¿Sabías que Argentina tiene un plan de lucha contra el cambio climático? 

Comenzó la COP27 en Egipto. Reportes sobre acción climática. El Plan de Adaptación y Mitigación de Argentina. La visión de Cecilia Nicolini, la secretaria de Cambio Climático de la Nación.

¡Hola! ¿Cómo estás?

El 6 de noviembre comenzó la COP27 en Sharm el Sheij, Egipto. El principal tema de negociación de esta edición de la Convención de las Naciones Unidas para la lucha contra el cambio climático es cómo se van a implementar los compromisos asumidos, cómo se van a cumplir las metas de financiamiento, la jerarquización de la adaptación y pérdidas y daños. Este último concepto de pérdidas y daños refiere a las consecuencias del cambio climático que los países sufren y sufrirán (más allá de las medidas de adaptación que se puedan tomar) y el reclamo por su compensación por parte de los mayores responsables del calentamiento global. En el próximo news veremos los resultados. Pero antes, podés leer esta entrega escuchando una playlist, no es oficial pero sirve.

Previo al comienzo de la COP se publicaron una serie de documentos con diagnósticos de la situación climática y energética que servirán como insumo para las negociaciones. Elegí el que habla de la brecha de mitigación y te traje sus principales conclusiones para que nos preocupemos juntos. Además, se presentó el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación que se va a llevar a la COP. Te cuento lo más importante. Y hablamos con Cecilia Nicolini, secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación de Nación, sobre todo esto.

Una ventana que se cierra

A modo de gran síntesis de la serie de documentos que se presentaron en la previa de la COP podemos decir lo siguiente: hay avances pero son insuficientes tanto en términos de velocidad como de magnitud.

El informe “Emissions Gap” sostiene que el progreso realizado desde la COP del año pasado es inadecuado, porque el agregado de los planes climáticos de los países sólo reducirían las emisiones en un 10% para 2030, cuando la necesidad es que se reduzcan un 45% para cumplir con la meta de 1.5°C en comparación con las proyecciones basadas en las políticas actuales.

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Esta falta de progreso deja al mundo en el camino hacia un aumento de la temperatura muy por encima del objetivo de “muy por debajo de los 2°C, preferiblemente 1,5°C”. Dependiendo de si se consideran los compromisos incondicionales (no atadas al financiamiento internacional), los condicionados al financiamiento internacional o las políticas en vigencia se estima un calentamiento de 2,6, 2,4 o 2,8°C respectivamente.

Si se implementasen todas las contribuciones nacionalmente determinadas (NDC) más los compromisos de net zero emisiones, podríamos pensar en un aumento de 1,8°C. Sin embargo, según el informe este escenario es poco creíble y probable dada “la discrepancia entre las emisiones actuales, los objetivos de las NDC a corto plazo y los objetivos de cero emisiones netas a largo plazo”.

Es decir, nos vamos arrimando con los compromisos declarados, aún queda mucho camino por recorrer en la implementación de los mismos.

Y esto requiere cada vez más esfuerzo y tenemos menos tiempo disponible.

En línea con esto de acercarnos con planes y medidas concretas a la implementación de los compromisos asumidos, la semana pasada se presentó el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático (PNAyMCC).

Adaptación y Mitigación

El plan consiste en una sistematización de la política climática nacional: es el conjunto de medidas e instrumentos de acción climática que se implementarán desde aquí hasta 203o para cumplir los compromisos argentinos.

¿Cómo se realizó el plan?

En el marco del gabinete de cambio climático cada área de gobierno aportó las líneas de trabajo, acciones y metas respectivas a su gestión. De esta manera, se constituye efectivamente un plan de gobierno y no una propuesta aislada del Ministerio de Ambiente. No hace falta remarcar lo importante que es esto.

¿Cuáles son los objetivos del plan?

  • Mitigación: no exceder la emisión neta de 349 MtCO2e para 2030, objetivo aplicable a todos los sectores de la economía. (A modo de referencia, en 2018 emitimos 366 MtCO2e).
  • Adaptación: construir capacidades, fortalecer la resiliencia y disminuir la vulnerabilidad frente al cambio climático, en los distintos gobiernos locales y sectores, a través de medidas que prioricen a las comunidades y los grupos sociales en situación de vulnerabilidad, y que incorporen el enfoque de género y la equidad intergeneracional.

