este pintor del Alto Renacimiento al que le va contando lo que sabe sobre su generación, sobre su familia obrera, como si fuera un interlocutor posible. La operación de Juana trayendo estas obras al centro de su poesía es completamente novedosa y a la vez muy provocadora. También su lectura de lo que estos cuadros clásicos representan. Ella los desacraliza un poco, pero los respeta mucho. Hay que decir también que estos dos libros que no se parecen a nada son bastante inconseguibles. Pero la buena noticia es que en mayo sale el primer tomo de la obra completa de Bignozzi en la editorial Adriana Hidalgo, al cuidado de su albacea, Mercedes Halfon (y revisada por quien escribe esto). Se llamará La vida en serio (1998–2019).

Les dejo un poema muy breve incluido en Quien hubiera sido pintada.

Renoir

color dominante
y punto áureo
están muy disimulados
merenderos de la costa el río en los domingos
cada siglo tiene sus barqueros
y sus muchachas de modales excedidos
ya no hay pintores del rumor de mi clase

The Screen Porch, 1964

TRES. El caso de César Aira

“Mi relación con las artes plásticas es puramente hedónica y mis incursiones en la historia o crítica del arte son de diletante, de teórico dominical”, dijo en una entrevista. Pero si hay un escritor argentino interesado en el arte contemporáneo hace años, ese es César Aira. Parece saber mucho del tema, y escribe sobre arte con libertad (su artista de cabecera es Duchamp). Ejemplos sobran en su producción, y son en general sus textos más inclasificables.

Uno de los casos más locos es el de Mil gotas, una novelita de 2005 en la que la Gioconda desaparece del Louvre. Pero no se investiga su robo: desapareció en sentido literal. Sus gotas de óleo salieron del cuadro dejando al lienzo en blanco y se dispersaron por los cinco continentes. La trama sigue entonces el trayecto de cada una de esas gotas en diversas aventuras. Buenísima idea. Otro ejemplo curioso es el de Artforum, un volumen con varios capítulos sobre su relación con esta emblemática revista especializada. Aira se devela como un coleccionista obsesivo y cómico. Pero quizás mi libro preferido de esta serie aireana de las artes visuales como protagonistas sea Un episodio en la vida del pintor viajero, en el que narra las increíbles aventuras de Moritz Rugendas en la pampa argentina del siglo XIX y lo que le sucede al ser alcanzado por un rayo, entre indios y malones. Como si fuera poco, Aira se ocupó también de traducir del francés y prologar el misterioso Hebdómeros, una especie de novela de Giorgio de Chirico que publicó Mansalva en 2014. Inagotable.

July Interior, 1964

CUATRO. María Luque, fronteriza

Pasemos a los casos inversos: los de artistas visuales que escriben. Una de las representantes argentinas (¡rosarinas!) de este cruce es María Luque. Ella pinta hace años pequeños universos llenos de colores y de personas atravesadas por la expresividad. Hace dibujos muy reconocibles, con foco en los cuerpos, sus posiciones, sus movimientos. Le atraen las mascotas que acompañan a los humanos y los espacios domésticos llenos de objetos. A su vez, varios de sus proyectos posan la mirada sobre las artes plásticas con una vuelta de tuerca. Tiene por ejemplo una novela gráfica muy bella sobre su historia familiar con el pintor Cándido López, y otro libro que se llama justamente Noticias de pintores para el que se dedicó durante un año a leer sobre la vida de artistas de todas las épocas. De esas lecturas extrajo pequeñas anécdotas u observaciones que incorporó en el volumen con retratos a dos colores. Es una especie de historia del arte bien personal, atravesada por su mirada juguetona. En 2022 se animó a publicar su primera novela sin ilustraciones ni dibujos. En Corazón geométrico la trama se sitúa en Roma. Su protagonista es una joven musicóloga argentina que viaja a realizar una beca y termina viviendo varias aventuras y aprendiendo mucho sobre la ciudad. Acá se cuenta un poco más sobre María, sobre su estética y las búsquedas detrás de algunos de sus proyectos (y se pueden ver obras).

A los fines de este Hilo, se me ocurrió pedirle a María una recomendación. Y eligió la obra de otra artista que escribe.

CINCO. Colaboración especial: María Luque

La computadora de Heather debe estar muy cansada. Imagino una pestaña abierta al lado de la otra, entre todas suman kilómetros. Su navegador debe parecerse al depósito de un museo: algunas piezas están a mano y son fáciles de alcanzar, otras están tan cerca del techo que nadie se atreve a escalar para buscarlas. En El universo observable, Heather McCalden se convierte en detective, a lo Sophie Calle, para investigar la vida de sus padres que murieron a causa del sida cuando ella era chica. Heather no se considera buena detective, y contrata a alguien más para que investigue por ella. Pero creo que sin darse cuenta su búsqueda es más efectiva de lo que esperaba.

Las artistas que se convierten en detectives tienen métodos diferentes a los que conocemos. En vez de compartirnos solo las conclusiones, Heather nos deja ver los hilos de su pensamiento. Nos enteramos del pasado de su familia pero también de la historia de internet, del comienzo de la vida virtual y de cualquier otra cosa que despierte su curiosidad. Parece que todo lo que pueda ser observado se apila en su investigación. Por eso debe estar agotada su computadora, estuvo años recorriendo cada rincón de internet.

Me resultó hermoso ser testigo de esa voracidad, dan ganas de volverse curiosa profesional como ella.

Heather es fotógrafa y performer, pero sospecho que prefiere pasar el tiempo rodeada de palabras. Cada palabra se fue atando a la siguiente, hasta formar una red capaz de sostenerla.

¡Gracias, María!

(Solo agrego que el libro acaba de publicarse y que la traducción es de la escritora Virginia Higa. Acá pueden empezar a leer las primeras páginas.)

Iced Coffee (1966)

SEIS. Mudanza de lenguajes

Antes de terminar, me detendré un momento en un proyecto muy original: Mudanza, el primer libro de la escritora y artista argen-mex Verónica Gerber Bicecci. Ella se define, efectivamente, como “una artista visual que escribe”, y su búsqueda profundiza en el cruce entre palabra e imagen. Muchas de sus intervenciones tuvieron lugar en museos y galerías, y también fue editora de Tumbona. Mudanza tiene algo de autobiográfico (porque nos cuenta por dónde va su indagación), pero también de ensayístico. En él se ocupa de las vidas de algunos poetas y escritores que en alguna medida abandonaron la literatura para “pasarse” a las artes visuales. Los casos más conocidos son los de Ulises Carrión y Sophie Calle, pero se detiene también en Vito Acconci, Oyvind Fahlström y Marcel Bloodthaers, todos artistas que no se encasillan, que expanden los soportes, juegan con los límites: que pasan de las palabras a la acción. Personas que no le temen a la indeterminación. Un libro muy recomendable que asume también su plasticidad a medida que avanza. (Acá pueden leer el comienzo.)

Es licenciada en Letras por la UBA y trabaja hace muchos años en la industria editorial. Fue editora en las revistas El Interpretador y Los Inrockuptibles. Forma parte del equipo de Caja Negra, una editorial psicoactiva y heterogénea. Tiene un ciclo de entrevistas con escritores y escritoras en el Malba. Si los libros fueran comestibles, podría alimentar a miles de personas con los que acumula en su biblioteca. Lo que más le gusta es viajar.