Un epílogo para la era Trump

El miércoles Joe Biden asumirá como presidente de Estados Unidos mientras el Congreso avanza con un juicio político contra Donald Trump. En Italia, el Parlamento define si reafirma su apoyo al primer ministro, Giuseppe Conte. Mientras en Brasil, la aplicación de la primera dosis de la vacuna reafirma la rivalidad entre Bolsonaro y el gobernador de San Pablo, João Doria. Además, un breve mapeo de la situación política en Uganda en lo que dura un tema de Bobi Wine.

Buen día, ¿cómo estás?

Llegó el momento. El miércoles Joe Biden asumirá como presidente de Estados Unidos. Trump dejará la Casa Blanca para instalarse en Palm Beach mientras el Congreso avanza con un juicio político en su contra. La atención política en estos días está puesta en conseguir que Trump rinda cuentas por lo que hizo más que en lo que vendrá. Nada asegura que el cambio de mando sea pacífico. 

En Italia, el Parlamento define entre hoy y mañana si reafirma su apoyo al primer ministro, Giuseppe Conte. Mientras en Brasil, el gobernador João Doria formaliza su rivalidad con Bolsonaro con la aplicación de la primera dosis de la vacuna contra el Covid. 

Además, un breve mapeo de la situación política en Uganda en lo que dura un tema de Bobi Wine. 

Empezamos.

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Un epílogo para la era Trump

Hay veces que las historias necesitan un cierre. No alcanza con que la cosa se licúe. Es necesario un final claro que no deje espacio para la confusión. Sobre todo en las historias que causaron dolor. Esto lo saben bien los legisladores demócratas y también una parte de los republicanos.

Trump dejará de ser presidente esta semana pero eso no significa que el tema esté cerrado. Primero, porque Trump puede volver a la Casa Blanca en cuatro años. Segundo, porque reactivó el sector más radicalizado de su base electoral. Tercero, porque rompió los límites tácitos –y no tanto– del poder presidencial. 

Para los seguidores de Trump avanzar con un impeachment, la enmienda 25 o la 14 de la Constitución, son decisiones que no hacen más que profundizar la fractura social. Para los demócratas, una forma de superarla.

Si tal como confirmó Trump, el próximo miércoles el presidente dejará la Casa Blanca, ¿por qué no olvidarse del tema y pasar a lo que sigue? ¿Por qué avanzar con un juicio político a tres días del cambio de gobierno? ¿Qué valor tiene una condena a Trump desde los otros poderes del Estado? 

En primer lugar, la medida busca sentar precedente. Intenta demostrar que esto no puede volver a pasar sea con Trump o con cualquier otro liderazgo similar que pueda surgir en los próximos años. Busca demostrar que existen contrapesos institucionales capaces de frenar una avanzada de este tipo sobre los demás poderes del Estado. 

En segundo lugar, además del costo simbólico también está el material. En 1958, el Congreso sancionó la Ley del Ex Presidente que le garantiza a los ex jefes de Estado una pensión vitalicia similar al sueldo de un ministro, también dinero para instalar una oficina, cobertura de salud, protección del Servicio Secreto de por vida y hasta  hasta un millón de dólares por año para viajes relacionados con su condición de ex mandatario.

Tercero, busca recuperar una oposición conservadora constitucional. Es decir, que el partido se vuelva contra Trump. Forzar a los republicanos a cuestionarse la legitimidad de Trump como líder de su propio espacio político. Destituir a un presidente requiere que su partido se vuelva contra él. Para eso, al menos 17 republicanos deberían cuestionar al actual mandatario.

Por último, está la inhabilitación al presidente. Este debate en el Congreso busca también crear barreras institucionales para que Trump no vuelva a ejercer ningún otro tipo de cargo público de acá en adelante. 

Ahora ¿qué pasa si es condenado después de haber terminado su mandato? ¿El presidente puede ser juzgado una vez que deje el cargo? Las reglas no son claras. La Corte Suprema –de tendencia conservadora– podría tener que definir el tema. 

¿Y si el juicio en el Senado no funciona? El Congreso puede recurrir a otros mecanismos como censurar o prohibir a Trump en el cargo en virtud de la enmienda 14 por haber  “participado en una insurrección o rebelión”. Esto teniendo en cuenta que la enmienda 25 –aquella que cuestiona la capacidad del presidente a ejercer su cargo– ya fue descartada. 

Entre los demócratas están aquellos tienen miedo que el juicio político límite la capacidad de acción de Biden durante los primeros 100 días de gobierno. En ese sentido, es posible que la mejor estrategia sea continuar con una estrategia ofensiva desde el Capitolio comandada por Nancy Pelosi y, en simultáneo, una agenda positiva desde la Casa Blanca impulsada por Biden.

Una condena a Trump es el epílogo que necesita esta historia. Además de ser una muestra que el lugar correcto para defender la democracia es el Congreso y no las empresas y que existen otros poderes públicos que pueden contener el avance de un presidente contra su democracia.  