Estas metas buscan alcanzarse a través de 250 medidas agrupadas en 6 líneas estratégicas:

  1. Transición energética: la transformación hacia una matriz más limpia y la promoción de la eficiencia energética.
  2. Transición productiva: medidas para desarrollar cadenas de valor nacionales en industrias verdes, fomentar la economía circular, vincular la gestión del riesgo climático a la planificación productiva e impulsar la innovación de procesos para reducir los impactos ambientales.
  3. Movilidad sostenible: acciones para adaptar la infraestructura y la operación del transporte, planificar la movilidad urbana, uso eficiente de la energía y contribuir al reemplazo de los combustibles fósiles.
  4. Territorios sostenibles y resilientes: herramientas para fortalecer la sostenibilidad de la vivienda y la resiliencia de la infraestructura, prevenir eventos extremos y mejorar las herramientas de gestión de residuos y efluentes.
  5. Conservación de la biodiversidad y bienes comunes: medidas para jerarquizar el rol de los ecosistemas en la mitigación del cambio climático, avanzar hacia el Ordenamiento Ambiental del Territorio y restaurar y conservar ecosistemas.
  6. Gestión sostenible de los sistemas alimentarios y bosques: acciones para promover la conservación de suelos, impulsar el uso sostenible de los bosques nativos, aumentar la diversificación y eficiencia productiva y gestionar los riesgos climáticos agroforestales y pesqueros.

Quedará para otra entrega profundizar en ejes y medidas concretas, pero me interesa resaltar dos cuestiones más del Plan. Por un lado, la participación ciudadana en el marco del Consejo Asesor desde el cual se presentaron recomendaciones a las medidas propuestas. Y por el otro la cuantificación de los costos. La suma de las medidas con costo de implementación asociado (algunos ejes tienen pocas medidas calculadas) totaliza $185.526 millones de dólares.

Para que nos cuente sobre el Plan y la postura regional que se lleva a la COP27, hablamos con Cecilia Nicolini, la secretaria de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente de Nación.

¿Cuáles fueron los principales desafíos para llegar a la presentación del plan y cuáles son los próximos pasos?

Cecilia Nicolini: El principal desafío es ponerse de acuerdo con todos los sectores que a veces representan intereses diversos y poder trabajar una hoja de ruta para cumplir la meta que nos hemos puesto como país, que es no superar la emisión neta de 349 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) en el año 2030. Así, bajar lo más posible a medidas concretas para que los compromisos se vean reflejados en acciones de cada uno de los sectores, que además tienen que coordinar entre ellos. Todo este trabajo de coordinación, que siempre es como una especie de manta corta, para poder llegar a un acuerdo, es fundamental.

En el último año hubo una concientización muy fuerte de todos los actores de gobierno de que la política climática no es algo ni decorativo ni es un discurso solamente de los países desarrollados, sino que más que nunca nos está impactando con las pérdidas económicas que tenemos cada año, el impacto sobre la salud, la pandemia, en los territorios, la pérdida de infraestructura, de vivienda, etc.

Esto permitió es que se den conversaciones más genuinas basadas en un acuerdo previo respecto de la necesidad de hacer las cosas de manera diferente, porque ya no podemos consumir y producir como lo hacíamos antes. Entonces, al pensar un modelo de desarrollo de país hay que incorporar la perspectiva ambiental. Y en base a este acuerdo, sentarnos a ver cómo hacemos para que ese rompecabezas encaje por todos lados.

Fueron muchas discusiones. Pero al final, como toda negociación, uno tiene que ceder algo para poder ganar en el conjunto. Creo que se logró eso.

¿Cuáles son los próximos pasos para la implementación?

CN: Por un lado, algo en lo que hicimos muchísimo hincapié y que ya se puede ver en el plan, es poner números. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer ahí, en el análisis de los costos y la traducción de esas más de 250 medidas en proyectos concretos y escalables que puedan responder y cumplir con las metas de reducción de emisiones y de adaptación de los territorios.

Y después vamos a trabajar muchísimo en una estrategia de búsqueda de financiamiento a través de diferentes mecanismos. Por un lado, fuentes externas: préstamos, cooperación técnica, donaciones, etc. Por el otro, con la mesa de finanzas sostenibles abordamos mecanismos más innovadores como el canje de deuda por acción climática, pago por servicios ecosistémicos y la posibilidad de impulsar un mercado de bonos verdes y azules.

Luego -bajo paraguas de este plan-, estamos acompañando el diseño de los 24 planes de respuesta de las jurisdicciones que por ley tienen hasta el 2023 para presentarlos. Esto es, por un lado, el diseño de la gobernanza de la política climática al interior de cada provincia y de CABA: algunas ya tienen una ley, otras están trabajando en una ley, un programa o un plan… Nosotros los estamos acompañando con cuestiones técnicas y de conocimiento poniendo a disposición consultores especializados en mitigación, adaptación, en temas de financiamiento para cada una de las provincias.

