Servicios basados en el conocimiento ¿oportunidad futura o perdida? 

Más allá de los unicornios, qué hay y qué se puede esperar de este sector productivo. Cómo cambia la ecuación con la Inteligencia Artificial.

Hace unas semanas la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner puso en tela de juicio los beneficios que recibe MercadoLibre bajo la Ley de Economía del Conocimiento. Hoy no vamos a hablar de la particularidad de la ley, pero sí del sector que la engloba.

Saber Bastantes Cosas 

Si tuviésemos que definir rápidamente a los servicios basados en el conocimiento (SBC) podríamos decir que son los que tienen por característica la capacidad de absorber, generar y difundir el conocimiento y por utilizar de forma intensiva trabajo calificado. Es decir, dentro del mundo de los servicios se encuentran entre los mejores en cuanto a capital humano. Además, dada la revolución de las tecnologías de la información y de las comunicaciones en las últimas décadas, este tipo de actividades son crecientemente transables. ¿Qué quiere decir eso? Que cada vez con mayor frecuencia se pueden vender los productos en mercados que no son próximos al lugar de trabajo. Para poner un caso que contrasta bien: un tipo de servicio es la peluquería, que requiere el contacto con el cliente directo, y otro es la venta de una consultoría de marketing, que puede hacerse de forma remota. 

Siguiendo esa definición, podemos encuadrar una multiplicidad de actividades dentro del sector, por ejemplo: el software, los servicios audiovisuales, los legales, de contaduría, el I+D, los de consultoría, la ingeniería y arquitectura, así como tantos más. Incluso hay quienes suman los servicios financieros, educativos y de la salud, en la medida que cumplan con la condición de ser transables. De esta manera, la educación tradicional no quedaría englobada dentro de estas actividades, pero sí los emprendimientos de educación a distancia y de la misma manera la telemedicina. Un lío, la verdad… 

Como te podrás imaginar, este rejunte de actividades implica que dentro de SBC reina una diversidad enorme de situaciones laborales. En algunos casos, las empresas son más pequeñas y hay una mayor tasa de informalidad laboral o de trabajadores autónomos -por ejemplo, en los estudios contables-, en otros la tasa de informalidad es despreciable y hay empresas de todo tipo y color -como en el software-. Pero, no nos vamos a meter en esto. Te dejo este trabajo de Andrés López y Jeremías Lachman que lo abordan en detalle. 

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Tierra de oportunidades  

Dicho esto, la pregunta que tenemos que hacernos es cómo se conforma el sector en nuestro país, así lo bajamos a algo más palpable. Por varias razones Argentina se logró posicionar relativamente bien en el escenario internacional de los proveedores de este tipo de servicios. Entre estos motivos se encuentra el excelente nivel educativo al que puede acceder la población que ingresa al sistema universitario, así como también su gratuidad, que permite un gran número de estudiantes y graduados (sí, graduarse no es lo único importante para este tipo de trabajos); su buen nivel de inglés vis a vis otros países similares; sus salarios relativamente bajos frente a los del primer mundo; y, tener poca diferencia horaria con gran parte de Estados Unidos y Europa -lo que nos habilita a trabajar a distancia para clientes de esos países-. Además, tenemos algunas otras características de nuestro mercado interno que nos prepararon muy bien para “salir al mundo”: un nutrido ambiente audiovisual con una industria nacional de cine, series y publicidades -por algún motivo somos muy buenos en esto-, un acceso temprano a la digitalización de determinadas actividades económicas, como las financieras, entre otras. 

Entonces, pintado el panorama veamos dos aspectos claves para entender el sector: el empleo y el mercado externo. Respecto a lo primero, en 2022 los SBC empleaban en conjunto 344 mil trabajadores, aproximadamente 5% de los puestos totales del empleo privado (registrados). El peso en la economía fue aumentando a lo largo de los años, en 1996 no solo el sector empleaba a menos de la mitad de los trabajadores que en la actualidad, también representaba el 4% de los trabajadores formales del sector privado. Es decir, fue ganando representatividad a lo largo de los años. 

Sin embargo, no todos las actividades al interior de estos servicios pesan igual. Mientras que el software, los servicios jurídicos y de contabilidad y los de arquitectura representan el 40%, el 31% y el 11% respectivamente, los otros servicios se reparten el 20% restante. Además, los que más crecieron las últimas décadas fueron los servicios informáticos, de los que ya hablamos en una de las primeras entregas de #LluviaDeInversiones

Gráfico 1. Evolución de la cantidad de puestos de trabajo de SBC. 1994-2022

Fuente: elaboración propia en base a OEDE

Pero, este sector no solo es interesante en cuanto al crecimiento de puestos de trabajo –fue uno de los pocos que desde 2011 hasta la fecha continuó creciendo–. También se está volviendo cada vez más relevante en cuanto a exportaciones. Según el último informe que publica la cámara de economía del conocimiento Argencon, el total exportado en 2023 fue de 8.100 millones de dólares, que si lo comparamos con sectores productores de bienes se ubicaría como el quinto complejo exportador, por debajo del oleaginoso, el cerealero, el automotriz y el petrolero-petroquímico. Es decir, no le va nada mal y esta es una tendencia que se mantiene dentro de todo estable los últimos años, ha llegado a ubicarse como el tercer complejo exportador incluso.