Crisis política en Italia

Hoy la Cámara de Diputados de Italia definirá si respalda o no al primer ministro, Giuseppe Conte. Mañana le toca al Senado. Conte gobierna en base a una coalición que incluye al Movimiento 5 Estrellas, el Partido Democrático y Libres e Iguales. En Diputados todo indica que tiene garantizada la mayoría absoluta. El problema está en el Senado.  

La crisis política comenzó el miércoles pasado cuando el ex primer ministro Matteo Renzi, referente de la centroizquierda Italia Viva, le quitó dos ministras al gobierno. Si bien Renzi buscaba la caída de Conte, las críticas que recibió estos hicieron que modere esta posición.

Nadie sabe cuál puede llegar a ser la salida. Entre las opciones está la que promueve la extrema derecha de Mateo Salvinni que es la de adelantar las elecciones. Esto preocupa a varios porque, hace cuatro meses, se aprobó en referéndum una reforma que redujo los diputados de 630 a 400 y los senadores de 315 a 200. De ir a las urnas, muchos de los actuales legisladores perderían su banca y es posible que la centroderecha gane espacio.

La batalla política está ahora en la coalición de gobierno. La moción de censura que definirá Diputados es un eslabón más dentro de una serie de enfrentamientos políticos y personales de todo tipo que muestran que Conte perdió el control de la mayoría en el alianza gobernante. 

Mientras tanto, los italianos en medio de una profunda crisis sanitaria y económica parecen mirar con indiferencia las peleas de la política.

Bolsonaro, Doria y las vacunas

Brasil aplicó el domingo su primera vacuna contra el coronavirus. Fue en San Pablo con una dosis de Corona Vac, producida por la empresa biofarmacéutica china Sinovac, en asociación con el Instituto Butantan. El lugar importa. 

El gobernador de San Pablo, João Doria, se tomó una foto con Monica Calasanz, la enfermera que se convirtió en la primera mujer en recibir la dosis en Brasil y encontró lo que buscaba: ser visto como el impulsor de la primera inmunización nacional con la ‘vacuna de Brasil’. 

El tema fue leído como una victoria política de Doria frente a Bolsonaro. El gobierno federal tiene programado comenzar su inmunización el miércoles, pero todavía está esperando las dosis de la vacuna AstraZeneca. El ministro brasileño de Salud, Eduardo Pazuello, definió a la primera dosis aplicada este domingo como una «jugada de marketing» del gobernador. 

La pelea por la aplicación de la primera dosis entre el presidente y el gobernador puede ser leída como la formalización del inicio de una pelea política por el palacio del Planalto para el 2022. 

Todo ocio es político

En los tres minutos que dura este tema, me gustaría contarte una historia. 

La persona que escuchás cantar es Bobi Wine aunque en los papeles figura con el nombre de Robert Kyagulanyi Ssentamu. Wine, uno de los músicos más populares de Uganda. Nació en 1982, cuatro años antes de que Yoweri Museveni llegase al poder. Desde ese año, Museveni gobierna el país.

Una parte de la sociedad ve a Museveni como un líder autoritario que se mantiene en el cargo por medio de la fuerza y el fraude electoral. Otra, en especial parte de la población rural, lo identifica como el único capaz de mantener la estabilidad en un país que pasó por varios golpes de Estado entre 1966 y 1986.  

El jueves pasado, Museveni y Wine pelearon en las urnas por los próximos años de gobierno. Museveni volvió a ganar con el 59% de los votos en un proceso electoral que Wine definió como el “peor fraude de la historia del país”. Según los opositores, estas elecciones tuvieron de todo menos transparencia. La lista incluye cientos de detenciones a opositores, cierre de redes sociales, muertos a causa de la represión policial en manifestaciones y presencia militar en las calles. 

Para los opositores, los números no cierran. Más que nada si se toma en cuenta que Wine tiene algo que Museveni no: llegada a los más  jóvenes en un país donde casi el 80 por ciento de la población es menor de 30 años. 

De cualquier modo, Yoweri Museveni, con sus 76 años, comenzará su sexto mandato consecutivo y ya avisó que «cualquier intento de disrupción será definitivamente derrotado”. Mientras tanto, Bobi Wine seguirá siendo “un chico del gueto que tiene algo que decir a través de la música”. 

Hasta aquí llegamos por hoy.

Un abrazo, 

Ayelén

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Soy periodista especializada en política internacional. Estudié Ciencia Política (UBA) y tengo un máster en Periodismo (UTDT). Viví un tiempo en Caracas, Madrid y Londres. Co-conduzco la Edición Internacional del noticiero de TV Pública y soy columnista en la semana en la Edición Central. Produzco y conduzco el podcast de análisis político de la revista Nueva Sociedad y escribo en distintos medios como Le Monde Diplomatique. Tengo tres obsesiones políticas: Bolivia, Brasil y Venezuela.