Estamos hablando con el Consejo Federal de Inversiones, para seguir acompañando a todas las provincias para que tengan también sus planes, que obviamente tienen que estar en consonancia con las políticas nacionales y con el Plan 2030. Si bien es un plan nacional, entendemos que lo más importante después es la implementación en los territorios. Entonces, desde el inicio lo hicimos también con las provincias.

Al principio mencionabas lo de traducir las medidas en planes concretos y en costos, ¿cuál es la utilidad de saber cuánto sale implementar este plan?

CN: Por un lado tiene que ver con cuál es la afectación del presupuesto nacional a lo que son las políticas climáticas y cómo priorizar tu presupuesto. Poder hacer un diagnóstico certero para saber dónde estamos parados y qué necesitamos, es uno de los primeros pasos para realmente abordar la cuestión climática de manera seria y contundente.

Para eso además estamos trabajando en el etiquetado presupuestario, es decir, qué porcentaje del presupuesto se orienta a políticas climáticas o políticas ambientales.

Y después también, de cara a las negociaciones internacionales, lo que estamos trabajando ahora en la COP en Egipto es poder dar la discusión sobre los servicios ecosistémicos que los países en desarrollo brindamos. El mundo necesita de nuestra energía, nuestros alimentos, nuestros sumideros de carbono, y es importante ponerlos en valor y dar una discusión con números en la mano.

¿Hay una posición regional consensuada que llevan a la COP?

CN: Por un lado, están los grupos negociadores más tradicionales: estamos en el grupo ABU (Argentina, Brasil, Uruguay), en el 77+China y tenemos diálogo con otros grupos negociadores.

Pero lo que hicimos de manera inédita por primera vez desde América Latina y el Caribe, fue que desde la CELAC (donde tenemos la Presidencia pro témpore) convocamos a una reunión de los responsables climáticos donde discutimos cuáles serán los puntos que estamos de acuerdo de cara a tener un posicionamiento común de negociación para la COP y otras instancias. Eso no se había hecho nunca.

Ahora nos vamos a reunir nuevamente todos los países de la CELAC en el Pabellón de Panamá durante la COP y esa posición es la que de alguna manera también vamos a compartir entre todos los países de la región en las negociaciones que cada uno pueda tener o por separado o en grupos de negociación frente a posturas en común.

Además, la presentamos en la reunión de cancilleres ahora en octubre en Buenos Aires, pero también la presentaremos en la cumbre de Jefes de Gobierno de la CELAC el año próximo.

¿Cuáles son los temas prioritarios en esa agenda?

CN: Por un lado, elevar la prioridad en términos de adaptación, para acceder a fondos de financiamiento y que la relevancia política sea similar a la de mitigación. Luego, los montos de las necesidades financieras donde ya se está hablando de “trillions” y no “billions”.

Poner en valor también mecanismos innovadores que alivien las condiciones de los países deudores financieros. Y que desde los organismos internacionales de crédito se pueda empujar el canje de deuda por acción climática.

También que se ponga en marcha la Red de Santiago, que es la red para operacionalizar el tema de pérdidas y daños, que esto sea una agenda en sí misma, que no se mezcle con adaptación, para que tenga sus mecanismos e instrumentos financieros propios.

¿Cómo se reflejan estas prioridades, por ejemplo de adaptación, en el plan?

CN: En términos de objetivos, pusimos adaptación primero, cuando antes siempre se hablaba más de la reducción de emisiones. También se puede ver un trabajo intenso que se ha hecho con los territorios, las provincias y las ciudades que da cuenta de la prioridad de la adaptación. Luego, algunos trabajos concretos que se empezaron hacer, como la cooperación con el Ministerio de Obras Públicas. Ellos lanzaron el gabinete ambiental. Ahí estuvimos con (el ministro Gabriel) Katopodis presentando el trabajo que hacemos con el equipo, por ejemplo, al poner en marcha una taxonomía para que las obras públicas integren diferentes perspectivas del tema del cambio climático, con foco en adaptación. Por último, en términos de la cantidad de medidas son más de adaptación que de mitigación (de un total de 250, 121 son de adaptación y 47 mitigación).

Recomendaciones

  • Hace unos días se publicó un trabajo realizado por Delfina Godfrid y Juani Arroyo sobre las grandes preguntas que nos plantea la transición energética. Es relativamente breve y está muy bueno, léanlo aquí.
  • También salió Clima, el libro de El Gato y la Caja que aborda diversas temáticas ligadas al cambio climático. Se puede conseguir en librerías, leer en este link y si no tenés tiempo, ver la presentación por acá que hace un buen resumen de las ideas principales.

Por último, la semana que viene se vienen cositas (siempre quise decir esto) que van a poder ver la luz gracias al aporte de los lectores de la comunidad Cenital. ¡Sumate!

Te mando un abrazo grande y nos leemos la próxima.

Eli

Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.