Mejor no hablar de ciertas cosas 

Hay una idea de que Argentina puede ser un hub internacional para este tipo de actividades. De hecho, en la actualidad, el sector no solo se compone por empresas nacionales –de todos los tamaños–, también hay varias multinacionales con sedes en el país aprovechando las características que te comentaba anteriormente, como Accenture, PwC y Wunderman. Sin embargo, hay al menos tres factores que socavan esta posibilidad. 

En primer lugar, de la pandemia a esta parte se puso bastante de moda –y sigue creciendo– el fenómeno de autónomos que trabajan para empresas del exterior. Esto que ya caracterizaba a parte del sector –pensemos en la cantidad de estudios contables y de abogados que no se encuentran en relación de dependencia– creció mucho en otros segmentos, como la programación. Si bien esto puede no parecer del todo perjudicial para la dinámica salarial y para el posicionamiento de Argentina como un país relevante en SBC, sí atenta en cuanto a la capacidad de generar y sostener un entramado empresario que pueda aprovechar los recursos humanos del país. Si una empresa extranjera puede contratar autónomos de forma irregular y pagarles 2.000 dólares por mes –menos de lo que cuestan en sus países–, ¿por qué contratar una empresa local que puede cobrarles un poco más? El problema con esto es que muchos autónomos dispersos no generan un entramado organizacional que pueda dar mejoras en la productividad, sino que son muchos individuos dispersos. 

El segundo factor es la inestabilidad macroeconómica que estamos atravesando en los últimos años. El hecho de pasar de períodos de tipo de cambio apreciado a otros de tipo de cambio depreciado dificulta que las empresas locales puedan situarse como proveedores internacionales de este tipo de servicios, ya que no saben muy bien cuánto tienen que cobrar. Quizás en unos momentos el país es barato y pueden competir por precio, pero en otros cambia radicalmente la ecuación (por ejemplo, estos últimos meses). De igual manera, una empresa multinacional que quiere aprovechar las capacidades de los trabajadores argentinos quizás termina yendo hacia otras latitudes, porque tienen mayor capacidad de estimar los beneficios que obtendrían de instalarse en esas tierras. 

El tercero, mucho más interesante por su particularidad, es el ascenso de las inteligencias artificiales generativas. Seguro te cruzaste con alguna, ya sea porque la usaste para preguntarle cosas al ChatGPT, hacer alguna caricatura con el generador de imágenes de Bing o porque viste algún resultado de estas aplicaciones. Pero, ¿cuál es el inconveniente para nosotros? Si bien en el sector no hay una posición del todo clara sobre los efectos que la IA va a tener –en esta nota a Sofía Vago, CEO de Accenture en Argentina, hablan de esto sin mucha preocupación–, algunas actividades que se encuadran dentro de SBC probablemente sí se vean afectadas más temprano que tarde. 

En un informe del año pasado del World Economic Forum se analizó el impacto que van a tener este tipo de tecnologías sobre el empleo. Algunas actividades que se encuadran en el sector podrían ser bastante automatizadas, por ejemplo los asistentes legales y de contabilidad, quienes hagan tareas estadísticas más sencillas y ciertas tareas de consultoría. Por el contrario, otras actividades pueden sufrir un aumento considerable de la productividad laboral: administradores de bases de datos, diseñadores gráficos, traductores, analistas de datos, entre otras. A priori uno podría pensar que no es malo ¿cierto? El tema es que ya sea por vía de la automatización –mucho más grave para los trabajadores– como un aumento de la productividad pueden generar un escenario de mucha más competencia a nivel global, dificultando la posición de Argentina en el mercado global de SBC. 

Te mentí. hay un cuarto factor. Argentina se especializó en varias de las actividades que componen los SBC en los segmentos de menor valor agregado y menor complejidad. Por ejemplo, en software no somos los que diseñan los programas de frontera, sino meros usuarios e implementadores de soluciones. Ojo, esto no es nada menor y no tiene por qué ser algo malo, pero si quisiéramos convertirnos en grandes jugadores globales del mercado tecnológico deberíamos apostar a generar muchas más empresas de frontera que las que tenemos (por ejemplo, Globant, MercadoLibre, Auth0, entre otros unicornios). En caso contrario, nos vamos a quedar afuera de las rentas por innovaciones tecnológicas que tanto aprovechan los países centrales. ¿O pensás que Estados Unidos no va a capitalizar todo el avance que tienen las empresas estadounidenses en inteligencia artificial?

Bonus track

  • Me gustaron mucho estas notas de Nicolás Perrupato en Revista Crisis sobre algunas economías regionales, super recomendado;
  • Esta nota de Mercedes Menga en Misión Productiva sobre el vínculo entre el mundo del trabajo y la educación; 
  • La columna de Malena Rey –autora de la casa en #ElHiloConductor– en Un Mundo de Sensaciones del pasado domingo sobre Inteligencia artificial; 
  • Para que veas en el finde: Last Night in Soho. Me gustó mucho la historia y la ambientación. No diría que es de terror como suelo recomendar, pero hay partes que pegan en el palo. 

Escribe sobre temas de sectores y desarrollo productivo y trata, todo lo posible, de cruzarlo con datos. Le importa que estos sectores impulsen el bienestar social. Estudió economía en la UBA, se especializó en políticas sociales en UNTREF y arrancó una maestría en desarrollo económico en UNSAM. Es docente e investiga sobre Política Productiva en Fundar.